Vacunas, infección y homeopatía

INTRODUCCIÓN En primer lugar quiero agradecer a la Liga para la Libertad de Vacunación su invitación a participar en estas jornadas. Me han propuesto hablar sobre Vacunas homeopáticas, a partir de haber detectado entre el público un interés en este tema. Voy a presentarles algunos argumentos sobre vacunas, infección y homeopatía, y después comentaremos algo acerca de estas vacunas llamadas homeopáticas.
Como van a comprobar, buena parte de estos argumentos relativos a vacunas e infección vienen respaldados con datos y declaraciones publicadas en la prensa, generalmente médica, que nos van a leer algunos voluntarios entre Uds. si son tan amables. Son, por cierto, argumentos desarrollados a partir de un enfoque crítico desde dentro del propio sistema, valga la expresión, que es donde se ubica un servidor de Uds. No participo de la actitud un tanto paranoica de quien ve en todo (y al parecer desde fuera) maquinaciones del “sistema” para perjudicarnos. Creo que el “sistema” en cuestión tiene cosas buenas y otras manifiestamente mejorables, y que entre todos las podemos mejorar. De momento, el asunto de las vacunaciones masivas suscita algunas reflexiones.
¿ENFERMEDAD O PREVENCIÓN? Actualmente se están desarrollando vacunas para, entre otras, una serie de enfermedades degenerativas, neoplásicas y autoinmunes. Hoy vamos a referirnos al objetivo clásico en el empleo de vacunas: la prevención de enfermedades infecto-contagiosas. ¿Enfermar o prevenir? La disyuntiva parece ociosa si consideramos la enfermedad bajo un enfoque reduccionista. Un enfoque reduccionista considera la enfermedad infecciosa bajo el prisma de microbio-ataca-a-persona. ¿Qué prefiere Ud., que su hijo pase tal enfermedad infecciosa, para prevenir la cual disponemos de vacuna, o que no la pase? Buena parte del desarrollo vacunal se sustenta en un enfoque un tanto reduccionista del problema infeccioso. Pero la realidad es más compleja y ello nos obliga a considerar los fenómenos de la enfermedad (infecciosa o de otro tipo)), los fenómenos de la curación y la propia salud con un enfoque ampliado. Nos obliga a tener en cuenta múltiples variables antes de adoptar medidas tendentes a la sistemática supresión o desviación de funciones a menudo necesarias. Porque, a veces, lo que llamamos enfermar es parte del proceso de desarrollo del sistema inmunitario, y prevenir puede suponer, simplemente, alterarlo, y postergar el riesgo de contraer la enfermedad contra la que hemos vacunado a edades en las que son más frecuentes las complicaciones. Así, la vacunación en la infancia contra el sarampión y la varicela confiere una protección con fecha de caducidad, que hace que el vacunado quede expuesto a contraer y desarrollar la correspondiente enfermedad en edades más tardías, en las que son mayores los riesgos de complicaciones… salvo que se instaure una revacunación periódica. He mencionado que “prevenir” puede significar alterar el desarrollo normal del sistema inmunitario. Esto conecta con uno de los aspectos del binomio infección-inmunidad que viene requiriendo en los últimos tiempos mayor atención dentro de la comunidad científica. Es la llamada hipótesis de la higiene: parece ser que el aumento de enfermedades alérgicas en los últimos decenios está directamente relacionado con el descenso de las infecciones en la infancia, lo cual se relaciona, a su vez, con el mayor consumo de antibióticos y vacunas. Se habla de inmunodesviación: si el sistema inmunitario no se ve expuesto al estímulo de infecciones durante la primera infancia, evolucionará en su desarrollo haciendo al individuo más propenso al desarrollo de enfermedades alérgicas (1, 2). Dicho de otra forma, a menos infecciones en etapas tempranas de la vida, más alergias. La hipótesis de la higiene es hoy por hoy eso, una hipótesis, más o menos de moda en ámbitos científicos, y probablemente pasado mañana la comunidad científica la desechará por incompleta, como sucede con todas las hipótesis que intentan simplificar fenómenos complejos. No obstante, se pone de manifiesto que a la hora de hacer balances entre las ventajas e inconvenientes de las vacunaciones masivas tendremos que valorar las posibles consecuencias a varios niveles y a diferentes plazos, más allá de la simple disminución estadística de la incidencia de algunas de ellas.
