Introducción al enfoque centrado en la persona en salud

“Quizás la única certeza que tenemos es la vivencia permanente del cambio”

El acceso a la información, la velocidad de producción y cuantía del conocimiento, las múltiples posibilidades de aplicación (por ej. el desarrollo tecnológico), la modificación y cuestionamiento de las estructuras sociales, la masificación de las oportunidades educativas, entre otras, traducen lo que se ha llamado un cambio de paradigma en nuestra sociedad.

La medicina, como disciplina profesional y como ciencia, no es ajena a las transformaciones que experimenta nuestra sociedad. En una sociedad más heterogénea los valores tradicionales de la Medicina han perdido la fuerza normativa que tuvieron en la sociedad más homogénea y autoritaria de antes. Los avances científicos y técnicos de la Medicina han permitido que las decisiones de los médicos en la actualidad tengan mayor consecuencia sobre la persona de sus pacientes que en otras épocas; además se ha visto que la relación del médico con sus pacientes en los diferentes escenarios en que ésta ocurre, también ha experimentado cambios profundos, como por ejemplo: intervenciones para la prolongación de la vida, procedimientos diagnósticos, tratamientos más eficaces y en ocasiones más riesgosos, investigación clínica, etc.; con todo ello existe el peligro de distanciar el encuentro entre el médico y el paciente. Por otro lado, el desarrollo del concepto de auto-cuidado, entendido como el compromiso de las personas con su bienestar, entrega al paciente más responsabilidades y poder, incluso más allá de los sistemas tradicionales de salud. Por último, en la sociedad actual, más informada y más cuestionadora, las atribuciones y poder otorgados por la misma sociedad a la profesión médica han ido cambiando. Todo lo anterior nos puede llevar al escenario planteado por Stewart: “los pacientes están insatisfechos, los médicos están confundidos y puede que no disfruten su trabajo como antes”. La medicina tiene hoy en día la necesidad de examinar críticamente sus metas y sus normas para conciliar los avances de la ciencia y de la técnica con las necesidades del hombre y de la sociedad. Posiblemente, seremos testigos de la inevitable transformación en la interacción médico-paciente o más bien, paciente-médico.

Tradicionalmente, el médico ha contado con tres herramientas terapéuticas básicas: el bisturí, el fármaco y la palabra, entendida esta última como el poder terapéutico basado en la interacción o relación médico- paciente, en la cual se reconoce al paciente como persona y tal como lo señalara Hipócrates, considera a los pacientes no sólo como sujetos del dolor, sino también como agentes de su proceso de recuperación. Sin embargo, con el aumento de la eficacia de los recursos y procedimientos técnicos, como medicamentos e intervenciones quirúrgicas, el valor de la relación médico-paciente se ha visto relegada a un lugar de menor jerarquía. No obstante lo anterior, se reconoce cómo en los ámbitos académicos ha habido un resurgimiento de la idea del humanismo médico que se encuentra ya expresada en el juramento y en otros libros del Corpus Hipocrático. Esto se ha traducido en que la mayoría de las escuelas de medicina en los Estados Unidos y Europa incluyan cursos humanistas en sus mallas curriculares, como por ejemplo la enseñanza formal sobre comunicación médico-paciente. En nuestra escuela, la percepción de esta necesidad ha surgido tanto desde el estamento académico como desde los propios alumnos (conclusión jornadas docente-alumno 2003, 2007, 2008).

El “Enfoque Centrado en la Persona” (ECP) nació en el campo de la sicología clínica, primero como un modelo de Psicoterapia y luego como un Enfoque de las Relaciones Humanas en General y su aplicación en diversos ámbitos de la vida humana, como por ejemplo en educación (de especial importancia es el concepto de “Educación para Adultos” desarrollado entre otros por Jane Vella). Uno de sus más grandes exponentes es Carl Rogers (1902 – 1987), sicólogo humanista norteamericano. Rogers ha sido una de las personas que más aportes ha hecho a esta orientación, poniendo énfasis en la importancia de una “relación, hecha de aceptación, de respeto y de empatía”, de modo que se permita a la persona que requiere de ayuda entrar en contacto con sus experiencias con sus propios sentimientos, expresarlos, ganar confianza en sí mismo y así ser capaz de tomar decisiones con respecto a su propia vida. Esto permite a la persona ayudada (paciente) aportar desde sus recursos para afrontar sus problemas (por ej. salud) con menor necesidad de autoritarismos o paternalismos sobre su persona. La propuesta de Carl Rogers trascendió las fronteras de su país y su teoría y práctica está ampliamente difundida en Europa, Asia, Australia, Norteamérica y Sudamérica, en donde existen Universidades, Centros, Institutos y Asociaciones profesionales desde este enfoque.

El Enfoque Centrado en la Persona se puede definir como el encuentro entre dos personas en que una de ellas necesita ayuda. Es la relación en que uno de los participantes intenta hacer surgir, de la otra persona o de ambas, una mejor apreciación y expresión de los recursos latentes o manifiestos del individuo y un uso más funcional de estos. La base del ECP ha sido el concepto de la Tendencia a la Actualización que alude a la capacidad del individuo, de orientarse, desarrollar sus potencialidades y satisfacer sus necesidades. Cuando las personas son tratadas: de forma no autoritaria, desde una aceptación incondicional, en un marco de autenticidad y escucha empática, las fuerzas constructivas de la tendencia al desarrollo positivo, tienden a expresarse e imponerse por sobre las negativas y destructivas. La hipótesis general del ECP según Carl Rogers es que: “Si puedo crear un cierto tipo de relación en un ambiente enriquecido y libre de amenaza, la otra persona descubrirá en sí misma la capacidad de utilizarla para el desarrollo de sus propias potencialidades y de esta manera se producirá el cambio personal”. El individuo posee en sí mismo potenciales recursos para su propia comprensión, para cambiar su auto concepto, sus actitudes y para dirigir su conducta.

Atención Centrada en el Paciente (Patient Centred Care)
Atención centrada en el paciente es la aplicación del ECP a la medicina. Balint introdujo el concepto de "medicina centrada en el paciente" en la literatura médica a mediados de los años cincuenta y lo contrastó con el de "medicina centrada en la enfermedad". Actualmente es una frase de frecuente uso en los discursos sobre los sistemas de salud, incluso en nuestra escuela (Plan de Desarrollo 2009-2013 Facultad de Medicina).

Elementos de una Atención Centrada en la Persona.
A pesar de que se ha desarrollado una variedad de definiciones en la literatura académica y clínica, se puede identificar los siguientes componentes relacionados:

- la exploración en conjunto de la enfermedad y de la experiencia de la enfermedad (dolencia)

- la comprensión de la persona en forma integral y en su contexto

- la búsqueda de “terreno en común” entre el médico y el paciente

o Definiendo los problemas

o Estableciendo los objetivos

o Identificando los roles

o La alianza terapéutica

- el compartir el control y la responsabilidad;

- la construcción de un vínculo y el desarrollo de una relación médico-paciente

- El "doctor como persona": concientización y atención a sus fortalezas y limitaciones, y a las señales emocionales en la relación profesional-paciente.

- Conservación del sentido de la realidad, "ser realista" en relación a

o El tiempo.

o Los recursos

o La energía física y emocional del médico.


Comunicación centrada en el paciente
Un elemento de la atención centrada en el paciente es la comunicación entre el profesional de salud y su paciente. En el área de comunicación existe una base sólida de evidencia científica que demuestra que cuando los médicos utilizan habilidades comunicacionales centradas en el paciente en el ámbito clínico beneficia tanto al médico como a sus pacientes. Por una parte, el médico identifica los problemas de sus pacientes con mayor precisión y disminuyen las demandas iniciadas en su contra. El paciente siente menos molestias y adhiere en mayor grado a los tratamientos prescritos. No se trata únicamente de mejorar los aspectos psicológicos de la atención. Numerosos estudios muestran que mejorando la comunicación en aspectos específicos también mejoran los resultados fisiológicos, tales como el control de la diabetes, hipertensión o dolor.

Actualmente comunicación efectiva está considerada como una de las competencias básicas en la educación médica. La Association of American Medical Schools (AAME) define que toda escuela de medicina debe realizar una evaluación formal de comunicación. Nuestra Escuela introdujo docencia y evaluación en habilidades comunicacionales en el año 1996 y la Universidad de Chile en el año 2000. Hay muchos estudios que confirman que tanto especialistas como médicos generalistas (e incluso médicos con muchos años de ejercicio de la medicina) pueden aprender habilidades comunicacionales y los cambios de conductas logrados permanecen en el tiempo.

El aprendizaje requiere métodos docentes experienciales que permiten observación de la entrevista, feedback y la posibilidad de practicar en forma repetida las habilidades aprendidas. Los elementos que constituyen una comunicación centrada en la persona se pueden categorizar de la siguiente forma:

• Conjunto de conocimientos: “Saber”

• Capacidad de utilizarlos en la práctica (destrezas y habilidades):

“Saber hacer”

• Conjunto de actitudes que permitan establecer buenas relaciones interpersonales: “Saber ser”

Un estilo Centrado en la Persona implica una consideración globalizada o integral del ser humano. Centrarse en la persona implica superar la tentación de captar sólo una de las dimensiones del ser humano. Por eso, tomar conciencia de las mismas y de cómo éstas quedan afectadas por el impacto de una situación crítica como la enfermedad, puede ayudarnos a hacer un proceso de acompañamiento que sea realmente eficaz. Por otra parte, la persona que intenta ayudar tiene también el desafío de considerarse a sí mismo en sentido global integrando todas sus dimensiones. Se puede decir que en la medida en que ésta sea una persona integrada estará más o menos capacitada para considerar a la otra persona en un sentido más global, y de esta manera aumentar su competencia relacional.

Bibliografía
Rogers C. El proceso de convertirse en persona. Sexto ed. Barcelona: Paidós Ibeérica; 1989.
Balint M. The doctor, his patient and the illness. Lancet 1955;1:318.
Stewart M, Brown JB, et al. Patient-Centered Medicine Transforming the clinical method. 2nd edition. Radclife. Oxford. 2003.
Bermejo JC. Apuntes de Relación de Ayuda . Centro de Humanización de la Salud. España ed. 1996.
Lewin SA, Skea ZC, Entwistle V, Zwarenstein M, Dick J. Interventions for providers to promote a patient-centred approach in clinical consultations (Cochrane Review). In: The Cochrane Library, Issue 1, 2004. Oxford.
Aspegren, Knut. Best Evidence Medical Education Guide: Teaching and Learning Communication Skills in Medicine: A review with quality grading of Articles. Best Evidence Medical Education Guide Nº 2. 1999.


