Carta de un colegiado a la cúpula médica institucional sobre las prácticas médicas no convencionales, especialmente la Homeopatía

Carta abierta, dentro del ámbito médico profesional y colegial,
a los Dres. Rodríguez Sendín, Romero Agüit, Garrote Díaz y Fernández Torrente, miembros de la Comisión Permanente del
Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España



Distinguidos colegas:


Medios de comunicación les atribuyen las siguientes declaraciones:

-       La homeopatía es un proceso ilusorio, engañoso y sin ningún tipo de evidencia científica.
-       No se puede seguir engañando a la gente con procedimientos ilusorios que no tienen ningún tipo de justificación y que pertenecen al mundo de las creencias.
-       Otra cosa es que cada uno maneje lo que considere que no hace daño a su paciente, aunque sea del ámbito de la magia o de la fantasía.
-       Esos médicos homeópatas están convencidos de que esa pseudo-terapia funciona; la intención de la OMC en esta Asamblea es ver qué medidas se pueden adoptar para limitarla.
-       Muchas veces (los “mensajes homeopáticos”) retrasan la curación de los pacientes o entorpecen su calidad de vida, además de sacarles el dinero, que a veces es lo único que tienen.

Art. 37.2 y 37.3 del Código de Deontología Médica (CDM):

Los médicos deben tratarse entre sí con la debida deferencia, respeto, lealtad, sea cual fuera la relación jerárquica que exista entre ellos. Tienen la obligación de defender al colega que es objeto de ataques o denuncias injustas.

Los médicos se abstendrán de criticar despectivamente las actuaciones de sus colegas. Hacerlo en presencia de sus pacientes, de sus familiares o de terceros es una circunstancia agravante.

Art. 38.3:

Las discrepancias entre los médicos no han de propiciar su desprestigio público. (…) Se evitarán las polémicas públicas; las divergencias se resolverán en el ámbito profesional o colegial.

   La Asamblea General (AG) y la Comisión Permanente (CP) son los órganos colegiados de gobierno del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), que, junto a los Colegios Provinciales Oficiales de Médicos, constituyen la Organización Médica Colegial (OMC). El 15 de diciembre de 2009, la AG refrendó por unanimidad la homeopatía como acto médico. Tras la última AG, el 3 de diciembre de 2016, el CGCOM ha manifestado su “honda preocupación por las terapias pseudocientíficas, sectas sanitarias e intrusismo”. Aunque en su comunicado no se especifican modalidades, en sus declaraciones públicas dejan Uds. meridianamente claro que incluyen a la homeopatía en dicha categoría.

   En solo siete años, el CGCOM ha pasado de considerar el ejercicio médico de la homeopatía, informe técnico mediante, acto médico a transformarlo primero en acto sanitario pero no estrictamente médico, y, finalmente, a estudiar medidas para limitarlo, informe técnico pendiente. En el mismo período, sus discrepancias han desbordado el ámbito profesional o colegial que propone el Código, para dirigirlas al público general. Los factores determinantes de este radical, quizás precipitado, en todo caso sorprendente viraje merecen un análisis pausado. Entretanto, tiempos de incertidumbre para el ejercicio médico no ortodoxo.

   Cabe suponer que esta valoración en curso es solo la punta de lanza de un proceso que se intuye más amplio; que las acciones que se proponen, debaten y eventualmente ejecuten contra el ejercicio médico homeopático serían aplicables a toda la práctica médica no convencional (PMNC).

   Dejando de lado formas y foros, siento decirlo, cuestionables de referirse en tales términos a un colectivo de colegas, no me cabe duda de que sus motivaciones e intenciones son buenas, acordes a su papel institucional ante la sociedad. Que su referente es el mejor servicio médico a la población, y no el seguidismo, que algunos quieren ver en sus actuaciones, respecto a las hostilidades desatadas por múltiples agentes enfrentados a (y especialmente activos contra) la homeopatía.

   Legítimos o espurios como puedan ser, los intereses comerciales del mercadeo sanitario, las opiniones de los “azotes de las pseudo-ciencias” (entre los que medios incluyen a colegiados), las soflamas integristas de los guardianes del llamado pensamiento crítico/único, como asimismo las razonables, razonadas y constructivas críticas que el asunto merece,  poco o nada tiene que ver todo ello con los derechos y deberes de la praxis médica. A la hora de valorar ésta, convendrán conmigo en que son referentes adecuados, entre otros, el CDM, la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS) y la Estrategia 2014-2023 sobre medicina tradicional, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), además de legislación, normativa y recomendaciones europeas al respecto, que Uds. deben conocer. Entiendo que ni son ni deben serlo las presiones, que a veces frisan el acoso, de los furibundos detractores de la PMNC, mediante recurrentes campañas de demonización canalizadas a través de medios reconocidamente contrarios. Y quiero pensar que tales presiones e intereses tampoco son referentes adecuados para Uds.

