UNA MIRADA CRITICA
Quiero hacerles llegar la siguiente reflexión sobre un tema que vengo observando en los últimos años y no creo que el camino en que ha derivado sea el correcto. Me refiero a la “corriente de homeopatía” que plantea un cambio en la forma de entender y valorar uno de los principios básicos de la homeopatía, las patogenesias. Este cambio viene dado por la posibilidad de elegir un remedio atendiendo a características de orden simbólico o de analogías o al orden que ocupa en determinada clasificación según su composición, estructura, naturaleza, sin tener en cuenta para la elección del remedio los síntomas de su patogenesia porque dicha sustancia no ha sido experimentada en personas sanas como exigía Hahnemann, es querer rediseñar la materia médica en base a parámetros en los que los síntomas de las experimentaciones no se consideran imprescindibles para la aplicación clínica.
Entiendo que esta aplicación terapéutica de prescribir sustancias sin ser antes experimentada en personas sanas busca el mismo objetivo que la homeopatía, la curación del enfermo, y que su utilidad clínica puede ser efectiva y obtener buenos resultados, pero creo que debemos ser conscientes que este proceder no puede mantenerse dentro de la Homeopatía. No pongo en duda ni cuestiono el éxito de estos tratamientos realizados con sustancias que no han sido experimentadas, pero sí dudo de que podamos llamarlo homeopatía.
Hahnemann consideró necesario el estudio de la persona enferma en todas sus dimensiones; espiritual, mental y física, y anotar los cambios que se producen en el proceso de enfermedad. Este estudio tiene como finalidad buscar las características que definen el “cambio de rumbo” que ha tomado el organismo enfermo y oponer al mismo un remedio que haya provocado este mismo cambio en personas sanas. Esta es la Ley de Similitud, Ley Universal que emana de la misma Naturaleza y que como todos sabemos es el pilar en el que se fundamenta la Homeopatía y de la que nace el Método de Tratamiento Médico Homeopático.
Dicho método exige el conocimiento del sufrimiento de la persona enferma, la enfermedad que padece, y el conocimiento de la sustancia que vamos a aplicar como medicamento. Con el mismo énfasis en que se esmeró en estudiar al enfermo, Hahnemann recomienda estudiar las sustancias que se van a emplear por medio de la experimentación en personas sanas.
Hahnemann en su época ya mostró su desacuerdo con los que intentaban sustraer alguno de los principios al método de tratamiento que él había confeccionado, y los que dudaban de su efectividad era porque no lo aplicaban correctamente.
No voy a hablar de los principios de la homeopatía, pero sí voy a precisar el porqué nacieron las patogenesias.
Todos sabemos que en la época en que Hahnemann ejercía la profesión de médico, era común el uso de sustancias y otras medidas supuestamente curativas sin ningún criterio de uso. Así se aplicaban sin ninguna razón y sólo en base a hipótesis y supuestos varios, esta o aquella sustancia que en la mayoría de los casos sólo venían a agravar los males del paciente.
Fue ésta una de las grandes razones que llevó a Hahnemann, cansado de ejercer una medicina sin principios ni bases sólidas, a dejar la práctica médica y dedicarse a la traducción, a estudiar e investigar cuál podría ser la manera de conseguir remedios fiables y de fácil aplicación.
A raíz de esta inquietud y del conocimiento del uso de la quina y después de los hechos por todos conocidos acaecidos posteriormente, descubre una posible relación entre las sustancias a emplear como remedio y la enfermedad que se pretende curar y dedica muchos años de su vida al conocimiento y estudio de las sustancias medicinales, tanto las que ya tenían un uso determinado en esa época como otras desconocidas e incluso sustancias consideradas inertes, con el fin de obtener de ellas toda la información posible y que esta fuera fiable para poder usar dichas sustancias como remedios seguros y efectivos. Para ello Hahnemann dice que la mejor y única forma de conocer el poder medicinal de cualquier sustancia es realizar experimentaciones con la misma en personas sanas. Es el nacimiento de las patogenesias.
A partir de este punto, Hahnemann y los Grandes Maestros de la Homeopatía, nos recomiendan la necesidad de seguir experimentando sustancias para conocer su poder medicinal.
