Toda la ciencia atómica, que actualmente está haciendo progresos increíbles, está a favor de la homeopatía, por la acción paradojal de sus micro-dosis.
La medicina descubre continuamente productos aparentemente válidos casi siempre sintéticos, que tienen una innegable acción sobre microbios y sobre virus, pero, desgraciadamente, ésta acción no es ni única ni unilateral. Ella implica también numerosos fenómenos dichos colaterales, peligrosos, como por ejemplo las sulfas, la penicilina y muchos de sus derivados, que pueden provocar sordera, urticaria, enteritis coleriforme, ulceraciones frescas del estómago y un estado de alergia que puede durar mucho tiempo. Desde 1953 han sido publicados tres grandes volúmenes sobre las enfermedades medicamentosas y sus riesgos en terapéutica y ponen el acento sobre el hecho de que el médico moderno debe ser muy prudente en la utilización de estos nuevos fármacos. De aquí se deriva la necesidad de utilizar una terapéutica – esto precisamente nos ofrece la homeopatía – cuyas dosis y preparaciones no provocan síntomas secundarios persistentes. Ciertas graves epidemias amenazan en particular a los pueblos civilizados, como actualmente pueden ser la Polio, cuyas primeras vacunas se han revelado peligrosas y hasta mortales, no obstante las promesas de sus descubridores. ¿Aquéllas que nos proponen ahora, y que son producidas a gran escala, son seguras y eficaces? ¿Son absolutamente inocuas…. tienen un efecto inmediato o a largo plazo? ¿Qué otras enfermedades originan o favorecen?
Éste es el camino que debe emprender la homeopatía: la profilaxis de las enfermedades. ¿Pero ésta profilaxis le atañe a la homeopatía? Algunos sostienen que se trata solo de inmunizaciones sin ningún vínculo con la homeopatía. En el fondo se trata de una homeopatía “al revés”, puesto que la terapéutica homeopática actúa sobre los enfermos inmunizándolos, dado que éstos son sensibilizados por medio de una enfermedad artificial. El remedio similar lo cura en virtud de esta correspondencia entre la enfermedad artificial y aquella natural, esto es gracias al “tóxico-mimetismo”. ¿Pero suministrar a un individuo sano el virus varioloso, el de las toxinas diftéricas, tetánicas o coléricas, es hacer homeopatía? Sí, pero una homeopatía “profiláctica”, ya que esta terapia por lo regular es empleada sobre individuos enfermos y no sobre individuos sanos. Dar un medicamento homeopático a personas en buena salud en el curso de una epidemia morbosa que se presenta en forma imprevista y ataca a un gran número de personas en una misma región, es en cualquier modo sensibilizarlos y permitir que ellos resistan mejor el ataque de una eventual enfermedad; es provocar en cada uno de ellos una breve e inocua enfermedad artificial, dada la dosis, que tendrá efecto sólo si el enfermo estará expuesto a esa epidemia. Ya que se encuentra una similitud entre la breve enfermedad artificial y el miasma patológico que amenaza atacarlo, esto es hacer homeopatía preventiva.
La homeopatía tiene la ventaja de poder inmunizar a toda una población sin el menor riesgo. Esta cantidad de vacunas de cada género, que se inyectan a los pobres e inocentes niños, son nocivas sobre todo a causa de las dosis utilizadas, no nos cansaremos nunca de repetirlo. Pero estas mismas vacunas, si son suministradas homeopáticamente, se revelan perfectamente eficaces, por meses y aún por años y sobre todo sin efectos nocivos, cosa decididamente apreciable.
Hace ya cinco mil años, los chinos enseñaban que curar una enfermedad declarada es el trabajo de un aprendiz, ¡mientras que evitar que una enfermedad se manifieste es el trabajo de un maestro! El papel más noble de la medicina es sin duda alguna el de la profilaxis. Y aquí la homeopatía se muestra superior a los métodos existentes. Ella puede prevenir una enfermedad sin poner nunca en peligro al organismo, sin pasar a través de las desilusiones de la medicina oficial, como sucede con la tuberculosis, por ejemplo, con las agravaciones provocadas por la tuberculina, hoy en abandono. La primera profilaxis consiste en suministrar desde la infancia el remedio constitucional correspondiente a la totalidad de los síntomas observados, incluyendo alguna vez, si es necesario, aquel de los padres, cosa que hace al niño resistente y le evita contraer todas las enfermedades a las que éstos están sujetos. Después en época de epidemia, en el dar remedios que lo protegerán si no tiene nada, o, si ya ha contraído la enfermedad, lo curarán muy rápidamente.
