I.3. La obra de Kent
II. APORTACIONES DE KENT AL MÉTODO HOMEOPÁTICO
II.1. Concepto antropológico
Enfermedad
II.2. Jerarquización de síntomas
Totalidad sintomática
Síntomas de la lesión
Síntomas generales
Síntomas llave
Casos agudos
Temperamentos
II.3. Materia Médica
II.4. Uso del Repertorio
II.5. Modo de administración del medicamento
Dosis únicas
Diluciones
Posología
Circunstancias para la administración del medicamento
Relación entre medicamentos
II.6. Seguimiento del paciente
Agravación
Dirección de los síntomas
Observaciones pronósticas
Supresión
La segunda prescripción
II.7. Miasmas
III. APÉNDICE: Caso clínico
I. INTRODUCCIÓN
I.1. Reseña biográfica.-
James Tyler Kent nació en Woodhull, New York, el 31 de marzo de 1849. Se graduó en 1871 en el Eclectic Medical Institute de Cincinati, Ohio. A los 26 años comenzó a practicar la medicina en St. Louis, Missouri, y pronto llegó a ser un distinguido miembro de la Eclectic National Medical Association.
En 1877 su segunda esposa, Lucy, cayó enferma (la primera había muerto a los 19 años). A pesar del tratamiento, tanto ortodoxo como ecléctico, Lucy seguía empeorando y se consultó al Dr. Richard Phelan, médico homeópata. Éste hizo su prescripción y los síntomas (debilidad nerviosa, insomnio y anemia) desaparecieron rápidamente, recuperándose totalmente la paciente. Kent decidió entonces estudiar con Phelan y desplazó sus simpatías por el eclecticismo hacia la Homeopatía. Consideró que era el único método terapéutico basado en leyes y principios, y el único que se dirigía a la causa fundamental de la enfermedad.
Se convirtió en un estudioso del Organon de Hahnemann y otros trabajos de la nueva escuela, con el resultado de su completa “conversión” a la Homeopatía. Abandonó la Eclectic National Medical Association en 1879 y acabó ocupando la Cátedra de Homeopatía en el Homoeopathic Medical College de St. Louis entre 1883 y 1888; llegó a ser profesor de Materia Médica en el Hahnemann Medical College (Philadelphia) y ocupó la cátedra de dicha asignatura en el Hering Medical College Hospital (Chicago). Durante este período murió su segunda esposa.
Llegó a ser una figura destacada en los círculos médicos, siendo considerado como uno de los mejores exponentes de la escuela homeopática americana. Entre las diversas asociaciones profesionales a las que pertenecía destacan la Illinois State Homoeopathic Medical Society, el American Institute of Homoeopathy y la International Hahnemannian Association; fue, además, miembro honorario de la British Homoeopathic Medical Society.
En 1916 sus alumnos insistieron en que tomara unas vacaciones, lo que él aceptó con vistas a dedicarse a escribir personalmente (exceptuando su “Repertorio”, su obra escrita fue recopilada por sus estudiantes con las notas que tomaban en sus clases). Pero, al poco tiempo de empezar sus vacaciones, la bronquitis que padecía se complicó con una glomerulonefritis y falleció el 6 de junio del mismo año en Stevensville (Montana).
I. 2. Influencias culturales.-
«Toda mi enseñanza está fundada sobre la de Hahnemann y la de Swedenborg; las enseñanzas de uno y otro corresponden perfectamente.»
Esta frase no deja dudas de a quiénes reconoce Kent como más influyentes en su pensamiento. La referencia a Hahnemann es lógica y no sorprende a ningún médico homeópata. Swedenborg ya no resulta tan conocido, por lo que vamos a hacer una breve reseña de su vida, su obra y su influencia sobre algunas grandes figuras de la Homeopatía.
Emmanuel Swedenborg (1688-1772) fue un científico y místico sueco, nacido en Estocolmo. Educado en Upsala, viajó por Europa y, a su regreso, fue nombrado Asesor del Colegio de Minas. Escribió obras de álgebra, navegación, astronomía y química. En 1734 publicó su monumental Opera Philosophica et Mineralia, una mezcla de metalurgia y especulación metafísica sobre la creación del mundo. Unos curiosos sueños le convencieron de que tenía acceso directo al mundo espiritual, comunicando sus exploraciones en este campo en Arcana Caelestia (1749-1756). Durante toda su vida estuvo obsesionado por alcanzar una síntesis de todo el conocimiento, intentando establecer una conexión entre el cuerpo y el psiquismo, entre los diferentes órganos y, al final, entre el mundo espiritual y el material. Sus seguidores fundaron la “Nueva Iglesia” y la “Iglesia de la Nueva Jerusalén”, a la que pertenecieron Hering, Kent y William Boericke. Otros personales famosos influenciados por Swedenborg fueron Goethe, Blake, Baudelaire, de Balzac, Dostoyevsky, Ezra Pound y Borges.
Podemos reconocer claramente su pensamiento en algunos de los planteamientos de Kent en cuanto a la aplicación del método homeopático, como detallaremos a continuación. Pero también en Hering encontramos su influencia, especialmente en el “Sentido de la curación” (Ley de Hering), sobre la cual comenta Kent:
«Lo más profundo en el hombre consiste en la voluntad, el entendimiento y la memoria, y se extiende hacia fuera a través del organismo físico. Esta idea se relaciona con la dirección de los síntomas, desde lo más interno a lo más externo.»
En el caso de Kent encontramos influencias swedenborgianas en la:
· Clasificación de síntomas (de acuerdo con la concepción antropológica de Swedenborg):
- los “mentales” son síntomas relacionados con las funciones intelectuales, la emoción y el carácter;
- los “generales” se relacionan con el ser humano entero;
- los “particulares”.
· Jerarquización de síntomas mentales (de acuerdo con la “Doctrina de los Grados” de Swedenborg): en el “Uso del Repertorio” de Kent leemos que los síntomas que han de ser tomados son
1º. Aquéllos relacionados con afectos y odios, o deseos y aversiones (el “alma” según Swedenborg).