RESPUESTAS CONDICIONAN PREGUNTAS Entonces, si la respuesta (es decir, el objetivo de una actuación preventiva o terapéutica) es PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES, POR SUPUESTO, PERO ASEGURANDO LA MÍNIMA PERTURBACIÓN DE LAS SALUDABLES RESPUESTAS DEFENSIVAS Y ADAPTATIVAS, entonces, ¿cuál será la pregunta? Si alguien ha de hacerlo, que no nos pregunten así, por las bravas, si preferimos enfermar o prevenir, sino más bien si queremos un sistema inmunológico en proceso natural de desarrollo y adaptación al entorno o uno indefenso, permanentemente expuesto a algunos de sus agentes patógenos por falta de maduración, dejándonos en una perpetua necesidad de protección vacunal (o de otro tipo). Cabe plantearse otras preguntas no menos desafiantes desde un enfoque holístico de la salud. Un enfoque holístico considera la complejidad e interacción de los procesos biológicos, psicológicos, sociales, etc. que confluyen en los fenómenos de salud, enfermedad y curación de cada persona. Homeopatía y naturismo médico han desarrollado sus métodos a partir de este enfoque holístico. ¿Cuándo deja de ser objetivo legítimo de la terapéutica la supresión/prevención de una reacción normal, defensiva, frente a los agentes infecciosos? La fiebre en los procesos infecciosos, por ejemplo. Ahora está más generalmente aceptado que forma parte de una reacción defensiva, y no hay tanta urgencia en suprimirla. Entonces, si el síntoma es a veces “bueno”, ¿cómo saberlo? ¿Cuándo es el síntoma expresión de enfermedad o de mala evolución de una reacción inicialmente defensiva o adaptativa, y por tanto susceptible de intervención terapéutica, y cuándo lo es de salud, y por tanto susceptible de una actitud expectante? Si la supresión sistemática de toda reacción saludable, ya sea por la vía de la supresión farmacológica de los síntomas o de la “prevención” de enfermedades infecciosas, no fuera la mejor vía: ¿cuáles serían las consecuencias a corto y largo plazo cuando se emplea masivamente este procedimiento en la población, como se está haciendo en la actualidad? Arduas cuestiones para tan escasa voluntad y tan precarios recursos de investigación disponibles. Y ¿cómo había de ser de otra forma, cuando, hablando de enfermedades infecciosas en particular, la hipótesis de partida es que quizá no sean necesarios más antibióticos y vacunas, sino menos? Por otra parte, “matar el bicho” puede no ser siempre la mejor opción. Conclusión de un estudio publicado en la revista médica The New England Journal of Medicine en Junio de 2.000: el tratamiento antibiótico de niños afectados de gastroenteritis por una cepa particular de Escherichia coli aumenta el riesgo de una afección de importancia llamada síndrome hemolítico urémico (3). ¿Lo es (la mejor opción) prevenir toda enfermedad prevenible con su vacuna? Después de todo, ¿no será la vacunación masiva otra forma de simple atenuación de la enfermedad correspondiente en algunos individuos vacunados, pero con consecuencias colectivas opuestas a las previstas? Hay quien piensa que los niños no vacunados frente a una enfermedad suponen en cierta forma un peligro para el resto de la comunidad, en el sentido de que pueden disminuir el éxito de una determinada campaña de vacunación. Sucedió en Michigan. La levedad de un brote de varicela debida a la vacunación previa determinó su mayor propagación entre la comunidad escolar (4). Al menos en esta ocasión fueron precisamente los niños vacunados los que determinaron la gravedad del brote. No los niños como tales, evidentemente, sino el hecho de estar vacunados. ¿Cuál es el impacto en la salud individual y colectiva de la posible proliferación de formas subclínicas (es decir, con síntomas leves o incluso inaparentes) de las enfermedades contra las que se vacuna masivamente? Observaciones con un enfoque ampliado suscitan nuevas reflexiones y nuevas propuestas de investigación y de actuación, no siempre en el sentido de ¡más vacunas! EL SER O NO SER DE UNA ENFERMEDAD ¿No estará pasando en todo lo referente a inmunidad y vacunas algo de lo que ha saltado a la luz pública en otras áreas de la sanidad? Ocasionalmente leemos en los medios de comunicación comentarios que aluden a la excesiva medicalización del sistema. Recientemente la Sociedad Catalana de Medicina de Familia se ha referido a la tendencia a convertir en situaciones patológicas simples procesos vitales como la adolescencia o la menopausia (5). Uno de los factores en el origen de esta excesiva medicalización sería la