Harris L. Coulter manifestó que si Hahnemann sólo nos hubiese dejado sus patogenesias pasaría a la historia de igual modo como investigador y médico extraordinario.
Reconozco que practicar homeopatía no es tarea fácil, que se quiera buscar formas que nos ayuden en la elección del remedio, que queramos entender mejor y de forma más clara cuál es el sufrimiento del paciente, y para ello utilicemos todas las herramientas del conocimiento del ser humano que están a nuestro alcance y nos puedan aproximar al mismo, pero igualmente sé que necesitamos conocer la sustancia que vamos a emplear, qué información encierra, qué síntomas la caracterizan y la herramienta para ello son las experimentaciones.
Es cierto que actualmente conocemos una forma más rica de expresión, que la comunicación no verbal nos ofrece la oportunidad de obtener datos tan objetivos como los que se obtienen por medio del lenguaje verbal, que el lenguaje repertorial se ha quedado chico y que hay muchos datos y síntomas que no se han recogido por desconocimiento de los nuevos acercamientos en la observación y estudio del ser humano y su comportamiento y que no se tenían en la época en que se hicieron la mayoría de las experimentaciones. Pero esto no invalida ni lo más mínimo la necesidad de realizarlas ni la obligación de tenerlas como referencia para poder aplicar la sustancia como remedio. Esto nos hace ver la necesidad de realizar nuevas experimentaciones y completar la recogida de síntomas con los nuevos conocimientos que hemos adquiridos en estos dos siglos.
“La homeopatía es una de las pocas terapias que ha sobrevivido desde hace siglo y medio, sus medicamentos han seguido siendo activos y fiables. En cualquier otra medicina y en especial la medicina clásica, es raro que un medicamento dure más de 5 años”. Dr. P. Schmidt
“La utilidad del Medicamento Homeopático se ha mantenido a través de los años porque su indicación es clara gracias a los síntomas de su patogenesia. Así Belladona dilata la pupila y siempre lo hará." Dr. P. Schmidt
“La Homeopatía, es considerada como un método de tratamiento porque tiene unos principios claros y precisos y desde su inicio se caracteriza por el conocimiento más o menos exhaustivo de las sustancias utilizadas como remedios, lo que todos conocemos por patogenesias.”
“En la terapéutica homeopática, la observación de sus leyes exige encontrar un remedio, el simile, en la Materia Médica y la sintomatología de este remedio debe de cubrir la totalidad de los signos recogidos en el examen del individuo enfermo”. Dr. Dominique Senn
La ley de similitud asegura la validez del método homeopático, de su doctrina, de su farmacopea. El cuadro experimental del remedio servirá como guía para tratar de aproximarse al enfermo. Si no tenemos síntomas de un remedio nunca podremos enfrentarlo a los del paciente para hacer efectiva la aplicación de dicha Ley.
La expresión de la enfermedad son los síntomas y signos del paciente, el conjunto de los mismos es lo que debemos comprender.
“Cuando una persona cae enferma, es la fuerza vital la que sufre la desviación y sólo es reconocible por sus efectos en el organismo a través de sus manifestaciones anormales en las sensaciones y en las funciones de aquellas partes del organismo accesibles a los sentidos del observador y del médico, es decir, por los síntomas morbosos y no de otro modo puede darse a conocer”. Hahnemann (Órganon, parágrafo 11)
“...no podemos percibir nada más que los síntomas, debiendo ser sólo ellos el medio por el cual la enfermedad pide e indica el remedio conveniente...”. Hahnemann (Órganon, parágrafo 7)
La búsqueda de la comprensión del sufrimiento del paciente, va ligada a la definición de los síntomas del mismo.
En las patogenesias se hallan las bases para comprender y entender las enfermedades. Sin las patogenesias no podemos realizar una verdadera comprensión porque no tenemos las bases para el conocimiento.
“La comprensión proviene del conocimiento de las cosas, cuando se obtiene el conocimiento de las cosas se logra la comprensión”. Confucio
La tentación de innovar es consustancial al ser humano y motor de nuevos
acontecimientos y adelantos y hacerlo con el método homeopático no es nada nuevo.
