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Inmunología especulativa, medicina romántica y ontología de la enfermedad

"Cuando Sloterdijk habla de “experimentos con uno mismo”, no piensa en un experimento de vivisección en las propias carnes, ni tampoco en la psicosis romántica del psicoanálisis francés49. Con esta expresión Sloterdijk hace referencia, más bien, a un fenómeno perteneciente a la historia de la medicina moderna, el movimiento homeopático, que remonta Hahnemann, quien hace más de doscientos años50 formuló por primera vez el principio del remedio terapéutico efectivo. Asimismo, él fue uno de los primeros curadores en tratar el nerviosismo moderno de sus pacientes con propuestas médicas adecuadas. Estaba convencido de que el médico estaba obligado a intoxicarse a sí mismo con todo lo que él más tarde iba a prescribir a los enfermos. De esta reflexión procede el concepto de experimento con uno mismo: quien quiera ser médico necesita previamente ser cobaya....
La razón más honda de esta transformación encaminada a la experimentación con el propio cuerpo hay que encontrarla en la idea romántica de la relación activa entre la imagen y el ser. Hahnemann consideraba que los efectos de las dosis en el hombre sano y el enfermo se reflejaban de manera especular. Es aquí donde se origina una ambiciosa semiótica de la medicación farmacológica. El gran pensamiento optimista de la medicina romántica pertenece esencialmente a la homeopatía; es más, reside en el hecho de que hay que presumir una relación de reflejo entre lo que es la enfermedad como fenómeno global y los efectos que un medio puro provoca en el cuerpo sano....
De la misma manera que el homeópata, según Hahnemann, debe intoxicarse a sí mismo antes de poder dar consejo alguno, el teórico político debe estar dispuesto a arriesgar su identidad en la práctica....
Samuel Hahnemann; este espíritu asombroso es el primero en haber formulado, hace exactamente doscientos años, el principio del medicamento efectivo. Es el primero en haber respondido a la impaciencia moderna de los pacientes, esa clientela burguesa de la salud, con una oferta médica adecuada, aislando productos puros a fin de conocer su verdadero efecto. Él pensaba que era indispensable que un médico se infectara a sí mismo y se administrara todo lo que más tarde daría a sus pacientes. Y esto porque los efectos de una dosis en un enfermo y en alguien de buena salud están invertidos como en un espejo. Una semiótica medicamentosa radical nace al mismo tiempo que una sintomatología de las enfermedades. La gran idea optimista de la medicina romántica, de la cual forma parte la homeopatía, se caracteriza por una suerte de isomorfismo, una relación en espejo, una reciprocidad de lo que es la enfermedad como entidad fenoménica y lo que un médico provoca en el sujeto sano...."