práctica, al parecer fomentada desde algunas empresas farmacéuticas, de promover la “definición y promoción” de nuevas enfermedades a través de conferencias, foros, reuniones de expertos, congresos, etc. Según un trabajo recientemente publicado en la prestigiosa revista médica The Lancet, se ha intentado “montar” de esta forma una enfermedad con el nombre de Disfunción Sexual Femenina, al parecer con la única justificación de generar mercado para un determinado fármaco (6). Aunque no apoyo la demonización de las empresas farmacéuticas, la cuestión pertinente para nuestra charla es: ¿hasta qué punto se están creando falsas necesidades terapéuticas y/o preventivas (en este caso, vacunas) en el ámbito de las enfermedades infecciosas mediante estos y otros métodos “científicos”? Sinceramente, un servidor lo ignora. Resumiendo, entonces, el enfoque predominante en el ámbito sanitario reduce el problema de la enfermedad infecto-contagiosa a una situación en la que un microbio atacará al huésped al mínimo descuido. La solución es neutralizar al microbio y, si es posible, erradicarlo. Para ello, un antimicrobiano, y para prevenir la enfermedad, una vacuna. Llegados a este punto creo necesario un inciso. Aunque presento el problema de la enfermedad infecto-contagiosa en esta forma coloquial, esquemática, seríamos unos insensatos si nos despreocupáramos de los microbios. El enfoque reduccionista es mejorable, pero no es falso. Los microbios están ahí, algunos de ellos letales. Por si hay entre Uds. alguien que lo ignore, les aseguro que hay personas que mueren con infecciones o quedan con graves secuelas, independientemente de que consideremos el problema desde un enfoque reduccionista u holístico. Sin embargo, aunque el enfoque reduccionista es el más razonable en algunas situaciones clínicas, probablemente no lo sea en todas. LA FE DISFRAZADA DE EVIDENCIA Con todo, y en una época en la que, según se dice, la gente necesita creer, parece haber mucha fe también entre la comunidad científica, en concreto en el absoluto poder curativo y en la absoluta necesidad de los antimicrobianos. El siguiente es un extracto del prólogo de un libro editado este año bajo el título Impacto. Instrucciones médicas para mejorar el cumplimiento terapéutico. Los autores afirman: El gran esfuerzo en I+D de la industria farmacéutica durante la segunda mitad del siglo XX ha permitido crear antibióticos absolutamente eficaces y seguros (…) Ello se ha traducido en un aumento espectacular de la expectativa de vida, con una drástica reducción de la mortalidad infantil, un incremento sustancial de la calidad de vida relacionada con la salud (…) Según esto, a los antibióticos les debemos no solo la expectativa de vida, también su calidad. A todas luces una apreciación excesiva, cuando se escatima en beneficio de los antibióticos el impacto de las mejoras de las condiciones de vida de la población en la disminución de las infecciones. Supongo que una fe similar debió inspirar la actitud de colegas médicos de familia hace un par de años, cuando pedían que se vacunase contra la gripe a toda la población (7). Pero la fe no está bien vista en el ámbito científico. De pronto alguien invoca la llamada evidencia científica, tótem supremo de la medicina moderna. De pronto se nos remite a las llamadas evidencias, es decir, los trabajos publicados que respaldan un determinado tratamiento o una determinada vacuna. Y es entonces, cuando hacemos revisiones críticas de las supuestas evidencias, que ocasionalmente nos encontramos con cualquier cosa menos con lo publicitado. Actitudes más desapasionadas y análisis más objetivos de las realidades científica y clínica llegan a conclusiones más modestas. Así, la supuesta eficacia parece no ser absoluta, y se concluye, no sin cierta resignación, que no siempre habrá que matar a todo bicho viviente; la supuesta seguridad absoluta deviene cuando menos mejorable; y la llamada evidencia científica pone en evidencia sus pies de barro (8, 9, 10, 11, 12, 13). Así pues, con el apoyo de la “absoluta eficacia y seguridad” de los antibióticos, supuestamente avalada por la evidencia científica, se pretende validar y perpetuar el enfoque reduccionista de la enfermedad infecciosa y, en consecuencia, justificar la proliferación vacunal. En cambio, una eficacia relativa y una seguridad mal conocida de los agentes medicinales, junto a una evidencia científica no tan venerable, invitan a considerar otras opciones, otros métodos para enfrentar las enfermedades infecciosas.