2º. Los que pertenecen a la mente racional, a lo intelectual (la “razón”).
3º. Los de la memoria (el tercer nivel, la “memoria”).
· Importancia de los síntomas generales y de las modalidades: los estudios anatómicos de Swedenborg están enfocados principalmente en la sangre y otros fluidos del cuerpo, que él consideraba esenciales para las funciones del organismo; en las instrucciones de Kent para el uso de su Repertorio leemos:
«Los siguientes síntomas en importancia son los relacionados con el organismo entero, o su sangre y fluidos: como la sensibilidad al calor, al frío, a las tormentas, al reposo, a la noche, al día, al tiempo. Incluyendo síntomas y modalidades.»
· Escala de potencias: Kent preconiza una serie ascendente de diluciones de acuerdo con las “octavas en la serie de grados”, según la doctrina de Swedenborg.
Resulta pues evidente la influencia de este autor en el pensamiento kentiano. Esto le ha supuesto el rechazo de algunos homeópatas, que consideran inadmisible esa interferencia swedenborgiana. No obstante hemos de reconocer que Kent sigue siendo posiblemente el homeópata más influyente después de Hahnemann, no sólo en las tendencias unicistas (que hay quien considera que actualmente son más kentianas que hahnemannianas), sino también en las pluralistas (interpretación de la teoría miasmática) e incluso en la industria farmacéutica homeopática (las diluciones korsakovianas que actualmente se preparan comercialmente corresponden a la escala de potencias de Kent).
I.3. La obra de Kent.-
Exceptuando el Repertorio y algunos artículos, la obra de Kent es el resultado de la recopilación de las notas que sus alumnos tomaban en sus clases. Esta circunstancia, si bien le quita algo de rigor, hace que su lectura sea amena y didáctica, exponente de la gran capacidad docente de este autor. Vamos a detallarla y comentarla brevemente.
Ø 1877-97. Repertory of the Homoeopathic Materia Medica, seis ediciones, la sexta revisada por Clara Louise Kent, su mujer. Se reedita periódicamente en New Delhi: B. Jain Publishers. Existe una versión más moderna con añadidos de Pierre Schmidt. Prácticamente todos los repertorios posteriores se basan en el original de Kent. No existe ninguna traducción literal al español, ya que El Moderno Repertorio de Kent, de Eizayaga, incluye también los síntomas del Synthetic Repertory de Barthel y Klunker.
Ø 1897-1903. Journal of Homoeopathics, editado por Kent, 7 volúmenes.
Ø 1900. Materia Medica: 183 medicamentos en 982 páginas, descritos de forma amena con comentarios y ejemplos. Existe una traducción al español: Kent JT. Materia Médica Homeopática (dos tomos). Buenos Aires: Editorial Albatros; 1989.
Ø 1912-16. The Homoeopathician, revista de Homeopatía en 6 volúmenes editada por Kent.
Ø 1900-19. Lectures on Homoeopathic Philosophy, cuatro ediciones. Esta obra es una exégesis del Órganon de Hahnemann; en su prefacio dice Kent:
«Estas lecciones no pretenden en modo alguno reemplazar al Órganon, sino que deberían leerse junto con aquella obra, de la que son un comentario.»
Es de señalar que Kent no llegó a conocer la sexta edición del Órganon, en la que se expone, entre alguna otra novedad, el empleo de diluciones cincuentamilesimales y su modo repetido de administración, con el cambio consecuente de las posibles observaciones pronósticas.
Existe una traducción al español de Augusto Vinyals: Kent JT. Filosofía Homeopática. Buenos Aires: Editorial Albatros; 1988.
Ø 1905. New Remedies. 28 medicamentos de los que 14 son inéditos.
Ø Casos clínicos. 100 casos clínicos de Kent.
Ø Existe una recopilación de otros trabajos de Kent traducidos al español y recogidos en el libro: Kent JT. Escritos Menores, Aforismos y Preceptos. Buenos Aires: Editorial Albatros; 1987. Los artículos incluidos son los siguientes:
- Una crítica al Dr. Homes.
- Un estudio de la Materia Médica.
- Conferencia.
- Discurso.
- Alocución: la relación entre la gota y el sistema voluntario.
- ¿Por qué el cáncer es incurable?
- Tuberculosis.
- Nosode.
- La tendencia moderna a reexperimentar nuestra Materia Médica.
- La definición del médico homeópata.
- La mayor aplicación en las ramas primarias en la educación médica.
- Adopción de la Homeopatía.
- Libros.
- La posición de los especialistas en la terapéutica.
- Alocución.
- Dosis.
- Uso del Repertorio.
- Una alocución preliminar al curso de Homeopatía.
- Aniversario del nacimiento de Hahnemann.
- Pláticas de clase.
- La inutilidad de las clasificaciones constitucionales para la prescripción.
- Correspondencia de órganos y dirección de la curación.
- Difteria.
- Distinción entre el similar y el simillimum.
- Emergencias – Eutanasia.
- Debate acerca de casos de cálculos biliares o cólicos renales.
- Sugerencias a los especialistas.
- Homeopatía: reseña de sus principios fundamentales.
- Por qué los síntomas cambian.
- Cómo estudiar el Repertorio.
- Cómo usar el Repertorio.
- Idiosincrasia.
- Rasgos sobresalientes de la Homeopatía.
- Fiebres maláricas – terapéutica.
- Conducta a seguir en los casos de desplazamiento uterino no usando soportes mecánicos.
- Murex – Sepia.
- Observaciones respecto a la selección de la potencia.
- Potencias – discusión.
- Defensa de la Homeopatía pura.
- Réplica al Dr. Hughes.
- Serie de graduaciones.
- Sycosis.
- Sífilis como miasma (notas extraídas de una conferencia improvisada).
- Discusión acerca de una disertación sobre la toma del caso.