Una de las prácticas antropotécnicas descritas por Sloterdijk en “El hombre operable” es la de dejarse tratar, una práctica biomédica. La cultura del dejar-se-hacer-algo –Sloterdijk la caracteriza a partir de la figura del cliente, en el área de la medicina aparece una forma de pasividad más antigua, para la que, tradicionalmente, se ha reservado la expresión de “paciente”.48 No debiera extrañarnos que en el curso del siglo XXI dicha expresión esté en extinción del vocabulario médico, lo que esta en marcha es la clientización de los servicios y prestaciones. Lo anterior es concomitante con la creciente juridización de la relación médico-paciente. Sin embargo, independientemente de cómo se designe la relación entre el médico y el “paciente”, el hecho relevante en términos antropotécnicos se produce cuando este último se confía al primero con motivo de una intervención quirúrgica. Y entonces se habla, en sentido convencional, de dejarse operar, queriendo decir que en virtud de un diagnóstico serio, el paciente tiene que estar dispuesto a someterse a un tratamiento invasivo. Lo que el léxico médico articula bajo la formula vulnerando sanamus (“sanamos hiriendo”) y que tiene su traducción, del lado del paciente, en la hipótesis: al dejarme herir por manos competentes hago un servicio a mi curación. Aunque el desnivel entre el rol del paciente y del que opera en él se hace aquí más profundo no cabe duda de que, indirectamente, el paciente también actúa, complementando con ello este espacio autooperativo.
La encorvadura se redondea hasta convertirse en un círculo completo cuando el operador externo es el operado, una rara excepción, que no obstante está documentada en la historia de la medicina. Un ejemplo destacado de ello lo ofrece el médico L. Rogozov, el cual se vio obligado a operarse a sí mismo por una apendicitis durante su estancia en la estación de investigación rusa Nowalezarewskaya en la Antártica, en 1961. Una foto famosa nos lo muestra yaciendo en una mesa con vestimenta quirúrgica y una mascarilla protectora en la cara, mientras se abre la parte inferior derecha del vientre.
Por lo general, la retroacción autooperativa sobre uno mismo, gracias a la cual el sujeto tolera modificaciones técnicas de su cuerpo, revela una encorvadura más superficial. Se articula, aproximadamente desde el siglo XVIII, en el uso extensivo que el europeo ilustrado hace de sustancias estimulantes. Su uso se incrementa desde el siglo XX en un despliegue masivo de medios de doping en todas las disciplinas posibles. Es sabido hasta qué grado autores como Voltaire o Balzac eran adictos a la cafeína, así como cuánto debía Sigmund Freud a la cocaína. Tampoco es ningún secreto, para quienes conocen sus últimos años, a qué extremos llevaron a Sartre sus fluctuaciones entre el alcoholismo y el anfetaminismo. En todos estos casos lo importante es, evidentemente, qué hicieron los así estimulados con lo que los estimulantes habían hecho de ellos. La adicción de Sartre a las anfetaminas no dejaba de ser algo irónico, al hacerse dependiente de un medio que debía darle la sensación de una total independencia.
Sloterdijk elaborará una descripción de las potencias plásticas que producen lo humano, lo que implica una concepción fuerte de la idea de esfera antropogenética que integra lo político. Este modo de abordar la potencia plástica antropogenética acerca Sloterdijk a la biopolítica afirmativa tal como la han desarrollado en los últimos años todos aquellos que han seguido la estela del pensamiento de Deleuze. Esta concepción de lo biopolítico basada en un monismo del afecto y llevada incluso a interrogarse sobre las condiciones moleculares del ejercicio del poder, se aleja sensiblemente del análisis del biopoder desarrollado por Foucault y Agamben.
Cuando Sloterdijk habla de “experimentos con uno mismo”, no piensa en un experimento de vivisección en las propias carnes, ni tampoco en la psicosis romántica del psicoanálisis francés49. Con esta expresión Sloterdijk hace referencia, más bien, a un fenómeno perteneciente a la historia de la medicina moderna, el movimiento homeopático, que remonta Hahnemann, quien hace más de doscientos años50 formuló por primera vez el principio del remedio terapéutico efectivo. Asimismo, él fue uno de los primeros curadores en tratar el nerviosismo moderno de sus pacientes con propuestas médicas adecuadas. Estaba convencido de que el médico estaba obligado a intoxicarse a sí mismo con todo lo que él más tarde iba a prescribir a los enfermos. De esta reflexión procede el concepto de experimento con uno mismo: quien quiera ser médico necesita previamente ser cobaya.
La razón más honda de esta transformación encaminada a la experimentación con el propio cuerpo hay que encontrarla en la idea romántica de la relación activa entre la imagen y el ser. Hahnemann consideraba que los efectos de las dosis en el hombre sano y el enfermo se reflejaban de manera especular. Es aquí donde se origina una ambiciosa semiótica de la medicación farmacológica. El gran pensamiento optimista de la medicina romántica pertenece esencialmente a la homeopatía; es más, reside en el hecho de que hay que presumir una relación de reflejo entre lo que es la enfermedad como fenómeno global y los efectos que un medio puro provoca en el cuerpo sano. La homeopatía piensa en el plano de una inmunología especulativa. Y en la medida en que los problemas inmunológicos son considerados cada vez más aspectos prioritarios de la terapéutica y la sistemática del futuro, hemos de vérnoslas aquí con una tradición muy actual, por mucho que el funcionamiento de las dosis homeopáticas siga envuelto en un velo de oscuridad.
Sloterdijk se refiere a un proceso similar en Experimentos con uno mismo51 una suerte de tratado de intoxicación voluntaria en referencia al creador de la homeopatía, Samuel Hahnemann, como inventor de una micropolítica de la subjetividad. De la misma manera que el homeópata, según Hahnemann, debe intoxicarse a sí mismo antes de poder dar consejo alguno, el teórico político debe estar dispuesto a arriesgar su identidad en la práctica.
En Sloterdijk se trata de la intoxicación voluntaria en los problemas de la época, de la cual dice que puede surgir la figura del diagnóstico, del lamento poético o de la creación literaria. Quizás, como bien propone la investigadora Margarita A. C. Martínez: “toda su obra se pueda leer bajo el signo del diagnóstico, desde Crítica de la razón cínica52 hasta su más reciente trilogía Esferas . En todos estos textos, in crescendo, la lengua de Peter Sloterdijk avanza pronto hacia una lengua maníaca, azuzada por los matices técnicos de la época, una lengua polémica. Una de las expresiones más acabadas de este estilo filosófico es efectivamente Esferas53, donde Sloterdijk se lanza a una indagación fenomenológica del espacio que se cruza por primera vez, en el eje de una larga historia, con la dimensión política. Esta indagación fenomenológica, bajo el precepto de la autointoxicación, parte de sumergirse en la cultura técnica contemporánea, para luego extraer síntomas en aras de una redefinición de lo humano. En este caso, nos vamos a detener en el diagnóstico que Sloterdijk realiza respecto del hombre y la técnica en la época actual a partir de la noción de artificio como viraje dentro del humanismo occidental; de eso se trata un breve texto titulado 'La vejación a través de las máquinas'”.54