Autores: Philippa Moore, Gricelda Gómez.
Fuente: INTRODUCCION AL ENFOQUE CENTRADO EN LA PERSONA EN SALUD

10 sintomas psiquiátricos tratables con homeopatía

La Psiquiatría es la disciplina médica que se ocupa de los fenómenos mentales, para su conceptualización divide estos fenómenos en síndromes, conjuntos de síntomas que suelen aparecer agrupados en la práctica, sin embargo este agrupamiento no presupone que linealmente debamos aceptar, sin más, que responda a una entidad preestablecida fija y natural, más bien parece que tales agrupamientos se deben a nuestra manera particular de conceptualizar el sufrimiento psíquico, en una manera de proceder que es calcada del naturalismo. La nosografía psiquiátrica carece de una validación experimental más allá del empirismo observacional que la alimenta desde el siglo XIX.
La homeopatía como la medicina china por el contrario no intenta clasificar los fenómenos mentales separadamente de los físicos, sino que los incluye en un continuo, donde la toxicidad conocida o experimentalmente reproducida del fármaco en cuestión se hace coincidir con el síndrome clínico que presenta el paciente para elegir un medicamento determinado. Su campo de observación no es la clínica sino la toxicologia, su campo de saber procede de los efectos tóxicos de plantas, minerales o productos de origen animal bien conocidos por sus efectos tóxicos y cuando estos efectos tóxicos son desconocidos recurre al proving, a la toma repetida de un medicamento en una persona sana observando qué efectos produce no solamente a nivel físico, sino también a nivel mental incluyendo lo onírico.
Es frecuente en Psiquiatría que resolvamos en un diagnóstico de un síndrome cualquiera ante un paciente que presenta síntomas mezclados de distintos síndromes, por ejemplo el síndrome ansioso, el depresivo, el fóbico y el de despersonalización suelen presentarse muy frecuentemente unidos. El síndrome anoréxico, el síndrome obsesivo y el síndrome bulímico, junto con la impulsividad y la somatización también suelen presentarse agrupados en los pacientes individuales, planteando problemas epistemológicos comunes a la Psiquiatría, no solamente entre síndrome y síndrome , sino también entre síndrome (estado) y rasgo, llevando al absurdo las clasificaciones categoriales en dos ejes.
Otra característica epistemológicamente ambigua de la psiquiatría procede de la tozudez de Descartes y de la negación de lo psíquico que arrastramos desde que se sacara a empujones el hecho anímico del hecho corporal y más aun: se negara el hecho psíquico en si mismo asimilándolo a una forma distinta de manifestación de la materia. La división del hombre en trozos, y más aun, de la medicina en especialidades responde a esta manera de pensar, lo que ha propiciado que ni los médicos somáticos consideren el hecho psíquico como un fenómeno asociado al malestar físico ni los psiquiatras lleguen a considerar el hecho médico o somático que se encuentra detrás de un malestar psíquico. Es evidente que esta manera de pensar ha hecho crecer y progresar algunas disciplinas médicas como por ejemplo la cirugía, tambíén es cierto que se han conseguido dominar prácticamente todas las enfermedades agudas gracias a los antibióticos, sin embargo son de señalar en el debe, la mutación de los gérmenes hacia formas más virulentas, la aparición de nuevos virus patógenos para los humanos, la contaminación con metales pesados y productos de la degradación industrial ,la multiplicación de enfermedades neoplásicas y la elevación de la frecuencia de malestares crónicos que proceden de un mal tratamiento preventivo de casi todas las enfermedades agudas que no responden a los tratamientos con frecuencia demasiado agresivos de la alopatía. El resultado de la compartimentación del saber médico ha sido una profundización en la brecha que separa lo mental de lo corpóreo en la errónea convicción de que un malestar mental reside necesariamente en procesos bioquímicos averiados en el cerebro, usualmente a nivel de sistemas de neurotransmisión, perdiendo de vista el hecho de que un malestar mental puede tener su origen en una víscera alejada y sin lesión estructural alguna.
La homeopatía como la medicina china por el contrario no intenta clasificar los fenómenos mentales separadamente de los físicos, sino que los incluye en un continuo, donde la toxicidad conocida o experimentalmente reproducida del fármaco en cuestión se hace coincidir con el síndrome clínico que presenta el paciente para elegir un medicamento determinado. Su campo de observación no es la clínica sino la toxicologia, su campo de saber procede de los efectos tóxicos de plantas, minerales o productos de origen animal bien conocidos por sus efectos tóxicos y cuando estos efectos tóxicos son desconocidos recurre al proving, a la toma repetida de un medicamento en una persona sana observando qué efectos produce no solamente a nivel físico, sino también a nivel mental incluyendo lo onírico.
A continuación me propongo dar a conocer aquellos síntomas psiquiátricos que son sensibles a un medicamento homeopático cualquiera. Todos los médicos, incluyendo a los psiquiatras deberían conocerlos, no solamente porque no existen alternativas a muchos de ellos en el arsenal medicamentoso convencional, sino porque muchas veces su mecanismo de acción irá más allá de la indicación precisa que propongo, sucederá cuando ese medicamento indicado sintomáticamente coincida con el constitucional, algo que suele suceder con frecuencia y que deja al medico y al propio paciente atónitos ante el alcance terapéutico de la homeopatía.
La homeopatía puede utilizarse de dos modos, uno sintomático, es decir dirigido hacia un síntoma concreto y otro genérico o constitucional, dirigido hacia un modo reaccional específico. Cuando la utilizamos de modo sintomático debemos usar diluciones bajas, usualmente diluciones decimales 4, 8, 12, 18, 20, 28, DH, etc. Cuando la usamos de un modo constitucional precisamos de diluciones más altas, usualmente de 30 CH hacia arriba. Recientemente se ha propuesto un modo terapéutico novedoso, el acorde de potencias, es decir utilizar un preparado con distintas potencias o diluciones en el mismo preparado. Este modo de proceder tiene algunas ventajas sobre el tradicional modelo unicista: por una parte evitar las agravaciones homeopáticas y por otro prestar al clínico un preparado que va a ser útil para un determinado síntoma al mezclar distintas diluciones en una sola toma con independencia de que coincida o no con la reactividad particular del sujeto. En contradicción con esta forma de pensar, el modelo unicista es decir el uso de un solo medicamento para cada individuo solo logrará ser eficaz en el caso de estar bien elegido y si además no existen bloqueos. Dicho de otra manera, el margen de error al prescribir un fármaco por encima de las 30CH es muy grande, tanto que contradice la teoría del placebo para la homeopatía pero también constriñe el uso de la homeopatía a unos pocos iniciados.
Personalmente no he visto nunca ninguna curación homeopática que pueda deberse al placebo, algo que si he podido observar en los tratamientos alopáticos. Además existe otra condición que hace que un medicamento aun bien elegido, no haga ningún efecto, se debe a lo que conocemos con el nombre de bloqueo, un estado hipoérgico donde el sujeto no responde a ningún estimulo, ni siquiera a los pequeños estímulos que representan los tratamientos homeopáticos que siempre trabajan empujando la fuerza vital a través de su flujo natural, dicho de otro modo la homeopatía ayuda a que el organismo se defienda por si mismo algo que sucede en la mayor parte de los casos, incluso cuando de lo que se trata es de morir en paz.
Por último no es necesario decir que cuando se acierta con el medicamento constitucional o con el alma de la situación actual cualquier síntoma puede responder. ¿Todos los síntomas responden? He de decir que me he llevado muchas sorpresas con la homeopatía, pero mi casuística es demasiado poco extensa y circunstrita a mi especialidad – la Psiquiatría- para generalizar resultados, diré sin embargo que en mi opinión la homeopatía resuelve las enfermedades curables y a veces algunos síntomas concretos que no responden a ningún tratamiento alopático conocido. Más allá de eso no me atrevo aun a decir nada más.

1.-Agitación nocturna
La agitación nocturna es un síntoma extraordinariamente frecuente en Psiquiatría, Neurología y Geriatría y tan rebelde que a veces pone patas arriba no solo uno sino casi todo el vademécum psiquiátrico convencional. Los psicofármacos tienen efectos paradójicos en los ancianos, las benzodiacepinas en lugar de sedar puedan provocar excitación paradójica y disforia, los antipsicóticos tan utilizados en la sedación rápida provocan utilizados crónicamente síntomas extrapiramidales y obesidad, los antidepresivos pueden ser mal tolerados debido a sus efectos anticolinérgicos, y hasta los antihistamínicos más suaves pueden provocar somnolencia, caídas con frecuentes fracturas y excitación paradójica en los ancianos.
La homeopatía dispone de un medicamento adecuado para el tratamiento de la agitación o inquietud nocturna. El Arsenicum album, un anhidrido arsenioso que a nivel tóxico da un cuadro similar de agitación e inquietud, pero que en diluciones homeopáticas es ideal para el tratamiento sintomático de estos pacientes inmanejables con medicamentos convencionales que son o muy sensibles a los psicofármacos o por el contrario se encuentran embotados precisamente por un abuso de medicamentos sedativos. El Arsenicum album por si solo puede controlar la sintomatología de agitación de pacientes ancianos, siempre y cuando este estado empeore de noche. Para ello utilizo el preparado de los laboratorios Phinter-Heel en acordes Arsenicum Injeel forte que se encuentra en ampollas que pueden inyectarse o beberse. El Mezereum Homarcord del mismo laboratorio posee diluciones de Chininum arsenicosum en acorde y en gotas. Utilizo 30 gotas diluidas en un litro de agua, a consumir durante un día entero a tragos agitando intensamente antes de beber. Su efecto es realmente sorprendente y todo médico debería de contar con este medicamento en su vademécum alternativo.
El Arsenicum album está descrito en muchas Materias médicas como el medicamento de elección en la anorexia. Personalmente no estoy de acuerdo con esta prescripción, no he visto nunca ninguna anoréxica que mejore con este medicamento, sin embargo esta discrepancia personal procede otra vez de mi epistemología psiquiátrica. Para mi una anorexia es algo distinto a la simple falta de apetito, es un síndrome psiquiátrico de rechazo al alimento por motivos estéticos unido a la amenorrea y la obsesividad. Sin embargo debo decir que es cierto que Arsenicum album es un buen remedio para la anorexia simple, es decir para la inapetencia o para aquellas personas, usualmente mayores que rechazan los alimentos (sitiofobia) y no pueden tolerar su presencia o su olor. Este tipo de cuadros alimentarios no son anorexias, sino cuadros psicosomáticos abigarrados donde probablemente existan otras causas metabólicas o toxicidades tisulares que hacen que el paciente rechace la comida a veces imitando una anorexia mental, este tipo de cuadros cada vez son más frecuentes en población adulta y probablemente respondan a una mimetización del malestar similar a la que hacen las anoréxicas mentales adolescentes a partir de la inanición. Es decir la inanición puede desarrollar síndromes anoréxicos experimentales por si misma, este tipo de inanición responde bien al Arsenicum album y no las anorexias mentales clásicas donde la paciente no presenta dolores quemantes, ni ansiedad nocturna, dos de las condiciones para una buena respuesta al Arsenicum.
Por último, el Arsenicum album es un buen medicamento de senectud, los jóvenes con constituciones simpáticas, rápidos y trabajadores que no pueden estarse quietos responden mejor al Phosphorus. El Arsenicum es el Phosphorus de los mayores, del mismo modo el Kali sulphuricum es la mejor sal de potasio para este tipo de pacientes de edad avanzada que sufren problemas asociados de arteriosclerosis vasculares. Como medicamento coadyudante para este tipo de personas utilizo el Barijodeel (de Phinter-Heel) en comprimidos que lleva Arnica, el propio Kalium Phosphoricum y Anacardium.