Desde la homeopatía han surgido diferentes formas de tratamiento (Sales de Schüssler, Medicina Antroposófica, Homotoxicología, incluso podríamos incluir los Remedios Florales y otros) y todas han ido definiéndose como un método diferenciado del homeopático aunque hagan uso de alguno de los principios. Esto no significa que su utilización no traiga beneficios al paciente o que sean tachados de falsos, simplemente no cumplen con las reglas y principios del Método de Tratamiento Homeopático y no pueden ser consideradas como tal y de hecho así han terminado reconociéndose la mayoría.
“La técnica puede haber evolucionado y los conceptos pueden haber madurado en la medida que se han sumado conocimientos, pero la ética de Hahnemann es absoluta desde el principio y marca la doctrina...”. Dr. Hugo Carrara
Considero que en Homeopatía tenemos la suerte de contar con una filosofía que nos ayuda a comprender al ser humano tanto en la salud como en la enfermedad y nos hace a nosotros mismos mejores personas, enmarca nuestro trabajo en la clínica y nos da pautas para poder aplicar un método terapéutico que como cualquier método tiene definido sus reglas y principios. Podemos discutir sobre los principios filosóficos de la homeopatía, sobre su forma de entender la salud o la enfermedad, sobre lo miasmático, si es mejor escoger síntomas particulares o generales, si el estudio de los síntomas del paciente lo hacemos desde el psicoanálisis, la analogía, simbología o la cábala, pero no podemos poner en duda que los síntomas escogidos en el paciente deben corresponderse con aquellos obtenidos en la experimentación de la sustancia que vamos a emplear como remedio.
La aplicación de un método debe de estar sujeto a principios de fácil comprensión e inequívocos, no podemos dibujar una homeopatía en la que cada cual aplique su método de tratamiento y sólo él conozca en base a qué reglas y principios lo hace, porque un método debe de ser entendido por todos los que lo usen correctamente.
El conocer los síntomas del paciente, el entender su sufrimiento y su enfermedad es quizás lo más difícil de nuestro trabajo como homeópatas. Supone no sólo el conocimiento del paciente sino también el sufrimiento de la humanidad. El intentar comprender esto tiene muchos caminos y formas de enfrentarnos al estudio del mismo, pero no nos dejemos equivocar, las conclusiones que saquemos no son aplicables en la homeopatía si los síntomas no pertenecen al paciente y a la sustancia a aplicar como medicamento.
A lo largo de la historia las singularidades del comportamiento asociado con los temperamentos ha intrigado siempre a los hombres. Desde los taoístas, tibetanos y chinos, que observaron las reacciones particulares del organismo frente a lo caliente, lo frío, la humedad o sequedad. Desde los griegos con Pitágoras, Platón e Hipócrates, que convirtieron estos elementos reaccionales en los cuatro humores, pasando por los neohipocráticos como Allendy, Caton, Pende. Las ideas de Aristóteles sobre las analogías morfológicas resucitadas en su fisiognomonía de Gall y Lavater. Adamantius, Porta en la Edad Media, Linneo, Geoffroy St.Hilaire, Chailon, se basaron en modalidades glandulares y endocrinológicas. Kretschmer en Alemania habla de los tipos ciclotímicos y esquizotímicos. Los trabajos de Pavlov, Martiny, etc. y las investigaciones de Freud, Adler, Jung, Lacan, y más modernamente los estudios de psicología humanista, la Gestalt, el posracionalismo y otros, han intentado comprender las singularidades del ser humano y su reacción ante diversos estímulos y circunstancias.
“La totalidad de los signos y síntomas disponibles debe de expresar una idea, no es por consiguiente un revoltijo de síntomas reunidos sin ton ni son.” Dr. Stuart Close
De este estudio de la totalidad sintomática y de su definición, han surgido diversas corrientes en Homeopatía:
Los miasmas
El síndrome mínimo
El trípode de Hering
La totalidad de los síntomas recogidos en orden jerárquico.
El acercamiento a lo fisiológico y lo particular a través de los síntomas locales.