RECAPITULANDO Van surgiendo algunos argumentos que creo interesante destacar: - La eficacia y seguridad de los agentes medicinales, incluidas las vacunas, está sobre valorada, condicionando a veces una fe en ellos no menos ciega que otras creencias. Esta fe puede afectar (y ocasionalmente afecta) por igual a la comunidad científica, a las autoridades sanitarias y a la población. - Hay una tendencia a una excesiva medicalización y farmacologización (disculpen la palabreja) de todo lo relacionado con la salud, lo cual genera dependencia y dispara el gasto sanitario, en detrimento de la promoción de los factores y hábitos de vida saludables, de la autonomía de las personas y de su responsabilidad en su salud. - Ocasionalmente se intenta “inventar” enfermedades donde solo hay situaciones normales, y acto seguido se introducen agentes medicinales para tratarlas y/o prevenirlas. La limitación de tiempo me obliga a dejar aquí esta serie de argumentos e interrogantes abiertos a partir de un enfoque crítico del asunto de las vacunaciones masivas y de un enfoque holístico de la enfermedad. Para una mayor profundización en ellos, les recomiendo el excelente libro del Dr. Juan Manuel Marín Vacunaciones sistemáticas en cuestión, recientemente publicado por la editorial Icaria.
LA HOMEOPATÍA EN POCO MÁS DE DOS PALABRAS Hablando de libros, un colega y amigo, el Dr. Emilio Morales, de Sevilla, es el autor de otro libro, también recientemente publicado. Con el arte que le caracteriza lo ha titulado La homeopatía en dos palabras. Mayor capacidad de síntesis no cabe pedir, y a un servidor le gustaría tener algo de ese arte para presentar ahora, sin cansarles a Uds., lo mínimo de la homeopatía que sirva a los propósitos divulgativos de esta charla. En homeopatía se consideran los fenómenos de enfermedad y curación desde un enfoque en primer lugar INDIVIDUAL: son los síntomas peculiares de cada paciente los que orientan el tratamiento, la evolución y, llegado el caso, la prevención. El término síntoma adquiere en homeopatía un sentido mucho más amplio que el convencional (dolor de cabeza, fiebre o tensión alta), e incluye todo rasgo del paciente que expresa su particular reactividad, ya sea de orden físico, psíquico, conductual, etc. Y en segundo lugar, en homeopatía se consideran la enfermedad y la curación desde un enfoque GLOBAL: es la totalidad de alteraciones de cada paciente lo que necesitamos conocer. Ello significa que adjudicamos a los síntomas un valor especial: son expresión de la particular manera de reaccionar de cada uno/a frente a múltiples estímulos, incluidos los agentes infecciosos. Y este conocimiento tiene un objetivo fundamentalmente práctico: es lo que necesitamos saber para un adecuado tratamiento homeopático. Pero, ¡ojo!, partiendo del conocimiento de la fisiología, de la patología, del diagnóstico, etc., digamos convencionales. De cara a una óptima aplicación de la homeopatía, esto implica necesariamente un diagnóstico y un seguimiento preferiblemente médicos. Hoy por hoy, bajo el término “homeopatía” se pretende hacer pasar toda una serie de variopintas concepciones, creencias y técnicas basadas en interpretaciones subjetivas e intuiciones más o menos visionarias, cuando no en intereses puramente comerciales. En ellas, el diagnóstico médico se sustituye por etéreas valoraciones energéticas; la correcta valoración médica del caso individual por diversa aparatología electrónica de utilidad insuficientemente contrastada, y el arduo estudio de (y familiarización con) los instrumentos básicos de prescripción de la homeopatía por “prescripciones” instantáneas de manual del tipo Cúrese Ud. mismo con la homeopatía. ¿Quiero decir que estas diversas “homeopatías” carecen de efecto? No necesariamente, pero ya se alejan de la homeopatía clásica. Y en toda actividad divulgativa como esta charla tenemos que referirnos a esta “diversidad" dentro de la homeopatía. Si queremos ser coherentes, tenemos que sacarnos la viga del propio ojo antes que buscar la paja en el ajeno. ¿No les parece? ¿Cómo aplicamos la homeopatía en las enfermedades infecciosas? ¿Qué hay de las llamadas vacunas homeopáticas?