2.- Despersonalización
Aunque ubicua en toda la sintomatología psiquiátrica, la despersonalización, la desrealización y la disociación no cuentan en el vademécum psiquiátrico con ningún especifico concreto para mejorar o mitigar estos estados que algunas veces son enormemente desagradables para quien los sufre. Contrariamente a esta idea existen evidencias de que determinados medicamentos como las benzodiacepinas poseen un efecto disociativo por si mismas que se utiliza en anestesia para inducir olvidos del pre o postoperatorio. Las drogas tipo cannabis también tienen efectos disociativos así como el café o las experiencias agudas de estrés. La disociación leve y poco intensa es un síntoma psiquiátrico que afecta muy probablemente al 60-70% de la población en algún momento de su vida bien de forma espontánea o bien después de algún estrés o toma de fármacos o drogas de abuso.
Los psiquiatras consideran con frecuencia la disociación como un síntoma banal que procede de la activación de un mecanismo de defensa universal y probablemente tengan razón, en tanto que se trata de un mecanismo cuya función es mantener determinados materiales (cognitivos, mnésicos, afectivos o conductuales) desagregados entre si con objeto de hacerse irreconocibles para la conciencia. En este sentido la disociación es el mecanismo opuesto a la asociación mediante la cual agregamos aspectos concretos a una determinada experiencia a la vez que la vinculamos con aspectos históricos del Yo. La asociación en este sentido trabaja para conseguir un sentido unitario, histórico de la experiencia humana, mientras que la disociación opera en sentido contrario y nos aleja de la historicidad que como sujetos vamos construyendo con nuestra vida y experiencia acumuladas. Se trata en todo caso de un mecanismo de alarma que tiende a preservar la experiencia del “aquí y ahora” aunque a veces la intensidad de esta experiencia de lugar a situaciones catastróficas como el estupor, la fuga o amnesia disociativa persistente o más frecuentemente a experiencias corporales inusuales, distorsiones perceptivas o el más frecuente fenómeno de la autoscopia, verse a si mismo como si el Yo estuviera fuera del cuerpo, algo frecuente en los postoperados debido a los medicamentos administrados en la anestesia.
Con todo, lo más frecuente es que estos fenómenos disociativos estén incluidos en formas abortivas de trastornos por pánico. Algunas personas son capaces de desdoblar su conciencia cuando se ven sumidos en un ataque de pánico y pueden modificar el miedo y transformarlo en una experiencia inusual de tipo disociativo. Evidentemente siempre será mejor sentir que uno se encuentra fuera del cuerpo unos pocos segundos que el ataque de pánico con el desagradable cortejo vegetativo acompañante y que estas personas logran eludir. Otros consiguen minimizar sus ataques y convertirlos en ataques de vértigo, otros en movimientos coreiformes de las piernas y otros por fin en un cuadro psicosomático como diarrea o vómitos, en todos estos casos existe un fenómeno disociativo asociado que permite eludir si bien no las consecuencias cognitivas del miedo si al menos sus consecuencias glandulares. Hay que recordar que no existe somatización sin disociación, sin ese trabajo de mantener separados los afectos de sus consecuencias viscerales o mentales.
Si la Psiquiatría carece de soluciones especificas para la disociación más allá de los antidepresivos, algunos de los cuales pueden mejorar – no tanto la disociación- sino el estado de ánimo basal. La homeopatía dispone de dos medicamentos enormemente útiles para las vivencias disociativas, se trata de Anacardium Orientale y de Cannabis Indica, ambos son muy parecidos en su mecanismo de acción aunque en el caso de Anacardium nombraré además un síntoma que me parece de interés: su tropismo en el estomago. ¿Qué relación tiene el estomago con la disociación? Para un medico occidental ninguna relación pero un medico chino no se sorprendería tanto de esta comorbilidad. Para la medicina china la disociación no está en el cerebro sino en el estomago y más concretamente en el duodeno, es allí precisamente donde la digestión separa (disocia) lo puro de lo impuro, lo asimilable de lo inasimilable. La función mecánica de la digestión corresponde al duodeno pero la función mental corresponde a las energías del duodeno, es decir a las energías Fuego, hay que recordar que el duodeno es la víscera hueca (Yang) que se corresponde con el corazón (Yin).
Lo cierto es que Anacardium es tanto un buen antidisociativo como un magnifico medicamento para la ulcera gastroduodenal. Hay que recordar que si lo usamos para la ulcera habrá que darlo a bajas diluciones pero si lo utilizamos como antidisociativo habrá que usarlo a 30 CH o 200 CH. recomiendo comenzar por 30 CH si existen problemas gastroduodenales en una persona con ataques disociativos cosa sorprendentemente frecuente. En ocasiones Anacardium es también de utilidad en esas personas que poseen clarividencia, que creen poseer o poseen un don curativo y que efectivamente tienen cierta intuición para tener sueños proféticos o sincrónicos.
Cannabis indica es muy parecido a Anacardium y está indicado en esas personas que habiendo abusado de la marihuana han alcanzado lo que se conoce como un estado amotivacional, suelen ser adolescentes que presentan problemas en sus elecciones a largo plazo, disconformidades con la sociedad o la identidad, experiencias perceptivas distorsionadas generalmente asociadas a las dos mitades del cuerpo, presentan trastornos en la percepción del tiempo, son extremadamente sensuales y relatan experiencias beatificas concretas que sin llegar a ser delirantes resultan cuando menos inusuales, además tienen antecedentes de consumo de marihuana de forma crónica y persistente.

3.-Duelo reciente
Como psiquiatra he de decir que el medicamento homeopático más interesante y el que primero utilicé con éxito fue Ignatia. Lo realmente curioso de Ignatia (cuyo principio activo es la estricnina) es que se adapta muy bien a todas las pérdidas, desengaños, sufrimientos sentimentales o perdidas de seres queridos siempre que esta pérdida sea reciente con independencia del síndrome clínico que presente el paciente. Lo he administrado en trastornos de pánico, depresiones reactivas, o en situaciones de estrés vinculadas al sufrimiento sentimental. Ignatia se adapta muy bien a los terrenos de la mujer liberada, asertiva y competente, pero también a las tipologías matriarcales, madres que sufren por la emancipación de sus hijos, “el nido vacío” a el alejamiento ocasional o definitivo del marido o hijos. Es un medicamento clásico de lo que la Homeopatía llama histeria, un rótulo que en Psiquiatría ya no se usa debido a su ambigüedad, en realidad Ignatia resolverá perfectamente tanto un síntoma psicosomático, como el bolo esofágico (un síntoma que siempre se nombra en las materias medicas acentuando su aspecto paradójico) como cualquier otro, desde la depresión hasta la bulimia siempre y cuando en cuyo origen se encuentre el desengaño, la decepción o la pérdida.
Es evidente que ante una pérdida no todo el mundo reacciona igual, la homeopatía ha descrito en el capitulo sobre “Trastornos por…” múltiples formas reactivas en cuyo origen se encuentra la perdida misma. Si sospechamos que un determinado evento tiene relación con un desarrollo mórbido lo que debemos preguntarnos es ¿Desde qué emoción concreta ha vivido esta persona esa pérdida? ¿La ha vivido, desde la cólera suprimida, desde la pena silenciosa, desde la decepción universal, desde la vergüenza, o desde la indignación? Cada medicamento homeopático se adaptará mejor a unas reactividades que a otras. Por ejemplo, Opium es ideal cuando algo se ha vivido desde la vergüenza y se trata de ocultar, Staphysagria estará indicado cuando se ha ofendido el honor o el pudor y es la indignación evidente la emoción fundamental. Ignatia se adaptará a las pérdidas o desengaños que se viven desde la decepción o la pena silenciosa y Colocynthis es de elección frente a la ira suprimida que se somatiza en aparato digestivo o vísceras huecas.
Usualmente utilizo un preparado de los laboratorios Phynter- Heel llamado Ignatia homarcord, que además de Moschus, un medicamento antihistérico-antisomatización contiene un balanceo en acorde de la propia Ignatia y además se presenta en gotas que pueden diluirse (30 de ellas) en un litro de agua y consumirse a tragos durante un día.