   En lo referente al Código, creo que se hace un flaco favor al ejercicio médico en los términos en que se redactó el Art. 26.2, el mismo que citan Uds. con frecuencia. A todo el ejercicio médico, también al llamado convencional, al condicionar la ética a la evidencia y vincular empirismo con charlatanismo. El ejercicio médico de base empírica no es charlatanismo. La llamada medicina basada en la pomposa evidencia, por masiva que ésta sea, no la convierte automática, necesariamente en ética.

   El argumento principal en sus declaraciones en contra del ejercicio médico homeopático, que, previsiblemente, harán Uds. extensible a toda la PMNC, es que no tiene evidencia científica. Ciertamente, carece de pruebas (el término correcto en castellano, no “evidencia”) suficientes, sea lo que sea lo que este término signifique, y que probablemente sea distinto según a qué se aplique. Pero cuando alguien declara que la homeopatía no tiene “ningún tipo de  evidencia”, bueno, la impresión es que no lo ha revisado.

   Por otra parte, se ha dicho que en torno al 80-90% de la práctica médica convencional carece de evidencia. Con el mismo criterio, tendríamos que reconocer ante la población (con no menor contundencia que cuando hablamos de PMNC, para ser justos) que en torno al 85% de nuestro ejercicio médico convencional carece de evidencia científica. Y, aplicando la misma vara de medir y empleando sus propios términos, declarar públicamente:

-       que en ese mismo porcentaje, el ejercicio médico empírico convencional sería asimilable a procesos ilusorios y engañosos;
-       que también en la medicina convencional recurrimos al ámbito de la magia o de la fantasía;
-       y que, no solamente aplicamos pseudo-terapias (en el sentido aceptado de carentes de suficiente base científica) sino que, además, creemos que funcionan.

   Si, como ha declarado públicamente uno de Uds., realmente no existiera más medicina que la (suficientemente) científica, asumiendo un significado tan restrictivo del término, la mayor parte de nuestro ejercicio convencional no podría considerarse acto médico. Si asumimos que toda su ética depende en tal grado de la evidencia, nos situamos nosotros mismos en una posición difícil. ¿Tendríamos que valorar también limitarlo, informe técnico mediante?

   Quizás estemos de acuerdo en que la cientificidad no es un valor absoluto, estático, una propiedad que se reconoce o niega a algo a perpetuidad, sino una actitud, una forma de hacer y de comunicar, entre otras, que han de actualizarse continuamente. Proceso, más que status.

   En ese proceso de cientificación está la medicina convencional en grado notable, y es motivo de orgullo profesional para un servidor tanto como lo es para Uds. Y en ese mismo proceso debe estar, evidentemente, la PMNC. En la medida en que el propósito de ésta sea progresar en esa vía, con las limitaciones derivadas de los escasos recursos disponibles, con las dificultades de implementar metodologías estandarizadas no siempre las más adecuadas al objeto de estudio, con el escaso reconocimiento científico y social que hoy día se concede a quienes se dedican a ello, en esa medida su ejercicio no falta a la ética. No es todavía suficiente medicina científica, cierto, pero tampoco “ilusión y engaño.

   Medicina empírica con voluntad de cientificación, no “charlatanismo”, es, por tanto, la mayor parte de la PMNC y en torno al 85% de la medicina llamada convencional. Medicina basada en la experiencia médica, no magia y fantasía”. Ética médica en el ejercicio no ortodoxo, no una forma de  “sacar el dinero.

   Y, por supuesto, frente común con Uds. ante la pura y dura sobre-explotación comercial de la PMNC, como ante cualquier aspecto de la asistencia en que pretenda imponerse el puro beneficio comercial sobre la salud. Pero, si me permiten la sugerencia, no se dejen Uds. impresionar por los referidos agentes hostiles y su cruzada anti-PMNC; no confundan Uds. el negocio que pueda ser, por ejemplo, la venta de productos “homeopáticos” a discreción con el noble, honesto, metódico y bicentenario ejercicio médico homeopático. Se ha dicho que los homeópatas fueron de los primeros médicos (si no los primeros) que registraron sistemáticamente las historias clínicas de cada uno de sus pacientes, desde principios del siglo XIX. Debían hacerlo, para asegurar la correcta prescripción y el minucioso seguimiento del paciente al que obliga el correcto tratamiento médico homeopático. Estamos hablando de ejercicio profesional, no de “mensajes homeopáticos”.