- Temperamentos.
- La oposición de la Fuerza Vital a la acción de las drogas.
- La administración del remedio.
- Las bases para futuras observaciones en la Materia Médica o cómo estudiar la Materia Médica.
- El principio de curación.
- El lenguaje del Repertorio.
- El ser de un hombre.
- El plano del desorden y la curación.
- La segunda prescripción.
- El simillimum.
- El estudio de nuestra Materia Médica.
- El estudio de las experimentaciones.
- Los síntomas y aspectos de aquellos casos que presentan una perspectiva desfavorable y causas de un pronóstico desfavorable.
- La línea de pensamiento necesaria para la aplicación de la Materia Médica Homeopática: el uso racional de los agentes curativos.
- A todos los homeópatas.
- Criterio necesario para lograr una prescripción satisfactoria.
- Qué es la Homeopatía.
- “¿Qué haremos cuando falle la ley?”
- Qué es lo que debería conocer el público.
- Aforismos y preceptos (extraídos de clases improvisadas).
Prácticamente toda la obra de Kent (en inglés y en francés) puede consultarse en internet: http://homeoint.org/
II. APORTACIONES DE KENT AL MÉTODO HOMEOPÁTICO
A continuación vamos a referirnos a los aspectos de la obra de Kent que resultan novedosos respecto de los expuestos por Hahnemann. Algunos son simples matizaciones; otros, interpretaciones personales de las ideas hahnemannianas, pero también los hay absolutamente originales.
II.1. Concepto antropológico.-
Kent considera al organismo humano como un todo interrelacionado y regido por un centro jerárquicamente superior: la voluntad y el entendimiento. Será, pues, desde este centro desde donde partirá tanto la enfermedad como la curación. Esto trae como consecuencia la especial importancia de los síntomas mentales, característica del método kentiano que ha sido incluso exagerada por parte de sus seguidores.
«El hombre posee, como un don divino, un centro supremo de gobierno, que está en la sustancia gris de su cerebro, en la porción más elevada de esta sustancia gris. Todo lo que en el hombre existe, así como todo lo que tiene lugar en él, está presidido primitivamente por este centro, y desde allí a la periferia.»
«En el gobierno del hombre existe un trío, un primero, un segundo y un tercero, que dirigen, a saber: el cerebro, el cerebelo y la médula espinal, o sea, tomándolo en un sentido más colectivo o generalizado: el cerebro, la médula y los nervios. Considerado desde un punto de vista más interno, tenemos la voluntad y el entendimiento, que forman una unidad en el interior del hombre; la fuerza vital, o sea, vice-regente del alma (es decir, el limbo del alma, la sustancia formativa), que es inmaterial; y luego el cuerpo, que es material. De esta manera tenemos que la voluntad, o principio volitivo, es el que dirige, desde lo más íntimo, a través del limbo o sustancia simple, a lo más exterior, la sustancia actual o material del hombre, la cual está en toda célula, dirigiéndola.»
«La voluntad y el entendimiento, operando en el orden, producen el hombre en buena salud.»
«No se puede divorciar la medicina de la Teología. El hombre existe en todos los aspectos, desde su más profundo ser Espiritual hasta su externa Naturaleza.»
«Los síntomas mentales han sido siempre considerados por sus discípulos [de Hahnemann] como los más importantes del remedio así como de la enfermedad. La suma total del hombre se encuentra en su entendimiento y en su corazón, en lo que piensa y en lo que ama, y no hay nada más en el hombre. Si estas dos grandes partes del hombre, su voluntad y su entendimiento, se encuentran desunidas, esto significa alienación mental, desorden, muerte. Todo medicamento obra primeramente sobre la voluntad o sobre el entendimiento (a veces ampliamente sobre los dos) afectando al hombre en su facultad de pensar o de querer, y últimamente en sus tejidos, en sus funciones y en sus sensaciones.»
Enfermedad:
El énfasis puesto en la voluntad y el entendimiento propicia un planteamiento moralista de la enfermedad. Esto ha llevado a muchos kentianos a identificar la bondad con la salud y la maldad con la enfermedad; pero la realidad contradice esta afirmación, ya que con frecuencia vemos a personas buenísimas muy enfermas y a malvados muy sanos.
«Si el hombre es malo en su interior, por ejemplo, en su voluntad y su entendimiento, el resultado de este mal influye en su vida y él está en un estado de desorden.»
«Es verdad que los cambios en el organismo corresponden al pensamiento errado.»
«A menos que el pueblo lleve una vida ordenada u honesta, no curará sus enfermedades crónicas.»
Otro aspecto muy marcado en el pensamiento de Kent es la importancia de la susceptibilidad, lo que incluso le llevará a hacer, como veremos más adelante, una interpretación personal de la teoría de los miasmas de Hahnemann.
«La susceptibilidad es el fundamento de todo contagio y de toda curación.»
«Idiosincrasia: estado de hipersensibilidad especial siempre presente en un paciente particular... Si no existiera la idiosincrasia no existiría la enfermedad.»
II.2. Jerarquización de síntomas.-
«Lo que se necesita es llegar a lo que caracteriza al paciente:
1º. El centro del hombre es su afectividad. Cuando la afectividad está errada, él está enfermo en su voluntad, su real centro... El afecto por las cosas no se encuentra siempre en el cerebro. Desear ácidos, dulces, etc., son expresiones del afecto del paciente, pero que son expresados a través del estómago.
2º. El segundo punto a considerar en el estudio del paciente son las funciones intelectuales, las facultades de razonar.
3º. Siguen los disturbios de la memoria, pero en la consideración son los menos importantes.
4º. Los síntomas que siguen a los mentales son los físicos generales... ...son aquellos hechos que corresponden a la condición del organismo en su totalidad... ...la relación del paciente con el calor y el frío, el deseo de movimiento o descanso, mejor o peor por el aire libre, la menstruación... ...agravaciones o mejorías después de comer, después de defecar,...