Todas ellas recogidas de alguna forma y avaladas por Hahnemann y algunos de sus discípulos más relevantes. Pero todas estas aproximaciones tienen como base común la utilización de las patogenesias para la búsqueda del medicamento.
Para conocer las características de la persona enferma podemos basarnos en estudios de muy diversa índole: religiosos, psicológicos, simbólicos..., pero para aplicar el método de tratamiento homeopático debemos basarnos en lo que Hahnemann nos dejó: un modo de actuar y unas indicaciones precisas en las que fundamentar nuestro trabajo en la clínica diaria.
Como todo método, la homeopatía tiene que evolucionar, lograr fórmulas que ayuden a una mayor y mejor comprensión del enfermo y un mejor conocimiento del remedio. Lo primero se consigue con el mayor conocimiento del ser humano, de sus reacciones y emociones, y condición “sine qua non” es el estar libre de prejuicios.
Pero este conocimiento del ser humano en homeopatía, no se entiende ni tiene fundamento si no es para aplicar el método terapeútico ideado por Hahnemann y para ello debe de desarrollarse paralelamente la experimentación de las sustancias medicinales. El desarrollo de nuevos y mejores métodos de experimentación nos ayudarán a conocer en toda su extensión el poder medicinal del remedio para aplicarlo por similitud con mejores y mayores beneficios para la persona enferma.
“El estudio de la patogenesia nos ayuda a entender y comprender la esencia del ser Humano enfermo.”
En la práctica diaria en ocasiones medicamos en base a impresiones, intuición, por la forma de ser, por analogías o simbolismos... y no anotamos los síntomas por los cuales hemos hecho la prescripción. Considero que lo que hemos hecho es sustraer la imagen o vivencia del remedio y aplicarla, pero para ello tenemos que conocer el remedio. Esta forma de obrar requiere mayor saber y experiencia ya que presupone un conocimiento profundo de la materia médica. Obrar así supone llevar la práctica homeopática a sus más altas metas y ejercer lo que Hahnemann definió como el Arte de Curar. Pero este Arte debe ser posible transmitirlo, debe de poder ser adquirido por otras personas que al igual que nosotros desean ejercer la homeopatía para curar a sus pacientes, y al igual que nos debemos a nuestros pacientes, tenemos la obligación de poder transmitir nuestros conocimientos a aquellos que nos lo pidan...
A mí me enseñaron en homeopatía a buscar en el remedio lo que conocemos como la “imagen del medicamento”, el esquema básico y fundamental de la acción medicinal para anteponerla al sufrimiento del paciente. Es un ejercicio en ambos casos, imagen del remedio-sufrimiento del paciente, que requiere conocimientos que van más allá del mero síntoma o suma de síntomas.
Ha sido una práctica que ha dependido en gran medida de mi capacidad de análisis de los síntomas y de su significado tanto en el paciente como en el remedio y en muchas ocasiones no deja de ser una interpretación subjetiva sujeta a mi estado de lucidez o emocional. Luego, sin dejar de tener en cuenta este planteamiento, he ido objetivando más mi percepción del remedio y del paciente y para ello me ha hecho falta ceñirme lo máximo posible a la presencia de los síntomas en el paciente y su coincidencia con el remedio, con su patogenesia, porque es lo que no se modifica ni depende de mi estado de lucidez para interpretar mejor o peor los síntomas.
He descubierto así nuevos remedios que al estudiarlos en las materia médicas y en sus patogenesias me han clarificado esa visión siempre “dudosa” del sufrimiento del paciente, ayudándome a realizar mejores prescripciones y sobre todo “prescripciones tranquilizadoras”.
Voy a terminar con una reflexión sobre la actualidad de la homeopatía y lo que puede representar para la misma el no tener un método de tratamiento con unos principios estables y de fácil comprensión.