VACUNAS… ¿HOMEOPÁTICAS? Al haber desarrollado su método terapéutico a partir de este enfoque global e individual, la homeopatía lleva un camino un poco diferente de la llamada medicina convencional, sin por ello ser incompatibles entre sí. En ésta, en la medicina convencional, se desarrollan medidas terapéuticas y preventivas estándares para nombres genéricos de enfermedad. Por eso, las vacunas (vacunas, a secas) pertenecen a la medicina convencional. Pero vacunas homeopáticas... Me suena igual de raro que si escuchase antibióticos homeopáticos. ¿Qué se entiende por vacunas homeopáticas? Existen en el mercado preparaciones con la misma presentación que los medicamentos homeopáticos clásicos, a partir de las correspondientes vacunas convencionales. Se emplean ocasionalmente, cuando hay una sospecha suficiente de que una determinada situación clínica (síntoma, secuela, propensiones a determinadas patologías, etc.) se ha desarrollado bien a partir de la administración de una determinada vacuna o de la enfermedad correspondiente. Hay colegas que tienen al parecer cierta experiencia en este campo… Poco más podría decirles de estas llamadas vacunas homeopáticas. Desde mi punto de vista, es una cuestión de término inadecuado. ¿Cómo aplicamos la homeopatía en las enfermedades infecciosas? De nuevo, es una cuestión de valoración médica de cada caso individual. En términos generales, y ya para terminar, yo destacaría lo siguiente a modo de hoja de ruta: - Lo primero es conocer el margen de seguridad clínica de que disponemos, en función del paciente concreto a tratar. No es lo mismo tratar una otitis en un niño por lo demás sano que una neumonía adquirida en el hospital en un paciente ingresado y ya previamente enfermo. - En segundo lugar, es fundamental la decisión del paciente o tutores de cara a la adherencia al tratamiento. Con la información en la mano, tenemos que decidir (cualquiera de nosotros somos potenciales pacientes y/o tutores) si optamos por un tratamiento médico homeopático, esa es nuestra libertad y nuestra responsabilidad. - En tercer lugar, y después de haber iniciado un tratamiento homeopático, hay que contar con una valoración correcta de la evolución del caso, para saber si hay una respuesta adecuada y podemos continuar con el mismo, o estamos ante un fracaso terapéutico, y hay que replanteárselo. Es decir, hay que contar con un buen profesional de la homeopatía. - Y en cuarto lugar, y ya dirigiéndome más a mis colegas homeópatas, tenemos que fomentar la disposición a someter nuestros resultados a la autocrítica y a evaluaciones externas. De este modo aspiramos a saber cuándo un paciente se ha curado de un proceso infeccioso con la ayuda de la homeopatía y cuándo ha sido una curación espontánea, en la que se hubiera podido prescindir perfectamente de la homeopatía, o, en verdad, de cualquier método terapéutico. Aspiramos a evitar ambos errores: por una parte que alguien se cuelgue medallas (o se las cuelgue a la homeopatía) por curaciones espontáneas o de dudosa paternidad terapéutica, lo cual nos daría una falsa confianza en este método terapéutico; y, por otra, que ignoremos sus posibilidades reales en este tipo de enfermedades. Gracias por su atención. _______ CITAS (1) INMUNODESVIACIÓN.- Según Antonio Peláez, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, “al nacer, un niño se mueve en un ambiente muy aséptico, con pocos gérmenes y, además, es vacunado para prevenir infecciones. Esto puede producir una inmunodesviación, con lo cual el sistema inmunológico, en vez de tener una respuesta frente a las infecciones se desvía frente a una respuesta alérgica.” DIARIO MEDICO, 6 de Mayo de 2003. (2) LOS HERMANOS MAYORES Y LAS GUARDERÍAS PROTEGEN AL NIÑO DEL ASMA.