5º. Luego llegamos a los síntomas locales, los hechos por los cuales viene el paciente a ser tratado... [Ejemplo de la poca importancia que Kent da a estos síntomas:] La mayoría de los casos con trastornos articulares de cadera curados por mí en los veinticinco años pasados, fueron curados con remedios que no estaban en la lista que cubría los síntomas de la cadera... Los remedios no serán jamás encontrados dentro de las listas de los síntomas locales; si deben omitirse algunos, es seguro que hay que omitir los locales y no los generales. Los menos importantes tienen que ser desechados.»
Totalidad sintomática:
El concepto de totalidad del organismo humano hace que Kent se plantee siempre prescribir para todo el organismo, nunca para diferentes grupos de síntomas. Igualmente rechaza la idea de medicamentos específicos para una enfermedad determinada, e incluso la prescripción miasmática. Lo realmente importante es la totalidad de los síntomas característicos.
«Cuanto más frecuentemente prescribáis para los diferentes grupos de síntomas, tanto peor para el paciente, porque tiene tendencia a imponer el estado constitucional sobre el paciente y hacerle incurable. No hay que prescribir hasta que se haya hallado el remedio más similar al caso entero, aunque se vea claro que un cierto remedio pueda ser más similar a un cierto grupo de síntomas, y otro a otro grupo.»
«No hay ningún específico en Homeopatía, excepto el que, tras grandes esfuerzos y mucho cuidado se encuentra estudiando al lado de la cama del enfermo; entonces se puede decir que aquella medicina que se ha encontrado ser la más semejante a los síntomas que caracterizan aquella enfermedad, es su específico.»
«Es un gran error prescribir para un miasma en vez de prescribir para la totalidad de los síntomas.»
Síntomas de la lesión:
Los síntomas de la lesión no tienen ningún valor para Kent en cuanto a encontrar el medicamento homeopáticamente indicado.
«No hay nada en la naturaleza de un tejido enfermo que pueda indicar un remedio; sólo es un resultado de la enfermedad. ...pero lo que se ve en el paciente mismo, cómo se mueve y obra, sus funciones y sus sensaciones, son manifestaciones de lo que pasa en su economía interna.»
«Por medio del diagnóstico físico puede el médico averiguar los cambios en los órganos, lo que ha progresado la enfermedad, y determinar si el paciente es incurable. También sirve para determinar si se ha de administrar un tratamiento curativo o paliativo. Pero el estudio de la patología es una cosa aparte y diferente del estudio de la Materia Médica.»
Síntomas generales:
A los síntomas generales, en cambio, les da una importancia capital, mientras que considera que la mayoría de los locales se encuentran ya en los generales.
«Sin los síntomas generales de un caso no hay nadie que pueda practicar la Homeopatía, pues sin éstos nadie puede individualizar y notar distinciones.»
«En el noventa y nueve por ciento de los casos, se puede prescindir de los síntomas particulares, pues ellos están contenidos en los generales.»
Síntomas llave:
En varias ocasiones Kent advierte del peligro de guiarse exclusivamente por síntomas key-notes. No obstante admite que con tres de estos síntomas a veces se hace una buena prescripción, pero, en todo caso, de esta forma es difícil llegar a conocer la verdadera naturaleza de la enfermedad que aqueja al paciente.
«Es a veces posible abreviar la anamnesis seleccionando un síntoma que sea muy peculiar y que contenga la llave del caso. Un joven no puede detectar esta peculiaridad y no debería jamás intentarla.»
«Tan pronto como comience a prescribir por síntomas peculiares, vd. prescribirá por los Keynotes, y no hará un buen trabajo. Cuando vd. tiene tres síntomas Keynotes es cierto que puede ser posible que dé el remedio correcto, pero ¿qué es lo que conoce de su paciente, o de la imagen? No tendrá nunca el caso en sus manos, ni aprehenderá la verdadera naturaleza del caso de este modo.»
Casos agudos:
Deja muy claro que en los casos agudos deben tomarse los síntomas que presente la enfermedad aguda, y no los de la posible enfermedad crónica que padeciera. Este planteamiento es seguido prácticamente por homeópatas de todas las tendencias, exceptuando, quizás únicamente, a Masi Elizalde.
«Un paciente crónico, por ejemplo, puede estar sufriendo una enfermedad aguda... Ambos estados deben separarse, y desde luego se debe prescribir para el grupo de síntomas que constituye la imagen y la apariencia del miasma agudo.»
Temperamentos:
Kent critica fuertemente el tener en cuenta para la prescripción las características naturales del paciente (complexión, color de cabellos, de ojos,...), pues no forman parte de la imagen de la enfermedad. Además, razona impecablemente al argumentar que ninguna patogenesia produjo nunca estos “síntomas” y que nunca son modificados por ningún medicamento.
«Vemos varias afirmaciones absurdas en nuestra literatura homeopática... ...el clínico prefirió el remedio porque los cabellos eran de cierto color... Alguien que tiene la costumbre de preguntar deseará conocer si Pulsatilla produjo alguna vez aclaración del cabello [en una patogenesia]... ...¿es un índice o una prueba de que no curará tan rápidamente a las morenas?... Si el color es una condición natural, cómo podemos pensar en éste y tomarlo como uno de los elementos a considerar al hacer la prescripción. ...¿cómo puede un médico usar esto como síntoma?...»
«La verdadera base de un remedio homeopático es el conjunto de signos y síntomas, y éstos deben ser mórbidos... El color de los cabellos y ojos, la forma o figura, el ser alto o bajo, no se considera generalmente mórbido, ni forma parte de ninguna imagen de enfermedad, de alguna totalidad sintomática dada.»
«Los temperamentos no son causados por ninguna experimentación y no son cambiados de ninguna manera por nuestros medicamentos...»