4.-Indiferencia y estupor
Hay que recordar que Hipnos era el Dios del sueño, hermano gemelo de Tanatos, ambos hijos de la noche (Nix). La mitología griega les otorga la condición de necropompos, “los que acompañan al moribundo al Hades”. Existen cuatro personajes fundamentales para esta tarea, primero entra Hipnos en acción provocando un estado similar al sueño, la inmovilidad, luego Tanatos acompaña al moribundo a la tumba, allí le recoge Hermes-Mercurio que le baja al inframundo, Caronte le lleva en la barca hasta la otra orilla y es depositado al cuidado de Hades ya en el Tártaro. Hipnos a su vez tuvo un hijo incestuoso con su madre, Morfeo cuya función es disfrazarse para aparecer en los sueños de los hombres.
La indiferencia afectiva es un síntoma ubicuo en Psiquiatría, lo podemos encontrar en formas muy graves en patologías como la esquizofrenia o la melancolía. No conviene confundir la indiferencia que es un estado de no-dolor, con la anhedonia que es un estado de no-placer, aunque a veces las podemos encontrar mezcladas formando parte de un mismo síndrome psiquiátrico. En sus formas psiquiátricas más graves puede llegar al estupor catatónico y en sus formas somáticas más intensas casi siempre a la parada respiratoria, sin embargo lo más frecuente son esos conglomerados afectivos de embotamiento, desinterés, ausencia de dolor (cuando debería haberlo), un aspecto que se ha señalado como de congelamiento afectivo, anergia e hiporeactividad a los estímulos. En su extremo más intenso puede asimilarse al coma.
Hay que recordar ahora que este cuadro es precisamente la intoxicación hípnica atribuible al opio y a su “similinum” homeopático de Hipnos, el dios del sueño, que imita a la muerte, la inmovilidad y la falta de reacción incluso la más arcaica, de ellas, el dolor. Opium está indicado en este tipo de cuadros, más aun cuando su origen es un traumatismo craneoencefálico, un trauma mental o una pérdida vivida desde la vergüenza o el deshonor y que además trata de ocultarse.

5.- Dolor somatomorfo
El dolor somatomorfo es probablemente la enfermedad crónica por la que los pacientes somáticos son remitidos con más frecuencia a los psiquiatras. Se trata del conocido dilema que presentan los clínicos a la hora de etiquetar un síntoma invalidante que carece de justificación orgánica alguna. Es usual que cuando un médico convencional no encuentre razones para justificar un determinado dolor lo etiquete como histérico, es decir como falseado y lo remita al psiquiatra con intención de conceptualizarlo desde el punto de vista psicógeno. Algo así ha pasado con la entidad misteriosa conocida como fibromialgia, sospechosa en un principio de tratarse de una nueva enfermedad psiquiátrica, ha sido retomada por reumatólogos y rehabilitadores ante la presión de las asociaciones de enfermos por conseguir la depsiquiatrización de este malestar por otra parte muy común y en amplia extensión en las sociedades opulentas. En un principio se sospechó que la fibromialgia era una enfermedad mental, ante la falta de evidencias de lesiones objetivas, además existía otra causa de sospecha: las pacientes con fibromialgia respondían bien a la amitriptilina, un antidepresivo tricíclico y además eran en su mayoría mujeres solas con cargas familiares y en el umbral de la menopausia. Hoy, aunque la fibromialgia ha pasado a formar parte de la clientela de distintos especialistas, es evidente que se encuentra desubicada nosológicamente planteando dilemas a la división de la medicina en especialidades y refractaria a casi todos los tratamientos ensayados con la exclusión de la amitriptilina que mejora en parte el dolor al mejorar el estado de ánimo a expensas de introducir molestos efectos secundarios.
Mi opinión sobre la fibromialgia es que se trata de una enfermedad de origen desconocido, pero presumo que tiene más de orgánico que de puramente psiquiátrico. Estoy al tanto de los avances que sobre ella se van dando y me estimulan las teorías sobre el intestino permeable y la toxicidad muscular de determinados metabolitos del ciclo de Krebs (el ácido tartárico) quizá como consecuencia de una infección crónica del intestino grueso por Candida Albicans. En mi experiencia profesional he tratado a un sin numero de fibromiálgicas, tanto con alopatía (con pobres resultados) y últimamente con una combinación de medicamentos homeopáticos y homeotoxicologia. Concretamente estoy estudiando los resultados de una combinación de fármacos de los laboratorios Phinter en un grupo de 7 fibromiálgicas que siguen además diversos tratamientos rehabilitadores en mi Hospital. Dado que los resultados no están todavía cuantificados debido a que el ensayo no ha terminado, no voy a publicarlo aquí y ahora, pero me gustaría adelantar algunas cosas que han resultado parcialmente eficaces. Se trata de dos medicamentos del laboratorio nombrado más arriba: El Coenzyme Compositum , un medicamento homeotoxicológico que contiene varios enzimas involucrados en el ciclo de Krebs y que se presenta en ampollas, el Lymphomyosot, un drenador linfático de la matriz extracelular y el Spascupreel, un medicamento homeopático a base de acordes de Colocynthis que disminuye el dolor musculo-esquelético. La Chamomila, un medicamento de enorme interés en Pediatría es también aplicable en aquellas personas que reaccionan exageradamente al dolor.
En mi opinión sea cual sea la etiología de la fibromialgia existe un estado de hipereactividad al dolor por probables lesiones difusas de la matriz extracelular que envuelve todo el organismo, es posible imaginarse que esa matriz se haya vuelto rígida por depósitos de sustancias inertes en ella que impidan el normal trasiego de sustancias y detritus. Hay que recordar que en esa matriz extracelular existen fibras nerviosas tanto simpáticas como parasimpáticas que podrían estar microscópicamente comprometidas a partir de estos depósitos (usualmente glicoproteinas). He observado que el drenaje linfático que se consigue de muchas formas pero también mediante el remedio homeopático Lymphomyosot prepara al organismo frente a otros remedios como el Spascupreel que probablemente administrado sin el previo drenaje no mostraría su actividad. Espero más adelante publicar los resultados de mi investigación en algún lugar, pero mientras tanto quiero decir que la homeotoxicología y la homeopatía pueden resultar de un extraordinario interés para tratar esta patología tanto si en su origen se encuentra un factor psicógeno desencadenante, usualmente un divorcio o una mortificación crónica, como un enfriamiento o un tratamiento con antibióticos, tres de los grandes estresores que podemos encontrar como precipitantes.
En cuanto a la personalidad de la fibromiálgica y su relación con el síndrome de fatiga crónica, véase el epígrafe sobre agotamiento y fatigabilidad.

6.- Paranoia y rencor.-
La paranoia es una enfermedad psiquiátrica afortunadamente poco frecuente en sus formas más graves y que carece en la actualidad de tratamiento alguno más allá de la administración crónica de antipsicóticos que la mayor parte de las veces resultan ineficaces en la transformación del delirio de los sujetos. La diferencia que existe entre una paranoia y una esquizofrenia paranoide es que los paranoides conservan una cierta estructura en su personalidad, deliran sobre cosas posibles (engaños, amores, inventos, enfermedades o persecuciones) en comparación con los esquizofrénicos cuyos delirios son fragmentarios, cambiantes, fantásticos o francamente bizarros. Además los paranoides por lo general pueden llevar una vida más adaptada y suelen enquistar su delirio, de manera que pueden aparecer como personas normales siempre y cuando no se hable de la temática concreta que es la base del delirio.
La Psiquiatria ha perdido mucho tiempo clasificando los delirios paranoides según su temática y muy poco tiempo estudiando las actitudes profundas de la personalidad con respecto al propio delirio. La medicina china por ejemplo propone que la paranoia procede del riñón (miedo) y más concretamente de la viscera yang del riñón: la vejiga de la orina, según su fisiopatología podemos encontrarnos con dos formas de paranoia, una por un defecto de yin del riñón que se vería incapaz de controlar el fuego del corazón y otra por el “fuego de agua” es decir por un incendio energético de los excesos yang de riñón. Hablando en términos psicopatológicos es verdad que la paranoia puede desarrollarse en personas que han vivido en ambientes aterradores, en este sentido el miedo podría enfermar al riñón tal y como lo conceptualizan los médicos chinos, pero también existe otra vía de entrada la paranoia: las vivencias de humillación que provocarían excesos yang en el riñón. Siguiendo la ley madre-hijo existiría aun otra posibilidad que la pena (metal) enfermara al riñón (miedo). Dicho de una manera más ortodoxamente psiquiátrica a la paranoia se puede llegar de tres maneras, mediante la repetición de vivencias de terror, de humillación o de pena, sin contar con las desarmonías de Qi innatas.
Naturalmente los síndromes paranoides que corresponderían a estas tres etiologías sería distinta, el primer caso, aquellas causadas por el terror es seguro que se traduciría en una personalidad desconfiada y hostil, pero también con un comportamiento activo, querulante, peleador y malicioso. En el segundo caso podríamos encontrarnos casos de paranoia donde el miedo, la reacción de huida y evitación, la “atmósfera de persecución” o la “atmósfera de evitación o escape social” representarían extremos entre la menos y la más adaptada de las formas. El tercer caso, por fin serían aquellas vivencias paranoides que acompañan a la melancolía o a la depresión, una enfermedad donde lo paranoide puede aparecer entremezclando el sindrome paranoide y el depresivo.
Nitricum acidum es el ácido nítrico (NO3H) y representa a uno de esos medicamentos homeopáticos dirigidos al miasma sifilítico. Para Hahneman la psora, la sicosys, la sífilis y la tuberculosis no eran simplemente enfermedades individuales, sino improntas genéticas que se transmitían al linaje de los humanos mediante la impregnación del material genético , esta idea que en parte contradice la teoría darwinista de que sólo podemos heredar de nuestros padres los caracteres heredables, parece que vuelve a poner de moda el modelo de herencia lamarckiano, que sostenía que los caracteres adquiridos también pueden heredarse. Lo cierto es que existen niños que contraen el SIDA en el útero de sus madres, por no hablar del síndrome alcohólico fetal o de los estigmas dentarios de la sífilis connatal, bien es cierto que en estos casos el feto se infecta en el útero si la madre también es portadora de sífilis, SIDA o es una alcohólica crónica. No está por tanto demostrado que el padre pueda introducir en el código genético de sus hijos mensajes que reproduzcan su alcoholismo, blenorragia, sífilis o tuberculosis directamente. Algunos homeópatas no toman las ideas de Hahneman al pie de la letra y se conforman con admitir la herencia de estas tendencias, algo que por otra parte no necesita demostración alguna y sostienen que en los tiempos del maestro no se sabía lo suficiente de genética para conocer las leyes de la herencia, así que Hahnneman echó mano de una metáfora, el miasma.
Con metáfora o sin ella, lo cierto es que Nitricum acidum es un medicamento a tener en cuenta por los psiquiatras que trabajan con este tipo de personas, paranoides, con antecedentes de alcoholismo en alguno de sus padres, querulantes, hostiles, vengativos, maliciosos y donde el rencor da lugar a fenómenos sociopáticos y conductas disadaptadas. Nitricum acidum tiene una indicación no psiquiátrica que justamente aparece con mucha frecuencia en este tipo de personas: me refiero a la patología rectal o anal, se trata de un magnifico medicamento de los orificios, sobre todo cuando existen grietas, erosiones, sangrados, condilomas, ulceras, neoformaciones o verrugas perianales.
Desde el punto de vista psiquiátrico Nitricum acidum se adapta al síntoma paranoide activo, querulante, donde el sujeto se siente víctima de una injusticia y que no duda en mantener pleitos diversos con todas las instituciones a las que culpa de su desgracia.