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Ahora bien, como es natural, este discurso sloterdiajno tiene más afinidades con el de Nietzsche, quien en no pocas ocasiones jugó con metáforas homeopáticas o, más aún, inmunológicas. No es ninguna casualidad que él pusiera en boca de Zaratustra y en presencia de la multitud la frase: “Os inoculo la locura”.55 Y eso por no hacer mención a su ominosa sentencia “Lo que no me mata me hace más fuerte”56, una expresión que hay que entender a todas luces en un sentido inmunoteórico. Nietzsche comprendía su vida toda como una suerte de inoculación de sustancias tóxicas de decadencia, y trato a su vez de organizar su existencia como una reacción integral de inmunización. No fue capaz de darse por satisfecho con esa ingenuidad blindada de los últimos hombres gracias a lo cual éstos se protegían de las infecciones de sus contemporáneos y de la historia. De ahí que en sus escritos entrara en escena como un terapeuta de la provocación que trabajaba con intoxicaciones concretas. Vistas así las cosas, la expresión que da título al libro de conversaciones de Sloterdijk se inserta más bien dentro de la corriente de la filosofía naturalista romántica; dicho más concretamente, tiene más que ver con la metafísica alemana de la enfermedad que con el discurso francés en torno al cuerpo desmembrado. Ahora bien, como es natural, mi discurso tiene más afinidades con el de Nietzsche, quien en no pocas ocasiones jugó con metáforas homeopáticas o, más aún, inmunológicas. No es ninguna casualidad que él pusiera en boca de Zaratustra y en presencia de la multitud la frase: “Os inoculo la locura”. Y eso por no hacer mención a su ominosa sentencia “Lo que no me mata me hace más fuerte”, una expresión que hay que entender a todas luces en un sentido inmunoteórico. Nietzsche comprendía su vida toda como una suerte de inoculación de sustancias tóxicas de decadencia, y trato a su vez de organizar su existencia como una reacción integral de inmunización. No fue capaz de darse por satisfecho con esa ingenuidad blindada de los últimos hombres gracias a lo cual éstos se protegían de las infecciones de sus contemporáneos y de la historia. De ahí que en sus escritos entrara en escena como un terapeuta de la provocación que trabajaba con intoxicaciones concretas. En fin, son todas estas connotaciones las que resuenan en mi título, lo cual no excluye que las imágenes o las asociaciones relacionadas con él puedan combinarse con otros ámbitos tonales y sean adecuadas para estas otras otras capas de sentido.
En la historia del pensamiento moderno –de Marx a Nietzsche– la política y la clínica corren en paralelo– en medio de fantasmas sanitarios y metáforas farmacológicas.
De Hahnemann a Nietzsche: he aquí un campo de análisis muy amplio. No obstante, entre los pequeños gránulos homeopáticos, que pueden conducir a la curación, y esas ideas filosóficas que probablemente, no logran efectos terapéuticos tan directos, cabe constatar un enorme hiato. Con todo, me parece que en lo que acaba de decir se pone de manifiesto un aspecto particularmente importante: ese estar-infectado, esa participación casi psicosomática en las dolencias de la propia época. Esta idea aparece en su libro Experimentos con uno mismo57 en un momento clave, donde usted, al hilo de la polémica con Botho Strauss58, define su idea de autor. Un pasaje que tiene rasgos confesionales. Argumentando en su defensa, usted aduce que el autor tiene la obligación de pensar peligrosamente. El escritor, continúa, no está para contraer compromisos con la inocuidad. Los autores importantes son sobre todo los que piensan en arriesgarse. De ahí que su filosofía experimental presuponga algo más que una simple comprensión metafórica de la homeopatía. Quizá habría que definirla mejor a la luz de su relación con las vanguardias artísticas y filosóficas del siglo XX...
Samuel Hahnemann; este espíritu asombroso es el primero en haber formulado, hace exactamente doscientos años, el principio del medicamento efectivo. Es el primero en haber respondido a la impaciencia moderna de los pacientes, esa clientela burguesa de la salud, con una oferta médica adecuada, aislando productos puros a fin de conocer su verdadero efecto. Él pensaba que era indispensable que un médico se infectara a sí mismo y se administrara todo lo que más tarde daría a sus pacientes. Y esto porque los efectos de una dosis en un enfermo y en alguien de buena salud están invertidos como en un espejo. Una semiótica medicamentosa radical nace al mismo tiempo que una sintomatología de las enfermedades. La gran idea optimista de la medicina romántica, de la cual forma parte la homeopatía, se caracteriza por una suerte de isomorfismo, una relación en espejo, una reciprocidad de lo que es la enfermedad como entidad fenoménica y lo que un médico provoca en el sujeto sano. En este sentido, el enunciado de la tesis pertenece más bien a la tradición de la filosofía romántica de la naturaleza, es decir, a la filosofía romántica de la enfermedad y la salud; del mismo modo, pertenece a la tradición nietzscheana el uso de metáforas homeopáticas. Como dice Nietzsche: “Los inoculo contra la locura”59, desarrollando así maravillosamente, a partir de ese momento, la representación crítica de una salud hacia la muerte, de un caparazón patológico contra las infecciones de la época contemporánea.
Si bien el origen de la medicina homeopática se remonta hasta el mismo Hipócrates. Sin embargo, no fue hasta que el médico alemán Samuel Hahnemann (Dressen, Alemania. 1755-1843) descubrió que la corteza de un árbol de Perú -el quino- producía en las personas sanas los síntomas de la malaria, pero proporcionaba enormes beneficios en la recuperación de los pacientes que sufrían esa terrible enfermedad, con lo cual comenzó a popularizarse esta medicina alternativa. De hecho, la homeopatía se basa en el principio “similia similibus curantur” que se traduce en “lo similar se cura con lo similar. En otras palabras, es un método terapéutico que se fundamenta en la ley de los semejantes o ley de la similitud mediante el cual se aplica a las enfermedades dosis mínimas de aquellas sustancias que, en cantidades mayores, producirían en el hombre sano síntomas iguales o parecidos a los que se tratan de combatir para que, de esta manera, se estimule al sistema inmunológico del organismo para que luche contra la enfermedad. Este es el mismo pensamiento que sirvió de base para las vacunas descubiertas por Edward Jenner y Louis Pasteur las cuales provocan una reacción en el individuo que protege contra la enfermedad. Los tratamientos de alergias trabajan, igualmente, de esta manera al exponer a una persona a cantidades del alergeno.
Es así que de Hahnemann a Nietzsche se suceden una serie de metáforas y máximas homeopáticas, que pueden conducir a un particular tipo de curación y efectos terapéuticos. Aquí se pone de manifiesto un aspecto particularmente importante: ese estar-infectado, esa participación casi psicosomática en las dolencias de la propia época. Esta idea aparece en su libro Experimentos con uno mismo60 en un momento clave, donde usted, al hilo de la polémica con Botho Strauss61, define su idea de autor. Un pasaje que tiene rasgos confesionales, donde el autor tiene la obligación de pensar peligrosamente y no de contraer compromisos con la inocuidad. Los autores importantes son sobre todo los que piensan en arriesgarse. De ahí que su filosofía experimental presuponga algo más que una simple comprensión metafórica de la homeopatía. Botho Strauss, novelista y dramaturgo alemán publicó en los noventa un artículo en el que abordaba fenómenos intocados en Alemania “el nuevo culto a la nación, las loas a la sangre”. Hizo “reaparecer estos temas” en el panorama alemán “teñidos de tonos positivos”. En numerosos textos y diálogos Sloterdijk define la misión del escritor, en las conversaciones62 con Carlos Olivera se pueden encontrar ideas de este tipo: nosotros consumidores superficiales, estamos muy lejos de comprender ya que en otras épocas y en otros lugares se haya sacrificado sangro por la Nación o por otros grandes “ideales”. Esta visión no es tan inofensiva”. Estas son palabras dirigidas a invitar a hablar al filósofo Peter Sloterdijk, quien responde lo siguiente: Un autor es un laboratorio para piezas más complejas, para ideas poco practicadas. Su interior sirve como un espacio experimental en el que se testan y malean materias temáticas especialmente virulentas, entre ellas, sustancias de alto contenido tóxico. Existe una relación directa entre la grandeza de un autor y la peligrosidad de las materias temáticas que procesa y domina. De lo inofensivo sólo brota lo inofensivo, de lo peligroso brota el pensamiento, y cuando el pensamiento encuentra el punto exacto de la forma, surge el momento artístico. El autor valioso y útil es el que se contamina él mismo con las materias con las que trabaja, sustancias de alto contenido tóxico, este planteamiento no ha cambiado. Kafka, Musil, Broch, Burroughs63 todos los grandes del siglo XX, también han sido maestros del pensamiento peligroso.