II.3. Materia Médica.-
A propósito del “simillimum” señala que jamás podemos saber que tal medicamento lo es para el enfermo hasta que haya efectuado la curación. Por tanto, esa costumbre de muchos homeópatas de decir que el paciente “es” tal o cual medicamento no es nada kentiana, solo sería admisible cuando hubiera demostrado su acción terapéutica; antes no es más que una hipótesis de trabajo que se confirmará o no con los hechos que sucedan.
«El “simillimum” podría llamarse a aquel remedio que ha curado al paciente, pero antes de curar aquel caso es solamente el que aparece o se presenta como más similar, un medicamento no puede llamarse “simillimum” hasta que haya efectuado una curación.»
En cuanto a la Materia Médica señala la baja calidad de muchas de las experimentaciones publicadas. Esto pone de manifiesto el rigor metodológico de Kent, tan lejano del de algunos homeópatas contemporáneos.
«En nuestro estudio de la Materia Médica, no os perturbo con ningún medicamento parcialmente probado. Podéis estudiar éstos sólo después de haber estudiado los que han sido bien comprobados. En Los Síntomas Guía [la Materia Médica de Hering] hay muchos medicamentos que han sido sólo parcialmente comprobados, y a menudo sólo por pura casualidad se habrá logrado alguna curación con éstos.»
También se refiere a los nosodes, pero no como medicamentos que deban ser prescritos en circunstancias especiales, sino, como todos los demás, cuando el cuadro de síntomas del paciente sea similar al de la patogenesia del nosode en cuestión.
«Respecto de los nosodes, cuando prescribimos por los síntomas que ellos han producido en el sano, curarán del mismo modo que otros remedios. Pero usarlos indiscriminadamente es una injuria.»
A propósito de que la Materia Médica incluya síntomas clínicos, su opinión es taxativa: nunca deben considerarse tan ciertos como los patogenéticos. Es curioso esta opinión de Kent si pensamos que estuvo muy cerca de Hering, autor de una Materia Médica que incluye precisamente síntomas clínicos.
«La adopción rápida y desconsiderada de síntomas clínicos es ciertamente un daño y si se sigue esto, la Materia Médica será en gran medida desconfiable... El síntoma clínico es sólo admisible cuando llena el vacío dejado por las experimentaciones imperfectas, o para los casos en donde no pueden ser obtenidas las experimentaciones... ...como regla general no pueden ser considerados tan ciertos y confiables como los patogenéticos.»
«El comité de Publicaciones debería rechazar sin temores o favores todos los trabajos que informen acerca de curaciones en las cuales no tengamos acceso a las experimentaciones. ¿De qué valor es la curación sin la experimentación?»
II.4. Uso del Repertorio.-
Veamos, a continuación, algunos consejos que da el propio Kent para el estudio y uso del Repertorio, su único libro autógrafo.
«El médico debe leer y releer los rubros en el Repertorio para aprender qué es lo que hay en él y cómo se expresan los síntomas. A menudo encontrará un rubro o un síntoma que no había pensado buscar en tal lugar; deberá entonces recordar dónde ir a buscarlo; luego deberá hacer una o varias referencias cruzadas para guiarse en el futuro con tal rubro o síntoma.»
«Es conveniente a menudo abreviar tomando el grupo de los tres o cuatro síntomas esenciales de un caso dado, haciendo una suma de éstos y eliminando los medicamentos que no contengan todos los síntomas esenciales.»
II.5. Modo de administración del medicamento.-
Dosis únicas:
Ya hemos señalado que Kent no conoció la sexta edición del Órganon, por lo que no llegó a conocer el uso de las diluciones LM y su forma repetida de administración. Así pues, siguiendo la quinta edición, utiliza siempre dosis únicas, considerando la repetición del remedio como una excepción.
«...no hay que administrar prácticamente más que una dosis, o las menos que sean necesarias para hacer cesar el influjo.»
«...nunca debéis intervenir con una repetición de la dosis mientras duren los efectos de la anterior... Cuando los síntomas cambian el remedio ha de ser suspendido, ya que cesa de ser homeopático, por lo tanto, la acción que pueda ejercitar puede no ser curativa y ser perjudicial.»
«La repetición de la dosis para intensificar la acción del remedio no debe ser considerada como regla, sino como excepción.»
«Las drogas crudas agravan la enfermedad, mientras que las altas potencias agravan los síntomas de la enfermedad, y no injertan sobre el organismo una enfermedad drogal si no se repite el suministro del remedio.»
«Las muy altas potencias, si están claramente indicadas, raramente requieren su repetición para producir una acción curativa larga en los casos crónicos, pero en las enfermedades severas agudas, en constituciones robustas, son más útiles varias dosis en rápida repetición.»
«[Los pacientes hipersensibles] Si se continúa administrando un remedio, verdaderamente homeopático al caso, después de haber dado lo suficiente para su curación, se establece en algunos casos un miasma por aquella droga, y este miasma imita una de las enfermedades crónicas, o uno de los miasmas agudos... Si un paciente es hipersensible hay que evitar el empleo de la CM y otras potencias muy altas, que harían enfermar al paciente, y usar en cambio la 30 y la 200.»
Diluciones:
Lo primero que llama la atención en Kent es la utilización de diluciones muy altas, llegando incluso a la millón (!). Sigue a Hahnemann cuando muestra su predilección por la 30ª para comenzar cualquier tratamiento. No obstante señala el peligro de las altas diluciones en pacientes hipersensibles.
«La potencia trigésima es lo suficientemente baja para empezar el tratamiento de cualquier enfermedad aguda o crónica, pero dónde está el límite no hay mortal que lo pueda saber.»
«...si se dan potencias muy altas a personas débiles y extremadamente sensibles, se producirán los trastornos y síntomas antiguos de modo muy violento y rápido, y se fracasará en sostener la acción curativa el tiempo suficiente...»
Kent propone la utilización de una escala de potencias ascendente cuya correlación proviene tanto de su experiencia como de sus conocimientos esotéricos. En el caso de enfermedades agudas recomienda la 1M y la 10M como las más útiles.