   Integración con las debidas garantías asistenciales y éticas es la opción elegida, por ejemplo, en el Consorcio Académico para la Medicina y Salud Integrativas: en torno a 70 universidades y hospitales de referencia de EE. UU. Esta vía es la contraria a la limitación, la censura y la eliminación de la PMNC, secuencia de actuaciones de fácil progresión una vez que se empieza. La que asoma en el horizonte cuando se fomenta su demonización pública. Cabe suponer que lo tienen Uds. en cuenta en el actual proceso de valoración abierto, cuando hablan de limitar.

   A esta vía de integración vengo aportando mi modesto esfuerzo en los últimos años, del que esta carta es expresión, la cual (de acuerdo con el Código) escribo con la intención de que quede circunscrita al ámbito profesional y colegial. Con todo y las dificultades que a menudo conlleva tender puentes entre orillas enfrentadas y distantes, merece la pena. He publicado mis reflexiones al respecto. No es difícil encontrarlas con una sencilla búsqueda, y estaré encantado de facilitárselas a su demanda. No obstante, cabe pensar que al menos parte de ellas no solo las conocen, sino que las reconocen como propias, a tenor de las declaraciones atribuidas al Dr. Fernández Torrente en la página institucional de la OMC, calcadas del texto de un artículo de mi autoría publicado en 2007 (véase Anexo adjunto). Si estamos de acuerdo en el diagnóstico, abórdese conjuntamente la mejor estrategia terapéutica. Por supuesto, la iniciativa depende en su mayor parte de la voluntad de la PMNC, en cumplimiento de su responsabilidad ante la sociedad. Y a la OMC corresponde ejercer la adecuada tutela, que entiendo debe hacerse en ámbitos profesionales y colegiales, de acuerdo también al CDM.

   No procede extenderme aquí sobre las oportunidades de normalización e integración que brindan las referidas LOPS y Estrategia, pero permítanme una breve referencia.

   La LOPS supuso, sigue suponiendo un poderoso estímulo y un marco adecuado para el desarrollo profesional también del colectivo de la PMNC, de cara a la mejora de su ejercicio profesional, a la optimización asistencial dentro de su campo de actuación. Un tren que en su día recomendé no debía perder la PMNC, actuando principalmente desde su ámbito asociativo, y al que, en mi opinión, no se subió con la debida presteza y decisión.

   Por otra parte, cabe esperar del colectivo médico convencional una actitud colaborativa hacia tales razonables fines de normalización del ejercicio médico no convencional. Como ejemplo, la LOPS solo reconoce la formación continua que esté acreditada. A tal fin, las actividades formativas en PMNC deben cumplir los requisitos que les permita aspirar a su acreditación y las correspondientes comisiones de acreditación no deben denegar la acreditación de una actividad formativa cuando las cumplen, por el solo hecho de tratarse de una PMNC. Ha pasado.

   Respecto a la referida Estrategia de la OMS, se trata de una propuesta a escala mundial para la adecuada integración de terapias convencionales, tradicionales y complementarias en los debidos términos de eficacia, seguridad y equidad. Otro marco integrador que nos propone avanzar, junto a los pacientes y desde el principio de su autonomía, hacia una interacción adecuada entre médicos con distintas aportaciones a la vieja ciencia y arte de curar.

   El bien del paciente, y el propio CDM a su servicio, invitan a nuestro colectivo médico a elegir las condiciones y reglas de juego más adecuadas en este asunto. En lo que es el día a día profesional y en las decisiones institucionales a medio y largo plazo: purgas en clave persecutoria, dinámicas de censura y entornos hostiles, en los que unos ganan porque otros pierden, o pautas colaborativas en entornos amistosos, cooperación para la mejor asistencia, en el que todos, pacientes, profesionales, proveedores, gestores y administradores ganamos.

   Concluyendo, si

-       en el colectivo de la PMNC predomina la voluntad de normalización de los aspectos asistenciales, formativos y de cientificación de su ejercicio profesional;
-       se reconocen abiertamente las carencias, limitaciones, dificultades y, en general, complejidades de su práctica médica, y se disponen a actualizarlas y mejorarlas;
-       a tales fines aspira a obtener la comprensión y ayuda del resto de la profesión, OMC incluida,

entonces no parece quedar mucha justificación racional, deontológica o ética para actuaciones públicas desde la OMC que pueden percibirse como hostiles por sus profesionales y pacientes.