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Notas
 
47 GEHLEN, Arnold, Antropología filosófica. Del encuentro y descubrimiento del hombre por sí mismo. Barcelona: Paidós, 1993.
48 Ibid, p. 481
49 SLOTERDIJK, Peter y HEINRICHS, Hans-Jürgen, El sol y la muerte; Investigaciones dialógicas, Editorial Siruela, Madrid, 2004, p. 12
50 En el año 1796.
51 SLOTERDIJK, Peter, Experimentos con uno mismo, Editorial Pre-Textos, Valencia, 2003.
52 SLOTERDIJK, Peter, (1983) Crítica de la razón cínica, Editorial Siruela -Biblioteca de Ensayo / Serie mayor, Serie Mayor. 23-, Madrid, 5ª Edición, 2011.
53 SLOTERDIJK, Peter, Esferas I. Burbujas , Ediciones Siruela, Madrid, 2003
54 MARTÍNEZ, Margarita, “La vejación a través de las máquinas. El concepto de artificio en Peter Sloterdijk”, En Revista iberoamericana de ciencia tecnología y sociedad, Buenos Aires, Vol.5, Nº.14 pp. 125-132. Disponible en: http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1850-00132010000100009&lng=es&nrm=iso
55 NIETZSCHE. Friedrich, Así habló Zaratustra. Edición Original 1883.
56 NIETZSCHE. Friedrich, El Crepúsculo de los ídolos, Alianza Editorial, Madrid, 1997, p. 30
57 SLOTERDIJK, Peter, Experimentos con uno mismo. Una conversación con Carlos Olivera, Pre-textos, Valencia, 2003.
58 Botho Strauss (Naumburg, 1944) es uno de los escritores alemanes más importantes de la actualidad. Su formación es transdisciplinaria (teatro y sociología, lengua y cultura germánicas); se destacó especialmente en la dramaturgia y la narrativa. Recibió el premio Georg Büchner de la Academia Bávara.
59 NIETZSCHE. Friedrich, Así habló Zaratustra. Edición Original 1883.
60 SLOTERDIJK, Peter, Experimentos con uno mismo. Una conversación con Carlos Olivera, Pre-textos, Valencia, 2003. .
61 Botho Strauss (Naumburg, 1944) es uno de los escritores alemanes más importantes de la actualidad. Su formación es transdisciplinaria (teatro y sociología, lengua y cultura germánicas); se destacó especialmente en la dramaturgia y la narrativa. Recibió el premio Georg Büchner de la Academia Bávara.
62 SLOTERDIJK, Peter, Experimentos con uno mismo. Una conversación con Carlos Olivera, Pre-textos, Valencia, 2003. 
63 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “William Burroughs: Literatura ectoplasmoide y mutaciones antropológicas. Del virus del lenguaje a la psicotopografía del texto”, En Nómadas, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, NÓMADAS Nº 26 | Enero-Junio.2010 (II), pp. 251-265. http://www.ucm.es/info/nomadas/26/avrocca2.pdf 
 
 
Autor: Prof. Dr. Adolfo Vásquez Rocca. Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV, mención Filosofía Contemporánea y Estética. Profesor Asociado de la Escuela de Psicología UNAB y al Grupo Theoria –Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado– UCM. Académico Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad Andrés Bello. –Investigador Asociado de la Escuela Matríztica de Santiago. Eastern Mediterranean University - Academia.edu
6º apartado del artículo "Sloterdijk; Ensayos de intoxicación voluntaria e inmunología especulativa".
 

Las aportaciones de Masi Elizalde


Las aportaciones de Masi Elizalde a la Homeopatía pueden resumirse esquemáticamente así:
1-    Adopción del esquema antropológico tomista como marco de referencia para la mejor comprensión del hombre hahnemanniano sano y enfermo. Básicamente la adopción del concepto de “compuesto sustancial” y todo lo que ello implica.
2-    Dinámica miasmática
3-    Metodología para el estudio de la materia médica.


  1. EL ESQUEMA ANTROPOLÓGICO TOMISTA

A lo largo de su artículo Concepto de enfermedad y curación[1] Masi explica y argumenta su convicción de que el esquema antropológico que Hahnemann sustentaba era el mismo que sustenta la filosofía escolástica, en particular Santo Tomás de Aquino. En primer lugar, la idea de que el hombre es un compuesto sustancial, es decir que sus principios constituyentes (alma racional y cuerpo físico) conforman una nueva realidad (hombre) que no es el resultado de la mera aposición, mezcla o amalgama de los anteriores. Esta noción de compuesto sustancial es la base y fundamento antropológico del concepto psicosomático de enfermedad y curación, propio de la homeopatía.

También que el hombre, degradado por el Pecado Original, ha perdido su privilegiada posición edénica, sufriendo un merma en su naturaleza. En la actual situación el hombre sufre en la profundidad de su inconsciente el dolor de lo perdido. (A esta profunda sensación la llama psora primaria.)[2]