«Después de treinta años de observaciones y comparaciones cuidadosas respecto del uso de distintas potencias, es posible establecer las reglas siguientes:
- todo médico debería tener dominio de las potencias 30, 200, 1M, 10M, 50M, CM, DM y MM, hechas cuidadosamente en la escala centesimal.
- En los casos de mujeres sensibles y niños, comenzar con la 30 o la 200 que permiten mejorar su estado general, después de lo cual la 1M puede usarse de modo similar. Cuando la mejoría con ésta cesa, puede necesitarse la 10M.
- Entre la 10M y la MM están todas las potencias útiles para los casos de enfermedades crónicas ordinarias de personas no tan sensibles.
- Para las enfermedades agudas la 1M y la 10M son las más útiles.»
«Los grados existen en serie de siete, como existen octavas en música. Si se toca muy alto el paciente no es sensible... Mantenga la potencia más suave, tanto como ésta trabaje. No está bien saltar demasiados grados... ...las graduaciones deben estar lo suficientemente apartadas para representar una octava, en caso contrario no se obtienen resultados.»
Posología:
Para Kent el tamaño no importa, resulta indiferente dar uno o dos o cincuenta gránulos o cucharadas. Esto coincide con las hipótesis actuales de acción de los medicamentos ultramoleculares, en el sentido de que la información que transmiten al organismo se encuentra en cada uno de los glóbulos, por lo que, haciendo un símil con un archivo de ordenador, da igual cargarlo en el PC varias veces. Hemos de señalar, no obstante, que varias escuelas, incluidas algunas kentianas, no están de acuerdo con esto según su experiencia clínica, llegando ha encontrar diferencia hasta en administrar una gota o media gota [siempre me he preguntado cómo se puede dosificar “media” gota].
«Algunos han supuesto que dando sólo uno o dos glóbulos puede asegurarse un efecto más suave, pero esto es una decepción. La acción o poder, si después de todo actúa [si el medicamento es homeopático respecto del cuadro], es tan grande como la de diez. Si se disuelven unos cuantos glóbulos en agua y el agua es dada a cucharaditas, cada cucharada actuará tan poderosamente como si se diera todo el polvillo de una vez, y toda la cantidad de agua tomada de una vez no será más curativa o no tendrá mayor poder que una sola cucharada.»
Circunstancias para la administración del medicamento:
En cuanto al momento de administración del medicamento aconseja no darlo durante los paroxismos, sino después. Por ejemplo, nunca durante un ataque asmático, sino cuando éste haya pasado. Tampoco deben medicarse los trastornos leves en pacientes bajo un tratamiento homeopático crónico, pero sí debe darse el medicamento constitucional cuando no estén presentes estos pequeños trastornos.
«Un remedio crónico de acción profunda rara vez debe darse en la mitad de un paroxismo o exacerbación, sino al final.»
«Cuando tengáis a un paciente bajo un tratamiento constitucional, será correcto que prescribáis por un resfriado serio, pero no para un resfriado corriente... ...pero hay que darle de vez en cuando una dosis de medicina constitucional, cuando estos pequeños ataques no están presentes.»
También opina Kent sobre la eutanasia, con la que parece estar totalmente de acuerdo. No obstante parece discutible que un medicamento ultradiluido pueda ocasionar o precipitar la muerte.
«Si se ve que el paciente puede vivir veinticuatro o cuarenta y ocho horas y está sufriendo, es una parte placentera de la Homeopatía el administrar Eutanasia para excitar la acción vital repentinamente y permitir que el paciente deje de existir.»
Relación entre medicamentos:
A este respecto Kent da una serie de recomendaciones que parecen basadas exclusivamente en su experiencia clínica.
«Hay series de remedios, como, por ejemplo, Sulphur, Calcarea y Lycopodium.»
«Es importante conocer, en el manejo de una enfermedad crónica, el remedio que se acomoda a la experiencia aguda de la enfermedad, ya que muy a menudo su crónico puede ser uno que se ajusta a sus síntomas:
- Calcarea es el crónico natural de Belladonna y Rhus toxicodendron
- Silicea de Pulsatilla
- Sulphur de Aconitum.»
«Por otro lado Causticum y Phosphorus no parecen trabajar uno después de otro, ni Apis hará bien después de Rhus toxicodendron.»
II.6. Seguimiento del paciente.-
Agravación:
La agravación tras la toma del medicamento homeopático es para Kent algo habitual, e incluso parece servirle como prueba de que el remedio está actuando. Esto hace que algunos consideren a los homeópatas kentianos un poco sádicos, ya que a veces parecen estar esperando que el paciente se ponga peor (aunque, por supuesto, sea por su bien).
«...ocurre a menudo que la reacción que le sigue [al medicamento curativo] sea violenta...»
Dirección de los síntomas
En el siguiente párrafo vemos cómo Kent enuncia detalladamente la Ley de Hering.
«La curación debe proceder del centro a la periferia, y al decir del centro a la periferia entendemos: de arriba hacia abajo, de dentro hacia fuera, de órganos más importantes a los menos importantes, de la cabeza hacia las manos o los pies. ...si los síntomas desaparecen en estas direcciones, no reaparecerán jamás. ...si desaparecen en el orden inverso al de su aparición, son eliminados de una manera definitiva.»
Observaciones pronósticas:
Una de las aportaciones más conocidas de Kent consiste en sus “observaciones pronósticas”. Recordemos que están basadas en la administración de dosis únicas y espaciadas de un solo medicamento. Son las siguientes:
Primera observación: una prolongada agravación y aniquilamiento final del enfermo. El antipsórico era demasiado profundo y ha producido una destrucción; en este estado la reacción vital era imposible, pues era un caso incurable. En estos casos no se debe dar diluciones más altas que la 30 ó la 200.
Segunda observación: después de persistente agravación, lenta mejoría. Se puede tener alguna esperanza de alcanzar la curación. En estos pacientes estaba comenzando algún profundo cambio en los tejidos de algún órgano; observando la acción del remedio se puede deducir algo acerca del pronóstico.
