PREFACIO
Cuando en 1970 con Albert Pladijs y algunos amigos creamos un grupo de estudios homeopáticos no sospechábamos la magnitud de la tarea emprendida, lo que los años vinieron a confirmar. Las motivaciones que nos unieron estaban lejos de ser homogéneas; deseábamos estudiar juntos y alimentarnos con historias e información de segunda mano. Deseábamos trabajar con los textos originales y comparar hechos sin tener que torturar nuestros cerebros o realizar acrobacias intelectuales.
La comunidad homeopática belga era todavía muy pequeña y sólo unos pocos colegas bien asentados podían pagarse los viajes que les llevaban a los cuatro costados de la tierra para participar en los trabajos de los congresos internacionales. Los encuentros locales, regionales y nacionales nos dejaban deprimidos en muchos sentidos. Perecía ser solo una excusa para que cualquiera pudiera mostrar el éxito de un caso clínico más o menos espectacular y de ese tratamiento homeopático. A pesar de la condena “oficial”, se asistieron algunos pacientes hasta cierto punto. Nuestra mayor preocupación fue con mucho, la de permanecer fieles a los principios hahnemannianos y a la materia médica a la que accedíamos mediante el Repertorio de Kent para solucionar nuestra falta de memoria.
No nos llevó mucho tiempo darnos cuenta de que los repertorios no coincidían con la Materia Medica pura. Contenían información de otras fuentes y de una larga fila de experiencias clínicas.
Fue por entonces que empecé a interesarme en las experiencias clínicas y comencé a revisar el "Leaders" de Nash. Quien realmente pueda encontrar los métodos por los cuales Nash prescribía sus remedios o comprender el "Testimony of the Clinic" es inteligente de verdad.
Busqué por todo el mundo para encontrar como usaban nuestros antepasados sus experiencias clínicas para encontrar los remedios para sus pacientes.
¡Qué decepción!
Mi experiencia en anatomía patológica me desilusionó después de observar los ilegibles garabatos que nuestros colegas usaban para llenar sus archivos médicos. Los archivos de nuestros predecesores homeópatas no eran mucho mejores y con frecuencia bastante peores. Estaban llenos de ininteligibles abreviaturas, por no mencionar los síntomas guía, omitiendo todas las observaciones, sin notas justificando la elección final y excepcionalmente un informe de la evolución posterior del paciente, después de haber tomado el remedio, cuya elección seguía siendo un misterio.
Estas fueron las desafortunadas experiencias que me hicieron insistir durante los numerosos encuentros de Homeopatía Europea sobre la importancia de preparar un archivo homeopático de pacientes que contuviera anotaciones completas y meticulosas, así como razonamientos detallados sobre la elección del remedio y la evolución del paciente después de haber tomado el mismo.
Unos cuantos de nosotros, acumulamos a través de los años archivos clínicos de nuestros pacientes, muy voluminosos, que eventualmente se transformaron en monstruos de papel que en algún momento teníamos que analizar para encontrar los puntos débiles o confirmar o verificar los síntomas elegidos y analizados y los cambios en tales síntomas producidos por los remedios prescriptos.
El “THREE CLINICAL RECORD-BOOK SYSTEM”, usado para apuntar los detalles de los casos clínicos tomados en la consulta, ha sido establecido en varios grupos de estudio durante muchos años.
Están diseñados para encontrar los casos de acuerdo a los puntos de DOCTRINA, o en relación con un REMEDIO o a la MATERIA MEDICA, y finalmente aunque no menos importante, para indicar o encontrar un síndrome, un síntoma o una patología particular.
Están tomados sobre bases irregulares.
Obstáculos : la escritura a mano es a menudo ilegible, las anotaciones no están completas, faltan los razonamientos, no hay seguimientos y la cantidad de información acumulada es imposible de ser analizada a lápiz y papel por la cantidad de tiempo necesario para estudiar y comparar lo que contienen los archivos clínicos, incluso cuando ( y especialmente cuando) están meticulosamente escritos.
El estudio válido y detallado de los fallos y éxitos es prácticamente imposible dada la abundancia de información.
Y entonces llegaron los ordenadores.
Este instrumento despótico y tecnocrático excitó nuestras tendencias intuitivas. Pero la introducción del Repertorio de Kent nos hizo ver esta tecnología tenía sus ventajas. Se habían acabado las largas columnas de repertorización, las elaboradas comparaciones de la materia médica para hacer el diagnóstico diferencial. Ocasionalmente también se había acabado el Síndrome Mínimo de valor Máximo, aunque esto es una cuestión de disciplina personal del médico que no usa su repertorización computarizada como una maleta donde pone un serie de los mil policrestos que hay, sin resultados clínicos.
Mis lamentaciones continuaron con las dificultades en obtener una colección válida de síntomas completos, reunidos por homeópatas que hayan tenido una formación homogénea, de una forma legible, que permitiera el intercambio y el análisis, y cuyas conclusiones puedan ser fácilmente interpretadas y usadas para el progreso de la Homeopatía y basada en hechos clínicos y no en especulaciones que dependen de la mayor o menor calidad de la memoria individual. Fué Enrique Gonzales de Zaragoza quien un día me contó que estaba preparando un programa para el registro de casos clínicos que “enjugaría mis lágrimas”.
Al mismo tiempo, Carlo Rezzani y sus amigos de Milán tuvieron una idea similar que llevó a la creación del programa CHIP para el cual se me ha pedido la introducción con este prólogo.
El COMPUTERIZED HOMOEOPATHIC INVESTIGATION PROGRAM (C.H.I.P.) es el resultado de 20 años de esfuerzo, para que no se pierda para las futuras generaciones la experiencia clínica de los HECHOS que crece y se acumula durante las consultas de los homeópatas de todo el mundo y para que no se vaya a la tumba con los homeópatas cuando estos mueran. Esto es lo que ha sucedido con la experiencia clínica de James Tyler Kent, Julia Green, Pierre Schmidt, Tomas Paschero, Mitrachandra Dhawale, Albert Pladijs y tantos otros. Todo lo que queda es algunas experiencias anecdóticas relatadas en algunos libros, escritas cuando el autor tuvo el tiempo necesario para tan tremenda tarea y la memoria para transcribir correctamente lo que había experimentado.
Es imposible mencionar aquí todo el trabajo empleado en el proceso de aprendizaje tecnológico que formó las bases del COMPUTERIZED HOMOEOPATHIC INVESTIGATION PROGRAM (CHIP). Brindo el reconocimiento y la apreciación de la comunidad homeopática de todo el mundo a aquellos que gastaron sus días y noches para ser competentes en la tecnología informática, a quienes confrontaron la información técnica que muchas veces bordeaba la aproximación, a quienes han gastado sus ahorros en equipamiento técnico y a quienes continúan refinando y desarrollando esta herramienta que finalmente ha proporcionado la posibilidad de permitir un exhaustivo y completo análisis de la experiencia clínica de otros. También brindo mi reconocimiento a aquellos que han tenido la previsión y el deseo y se han tomado el tiempo para equiparse de tal forma que sus experiencias clínicas no se perdieran en beneficio de la Homeopatía y de los pacientes que se habrán de beneficiar de este conocimiento terapéutico que será puesto a nuestra disposición mediante la base de datos de información clínica del PROGRAMA INFORMATICO DE INVESTIGACION HOMEOPATICA (COMPUTERIZED HOMOEOPATHIC INVESTIGATION PROGRAM.)
Autor: Dr. Jacques Imberechts, MD, FF Hom. Presidente de Homoeopathia Europea and Internationalis. Presidente L.M.H.I.
Fuente: http://www.radarhomeopatia.es/
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