Ese dolor, dice Masi, se argumenta de manera general, como se aprecia en las patogenesias tomadas en su conjunto o en los síntomas de consulta tomados en su conjunto, en unos temas fundamentales, los núcleos,  que recuerdan intensamente el drama de la Caída tal y como se relata en el Génesis:
Núcleo de la transgresión, la falta o la culpa.
Núcleo de la pérdida y el sufrimiento.
Núcleo del recuerdo y la nostalgia.
Núcleo del temor al castigo
Núcleo de la disculpa y la justificación.
Pero cuál sea la naturaleza de esa falta en un caso particular está por determinar para cada medicamento y para cada paciente. De manera que en cada medicamento y en cada enfermo encontraremos de manera más o menos evidente los citados núcleos, argumentados de diversas maneras de acuerdo a la temática particular.
2. DINÁMICA MIASMÁTICA
El concepto de dinámica miasmática es muy sencillo: para Masi los miasmas no son entidades independientes, sino sólo aspectos distintos del sufrimiento, tendencias morbosas, actitudes reactivas. La psora es la única enfermedad, siendo sycosis ysyphilis únicamente modos equivocados de defensa ante el sufrimiento psórico. Estas defensas que se producen en clave de hipertrofia o de destrucción lo mismo en el plano físico que en el psíquico, componen, con el sufrimiento original (psora) un triángulo dinámico cuya comprensión permite, no sólo explicar la sintomatología conocida, sino también “predecir” actitudes que, no apareciendo en la patogenesia (porque las patogenesias son necesariamente limitadas), deben corresponder dinámicamente a lo que sí aparece. Así, si en una patogenesia encontramos síntomas que muestran un gran apego a la riqueza, al dinero, que calificamos de “sycosica”, habremos de admitir que la psora correspondiente a esa sycosis será la del temor de la pobreza, y en syphilis debemos adelantar el hallazgo de una liberalidad desordenada; todo lo cual, naturalmente debe ser confirmado por la clínica. En los medicamentos bien experimentados siempre se encuentran, más o menos desarrolladas, las tres tendencias morbosas (miasmáticas), y sin excepción se corresponden matemáticamente en sus argumentos.
3. METODOLOGÍA PARA EL ESTUDIO DE LA MATERIA MÉDICA
a) La organización de material patogenético
El material patogenético (igual que el clínico) puede organizarse, con vistas a su mejor comprensión, de muy diversas maneras.
-  En primer lugar tenemos el protocolo patogenético, en el que los síntomas aparecen agrupados por experimentadores y ordenados según el momento de su aparición.
-  Hahnemann y sus seguidores no conservaron las patogenesias según los protocolos originales, es decir, los síntomas en su orden de aparición, sino que los redistribuyeron por órganos y sistemas. Esta es ya una primera manipulación que algunos autores han considerado como muy grave, aunque a nosotros no nos lo parece porque creemos que tal distribución ayuda al estudio de la materia médica, y facilita su comparación con los síntomas de la clínica que también solemos recoger por órganos y sistemas.
-  También podemos reagrupar los síntomas, dentro de cada órgano o sistema, por orden alfabético. De ahí los repertorios.
-  Otros autores seleccionan, entre los síntomas patogenéticos, aquellos grupos de síntomas que recuerdan los síndromes de la patología y tratan de establecer la semejanza entre dichos grupos de síntomas y los mencionados síndromes.
-  Finalmente algunos seleccionan, tanto en el paciente como en las enfermedades, grupos de síntomas de acuerdo a su matiz miasmático y establecen la semejanza entre ambos según  determinadas series numéricas.
Ninguno de estos hace especulaciones metafísicas a propósito de la esencia íntima de las enfermedades. Ninguno inventa los síntomas de las patogenesias o del paciente. Todos dicen, y es un hecho cierto, estar aplicando el principio de semejanza. Cada uno de ellos ha utilizado un método para organizar los síntomas de las patogenesias y los síntomas de la clínica de manera que puedan ser comparados entre sí. Todos tratan de cumplir la ley.
En el método de Masi los síntomas se toman de las patogenesias, y se comparan con los de la enfermedad, pero cuando estos síntomas se organizan para su mejor comprensión, no se hace por orden cronológico, ni alfabético, ni sistémico, ni sindrómico, ni por series miasmáticas, ya que los miasmas[3] no son algo estático, sino que se agrupan por temas.
No obstante, Masi y su metodología han sufrido permanentes ataques que, como suele ocurrir, no se centran en los verdaderos errores que pueda haber en sus planteamientos sino precisamente en lo contrario, en lo que es incuestionable: se le acusa de especular en el vacío, de ignorar los hechos, los síntomas. Pero lo cierto es que los síntomas, tanto patogenéticos como clínicos, están en el centro de toda la reflexión, no hay forma de escapar de ellos (ni siquiera hacia la clínica convencional). Constituyen el núcleo de cada fase metodológica, se los estudia desde diferentes puntos de vista: antropológico, simbólico, lingüístico, y es preciso volver a ellos una y otra vez.
Si miráis con detenimiento las materias médicas puras veréis, ¡ay!, con dolor que son un verdadero galimatías, un inventario interminable de síntomas que, salvo unos pocos, se parecen terriblemente entre sí, de tal manera que tras varias páginas de lectura es prácticamente imposible para una mente normal recordar lo que ha leído. No digamos nada si nos adentramos sucesivamente en las páginas de varios remedios distintos. Esta circunstancia vuelve muy difícil la práctica de la homeopatía, y es lo que ha inducido a los distintos autores a intentar reagrupar el material de las distintas maneras que hemos visto anteriormente.
Pues bien, si seguimos mirando con atención esos listados de síntomas patogenéticos, observaremos la recurrencia de ciertos temas, de ciertos argumentos. No me extenderé en este punto que sólo la experiencia mostrará al lector con toda claridad. Así pues, sabemos que los síntomas de una patogenesia suelen mostrar una inusitada tolerancia a ser agrupados en temas, y también sabemos que estos temas suelen ser coherentes, guardar cierta relación entre ellos. Por consiguiente, aquí existe ya un principio de orden que como digo no es cronológico ni alfabético ni anatómico, sino que es temático.
Así, el primer paso en la metodología de Masi para el estudio de las patogenesias es establecer en lo posible un orden temático. Este orden temático no invalida los anteriores. Sólo es un nuevo modo, un modo más de organizar los síntomas. Esto permite, como digo, un principio de comprensión que es coherente con la condición racional del médico y del paciente. Vemos así que el sufrimiento humano se estructura alrededor de determinados argumentos, que se configura argumentadamente. Cada persona (y cada medicamento) muestra un determinado número de temas, siempre los mismos. Esto se refleja en el refranero popular con la frase “cada loco con su tema”. Somos así y es perfectamente razonable que esa condición de recurrencia en ciertos temas, a la que estamos naturalmente inclinados, se refleje en la manifestación de nuestra enfermedad.
Este hallazgo nos permite un nuevo modo de establecer la relación de semejanza, abriendo la posibilidad de valorar ciertas argumentaciones existenciales características del paciente que, no correspondiendo a un síntoma concreto de la materia médica o del Repertorio, no nos era dado utilizar anteriormente para la prescripción.
Así, un paciente nos habla de su necesidad de bastarse a sí  mismo, de lo horrible que sería estar imposibilitado y depender de los demás, y esto lo relaciona con cada uno de sus síntomas,  con sus deseos, con sus proyectos, y sentimos que eso es más importante que un mero síntoma porque impregna toda la vida del paciente. Otros insisten en temas tales como el amor, la muerte, el dinero, el servicio a los demás, la enfermedad, la seguridad, y estos temas cobran un importancia tal que de ninguna manera podrían ser considerados como meros síntomas. Por lo demás, en muchas ocasiones no hay modo de incluirlos en una repertorización al uso.
En los medicamentos encontramos los mismos temas, y en ocasiones con la misma importancia. Esto requiere establecer, como se ha dicho, un nuevo tipo de similitud.
b) La relación entre los temas
Los temas que hallamos en un medicamento pueden ser aparentemente inconexos, pero un estudio más detallado suele mostrar que están relacionados entre sí, resumiendo a menudo uno de ellos, por así decir, la esencia del remedio.
En algún momento de todo este estudio vislumbramos un sufrimiento nuclear que podría explicar toda la patogenesia, y que en sí mismo es inexplicable. A este sufrimiento básico, del que toda la enfermedad va a depender se le llama, en la metodología de Masi, “psora primaria”. También me excusaré de abundar en este tema dado que por otro lado será inexcusable su demostración práctica. Y es aquí donde empezamos a tomar contacto con la antropología tradicional, la antropología escolástica. Para Santo Tomás, la naturaleza humana está mermada, caída. Esta merma, este déficit proviene del  Pecado Original, un acto en el que el hombre, envidiando la naturaleza divina, quiso compararse a Dios, ser como Dios. A partir de ese momento toda la estructura psíquica y orgánica del hombre se vio comprometida, sobrevino el imperativo de la muerte y por lo tanto el de la enfermedad. Y ese acontecimiento radical (por más que simbólico), origen de lo que Masi llama psora primaria se manifiesta, como corresponde a la ortodoxia hahnemanniana, en una sensación que por lo que sabemos se refiere básicamente a una pérdida, a una minusvalía. La sensación de no ser feliz, la sensación de no ser querido, la sensación de no ser comprendido, la  sensación de la proximidad de la muerte, la sensación de ser injustamente tratado, etc.
Masi propone comparar la psora primaria con alguno de los aspectos del relato del Génesis y establecer (simbólicamente) con qué aspecto de la Divinidad se ha querido comparar ese individuo representado en la patogenesia, o en su caso el paciente. A esto es a lo que llama el drama metafísico. Adán quiso compararse con la totalidad de la naturaleza divina, pero cada hombre en particular (o cada medicamento) no tiene tanta capacidad, y se compara únicamente con un aspecto de ésta.
La confrontación entre la naturaleza divina y la humana puede parecer un poco fantástica, pero verdaderamente constituye, desde una perspectiva simbólica, el meollo del drama humano. Hay que pensar en ello sin prejuicios. Más allá de esto, en un terreno meramente práctico, la necesidad de dicha comparación para descifrar el daño, el sufrimiento que supone el drama metafísico, nos obliga al estudio de la teología y de la antropología.
De Dios nada sabemos, salvo que es. Lo que de Él predicamos se lo atribuimos, por eso decimos que son atributos: atributos divinos. Del hombre conocemos sus capacidades. Estas capacidades no siempre se realizan, no siempre están en acto. Por eso las llamamos potencias.
Entre las potencias del hombre y los atributos de Dios no existe sólo una diferencia de grado, sino por encima de todo una diferencia cualitativa: en el hombre se da el movimiento, los mejores logros del hombre requieren una actualización de sus potencias, un cambio, un gasto, un devenir. En Dios todo es acto, sea cual sea el atributo al que nos refiramos está presente en grado sumo sin un antes ni un después, no hay nada que deba ser desarrollado, perfeccionado, o meramente realizado, en Dios no hay devenir, es acto puro. Por eso, el intento del hombre de alcanzar por sus medios la naturaleza divina puede considerarse una locura, una falta de previsión[4]. Y sin embargo es eso precisamente lo que ocurre en cada momento de nuestras vidas.
Adquirir un mínimo de nociones escolásticas sobre los atributos divinos y las potencias humanas requiere un esfuerzo. Es esto lo que ha desanimado a muchos de los que se han interesado por las ideas de Masi. Algunos de éstos proponen un método abreviado, a saber, tomar los temas de la patogenesia y los temas del paciente, y simplemente establecer la posible semejanza entre unos y otros, con lo que obtendríamos todas las ventajas del método sin tanto trabajo. Sin embargo, los temas tal y como los obtenemos de las patogenesias no siempre son útiles, pueden ser equivocados, una simple fantasía del que investiga, una mera coincidencia de algunas palabras. Para que estos temas puedan ser utilizados como elementos de comparación en una homeopatía tan profunda, deben adquirir significado antropológico, deben poder integrarse dentro de una visión del hombre en su drama. No pocas veces he visto a principiantes (y no tan principiantes) enumerar en el estudio de una patogenesia temas sin la menor utilidad y sin el menor sentido. Tal vez una persona que haya profundizado algo más en la naturaleza humana pueda, de entrada, elegir los temas adecuadamente, pero siempre necesitará situarlos en el terreno en el cual el sufrimiento se genera, el hombre en el mundo, para adquirir su últimos significados; quedarse en la superficialidad del enunciado de los temas, por muy bien elegidos que éstos resulten, comporta el mismo peligro que quedarse en el enunciado de los síntomas, a saber que, llegado el decisivo momento de la consulta, el paciente no nos los diga con las palabras con que nosotros los hemos formulado, y no podamos entenderlo.
Una vez establecida la hipótesis de cuál puede ser el drama metafísico que resume el sufrimiento de tal determinado remedio, nos aguarda el trabajo de explicar, con base en esa hipótesis, todos y cada uno de los temas y todos y cada uno de los síntomas significativos del remedio. Para esta tarea nos ayudamos de los conocimientos a los que podamos recurrir, especialmente la simbología, la lingüística y la sabiduría popular, todo ello en el marco de la antropología escolástica, naturalmente. Si la hipótesis es acertada, debe poder explicar a plena satisfacción de cualquiera la totalidad de la patogenesia. La experiencia demuestra que estas explicaciones adquieren tal grado de evidencia que suele arrancar exclamaciones de asombro y alguna que otra risa nerviosa.
Ahora tenemos unos temas, que generalmente son muy pocos, en ocasiones sólo uno, tenemos un hipótesis sobre cuál ha podido ser el sufrimiento básico manifestado en la patogenesia, y que es de índole metafísica[5], y hemos podido explicar con dicha hipótesis la totalidad de la patogenesia, dinámica miasmática incluida. Debemos pues comprobar su utilidad clínica. Para ello será necesario que con los síntomas del paciente realicemos un trabajo análogo hasta que podamos descubrir en su sufrimiento un significado central que explique todo lo demás y que sea semejante al significado que exhibe un determinado medicamento. Generalmente si ello es posible, también lo será establecer la semejanza de los síntomas, y podremos hacer la prescripción con todas las garantías: semejanza de los síntomas repertorizables, semejanza de los temas y semejanza del drama metafísico, del núcleo de sufrimiento, de la psora primaria. Siguiendo un caso así podremos verificar que la curación comporta, además de la desaparición del cuadro clínico que trajo al paciente a la consulta, la desaparición también de ese sufrimiento radical que (como hipótesis) habíamos establecido en la base de todo el edificio morboso.