La homeopatía posee un precioso “arsenal” entre sus remedios profilácticos. He aquí algunas indicaciones terapéuticas experimentadas, la mayor parte en 45 años de práctica, que me felicito de ver confirmadas y desarrolladas por mis distintos colegas. Son medicamentos suministrados generalmente en dosis única, pero en ocasiones a más dosis, dadas “en escala”. Son todas en dinamizaciones Korsakoff centesimal.
Contra la Escarlatina: Belladonna M o Scarlatinum M
Contra el Sarampión: Morbillinum 30
Contra la Tosferina: Pertussin 200
Contra las Parótidas: Parotidinum 30
Contra la Difteria: Diphterinum XM, o aún mejor Diphterotoxinum 200, M, XM, una dosis cada noche antes de acostarse, por tres días.
Contra el Crup: Phosphorus XM
Contra la Viruela: Malandrinum XM 3 dosis a la semana o Variolinum 200, M, XM, a 24 horas de intervalo por tres días, desde el día siguiente de una escarificación en el brazo con Ant. tart. En una gota de agua destilada.
Contra la Influenza: Influenzinum hispanicum 200, tres dosis cada ochos horas (a menos que el remedio epidémico no domine todos los casos).
Contra el Cólera: Coleratoxinum 9M (Cahis) o Camphora 200, o Lachesis 200 o Sulphur 200 –tres dosis en tres días.
Contra la Fiebre Amarilla: Cimicifuga M (Thomas)
Contra la tifoidea: Typhin 200, M, XM, una dosis antes de acostarse por 3 días
Contra la Malaria: Eupatorium-purpureum 30 o Malaria-officinalis 200, M, XM (Schlegel) o Natrum muriaticum 200.
Contra el Tétanos: Ledum o Thuja, o Arnica XM, o mejor aun Tetanotoxinum 200, M, XM, una dosis antes de acostarse por tres días.
Contra los sabañones: Sulphur XM o Tub. bov. M.
Contra el Herpes de repetición: Hepar XM
Contra la Erisipela: Graphites M
Contra la Insolación: Glonoinum XM
Contra la diarrea emotiva: Gelsemium XM o Argentum nitricum
Contra el Dolor de Garganta frecuente: Baryta carbonica M o Psorinum M (H. C. Allen)
Contra la tendencia a los abortos: 2º mes: Kali carbonicum M; 3º mes: Sabina M; 7º mes: Sepia M
Contra la Polimielitis: Polyo-virus (los tres virus) XM dos dosis con 10 días de intervalo, antes de acostarse. Lathyrus XM o Carbolic acidum XM, o Plumbum XM o Physostigma 200 (Weir). Para la forma pulmonar, con parálisis del diafragma, muy frecuente en nuestros días, podría sugerir Cuprum 200 o Opium o Silicea.
Contra las parálisis: Carbolic acidum 200, M, MX y aún XM, cada 24 horas, antes de acostarse. Conferencia del 6/7/1957 en Lyon.
En casos de epidemia, el mejor profiláctico será aquel remedio epidémico descubierto después de haber estudiado los síntomas característicos por medio de la observación de 5 ó 6 casos desde el inicio.
Para evitar las consecuencias de una o más vacunaciones obligatorias: Sulphur M inmediatamente antes o 24 horas antes, y Thuja inmediatamente después.
Para la tendencia a los resfríos y los enfriamientos: hay más de 90 remedios en el repertorio de Kent, de los cuales 21 en 3º grado, pero Psorinum es sin duda el más eficaz – una dosis XM (K) al final de otoño, si no hay otros síntomas. En otoño, después de un día caluroso, cuando comienza a hacer frío: Dulcamara 200.