Tercera observación: agravación rápida, corta y fuerte, seguida de rápida mejoría del enfermo. La mejoría del enfermo será muy duradera.
Cuarta observación: restablecimiento del enfermo sin agravación. En estos casos no hay enfermedad orgánica y la condición crónica no es de gran profundidad. También se supone que se ha administrado el remedio exactamente en la potencia necesaria.
Quinta observación: la mejoría viene primero y la agravación sigue después. O el remedio era sólo un remedio superficial, y sólo pudo actuar como paliativo, o el enfermo era incurable y el remedio tan sólo estaba algo indicado para el caso. La prescripción era equivocada; los síntomas vuelven cambiados y debemos esperar, a pesar de los sufrimientos del enfermo, a que la imagen de la enfermedad se estabilice.
Sexta observación: alivio demasiado corto de los síntomas. En los casos agudos es debido a que existe tal alto grado de acción inflamatoria, que los órganos están amenazados a causa de la rápida continuación del proceso; en los casos crónicos quiere decir que existen alteraciones estructurales y los órganos están destruidos o en vías de destrucción.
Séptima observación: total mejoría de los síntomas, pero sin particular alivio del enfermo. En estos casos existe alguna condición latente, o existen ya en los órganos algunos trastornos que impiden el que la mejoría vaya más allá de ciertos límites.
Octava observación: algunos enfermos comprueban o reexperimentan los remedios. Estos pacientes hipersensibles son frecuentemente enfermos incurables. Son excelentes experimentadores. No usar con ellos diluciones por encima de la 200.
Novena observación: es la acción de las medicinas sobre los experimentadores sanos. Éstos resultan siempre beneficiados por las experimentaciones.
Décima observación: aparecen nuevos síntomas después de tomar el remedio. Lo probable es que después que estos nuevos síntomas hayan desaparecido, el enfermo volverá a su primitivo estado, y no tendrá lugar mejoría alguna; esto prueba que no existía verdadera relación homeopática entre los síntomas y el remedio.
Undécima observación: es cuando se ven reaparecer los viejos síntomas. Es cosa corriente que los viejos síntomas reaparezcan después de la agravación, y de aquí que veamos desaparecer los síntomas en un orden inverso del que vinieron. El médico debe saber que el enfermo está en camino de curarse, lo que indica que la medicina debe dejarse sola. Si los viejos síntomas vuelven y se estacionan, entonces, generalmente, es necesaria una repetición de la dosis.
Duodécima observación: los síntomas toman una dirección equivocada. Ha tenido lugar una transferencia de la periferia al centro y hay que antidotar el remedio.
Supresión:
Ya Hahnemann advierte del peligro de que un tratamiento no suficientemente homeopático, pueda causar una supresión de los síntomas que haga que la enfermedad afecte a planos más profundos. Pero generalmente lo dice en referencia a tratamientos alopáticos. En cambio en Kent queda claro que se refiere a medicamentos ultradiluidos, pero siempre sólo parcialmente homeopáticos al caso.
«Toda prescripción que cambia la imagen de un caso, causa supresión.»
«Si se da un remedio cuyos síntomas superficiales corresponden con los síntomas superficiales de la enfermedad, se causará una supresión, si es que aquél actúa.»
También deja muy claro que un medicamento que no guarda ningún grado de semejanza con la enfermedad no actúa sobre ésta ni, por tanto, puede provocar una supresión.
«La medicina puede ser tan disimilar que su poder dinámico haga poco o nada sobre la enfermedad; aquélla tiene que aproximarse a ésta en un grado de similitud hasta ser más y más similar.»
La segunda prescripción:
Kent sistematiza las posibilidades de una segunda prescripción, siempre después de que la primera haya actuado (si no, sería otra primera prescripción).
«La segunda prescripción presupone que la primera ha sido una prescripción correcta, que ha obrado, que se la ha dejado sola... ...puede ser una repetición de la primera, o un antídoto, o un complemento.»
Para la segunda prescripción tenemos que esperar:
1º. «La vuelta de los síntomas originales. La segunda prescripción debe ser una repetición de la primera.»
2º. «La aparición de un conjunto de síntomas nuevos que toman el lugar de los viejos, que no vuelven. Es preciso antidotar: los síntomas nuevos mezclados con los viejos deben de ser estudiados otra vez, y el segundo remedio debe corresponder más particularmente a los nuevos que a los viejos.»
3º. «Cuando el caso llega a una situación estacionaria es raro que necesite una nueva prescripción. El deber del médico es esperar bastante tiempo, pero si después de muchos meses no hay tendencia de la enfermedad a exteriorizarse, otra dosis de la medicina no hará ningún daño, y el mismo remedio es el único que puede administrarse.»
4º. «El cambio del remedio en la segunda prescripción:
- Hay que cambiar el remedio si los síntomas han cambiado y el enfermo no ha mejorado.
- Aunque los síntomas hayan cambiado, no debe cambiarse el remedio con tal de que el paciente vaya mejorando continuamente.»
II.7. Miasmas.-
Kent exagera la importancia que Hahnemann da a la psora hasta convertirla en la condición previa a toda enfermedad, la que hace al organismo susceptible a enfermar incluso de los dos otros miasmas hahnemannianos. En realidad está identificándola con la susceptibilidad, interpretación que desarrollan posteriormente otros autores, especialmente N. Ghatak[1] y J.H. Allen[2]. Este enfoque es seguido por varias escuelas unicistas y dará lugar, en el pluralismo francés, al concepto de diátesis (predisposición orgánica a contraer una determinada enfermedad), completamente alejado del planteamiento de Hahnemann.
«La Psora es el principio de toda enfermedad física. Si la psora no se hubiese establecido como un miasma sobre la raza humana, las otras dos enfermedades crónicas no hubieran podido existir, y la susceptibilidad a las enfermedades agudas no hubiera existido. Todas las enfermedades del hombre se fundamentan en la psora; por esto es ella el fundamento de la enfermedad; todas las demás enfermedades vinieron después.»