- Según Mª José Espinosa, coordinadora de asma de la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica, “en determinados casos, los procesos infecciosos sufridos en la primera infancia pueden contribuir a adelantar la maduración de la respuesta inmune, lo que se traduce en una mayor resistencia del organismo del pequeño frente a aquellos factores susceptibles de provocar enfermedad.” DIARIO MEDICO, 28 de Enero de 2003. (3) CONCLUSIÓN: El tratamiento antibiótico de niños con infección por E. coli 0157:H7 aumenta el riesgo de síndrome hemolítico urémico. THE NEW ENGLAND JOURNAL OF MEDICINE, Vol 342, 29 de Junio de 2000. (4) VARICELA Y VACUNAS.- Un artículo aparecido en el Morbidity and Mortality Weekly Report de los CDC (Centros de Control de Enfermedades) estadounidenses indica que, en un brote de varicela ocurrido el pasado año en el estado de Michigan, los vacunados que contrajeron la enfermedad presentaron una forma más leve de ésta, con menos erupciones. No obstante, los autores señalan que esta forma más leve de varicela pudo provocar indirectamente que el brote fuera más grave. Los investigadores añaden que la levedad de la enfermedad en los niños vacunados hizo pensar a los padres que podían asistir al colegio, lo cual propició la propagación del brote. JANO, 4-10 JUNIO 2004. Vol LXVII Nº 1.524. (5) LA SCMFYC INSTA A DISTINGUIR LOS CASOS QUE PRECISAN TRATARSE DE LOS QUE NO.- La excesiva medicalización del sistema está induciendo desde hace tiempo tratamientos innecesarios. Antoni Peris, vicepresidente de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria ha declarado: “Es una paradoja de la atención sanitaria, que cuantos más recursos se tienen, más enferma la sociedad. Hemos hecho que ciertos procesos vitales como la adolescencia, la menopausia o el envejecimiento se transformen en enfermedad.” DIARIO MEDICO, 16 de Junio de 2004. (6) LA DEFINICIÓN DE DISFUNCIÓN SEXUAL FEMENINA PODRÍA ESTAR MANIPULADA.- La disfunción sexual femenina podría ser una invención de la industria farmacéutica, según la información aportada por Ray Moynihan en el número de mañana de British Medical Journal. Desde el lanzamiento del sildenafilo (Viagra) para la disfunción eréctil se generaron unos beneficios de 1.500 millones de dólares en 2001. Para construir mercados de fármacos similares entre las mujeres, lo primero que se necesita es definir claramente la patología con características evaluables que faciliten la credibilidad de los ensayos clínicos. Durante los pasados seis años, la industria ha organizado diversas reuniones para establecer una definición clara de la patología. Para el autor del informe, “estas revelaciones sobre la DSF deberían activar investigaciones más extensas y rigurosas sobre el papel de las compañías farmacéuticas en la definición y promoción de nuevas patologías”. John Bancroft, de la Universidad de Indiana, ha declarado: “la inhibición de deseo sexual en muchas situaciones es una respuesta funcional y sana de mujeres que sufren estrés o cansancio, y debería prestarse atención a dichos factores.” DIARIO MEDICO, 3 de Enero de 2003. (7) MÉDICOS PIDEN UNA VACUNACIÓN GLOBAL (antigripal), MÁS ALLÁ DE LA INFANTIL, durante la celebración de una jornada de actualización en vacunas para atención primaria, convocada por las sociedades catalana y madrileña de medicina familiar y comunitaria celebrada en Barcelona. “Para nosotros es crucial ampliar el uso de la vacunación. El profesional de la medicina debe dejar de pensar en la aplicación de una vacuna para una edad concreta y empezar a pensar en su aplicación de forma amplia a lo largo de toda la vida de