[1] Alfonso Masi Elizalde. Concepto de enfermedad y curación. Actas del Instituto Internacional de Altos Estudios Homeopáticos “James Tyler Kent”. Nº 1 al 7.
[2] Huelga decir que, en esta imputación de la enfermedad al Pecado Original, Masi no hace (como él mismo lo señala) sino ponerse a la cola de una larguísima tradición religiosa, filosófica y médica, que también han compartido explícitamente, como no podía ser de otro modo, muchos de los grandes clásicos de la homeopatía. Por otra parte, desde un punto de vista puramente clínico, el concepto de psora primariaconstituye el núcleo de la comprensión de la enfermedad psicosomática. La expresión “psora primaria” es original de Masi y, al contrario de lo que algunos piensan, jamás fue utilizada por Hahnemann. Denomina una profunda sensación de sufrimiento, una angustia sin referencias, un desasosiego casi inconsciente, que el método puede, hasta cierto punto, objetivar y relacionarlo con  el conjunto de la enfermedad, reconociéndolo como su causa.
[3] Las relación del autor con el concepto hahnemanniano de “miasma crónico” se ha deteriorado mucho en los últimos años. A este respecto, cfr. Fundamentos de nosología homeopática. Dilema, 2004. “Los errores de Hahnemann en la teoría de los miasmas crónicos”, pp. 237-245.
[4] Al hilo del concepto de “imprevisión” “imprudencia”, es dado recordar que un drama análogo queda recogido en el mito de Prometeo y Epimeteo.
[5] El drama metafísico representa, en última instancia, una equivocada relación del hombre con Dios. Hablando con propiedad, desde el punto de vista de Masi (que es un punto de vista religioso) debería llamarse “drama espiritual”.