Para prevenir la coriza del peluquero después de un corte de cabellos: Nux v. 200 o Belladonna 200 o Sepia 200.
Para facilitar el parto: Cimic M, 30 días antes del término y Arnica XM después de la expulsión de la placenta.
Para prevenir la fiebre puerperal: Arnica XM y, cuando la temperatura suba, Pyrogenium XM o Malaria officinalis 200, después M.
Profilaxis tuberculosa Bacillinum 30, una dosis a la semana por tres semanas, después Sulphur M.
Preventivo de las picaduras de insectos o serpientes: Ledum 200, tres dosis cada cuatro horas; eventualmente Lachesis, o Vipera red. 200.
Mal de montaña: Calcarea M para tomar a la partida, Convallaria 200 durante el malestar, cada cuarto de hora.
Mal de altura, aerostato, montaña etc…: Coca 200.
Mal de aviones: Borax o Psorinum XM.
Mal de mar o de auto: Cocculus 200, Euphorbia corolata 200, Tabacum 200, etc….
Para prevenir el cansancio del turista, de la ama de casa en las grandes limpiezas, mudanzas, la fatiga de los reclutas durante el servicio militar: Arnica 200 (más dosis).
Para la fatiga de los suboficiales que deben de gritar mucho: Arnica 200.
Para evitar las consecuencias de un triste acontecimiento por anunciar, de una mala noticia: Gelsemium 200.
Para evitar una hemorragia con el dentista o antes de una intervención quirúrgica: Arnica 200, tres dosis con cuatro horas de intervalo.
Para evitar los Orzuelos de repetición: Sulphur XM o Psorinum MX.
Para evitar la cistitis de repetición: Colibacillinum 200 (tres dosis en 24 horas) o Dulcamara 200 o Cantharis 200.
Para evitar el miedo a los exámenes, al dentista, a las convocatorias desagradables, como por ejemplo las declaraciones de impuestos o las comparecencias en el tribunal: Gelsemium 200, una dosis la tarde antes y otra una hora antes.
Para tonificar el cerebro de los que presentarán algún examen: Kali phosphoricum 6x, mañana y tarde, por algunas semanas.
Para aquellos que no logran contener las emociones y lloran en ocasión de un discurso ocasional: Cuprum 200 una hora antes.
Para soportar un dolor en una ceremonia fúnebre: Ignatia 200, de una a dos dosis.
Para soportar una comida abundante, la invitación a un banquete: Lycopodium 30.
En fin, recordemos el Órganon, en el cual Hahnemann nos recordaba, ya en 1842, el tratamiento profiláctico de ciertas enfermedades, con la indicación de remedios precisos, en cinco parágrafos que, desgraciadamente, pocos médicos conocen.
Parágrafo 33a – Belladonna en la Escarlatina lisa de Sydenham.
Parágrafo 73b – Aconitum en la Miliar purpúrea.
Parágrafos 234 y 244 – Una o dos dosis muy escasas de China a alta dinamización, para la fiebre intermitente endémica.
Parágrafo 284ª – Aquí Hahnemann habla del tratamiento profiláctico prenatal, sea de la madre durante la gravidez, sea durante la lactancia artificial, él aconseja el uso de Sulphur en 50 LM como cura antipsorica para hacer al niño más robusto. Esta indicación suya asombró a todos, confirmando aquí nuevamente la gran verdad de su teoría.
En fin, para no dormirse en una tarde de teatro o en una conferencia… homeopática… Opium M!
Pero hoy en día, aquello que es esencial es la formación de homeópatas de calidad, de médicos bien preparados, que conozcan a fondo la medicina clásica y otro tanto bien, si no mejor, el arte de la ciencia homeopática, así como fue enseñada por Hahnemann y sus fieles discípulos. Si el moderno médico homeópata tiene la necesidad de una gran dosis de sabiduría y de sapiencia, para curar a sus hermanos sufrientes le es suficiente una dosis infinitesimal de medicamento.
“Cum saepe e minimus maxima proficiscantur”, dijo el gran Leibniz.
Autor: Dr. Pierre Schmidt
Traductor: Dr. Humberto Rosas G.
No hay comentarios:
Publicar un comentario