7.- Perfeccionismo.-
El perfeccionismo es uno de esos síntomas con que los psiquiatras nos encontramos desvalidos a la hora de dar un remedio para aliviarlo. Nosotros lo conceptualizamos como un rasgo de carácter y no como un síntoma, lo cual le hace, si cabe, aun más refractario a cualquier tratamiento. El perfeccionismo es sin duda uno de esos síntomas que más hacen sufrir a la humanidad, se trata de uno de los grandes enemigos de la felicidad y del bienestar cuando se convierte en una compañía intensa y común de la personalidad, algo demasiado frecuente como acompañamiento de las anorexias restrictivas, una de las enfermedades más comunes de nuestros adolescentes opulentos.
El perfeccionismo es probablemente una solución de compromiso que no tiene un único origen: por una parte existe un modelo social que presiona en una determinada dirección y que consigue abrumar a muchas chicas responsables, que buscan la excelencia y que tienen buenos rendimientos académicos. La paradoja es que estas chicas realizan un esfuerzo extraordinario para mantener estos rendimientos a la vez que intentan responder a las expectativas que sus padres y sobre todo, la sociedad entera pone hoy sobre las mujeres, una tarea heroica, porque conjugar la belleza con los roles tradicionales de la mujer y al mismo tiempo encajar los valores emergentes como la competencia masculina en un mundo fascinado por el dinero, los resultados y las demostraciones de brillo, es una tarea frecuentemente imposible.
Además existe otro factor psicológico y personal: la muchacha debe realizar este esfuerzo en un momento de cambio, donde aun no ha integrado los cambios hormonales, ni las modificaciones de su cuerpo, mientras intenta construir una identidad que dé cabida a las exigencias anteriores, mientras simultáneamente pone a prueba su capacidad de seducción ante merodeadores masculinos y mientras se compara con sus iguales. Semejante tarea precisa de un apoyo similar en intensidad del padre y aquí viene precisamente el conflicto, muchos padres apoyarán a sus hijas si estas se muestran dóciles, obedientes, son cariñosas y extravertidas, es decir si coinciden con los modelos femeninos del padre, pero negarán este apoyo a aquellas muchachas ambiciosas, independientes e introvertidas que son precisamente las que tienen más riesgo de enfermar de perfeccionismo, de excelencia, sin olvidar tampoco a las madres que pueden sentirse humilladas por los rendimientos o voluntad férrea de sus hijas.
Usualmente lo que hacen estas muchachas, es llegar a una situación de negación de lo que de femenino hay en ellas mediante un retroceso de la formula hormonal prepuberal, utilizando una estrategia de retardo del crecimiento a través de la inanición, al mismo tiempo este estado de emaciación electiva favorece la aparición de fenómenos obsesivos, al tiempo que provoca modificaciones del estado de conciencia aumentando la percepción de autoeficacia en la joven que es así incluida en un torbellino o bucle sin fin de ayunos, inanición y perfeccionismo aumentado.
Los médicos chinos conceptualizan los fenómenos obsesivos de tres maneras fundamentales: el exceso de reflexión procede de las energías Tierra cuya función es establecer vínculos, y la Tierra puede enfermar a su vez por un exceso de reflexión u obsesividad. Además, la Tierra nutre el metal, la transformación de los vínculos, el perfeccionismo es un fenómeno obsesivo que procede del metal, que puede enfermar tanto de pena, como de un déficit de las energías Tierra. Por último existe otra estirpe obsesiva en el Agua (miedo), lo que nosotros conceptualizamos como fobias impulsivas y que se produciría a través de una disfunción primaria del riñón o bien de un defecto de las energías del metal que se verían comprometidas a la hora de nutrir el Agua del mismo, este cuadro sería más fóbico que compulsivo, usualmente representado por el miedo a dañar.
Nosotros conceptualizamos el perfeccionismo como un fenómeno obsesivo pero sabemos que existen ciertas diferencias con el trastorno obsesivo-compulsivo verdadero (que estaría ligado a las energías Tierra), y la obsesividad entendida genéricamente. Siguiendo el modelo tradicional chino, el perfeccionismo metálico de las anoréxicas de nuestro tiempo representaría un exceso Yang del metal al que se llegaría mediante una insuficiencia de la Tierra para expandir los vínculos del Metal (o para separarse de él) y que corresponde psicológicamente con las transiciones de las lealtades y afectos desde los padres hacia los iguales, frecuentemente incluyendo los primeros escarceos sexuales y sus ansiedades consiguientes. En este sentido considero la anorexia como una estrategía de evitación de la muchacha por identificarse con la función materna o al menos para retardarla, en esta constelación el perfeccionismo representaría los esfuerzos de la niña para recuperar los apoyos del padre (o de la madre) perdidos en su batalla por lograr emanciparse al mismo tiempo que precisa apoyarse en figuras a veces ausentes, insuficientes o distantes.
Otras muchachas ante este mismo problema optan por estrategias diferentes aun manteniendo su mascarada núbil de inanición, se posicionan hipertrofiando su pasividad femenina, su indolencia, o su dependencia, dando a entender que carecen de deseos y simplemente esperando a que algo suceda, como Perséfone parecen esperar que alguien las rapte o las rescate de si mismas. Otras por el contrario optan por la rebeldía, la insumisión o el desafío social.
Sepia es el medicamento homeopático que mejores resultados da con el perfeccionismo extremo de las muchachas del primer grupo aquellas que optan por la autoexigencia, la excelencia, suprimen su sexualidad y sus reglas y presentan rituales compulsivos como síntoma central. En realidad estos rituales obsesivos, tanto como el perfeccionismo representan la dificultad de estas muchachas para conjugar su sexualidad, con las soluciones que en un determinado momento resultaron adaptativas para asegurarse el apoyo del padre ( o la madre). Hay que señalar que ninguna muchacha puede progresar afectivamente ni desplegará toda su potencialidad sin ese efectivo apoyo paterno, algo que suele ser fácilmente detectable, aunque posteriormente este mecanismo se libera porque provoca una percepción de autoeficacia que resulta en una universalización del mismo para toda situación.
Si Sepia resulta un buen medicamento para reducir el perfeccionismo de las muchachas autoexigentes que buscan la excelencia, Silicea es ideal para aquellas otras que como Perséfone simplemente aguardan, disminuyen sus rendimientos académicos debido a su incapacidad para resultar competentes en esa vorágine y se abandonan pasivamente a su destino. Tanto uno como otro son remedios constitucionales que deben emplearse a altas diluciones para aliviar los síntomas mentales. Silicea es más lento de acción que Sepia.