Autor: Dr. Emilio Morales.

Informe del 1st. HRI International Homeopathy Research Conference. “Cutting Edge Research in Homeopathy”.


1er. Congreso Internacional sobre Investigación Homeopática del

Instituto de Investigación Homeopática (HRI)

“Investigación puntera en Homeopatía”

Barcelona, 31 mayo-2 junio 2013

 
 
El congreso reunió a un importante elenco de investigadores de diferentes campos (investigación clínica, básica o fundamental, experimental, cualitativa, provings o experimentaciones puras, metodología de investigación, estudios de laboratorio, veterinarios, economía de la salud, ética médica, profilaxis homeopática), confirmando la gran capacidad de convocatoria de la organización.
 
En total se presentaron 44 ponencias. Las ponencias más destacadas, desde nuestro punto de vista, fueron 5: las 2 inaugurales (de Peter Fisher y Stephan Baumgartner), y 3 sobre investigación clínica (de Robert Mathie, Elio Rossi y Gustavo Bracho).


La primera ponencia inaugural fue la del Dr. Peter Fisher del Reino Unido, “De la investigación de vanguardia a la eficacia clínica: implicaciones de los recientes hallazgos teóricos y de investigación en homeopatía”; el director clínico y de investigación del Royal London Hospital for Integrated Medicine (antiguo Royal London Homeopathic Hospital) de Londres, perteneciente al Sistema Sanitario Nacional inglés, y miembro del Comité Asesor de este congreso, es un viejo conocido de los homeópatas españoles, porque ya ha acudido a España en repetidas ocasiones presentando siempre resúmenes de los últimos avances en la investigación clínica y fundamental, pero esta vez su ponencia era más novedosa, sobre todo porque los avances en los últimos años han sido considerables, y han dado pie a nuevas hipótesis. Es difícil resumir su ponencia en pocas líneas, quizás es interesante saber un poco de todo lo que habló. El concepto homeopático clásico de reacción vital lo relacionó con los conceptos modernos de hormesis y modelo lineal con/sin umbral (‘linear threshold/non-threshold model’) [en Toxicología], efecto rebote (‘rebound effect’) [en Farmacología]. El número de Avogadro (constante de Loschmidt), con los efectos de superficie [de la radiación electromagnética], la microcavitación (generación de nanoburbujas durante la sucusión a temperaturas y presiones extremadamente altas), la evidencia in vitro del efecto de las diluciones ultramoleculares (Claudia Witt), el trabajo de Jacques Benveniste, el concepto de ‘antifragilidad’ (Taleb). También comentó los estudios de eficacia comparativa: los de Jeremy Jacobs sobre la otitis media y la encuesta francesa EPI-3 sobre calidad de vida en la práctica médica general. Por último, expuso las hipótesis actuales sobre el efecto de las diluciones ultramoleculares: la memoria del agua, el entrelazamiento cuántico (‘quantum entanglement’) y las teorías no-locales de variables ocultas [en Física cuántica], el embadurnamiento (‘smearing’), etc.

De todo ello, uno de los hallazgos más sorprendentes es la comprobación, en ensayos aleatorios y con grupo placebo de control, del efecto terapéutico tanto en los grupos en tratamiento como en los grupos de control, habiendo llevado a la hipótesis de la acción no local y del entrelazamiento (‘entanglement’). Para ello se ha aplicado un modelo estadístico de tipo cuántico a los ensayos aleatorios con control en homeopatía (Beauvais), que permite predecir la desaparición de las diferencias entre los grupos placebo y homeopático en ensayos a ciego centralizados debido al embadurnamiento (‘smearing’) (efectos homeopáticos en el grupo placebo). Esto puede contrarrestarse con aleatorización sin ciego in situ: las observaciones son medidas y todas las operaciones desde la aleatorización hasta el no-ciego se realizan localmente en un orden determinado, sin supervisión central. Si hay implicados factores no-locales, habrá dificultades para la reproductibilidad (Almirantis), por lo que la magnitud de los efectos será mayor si los controles del tratamiento se realizan con medicamentos homeopáticos seleccionados al azar, en lugar de inactivos, pues el control con placebo introduce incertidumbre.

La segunda ponencia inaugural fue la del suizo Stephan Baumgartner, “Investigación homeopática básica: estado actual de la investigación y pesquisas para el futuro”. Esta ponencia, del físico del Instituto de Medicina Complementaria KIKOM de la Universidad de Berna, investigador sénior de la Sociedad para la Investigación del Cáncer de Arlesheim (Suiza), miembro fundador de la Sociedad Internacional de investigación en medicina complementaria y miembro (y actual vicepresidente) del Groupe International de Recherche sur I'Infinitésimal (GIRI), que además, junto a Peter Fisher, forma parte del Comité Científico asesor del Homeopathy Research Institute (HRI), organizador de este 1er. Congreso, trataba de la investigación básica sobre el principio de los similares y el procedimiento de la potenciación, los dos principios fundamentales de la Homeopatía.

Sobre el principio de los similares se han realizado pocos estudios. El trabajo pionero fundamental fue el de Van Wijk y Wiegant[i], que no ha sido retomado por ningún otro equipo investigador y no tuvo gran resonancia en la comunidad científica convencional.

En cambio, el procedimiento de la potenciación ha sido más investigado, aunque son pocos los estudios experimentales de alta calidad metodológica (usando controles adecuados,…) y, a pesar de algún estudio independiente con resultados reproducidos[ii], no hay todavía ningún modelo experimental que haya producido resultados idénticos por diferentes equipos, ni ninguna teoría que explique satisfactoriamente los efectos específicos de las potencias homeopáticas.