las personas”, ha puntualizado el facultativo Miquel Àngel Mayer. DIARIO MEDICO, 31 de Octubre de 2002. (8) DEBEMOS APRENDER A CONVIVIR CON PATÓGENOS QUE NUNCA DESTRUIREMOS, ha declarado Francisco Soriano, del Servicio de Microbiología de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid. Algunos microorganismos son extremadamente patógenos, y el objetivo del ser humano es destruirlos y erradicarlos, pero “hay otros muchos sobre los que estamos convencidos que nunca podremos suprimir, y para ello debemos buscar estrategias que no siempre tienen que pasar, necesariamente, por el empleo de antibióticos”. DIARIO MEDICO, 22 de Octubre de 2003. (9) LOS ANTIBACTERIANOS GENERAN EL 23% DE EFECTOS ADVERSOS EN ATENCIÓN PRIMARIA.- Los efectos adversos se encuentran entre los doce primeros motivos de consulta en atención primaria (AP). Los antihipertensivos, analgésicos y antimicrobianos parecen ser los fármacos que más efectos adversos generan en AP. DIARIO MEDICO, 2 de Julio de 2004. (10) SE PLANTEA QUE LA INDUSTRIA PUBLIQUE TODA SU INVESTIGACIÓN.- El Comité Internacional de Directores de Revistas Médicas está pensando requerir a la industria farmacéutica que registre todas sus pruebas clínicas en una base de datos pública, y no solo publicite las que le han ido bien, de manera que sus resultados, positivos o negativos, se puedan considerar para una eventual publicación. DIARIO MEDICO, 17 de Junio de 2004. (11) ENSAYOS NO PUBLICADOS DESACONSEJAN LOS ISRS (Antidepresivos) EN LOS NIÑOS.- Un estudio desarrollado por el National Collaborating Centre for Mental Health, en el Reino Unido, y que se publica en el último número de The Lancet, indica que muchos de los estudios publicados en los que se recomiendan fármacos para la depresión infantil podrían no tener fiabilidad real. Del análisis de los ensayos con Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina no publicados, se desprende que el riesgo supera los beneficios. DIARIO MEDICO, 26 de Abril de 2004. (12) ¿ES LA ATENCIÓN PRIMARIA UNA CAUSA PERDIDA?- En una revisión del alcance y aplicación de los ensayos clínicos en la medicina de familia publicada en el British Journal of General Practice del año 2002, Aziz Sheik y colegas concluían que “actualmente hay una aceptación extendida de la ausencia de una base evidente acertada que apuntale muchas de las decisiones tomadas en la atención primaria”. THE LANCET, Editorial. Marzo de 2003. (13) “SOY ENEMIGO NÚMERO UNO DE LA MEDICINA BASADA EN LA EVIDENCIA, CREO QUE ES UNA FALACIA”. Profesor Melchor Álvarez de Mon, catedrático de Patología Médica de la Universidad de Alcalá. Conferencia en la Fundación del Colegio de Médicos de Navarra. Junio de 2004.
Autor: Dr. Marino Rodrigo, médico especialista en Medicina Interna y Máster en Homeopatía.
Charla. Biocultura. Madrid, 7 de Noviembre de 2004.
Publicado en Revista Homeopática, Diciembre de 2004. Nº 52:29-35.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy buen artículo, Marino. Agradezco mucho tus rigurosas intervenciones en este foro... y también tu sentido del humor al comentar algunas de las nuevas tendencias en Homeopatía.

marino dijo...

Gracias, Marcos, por tu amable valoración de la transcripción de mi charla de Madrid. No dejes de introducir nuevos comentarios que puedan animar un poco este impresionante blog de nuestro colega, en lo que respecta a la participación. Y de paso animo a cuantos lectores lean esto y frecuenten este blog a hacer lo mismo. Son tantas las cosas que podríamos debatir sobre las nuevas y viejas tendencias en homeopatía... Desde el respeto y el buen humor, por supuesto. Y no es un mal sitio, éste que nos brinda la generosidad de Isidre.
¡Amonó!