8.- Agotamiento y fatiga.-
Probablemente la fatigabilidad es una de las demandas médicas más frecuentes en medicina de familia y que usualmente se resuelve mediante la administración de vitaminas, complejos energéticos y con determinada frecuencia mediante antidepresivos.
Nuestra conceptualización acerca del agotamiento está huérfana de teorizaciones y también de ubicación nosológica. Todo pareciera indicar que el agotamiento no puede existir si hay una buena alimentación y en consecuencia una avitaminosis o una carencia, algo que los médicos dan por supuesto con demasiada facilidad. Como decía en el epígrafe anterior la inanición de la anoréxica debería manifestarse en un síndrome de agotamiento, sin embargo las pacientes nos aparecen como vivaces, bien despiertas y en absoluto cansadas, se trata de una consecuencia bien conocida de la inanición por si misma. La hiperactividad de la persona inane es consecuencia de la misma inanición, sin embargo tanto esta hiperactividad como la postración del enfermo febril deben tener el mismo tratamiento médico. Hay que considerar el agotamiento tanto si se encuentra disfrazado de hiperactividad como si es evidente en la postración.
Los acidum son medicamentos homeopáticos extraordinarios para todas las condiciones del agotamiento o la fatigabilidad. Disponemos de dos medicamentos fundamentales, el Phosphoricum acidum (ácido fosfórico) y el Muriaticum acidum (acido clorhidrico).
Muriaticum acidum está indicado cuando el agotamiento está referido a la función materna, tanto en sentido literal como alegórico. Funcionará tanto cuando el agotamiento esté relacionado con partos, lactancias y crianzas prolongadas tanto como si este agotamiento se debe a la “función de cuidado”, algo que ha venido en llamarse el síndrome del cuidador. Es bastante frecuente que aquellas personas que tienen la responsabilidad de cuidar de otros, tanto parientes como enfermeras quiebren su salud durante el tiempo en que ejercen sus cuidados y a veces que inmediatamente después de cesar en estos cuidados inicien ellos a su vez un estado mórbido que muchas veces se confunde con un duelo. He visto casos donde el cuidador ha muerto repentinamente mientras cuidaba de un enfermo que más tarde se recuperaba, este tipo de circunstancias nos obligan a pensar en las energías que se consumen durante el cuidado de un enfermo, sobre todo cuando el pariente se niega a apartarse de él, cosa que es posible observar con madres que cuidan de un hijo grave.
Algunas personas tienen un riesgo más elevado de sucumbir a este tipo de experiencias: se trata de aquellas personas que tienen según la medicina tradicional china, un déficit de Yin de hígado. El elemento madera es el responsable de la agresión de defensa, pero también de la asertividad, la planificación y la decisión. Energéticamente hablando pueden enfermar de dos maneras, o bien por la incapacidad de retirarse o bien por la incapacidad de implicarse o de rendirse o desanimarse fácilmente. La incapacidad de retirada es la que ahora nos interesa conocer para vincularla al tema del agotamiento, se trata de personas que son incapaces de dejar algo a medias, si son amas de casa no serán capaces de aplazar una determinada tarea, si han sido humillados en alguna cosa, no cesarán de acosar al humillador hasta obtener una compensación, si discuten por algo trataran de llevar la discusión hasta el esperpento. Nunca se retiran, se rinden o abandonan. Este tipo de personas son incapaces de descansar, de sobreponerse o de reponer energías, su sueño es además de mala calidad y no reparador. Para ellas no existe la palabra ceder, convalecer o apartarse, si ceden será por un accidente, un colapso nervioso o una enfermedad grave.
El elemento madera (sistema energético del hígado) tiene entre otras funciones la nutrición de músculos y tendones, es usual que este tipo de personas asimilables a lo que nosotros clasificamos como personalidad masoquista o pasivo-agresiva, planteen problemas de agarrotamiento muscular, pinzamientos, protusiones, hernias y contracturas musculares. En relación con la fibromialgia que antes nombré, existen muchas evidencias de que el síndrome de fatiga crónica y la propia fibromialgia participen de un cuadro clínico común y que dinámicamente exista una supresión de la agresividad que a veces puede alcanzar incluso a la autoafirmación de cualquier área del ser que puede estar inhibida, algo que podría explicar la acción benefactora de Colocynthis.
El agotamiento de la función materna como cualquier otra ansiedad puede llegar a traspasar los limites del individuo y contagiarse a otros, usualmente a los hijos. Es frecuente que un niño pueda responder a Muriaticum acidum cuando su madre se encuentre en una situación de agotamiento debido a los cuidados que pueda estar brindando a otra persona, usualmente a un anciano.
Phosphoricum acidum es un magnifico medicamento de agotamiento físico y psíquico, por ejemplo el que encontramos en jóvenes que se someten a dietas excesivas, ejercicio o planes de estudios devoradores. En este sentido Phosphoricum acidum es un buen medicamento coadyudante de la anorexia, adelgazamiento, y de primera elección en la fatigabilidad y agotamiento psico-fisico.

9.-Déficits cognitivos ligados a la edad.-
Los especialistas estamos tan acostumbrados a trabajar con diagnósticos operativos que cuando vemos a un paciente que presenta un problema de memoria lo primero que hacemos es iniciar una larga tarea de diagnóstico para demostrar un cuadro demencial – de base orgánica- que siempre sospechamos ante un paciente de edad que inicia problemas de memoria.
Esta actitud es seguramente adecuada, pero la mayor parte de las veces no encontramos ninguna prueba de neuroimagen (costosísimas), ni de neuropsicologia que demuestre nada más allá de una cierta perdida cognitiva sin filiación alguna. Es decir nos encontramos lo normal, lo esperable: un sufrimiento casi siempre sin filiación que deja al paciente sin ningún remedio que pudiera mitigar sus déficits subjetivos. Además de eso nos podemos encontrar un paciente abotargado, excesivamente sedado y multitratado con medicamentos que tienen en el hígado la primera barrera de detoxificación, múltiples malestares tratados crónicamente con antihipertensivos, antidepresivos, sedantes, por nombrar tan sólo algunos de los más utilizados y que en los pacientes de edad avanzada debido a la ralentización de su metabolismo operan como auténticos venenos.
En este contexto es muy característico que los pacientes mejoren después de suprimir o de redefinir la toma de fármacos. En Psiquiatría es muy frecuente observar que un paciente que nos ha sido remitido por una sospecha psiquiátrica mejore después de suspender alguna de estas explosivas mezclas que representan la dispersión del saber médico en especialidades sin que nadie ponga un cierto orden o priorice qué fármacos son necesarios y cuales son prescindibles. Es realmente curioso que seamos los psiquiatras que hemos sido con frecuencia acusados de utilizar fármacos peligrosos los que con frecuencia pongamos un cierto sentido común en las multiprescripciones.
Cuando me llega un paciente así, usualmente me dedico a descargar el sistema hepático de tanta agresión externa, a veces simplemente retirando fármacos convencionales y utilizando fármacos homeotoxicológicos. Para el drenaje y limpieza de un organismo sobrecargado de este modo utilizo, la solución detoxificante de Phinter-Heel, un combinado de tres frascos, uno lleva Lymphomyosot, ya nombrado, otro Berberis, un mágnifico drenador del riñón y el tercero Nux vomica el drenador digestivo universal. 30 gotas de cada frasco en 1 litro de agua y día. También son útiles el Chelidonium Homarcord, y Galium heel, ambos existen en forma de gotas
El déficit de memoria suele responder a dos medicamentos, uno de ellos es el Plumbum y el otro la Ambra grisea. El Plumbum (plomo metálico) es un medicamento asombroso, cuando está indicado mejora notablemente las capacidades cognitivas y afectivas de los sujetos que lo toman, se trata de un metal que está indicado en aquellas personas que derivan hacia la esclerosis desde una posición de rigidez o dureza emocionales, también en el Parkinson y en realidad en cualquier enfermedad neurodegenerativa, sin embargo mi experiencia con él no pasa de algunos casos tratados con éxito de pacientes que presentan déficits cognitivos, usualmente la dificultad para recordar nombres, fechas, citas o quehaceres.
Los metales pesados como se sabe no se deben encontrar en el organismo humano pero también sabemos que se encuentran con frecuencia debido al problema de la contaminación de la cadena alimentaria. Una fuente común de contaminación con el plomo son las industrias de esmaltes y cerámica y también en linotipistas o los que trabajan en imprentas con materiales tóxicos que contienen el metal. La intoxicación crónica con plomo provoca una enfermedad llamada saturnismo que probablemente ha desaparecido de nuestro ambiente, desde que las conducciones de agua fueron sustituidas por cobre, sin embargo mi opinión es que es posible presuponer que existan reacciones de hipersensibilidad al plomo (y al resto de metales pesados) que sean idiosincrásicas para determinadas personas. Cuando sospecho un paciente “Plumbum metallicum” suelo pedir una determinación en sangre y siempre me encuentro con algún que otro picogramo de plomo, que no permite por supuesto diagnosticar una intoxicación (un saturnismo), pero si permite especular con una especial sensibilidad al metal sobre todo cuando el paciente responde al plomo homeopático. Eludir los metales pesados es probablemente imposible en una sociedad contaminada e industrializada como la nuestra y donde nadie parece decidido a renunciar al bienestar que esta industrialización y gran consumo nos depara, pero al menos el médico debe saber que determinados contaminantes pueden resultar mórbidos en ausencia de intoxicación franca o letal, algo que en el futuro nos vamos a encontrar cada vez con más frecuencia, en los plásticos, el mercurio y otros contaminantes, incluyendo a lo que ya se conoce con el nombre de disruptores hormonales, sustancias químicas que funcionan como estrogenos-like y que pueden estar implicados en la baja fertilidad masculina de determinadas zonas geográficas.
Plumbum como Silicea en la infancia-adolescencia se adapta a la constitución fluórica, melancólica, lenta y simpática que se manifiesta por asimetrías, implantación dental incorrecta, paladar ojival e hiperlaxitud ligamentosa que se corresponde con el miasma sifilítico de Hahneman.
La Ambra grisea es un medicamento de senilidad pero también de transiciones, retardo en la dentición o retardo en abandonar “el paquete”, está indicada en la vejez prematura y en todas las situaciones ligadas a la senilidad. Uso un preparado llamado Cerebrum compositum en ampollas, que lleva todos los principios homeopáticos ligados al envejecimiento.

10.- Terrores nocturnos
El miedo es una emoción universal en el ser humano y probablemente una señal de alarma arcaica e innata. Al margen de que algunos pacientes tienen motivos más que sobrados para ser miedosos, debido a que han sido expuestos a condiciones de terror durante su crianza, bien por proceder de entornos aterradores como aquellos que tienen padres maltratadores o abusivos, la verdad es que existen personas más miedosas que otras. La constitución cárbónica que en homeopatía se describe como gordos y fofos, pero que pueden ser conceptualizados como parasimpáticos y lentos son las constituciones más vulnerables al miedo y a desarrollar estructuras fóbicas o evitativas en la época de adultos.
La manifestación más común del miedo en los niños, son sin duda tres: el miedo a estar solo, el miedo a la oscuridad y el terror nocturno. Los tres síntomas suelen ir unidos y suelen responder a medicamentos de la serie carbónica como Calcarea carbonica o Kali carbonicum, ambos como tratamientos de fondo, pero quiero referirme sobre todo a los terrores nocturnos que se manifiestan con pesadillas.
La pesadilla es un ensueño de carácter terrorífico que suele despertar al soñante que no recupera el estado de vigilia hasta después de haber pasado un cierto tiempo y haber despertado del todo, a veces es necesario ser despertado, de tan vividos que son los contenidos de la pesadilla, de manera que en cierto modo la pesadilla supone la irrupción de material inconsciente en la interfase de sueño-vigilia. Los materiales que suelen componer estas pesadillas son mágicos y primitivos, contenidos del inconsciente que aun se encuentran activos entre los infantes, a veces monstruos, fantasmas, vampiros o seres mitológicos alimentados por películas o narraciones a las que los niños se exponen demasiado precozmente debido a la ubicuidad de la televisión y a la sobrecarga de imágenes a las que se ven sometidos.
Este tipo de niños suelen poseer una intensa vida imaginativa y presentar alucinaciones hipnopómpicas (al despertar) e hipnagógicas (al dormirse) muy vividas y que suelen recordar estando despiertos confundiéndolas con experiencias reales en estado de vigilia.
Los terrores nocturnos suelen desaparecer con la edad a veces dejando ciertas secuelas de evitación, rasgos de personalidad temerosa o ansiedad o hipersensibilidad sociales. Por el contrario los adultos también pueden tener pesadillas después de haber sido afectados por alguna clase de estrés, destacan sobre todo las pesadillas recurrentes sobre un hecho traumático que acaecen en un trastorno por estrés agudo o postraumatico, quizá el síndrome clínico que con más frecuencia involucra a las pesadillas en el adulto.
El Estramonium es el mejor medicamento homeopático antipesadilla, se trata de una solanácea (datura estramonium) cuyos principios activos (como en el beleño y la belladona) son alcaloides bien conocidos por los médicos, ya que todos ellos contienen atropina. La atropina es un agente anticolinérgico que tiene la capacidad de inducir una intoxicación del SNC con hipertermia que puede ir desde una psicosis con delirio alucinatorio visual, hasta la muerte. Las psicosis atropínicas han sido bien estudiadas a partir de la intoxicación accidental de pacientes que la ingerían y también a través de ciertas practicas psicodislépticas comunes en la cuenca mediterránea con el uso folcklórico de los extractos secos de estas tres plantas, que se utilizaban para inducir trances místicos, midriasis y visiones en el contexto de ceremonias rituales. La atropina sigue utilizándose en medicina como midriatico y sus derivados como la Buscapina como antiespásmodicos, sin embargo el beleño y la belladona han dejado de utilizarse debido a su toxicidad.
Sus formas homeopáticas – sin embargo- poseen enormes indicaciones en psiquiatría homeopática como antipsicóticos homeopáticos, de ellos el estramonio posee indicaciones en los delirios de tipo religioso y el Hyosciamus (beleño) en los celos delirantes o delirios eróticos (erotomania de Clerambault). Mi experiencia sin embargo con estos fármacos se limita al tratamiento de algunos casos de estrés postraumático con pesadillas terroríficas y en las pesadillas infantiles. El estramonio homeopático (Estramonium Injeel Forte) junto con el Aconitum son los medicamentos de elección con estos pacientes infantes que en ningún caso deberían ser tratados con psicofármacos.