«Si el hombre no tuviera psora, no podría contraer la syphilis; no habría en su economía ningún fundamento sobre el cual pudiera medrar y desarrollarse.»
También en este tema aparece el concepto moralista de la enfermedad:
- psora: consecuencia de un pensamiento errado;
- syphilis y sycosis: consecuencia de una acción errada.
«Todo el mundo es psórico, pero los que han llevado una vida limpia han escapado de los dos contagios que adquiere el hombre [syphilis y sycosis], especialmente por su propia voluntad.»
«Mientras el hombre continuaba pensando lo que era verdad y mantenía aquello que era bueno para su vecino, lo que era de derecho y además justo, el hombre quedó sobre la tierra libre de la susceptibilidad a la enfermedad porque tal era el estado en que fue creado. Mientras permanecía en este estado y conservó su integridad, no era susceptible a la enfermedad y no emitía ningún aura que pudiera causar contagio; pero cuando el hombre empezó a desear las cosas que eran el resultado de un falso pensamiento, entró en un estado que correspondía perfectamente con el suyo interior... Según como sea la vida del hombre, o su voluntad, así será el cuerpo del hombre, y como ambos forman uno en este mundo, se desprende de él un aura que es viciosa en la proporción en que se aparta de la virtud y justicia hacia el mal... ...el estado de la mente y el del cuerpo humano es un estado de susceptibilidad a las enfermedades que proviene de desear el mal, pensar en lo que es falso y de hacer de la vida una herencia continua de cosas falsas, y así, esta forma de enfermedad, psora, no es sino la manifestación exterior de lo que es anterior en el hombre. No era debida a las acciones de su cuerpo, como lo encontramos en la syphilis y sycosis, sino debido a un influjo por un estado que progresó y se estableció sobre la tierra... Para decirlo de otro modo, todo el mundo es psórico.»
«La syphilis es aquella enfermedad que corresponde al efecto de un coito impuro, ..., al ponerse en contacto con aquellos que la tienen. Es una acción; no es lo mismo que con la psora, en la que el hombre no la busca, no va donde ella se halla, no se relaciona con los que necesariamente la tienen... La syphilis es, pues, un resultado de una acción...»
En cuanto a los miasmas agudos, siguiendo con el razonamiento expuesto, considera que no existirían sin la presencia de un miasma crónico previo.
«En el § 5 nos enseña Hahnemann que los miasmas crónicos son la causa fundamental de los miasmas agudos [en realidad lo que dice el Órganon es: “...la enfermedad aguda... ...la causa fundamental de la enfermedad, la cual es generalmente (pero no siempre) debida a un miasma crónico.”]; lo que equivale a decir que si no hubiera miasmas crónicos, no habría miasmas agudos. En la propia naturaleza de los miasmas crónicos está la predisposición del hombre para las enfermedades agudas,...»
III. APÉNDICE
Caso clínico.-
Anamnesis:
Sra. S., 47 años, una mujer muy excitable; casi histérica; sufre desde hace varios años violentas cefaleas occipitales. Las cefaleas aparecen cada pocos días; jamás pasa una semana sin sufrir una. Cada una dura tres días. El calor y la presión la alivian.
Estreñida, no tiene deseos durante una semana; luego termina tomando catárticos. Dice: “he tomado de todo”. Deposiciones duras y pequeñas, semejan estiércol de cordero.
Deseos de aire libre, aire fresco.
Aflujos de calor.
Menstruación últimamente ausente.
Orina escasa y fuerte.
Frío en las rodillas y debajo de éstas.
Muy cansada y excitable. Hipersensible, extremadamente sensible al tacto sobre todo el cuerpo.
Jerarquización de síntomas y repertorización:
¿Cuáles son los síntomas extraños, raros y peculiares en esta paciente?
- Los medicamentos que tienen deposiciones redondas como bolas duras que semejan estiércol de oveja, y que también tienen deseo de aire libre, son Alum, Bar-c, Carb-a, Carb-s, Caust, Graph, Kali-s, Mag-m, Nat-m, Nat-s, Op, Sulph.
- No tiene deseos de deponer durante varios días: Alum, Carb-a, Carb-s, Caust, Graph, Kali-s, Mag-m, Nat-m, Op, Sulph y otros que no corresponden al caso.
- Cefalea occipital: Alum, Carb-a, Carb-s, Mag-m, Nat-m, Op, Sep, Sulph.
o las sacudidas agravan: Carb-s, Mag-m, Nat-m, Sulph.
o la presión mejora: Mag-m, Nat-m, Sulph.
o el calor mejora: Mag-m.
Prescripción:
- Marzo 4: Mag-m 10M
- Abril 9: Mag-m 10M
- Mayo 20: Mag-m 50M
Evolución y comentarios:
No tuvo cefaleas desde entonces y ha estado con buena salud.
En este caso la cefalea es un síntoma común, pero era lo que ella había venido a curarse. El síntoma peculiar es el que es difícil de explicar, como deposiciones como estiércol de oveja; ahora, como ella desea aire libre, lo mejor es unir esto con el rubro anterior y así eliminar medicamentos. Luego tomamos el rubro siguiente más importante: no tiene deseos de deponer en una semana. Lo que queda puede hallarse en la anamnesis restante.»
[1] Ghatak N. Enfermedades Crónicas, su causa y curación. Buenos Aires: Ed. Albatros; 1989.
[2] Allen HC. Los Miasmas Crónicos. Psora y Pseudopsora. Buenos Aires: Ed. Albatros; 1985.
Autor: Dr. Marcos Mantero de Aspe
Apuntes del Curso de Formación Médica Continuada en Homeopatía – segundo año – (2007-08). Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid.
1 comentario:
es muy importante el conocimiento completo de estos médicos es fabuloso agradezco su trabajo.exelente.
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