Y los siguientes son, según este ponente, los dos principales retos de cara al futuro:

1-     Desarrollo de modelos óptimos de laboratorio para identificar la especificidad y la reproductibilidad de los efectos homeopáticos, identificando al mismo tiempo las razones de la variabilidad de los resultados (entre ellas, influencias externas incontroladas interpretadas como efectos terapéuticos –falsos positivos, artefactos-, parámetros desconocidos -hasta ahora se han identificado factores ambientales capaces de modificar el efecto de las sustancias potenciadas en 4 modelos experimentales-, mediciones de resultados inadecuadas –variabilidad, parámetros cualitativos como la cristalización-). Los modelos deben ser simples, rentables, fáciles de aplicar en otros laboratorios, que permitan la medición paralela de múltiples parámetros y cuya estabilidad sea demostrable de forma rutinaria mediante experimentos con controles negativos.

2-     Identificación del modo de acción de las potencias altamente diluidas, es decir, del tipo de interacción entre la potencia homeopática y el organismo de experimentación:

- tipo material local (clústers de agua –estático-, dinámica de la molécula del agua[iii]);

- tipo fuerza local (en relación a lo que Hahnemann expresó en los §11, 269-270 de su Órganon del Arte de Curar, cuya desafortunada traducción del alemán al inglés como “fuerza vital espiritual” (§11) o “virtudes medicinales de tipo espiritual (spirit-like, §269), y de éste a otros tantos idiomas, no ha hecho más que fomentar la confusión);

- tipo entrelazamiento no-local (‘non-local entanglement’). El ponente abogaba por una recuperación, revisión y reinterpretación del concepto de fuerza vital de Hahnemann, a la luz de los conocimientos en mecánica cuántica y física de partículas, mediante modelos experimentales que permitan analizar los efectos de las potencias homeopáticas.

Robert Mathie, fisiólogo inglés, asesor actual de desarrollo de investigación de la Asociación Homeopática Británica y de la Facultad de Homeopatía de Londres, y miembro también del Comité Científico asesor del Homeopathy Research Institute (HRI), presentó, en el marco de la mesa del congreso sobre ‘Teoría de la investigación e Investigación clínica’, el trabajo “Validez del modelo de ensayos randomizados y con control placebo en el tratamiento homeopático individualizado”, realizado en colaboración con un buen grupo de investigadores internacionalmente conocidos (Van Wassenhoven M, Dantas F, Jacobs J, Oberbaum M, Fisher P, entre otros). A partir de un método innovador de revisiones sistemáticas de ensayos controlados y randomizados (randomised controlled trials, RCTs) en Homeopatía[iv], que distingue varios atributos clave del diseño y la calidad del estudio (control placebo cf. control sin placebo; homeopatía individualizada cf. no individualizada; tratamiento cf. profilaxis; validez interna cf. validez del modelo), se revaluaron registros recuperados identificando 31 RCTs que cumplían los criterios de inclusión[v]. En este nuevo modelo de validez se distinguen 6 categorías: -las razones de la elección de la intervención homeopática particular; - los principios homeopáticos reflejados en la intervención; -el alcance de la contribución del homeópata; -la relevancia de la medida de los resultados; -la capacidad de la medida de los resultados de detectar cambios; -la duración del seguimiento hasta el final del estudio. Este nuevo enfoque permite una valoración más adecuada de la calidad de los RCTs teniendo en cuenta las características especiales del abordaje homeopático.

El Dr. Elio Rossi, con el título “Homeopathy in the public health system: the experience in Lucca Hospital (1998-2011)”, nos presentó el gran trabajo realizado de incorporación de la Homeopatía, junto a la Medicina Tradicional China y la Fitoterapia, a las prestaciones de la Sanidad pública en la región italiana de la Toscana, vigentes ya por una ley regional desde 2007, y actualmente, desde febrero 2013, por una ley nacional. Se ha desarrollado toda una red de dispensarios públicos, incluyendo un servicio hospitalario en el Hospital de Medicina Integrativa de Pitigliano. Expuso en particular el análisis de los resultados de la atención homeopática en el Ambulatorio de Homeopatía de Lucca, del Hospital provincial Campo di Marte, proyecto piloto iniciado en 1998 para evaluar la posibilidad de incluir la medicina complementaria en el sistema sanitario público italiano,  liderado por él mismo.

Resumiendo los principales resultados: buenos resultados en el 90% de los pacientes; el 50% no volvieron a revisiones por la mejoría experimentada, aunque, de estos, el 80% regresarían si lo necesitaran; 14% de agravaciones (usando potencias LM, a veces CH en crisis agudas), que contradice el mito de la ausencia de agravaciones con dichas potencias; el 50% de los pacientes son pediátricos. Tienen también un Proyecto de abordaje integrativo de los pacientes con cáncer, principalmente cáncer de mama, desde octubre 2010, y forman parte del European Partnership for action against cancer (EPAAC).

El Dr. Gustavo Bracho, jefe de la División de productos naturales y homeopáticos del Instituto Finlay de La Habana, con la ponencia “Homeoprophylaxis: evidences from basic research and practical applications”, nos expuso el caso del tratamiento homeopático preventivo de la Leptospirosis en Cuba con el nosode correspondiente, a razón de una 1ª dosis de NosoLEP 200C repetida al cabo de una semana y NosoLEP 10MC al cabo de varios meses. A pesar de la constatación de la reducción de la incidencia de la Leptospirosis en el período 2007-2009 en todo Cuba, no sólo en la población bajo profilaxis homeopática, debido a otros factores implicados (varios huracanes,…), la Homeoprofilaxis ha conseguido disminuir el nivel de casos registrados a niveles inferiores históricos. La investigación básica con diferentes potencias: control, 6CH, 12CH, 30CH, 200CH, ha demostrado el efecto diferente de las distintas diluciones; diferencias que dependen de la posición del agua: si se coloca aparte de las potencias activas o si se coloca entremedio, parecería que coge la información de las activas. Habiéndose constatado, entre otras cosas, que no existe actividad directa sobre las bacterias.

Stephan Baumgartner intervino confirmando que los efectos son superponibles si se sacude al mismo tiempo el placebo y el verum.

Gustavo Aguilar, inmunólogo y homeópata mexicano, comentó que faltan análisis estadísticos e investigar el tipo de respuesta inmunológica que produce la vacuna homeopática.



[i] Homeopathy 2010: 99, 3-14
[ii] Endler et al. Homeopathy 2010: 99, 25-36
[iii] Relajación NMR, Demangeat 1992, 1997; Baumgartner
[v] Randomised controlled trials of homeopathy in humans: characterising the research journal literatura for systematic review, previsto para su publicación en Homeopathy 2013; 102. (artículo en prensa)