Autor: Francisco Traver.
Fuente: Neurobudismo

ONCÓLOGOS AUSTRALIANOS CRITICAN LA QUIMIOTERAPIA

Un importante estudio ha sido publicado recientemente por la revista Clinical Oncology. Este meta-análisis, titulado “La contribución de la quimioterapia citotóxica a la supervivencia de 5 años en adultos con tumores” (The Contribution of Cytotoxic Chemotherapy to 5-year Survival in Adult Malignancies) (documento original en PDF) ha sido realizado para cuantificar cuidadosamente los beneficios del tratamiento quimioterapéutico en adultos afectados por los cánceres más comunes. A pesar de que el estudio ha despertado algo de atención en Australia, país de origen de los autores del mismo, ha sido acogido con un silencio total en el resto del mundo.

Los tres autores del estudio son oncólogos. Grame Morgan, profesor asociado y autor principal, es radiólogo en el Hospital Royal North Shore de Sydney. La profesora Robyn Ward es oncóloga en el Hospital de St. Vincent, de la Universidad de New South Wales. El tercer autor el Dr. Michael Barton es radiólogo y miembro del Collaboration for Cancer Outcomes Research and Evaluation, del Servicio Sanitario de Liverpool, en Sydney.


La profesora Ward también forma parte del organismo oficial (Therapeutic Goods Authority of the Australian Federal Department of Health and Aging) que aconseja al gobierno australiano acerca de la conveniencia y eficacia de los fármacos que han de aparecer en la relación del Programa de Beneficios Farmacéuticos (Pharmaceutical Benefits Schedule), una especia de equivalente al estadounidense Food and Drug Administration (FDA).

Su meticuloso estudio se ha basado en los análisis de los resultados de todos los estudios clínicos randomizados (RTC) llevados a cabo en Australia y Estados Unidos que habían indicado un incremento significativo de 5 años en la supervivencia de adultos con cánceres malignos, debido al uso de la quimioterapia. La información sobre supervivencia se obtuvo de los registros sobre cáncer australianos, y del estadounidense Instituto Nacional de Cáncer, Seguimiento de Epidemiología y Resultados Finales (SEER), durante el período comprendido entre enero de 1990 y enero de 2004.

Cuando los datos eran inseguros, los autores deliberadamente estimaron en exceso los beneficios de la quimioterapia. Aun y así, el estudio ha concluido que la quimioterapia no contribuye más allá de un 2% a mejorar la supervivencia de los pacientes con cáncer.

Sin embargo, a pesar de la creciente evidencia de que la quimioterapia no prolonga de hecho la supervivencia del enfermo, los oncólogos continúan presentando el tratamiento como una aproximación racional y prometedora contra el cáncer.

Algunos médicos continúan pensando optimistamente que la quimioterapia citotóxica mejorará significativamente la supervivencia en el cáncer”, escriben en la introducción, “La realidad, a pesar del uso de nuevos y costosos fármacos, solos o combinados, para mejorar los índices de respuesta…es que se ha conseguido muy poco resultado del uso de los nuevos protocolos”. (Morgan 2005)

Los autores australianos prosiguen: “en el cáncer de pulmón, la supervivencia media se ha incrementado sólo en dos meses (durante los últimos 20 años, ed.), y el beneficio total de supervivencia de menos del 5 por ciento se ha conseguido en el tratamiento adyuvante de cánceres de mama, colon, cabeza y cuello”.

Los resultados del estudio se han resumido en dos tablas, reproducidas más abajo. La tabla 1 muestra los resultados en pacientes australianos. La tabla 2 muestra el resultado en los pacientes estadounidenses Los autores señalan que la similaridad de cifras entre Australia y Estados Unidos hacen que sea muy probable que el 2,5 % de beneficio o menos registrado pueda ser también extendido a otros países desarrollados.

(N.B. Pedimos disculpas por la poca calidad en la imagen de estas tablas. Los espacios en blanco en las columnas representan un cero, es decir, que no puede atribuirse a la quimioterapia ningún beneficio directo; ningún paciente en las categorías consiguió una supervivencia superior a 5 años debido a la quimioterapia).

Tabla 1
Resultados en pacientes australianos



Tabla 2
Resultados en pacientes estadounidenses


Básicamente, los autores encontraron que la contribución de la quimioterapia a una supervivencia superior a 5 años en adultos, era de un 2,3 % en Australia, y de un 2,1 % en Estados Unidos. Resaltan que, por las razones explicadas en detalle en el estudio, estas cifras “deberían ser vistas como el límite máximo de eficacia” (es decir, que son un cálculo más bien optimista que pesimista).

Comprendiendo el “Riesgo relativo”
¿Cómo es posible que a los pacientes se les ofrezca rutinariamente el tratamiento quimioterapéutico, cuando los beneficios obtenidos son tan insignificantes? En su discusión, los autores citan la tendencia por parte de la profesión médica, de presentar los beneficios de la terapia en términos estadísticos que, aunque técnicamente correctos, raramente son comprendidos por el paciente.

Por ejemplo, con frecuencia los oncólogos expresan los beneficios de la quimioterapia en términos de lo que se llama “riesgo relativo”, en lugar de proporcionar información lisa y llana del porcentaje de supervivencia total. El riesgo relativo es una jerga estadística que permite presentar el beneficio de recibir una intervención médica de manera que, aunque técnicamente correcta, tiene el efecto de hacer que la intervención parezca mucho más beneficiosa de lo que realmente es. Si recibir un tratamiento hace que el riesgo del paciente descienda de un 4 % a un 2 %, esto puede ser expresado como un descenso del riesgo relativo del 50%. Es un valor nominal que suena bien. Pero otra manera de expresarlo, igualmente válida, es decir que ofrece un 2% de reducción del riesgo absoluto, lo que resulta menos probable que convenza a los pacientes para que se apliquen el tratamiento.

Los pacientes no son los únicos a los que se confunde con el uso excesivo del riesgo relativo cuando se informa de los resultados de la intervención médica. Varios estudios han demostrado que también los médicos resultan frecuentemente confundidos con estos trucos estadísticos. Según uno de tales estudios, publicado por la revista British Medical Journal, la percepción del médico sobre la efectividad de los fármacos, y su decisión de recetarlos, está influenciada significativamente por la manera en que se le presentan las pruebas clínicas de estos fármacos. Cuando los resultados están expresados como una reducción del riesgo relativo, los médicos creen que el fármaco es mucho más eficaz, y están mucho más propensos a su prescripción que cuando los mismos resultados son presentados como una reducción del riesgo absoluto (Bucher 1994).

Otro estudio, publicado en la revista Journal of Clinical Oncology ha demostrado que la forma en que se presentan los beneficios de supervivencia influencia específicamente las decisiones de los oncólogos para que recomienden la quimioterapia. Dado que un 80% de pacientes eligen seguir la recomendación de sus oncólogos, la forma en que el oncólogo percibe y transmite los beneficios del tratamiento es de vital importancia. El estudio ha demostrado que, cuando se proporciona a los médicos los valores de riesgo relativo de un tratamiento quimioterapéutico, están más dispuestos a recomendarlo a sus pacientes que cuando se les da la misma información matemática, expresada como una reducción del riesgo absoluto (Chao 2003).

La manera en que se presenta la información clínica en la literatura profesional tiene por tanto una clara e importante influencia en la recomendación de tratamiento que el oncólogo efectúa. Como ejemplo, un fármaco presentado como que reduce la recidiva del cáncer en un 50% es probable que atraiga la atención y el respeto tanto del oncólogo como del paciente, aunque el riesgo absoluto de que prevenga esa reincidencia pueda ser bajo, quizá sólo del orden de un 2 ó 3 por ciento, y la reducción del riesgo absolutao inconmensurablemente pequeña.

A su favor, los autores australianos del estudio sobre la efectividad de la quimioterapia dirigen el tema del riesgo relativo contra el riesgo absoluto. Sugieren que el abismo aparente entre la percepción pública de la efectividad quimioterapéutica, y los registros actuales de su mediocre actividad pueden ser ampliamente atribuidos a la tendencia, tanto de los medios informativos como de la profesión médica, para expresar su eficacia en términos de riesgo relativo en lugar de riesgo absoluto.