Actualmente la Homeopatía vive una realidad que está en el filo de una navaja, tanto podemos caer para un lado y retroceder años en nuestro reconocimiento como método de tratamiento médico, como caer hacia el otro lado y reforzar nuestra presencia en la comunidad científica. Se habla mucho de homeopatía, los pacientes acuden a nuestra consulta, tenemos éxitos más o menos importantes en el tratamiento de enfermedades difíciles, pero...siempre hay un pero...no estamos lo suficiente consolidados como para que la homeopatía sobreviva y progrese por sí misma. No es igual que la alopatía, que no hay que darle propaganda, impulsarla ni defenderla, nosotros todavía estamos haciendo propaganda, dando pasos hacia su consolidación en el ámbito de la ciencia médica y como a todos nos consta últimamente, defendiéndola de los ataques cada vez más furibundos y disparatados. Los logros que se han hecho en cuanto a su aceptación en algunas universidades, con los Colegios de Médicos y de Farmacéuticos o Veterinarios, son sólo un inicio de lo que debe ser considerada la Homeopatía.
Nos falta estar presentes en las facultades de medicina, farmacia, veterinaria y que se nos considere como un método más de tratamiento médico. Que en hospitales, centros de salud, no se nos considere como unos iluminados y podamos trabajar en ellos.
Debemos mejorar en el estudio de los medicamentos, en hacer nuevas y mejores experimentaciones, en confirmar los síntomas de las ya existentes, en presentar estudios clínicos que, respetando los principios homeopáticos, demuestren su efectividad en la curación de las enfermedades adaptándolos a las premisas de la ciencia médica, manteniendo la objetividad y respeto por la integridad de la salud del ser humano que ha caracterizado a la homeopatía. Demostrar que la apertura en el estudio de la enfermedad que da la homeopatía, no sólo es necesaria sino que debe marcar futuras investigaciones para no seguir considerando al ser humano un sistema cerrado sin conexión con el exterior, para no considerarlo sólo como el resultado de numerosas y variadas reacciones químicas.
Si presentamos a la homeopatía como un Método de Tratamiento Médico, debemos demostrar que cada uno de los principios en los que se basa son sólidos y necesarios para llevar a cabo el ideal más alto del médico, la curación.
No puede existir un “Método de Tratamiento Homeopático” sin que se cumplan los principios que lo rigen y uno de los primordiales e imprescindible es el conocimiento de la sustancia medicamentosa por medio de la experimentación en las personas sanas. Por lo tanto, no podemos considerar Tratamiento Homeopático a aquello que no cumpla alguno de sus principios aún cuando en su forma se asemeje porque utiliza uno o varios de los mismos.
El Método de Tratamiento Médico Homeopático es la aplicación de la Ley de Similitud y en ésta se unen el estudio del ser humano enfermo y el de las sustancias medicamentosas por medio de su experimentación en el Hombre Sano.
Autor: Dr. Francisco J. Villanueva Afonso. C/ Aguadulce 55, 1º C. 35004 Las Palmas de Gran Canaria (Islas Canarias). chivillanueva@hotmail.com
Ponencia presentada en el II Congreso Nacional de Homeopatía. Tenerife, 28 Abril a 1 Mayo de 2006.
1 comentario:
Quizás uno de los últimos escritos críticos que pueden leerse sobre el, ya en aquellos años, progresivo abordaje y asentamiento de los "renovadores" de los últimos años. Tres años después de su publicación, la prescripción homeopática clásica basada en las patogenesias, la de la Materia médica y repertorización de toda la vida parece ser para desfasados o nostálgicos. Algunos ya han finiquitado esta vía más o menos racional, apuestan por vías intuitivas y aseguran que ahora curan más. Ahora mola la mitología, la alquimia, la tabla periódica, las analogías y sincronías de nuevo cuño, el sensacionismo vital (¿o habría que decir el vitalismo sensacional?) con protometalenguajes conquistados a golpe del “¿y qué más?”, con niveles expresivos de casi insondables profundidades y otras "magistrales" lucubraciones, como base para la prescripción. ¿Patogenesias? ¿Para qué? Y con los videocasos seleccionados por el ponente como pruebas de curación, ¿quién osará cuestionar tanta “evidencia” acumulada?
Parece prevalecer el pensamiento único, al menos en España. No busquen argumentos críticos a este tsunami “renovador” en las revistas y congresos de los últimos tres años, casi no los hay. Vayan a comunicaciones anteriores, como la presente.
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