   Reciban, Dres. Rodríguez Sendín, Romero Agüit, Garrote Díaz y Fernández Torrente, mi reconocimiento como colegiado por su labor personal e institucional en bien de la sociedad y de la profesión.


   Atte.,

   Marino Rodrigo Bañuelos
   Especialista en Medicina interna
   Colegiado Nº 313104259


En Pamplona, a 15 de diciembre de 2016



ANEXO

-       Declaraciones atribuidas al Dr. Fernández Torrente en Médicos y pacientes.com (OMC), en crónica del 38 Congreso Nacional de SEMERGEN, publicadas el 29/10/2016:

En un análisis crítico de las TTNC, el Dr. Fernández Torrente aludió a la ausencia de un campo asistencial delimitado, a la “notable fragmentación” de técnicas y procedimientos; a la “incertidumbre como condicionante de sus actuaciones asistenciales ante la escasez de evidencias científicas que la avalen”; a la “carencia de controles de calidad internos y externos”, objetivos y contrastables en lo referente a los aspectos asistenciales, docentes y formativos; a la formación fluctuante, “escasamente estructurada y generalmente no acreditada” y a la interacción con la comunidad científica “puramente anecdótica”.

-       Fragmento de mi artículo Aspectos éticos y legales de la práctica médica no convencional, Revista Homeopática, Nº 59, 2007:

Un análisis en profundidad de la situación actual de la PMNC (práctica médica no convencional) en nuestro país desborda el propósito de este escrito pero sería necesario  para el abordaje de sus implicaciones éticas y legales. Sin entrar en profundidades, podemos apuntar que, considerada en su conjunto o en cada una de sus modalidades, la PMNC presenta las siguientes características:
-          Ausencia de un campo asistencial delimitado, en el sentido ordinario de este concepto aplicado a especialidades médicas y áreas de capacitación específicas.
-          Fragmentación notable de técnicas y procedimientos, y, dentro de cada técnica, de métodos de aplicación de la misma, que condiciona una notable heterogeneidad de la práctica profesional.
-          La incertidumbre como condicionante de sus actuaciones asistenciales, ante la escasez de evidencias científicas que la avalen.
-          Carencia de controles de calidad internos y externos, objetivos y contrastables, en lo referente a los aspectos asistenciales, docentes y formativos.
-          Formación continuada fluctuante, escasamente estructurada y generalmente no acreditada. Ausencia de recertificación periódica.
-          Interacción con la comunidad científica anecdótica en cuanto a comunicaciones, publicaciones y trabajos de investigación conjuntos, condicionada por una serie de factores: falta de interés, escasa formación en revisión crítica de la literatura médica y en metodología de investigación, acceso limitado a recursos estadísticos, carencia de tradición e infraestructura investigadoras y de apoyo académico, entre otros.

La similitud de textos apunta a algo más que a una simple coincidencia, sugiere la copia de un original sin citar el nombre de su autor (fusilar, en la jerga). El Dr. Fernández Torrente sabrá, y quizás tenga a bien ofrecerme la explicación que formalmente le pido aquí. A los efectos de esta carta, lo importante es que coincidimos en la determinación de algunas de las complejidades del ejercicio médico no convencional, las cuales fueron reconocidas públicamente en su propio ámbito 9 años antes que nuestro colega de la CP. La concordancia en el análisis de los problemas no es mal punto de partida para avanzar conjuntamente hacia su solución.


Autor: Marino Rodrigo Bañuelos. Especialista en Medicina interna. Navarra. Colegiado Nº 313104259.



1 comentario:

F. Bautista dijo...

La carta de éste compañero mete el dedo en la yaga de la deriva "inquisitorial" a la que el "emérito" presidente de la OMC Rodríguez Sendín y otros, han llevado a la institución, que lejos de ser "LA CASA DE TODOS LOS MÉDICOS", "LA DEFENSORA DE TODOS SUS COLEGIADOS", se ha convertido en cómplice de agrupaciones de corte sectaria que tratan de eliminar una prácticas médicas no convencionales, reconocidas por la Organización Mundial de la Salud como Medicinas Tradicionales, permitiéndoles ir contra el código deontológico médico, cometiendo lo que en cualquier organismo público podría ser tratado judicialmente como PREVARICACIÓN.
Pero claro, ellos también están incumpliendo el código deontológico que proclaman defender...