Tal como escriben los autores: “la mínima repercusión en la supervivencia de los cánceres más comunes choca con la percepción de muchos pacientes, que sienten que están recibiendo un tratamiento que incrementará significativamente sus posibilidades de curación. En parte esto representa que se presenta la información como una reducción del riesgo, en vez de cómo un beneficio absoluto de supervivencia, y que se exagera los coeficientes de respuesta incluyendo la “estabilización de la enfermedad”.

Como ejemplo de cuán sobre valorada está la quimioterapia, citan el tratamiento del cáncer de mama. En Australia, en 1998, de un total de 10.661 mujeres diagnosticadas de cáncer de mama, 4.638 fueron consideradas aptas para recibir quimioterapia. De esas 4.638 mujeres, sólo 164 (un 3,5%) obtuvieron realmente algún tipo de beneficio de la quimioterapia. Tal como señalan los autores, el uso de los recientes protocolos quimioterapéuticos, que incluyen los taxanos y las antraciclinas (Adriamicina, Daunomicina, Idarubicina, Mitoxantrone) para el cáncer de mama, pueden elevar la supervivencia en un porcentaje adicional estimado de 1%, aunque esto se consigue a expensas de incrementar el riesgo de toxicidad cardíaca y del sistema nervioso.

Tampoco existe evidencia convincente”, escriben “de que la utilización de protocolos con drogas más nuevas y costosas sea mucho más beneficioso que los protocolos utilizados en los años 70”. Añaden que dos revisiones sistemáticas de las evidencias no habían sido capaces de demostrar ninguna ventaja de supervivencia por quimioterapia en el cáncer de mama recurrente o metastásico.

Otro factor que ensombrece el tema es la creciente tendencia de utilizar en las pruebas clínicas lo que llaman “”surrogate end points” como criterio por el que medir la efectividad de un protocolo quimioterapéutico. Eso en lugar de utilizar las únicas medidas reales que interesan a los pacientes: la prolongación de vida desprendida de la supervivencia total, y una mejor calidad de vida. Surrogate end points tales como “la supervivencia sin progresión”, “la supervivencia sin enfermedad”, o la “supervivencia sin recurrencia”, pueden reflejar tan sólo treguas temporales en la progresión de la enfermedad. Esta estabilización temporal de la enfermedad, si es que acaba ocurriendo, apenas dura como mucho algunos pocos meses. Lo típico es que el cáncer regrese, a veces con vigor renovado, y la supervivencia no resulte más larga tras esas intervenciones. Sin embargo, los ensayos en los que se informa en términos de surrogate end points pueden crear la ilusión de que las vidas de los pacientes desesperadamente enfermos quedarán alargadas de forma significativa, o que serán más llevaderas gracias a la quimioterapia, cuando en realidad no es el caso.

En resumen, lo que los autores declaran es:
La introducción de quimioterapia citotóxica para tumores sólidos, y el establecimiento de la sub-especialidad de oncología médica, han sido aceptados como un avance en la gestión del cáncer. Sin embargo, a pesar de las reivindicaciones del principio señalando a la quimioterapia como la panacea en la curación de todos los cánceres, el resultado de la quimioterapia citotóxica queda limitado a pequeños sub-grupos de pacientes y ocurre principalmente en los tumores menos habituales. “

Hilando fino
Ante la naturaleza altamente polémica de los hallazgos de este estudio, lo que cabría esperar es que hubiera recibido una vasta atención internacional. En lugar de eso, la reacción de los medios informativos quedó ampliamente limitada al país natal de los autores: Australia. El estudio casi no recibió difusión en Estados Unidos. De hecho, a pesar de que el documento apareció en diciembre del 2004, fue de escasa difusión incluso en los antípodas. Los autores fueron entrevistados por la ABC (Australian Broadcasting Corporation) para el programa Informe sobre Salud en abril del 2005. Pero este decisivo informe no llegó a la atención de la mayoría de médicos hasta que un revista de práctica médica de gran difusión, el Australian Prescriber, escribió una editorial sobre el estudio a principios del 2006.

En el programa Informe sobre Salud de la ABC, el Profesor Morgan, principal autor del estudio, reiteró las conclusiones del mismo en el sentido de que la quimioterapia había sido sobre valorada, y señalaba al factor de que la reducción de riesgo relativo está siendo utilizado como criterio de eficacia, con sus engañosas diferencias de porcentajes elevados.

Como contrapartida, el moderador Norman Swan entrevistó al Profesor Michael Boyer, jefe de oncología médica del Hospital Australia’s Royal Prince Albert de Sydney. Incapaz de negar la validez de los hallazgos esenciales del estudio, el Profesor Boyer intentó desprestigiar la metodología de los autores. Sugirió que la cifra de eficacia de la quimioterapia era algo más elevada de lo que el estudio concluía. Incluso así, cuando se le apremió dijo que la cifra más favorable que podía proponer era de que la quimioterapia realmente podía ser efectiva en un 5 ó 6% de casos (en vez de alrededor de un 2%).

Cuando fue entrevistado por el Australian Prescriber, el profesor Boyer comentó igualmente: “Si empiezas…diciendo cuánto aporta la quimioterapia en las personas sobre las que realmente podrías utilizarla, las cifras suben hasta un… 5% o un 6%” (Segelov 2006).

En mi opinión, esta puntualización se carga a la quimioterapia a través de una alabanza timorata. En realidad viene a confirmar el mensaje central del estudio de los tres críticos. Si la mejor defensa de la quimioterapia que la oncología ortodoxa puede aportar es que puede realmente ser efectiva sobre un 5 ó 6 % de pacientes con cáncer, en lugar de tan sólo un 2%, probablemente haya llegado el momento de una reconsideración radical sobre el extendido uso de esta tóxica modalidad de tratamiento del cáncer. Tanto la cifra del 2 como del 6% son un impacto para muchos de los pacientes a los que se ofrece este tipo de tratamiento, y debería generar serias dudas en las mentes de los oncólogos acerca de la ética de ofrecer la quimioterapia sin explícitamente alertar a los pacientes sobre sus pocas perspectivas de éxito.

Fue también sorprendente que el ortodoxo Prof. Boyer se quejara que uno de los mayores puntos flacos del estudio fuera que insistía en medir los beneficios absolutos en lugar de los relativos. Preguntado por el entrevistador si no existía violación de consentimiento informado implícita en la manera en que los beneficios del tratamiento se presentaban habitualmente, el Prof. Boyer defendió el uso de la reducción del riesgo relativo porque suena más impresionante:

Uno de los problemas de este documento (Morgan ed.) es su utilización de los beneficios absolutos en vez de los beneficios relativos”, protestó, “los beneficios relativos es casi una reducción de un tercio en su riesgo de muerte”.

Desde luego esto es la otra cara del argumento que presentaban los autores del estudio, que demostraban claramente la engañosa naturaleza de la reducción de riesgo relativo como manera de describir la eficacia de la quimioterapia.

Surgen otros críticos
El profesor Morgan y sus colegas australianos no son los únicos que critican el extendido uso del riesgo relativo para inflar la eficacia de un tratamiento.

En estos últimos años se han alzado otras voces en relación sobre esta tendencia. Por ejemplo, en una carta al editor de la revista de práctica médica American Family Physician, James McCormack, Doctor en Farmacia y miembro de la facultad de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de British Columbia, hizo la misma observación en relación al riesgo relativo contra el riesgo absoluto, con gran claridad.

El Dr. McCormack tomó como ejemplo las recetas del fármaco bisfosfonato para el tratamiento y prevención de la osteoporosis… pero sus comentarios se aplican de forma idéntica a la utilización de fármacos anticancerígenos. La revista en cuestión había escrito que uno de estos fármacos obtenía casi “un 50% de disminución” en el riesgo de nuevas fracturas. El Dr. McCormack, como si se dirigiera a un paciente hipotético, reinterpretó esta afirmación en términos de riesgo absoluto: “Sra. Jones, su riesgo de desarrollar una fractura en los próximos tres años es aproximadamente de un 8 %. Si se toma diariamente un fármaco durante los próximos tres años, este riesgo puede reducirse de un 8 $ hasta un 5%, o sea una diferencia de apenas un 3%”. Desde luego, esto suena menos impresionante que decir que el fármaco disminuye el riesgo de fractura a casi la mitad, incluso aunque ambas sean maneras matemáticas correctas de expresar el beneficio a obtener con la terapia.

Las buenas y malas noticias
Las noticias relativas a los tratamientos convencionales del cáncer parecen ser de dos clases: buenas y malas. Las buenas noticias, en el sentido de que los tratamientos convencionales funcionan bien, a menudo generan una cobertura de prensa a nivel general, y declaraciones entusiastas por parte de los funcionarios sanitarios. Por otro lado, las malas noticias, del tipo de que los tratamientos convencionales generalmente han sido sobre publicitados, habitualmente vienen y se van pasando inadvertidas, sin merecer de cualquier manera la atención de los medios informativos.

Un ejemplo del primer tipo es el reciente anuncio de que por primera vez en 70 años, el número absoluto de muertes por cáncer en Estados Unidos había descendido. Andrew C. von Eschenbach, doctor en medicina y director del Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de EE.UU., denominó a esto “la noticia del momento”. De igual manera, el Dr. Michael Thun, jefe de investigación epidemiológica de la American Cancer Society, dijo que era “un hito notable”. En realidad, ¿cuán importante era este celebrado descenso? Tan como informamos en una carta reciente, la cifra real de descenso de muertes fue de 370. De las 557.272 acaecidas en el 2003 se pasó a 556.902 en el 2004. Expresado como un porcentaje del total, representa un descenso del 0,066 % (apenas siete centésimas por ciento).

Contrastando con esta cobertura desbordante de entusiasmo por tan diminuta mejora en el índice anual de mortandad por cáncer está el silencio casi total de los medios informativos (por lo menos en Norteamérica) sobre este estudio crítico australiano. Y sin embargo, nada puede empañar el hecho de que la quimioterapia, para más indicaciones, tiene mucha menos efectividad de lo que se hace creer al público. El Dr. Morgan y sus colegas merecen la gratitud de todos los lectores por haber sacado esto a luz para sus colegas de todo el mundo.

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Autor: Ralph W. Moss, Ph.D.
Fuente: FreeNews