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El lado oscuro, crematístico y criminal de los gestores de la ciencia

“En tanto que la razón científica se ha constituido en la más eficaz retórica de la verdad de nuestros tiempos también debe constituirse en el blanco principal para quienes pretendemos luchar contra los dispositivos de sumisión. Atacar la razón científica es hoy una necesidad, no para acabar con el conocimiento científico sino para romper su funcionamiento como retórica de la verdad”. 
Tomás Ibáñez. Archipiélago, 20: El cuento de la ciencia.

El pasado 29 de febrero, apareció en la sección de Opinión de Rebelión un artículo de Rosa Guevara Landa titulado El lado oscuro, crematístico y criminal de las pseudociencias [1], en el que hace una crítica que me veo obligado a calificar de severa y arrojada, pero también de totalmente desafortunada y falaz.
Que este tipo de diatribas aparezcan en la prensa sistémica es algo que podríamos considerar connatural con el ejercicio del poder, pero que lo haga en las páginas —tan queridas y respetadas— de este medio rebelde y de la mano de una autora que ha demostrado sobradamente su compromiso y capacidad crítica resulta cuando menos preocupante y muestra hasta qué punto es necesario y urgente atender al llamamiento de Tomás Ibáñez con el que he querido arrancar estas reflexiones.
Guevara no parece consciente del papel que el discurso científico tiene como sostén del discurso ideológico del capitalismo, tal y como advierten y analizan autores como Paul Feyerabend, Humberto Galimberti, Roger Garaudy, Emmanuel Lizcano o Tomás Ibáñez.
Guevara obvia la diferencia fundamental entre la Ciencia y sus gestores. Como toda idea, la idea de Ciencia puede ser maravillosa; pero como toda idea, el problema viene cuando se encarna en seres humanos imperfectos y por desgracia poco maravillosos. No desconfío de la Ciencia como tal —siempre y cuando permanezca dentro de los límites que le corresponden— desconfío de quienes gestionan su discurso, sus aplicaciones, sus resultados. Y rechazo absolutamente que pretendan convertirla en la única herramienta de conocimiento posible en un alarde de etnocentrismo cuyo único fin es el dominio y el mantenimiento de la desigualdad y los privilegios de los de siempre.
Guevara refuerza el modelo médico dominante industrial y enraizado en el capitalismo: ese modelo surgió durante el siglo XIX al confluir los intereses de la industria farmacéutica y los de la clase médica dominante, se consolidó a lo largo del siglo XX, favorecido por la reconversión de las multinacionales farmacéuticas tras la Segunda Guerra Mundial y su control de la formación, información, investigación y servicios sanitarios (tanto los privados como los mal llamados “públicos”), y mantiene una amplia credibilidad e influencia debido, no a razones científicas sino socio-políticas: son los enormes intereses de poder —no sólo económico— los que mantienen vigentes los dogmas de un modelo que ha fracasado a la hora de resolver los problemas de salud crónicos y degenerativos que él mismo ha contribuido a provocar y que está haciendo que cada vez más gente acuda a otras terapias, lo que ha desatado una guerra contra ellas.
Guevara se hace cómplice de lo que Emmanuel Lizcano llama fundamentalismo tecno-científico, reproduciendo en este artículo su discurso integrista que pretende imponer lo que ellos definen como “medicina científica”, considerando el resto como “magia” y “estafa”, con la paradoja añadida de que es precisamente la medicina moderna, industrial, farmacológica, reduccionista, la que adolece de base científica estricta.
Y por último, Guevara nos pone como ejemplo un caso que está siendo utilizado de modo absolutamente rastrero por los mencionados grupos de integristas científicos –más o menos organizados, más o menos “incrustados” en instituciones científicas, universidades y medios de comunicación- tomando como base un artículo publicado por el diario que ella denomina “global-imperial” y a cuyos jerifaltes ha denominado “derecha extrema más literal”. El caso está aún en instancias judiciales tras haber sido desestimado en primera instancia, y me consta que se avecinan novedades que pondrán en claro todos los detalles sacando a la luz las manipulaciones y mentiras que se han vertido y que Guevara reproduce sin contrastar.
En el mejor de los casos, el artículo de Guevara peca de una peligrosa ingenuidad que no podemos permitirnos en estos tiempos en que nos encontramos en manos de quienes tienen el poder suficiente para conseguir que sus teorías se acepten y para impedir que otros las refuten; o, en caso de que algún investigador honesto lo consiga, simplemente acallarlo, desprestigiarlo, encarcelarlo y lo que haga falta. En palabras de paul Feyerabend, “la ciencia [...] ya no amenaza a la sociedad, es uno de sus más poderosos soportes”.
Quienes queremos cambiar la sociedad y entretanto luchar contra quienes ostentan poder y privilegios, tenemos la obligación de atravesar ese muro de falsa legitimidad que pretende conferir el discurso científico para producir Verdad: detrás –o mejor dicho, por encima- de quienes controlan el modelo médico dominante están los mismos que declaran las guerras, arrasan nuestro ecosistema, controlan los recursos y administran la muerte. Mucho cuidado a la hora de elegir compañeros de batalla.

Nota
[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=209442

Autor: Jesús García Blanca
Fuente: rebelion.org

Fundamentalistas científicos contra la salud

“Lo que mueve a la Ciencia no es la voluntad de saber sino la voluntad de dominar”.Humberto Galimberti

“Es precisamente esa pretensión de la ciencia de constituirse en metadiscurso verdadero por encima de las ideologías, saberes y opiniones particulares, lo que la constituye como ideología dominante […] su capacidad de persuadirnos de que no estamos siendo persuadidos, es precisamente esa mentira verdadera de la ciencia la que hace de ella la forma más potente de ideología en nuestros días: la ideología científica”. Emmanuel Lizcano

Apreciada Rosa:
Creo sinceramente que has cometido un error. Me lo dice tu trayectoria en Rebelión. Quiero creer que has cometido un error quizá por desconocimiento, quizá por precipitación, quizá porque este no es un terreno en el que te hayas movido lo suficiente según veo en el histórico de los artículos que firmas.
Si se adopta el discurso de un determinado grupo o corriente, se está dando de una forma u otra cobertura a sus planteamientos, incluso si no se defienden de modo explícito. Y eso es lo que ocurría en tu artículo.
Hablo de los autodenominados “escépticos” que yo prefiero denominar –siguiendo a Lizcano- fundamentalistas científicos [2] y cuyas características y pautas de actuación resumo:
  • Proclaman constantemente su supuesto escepticismo mientras su actitud, comportamiento e ideas lo traicionan dejando al descubierto su auténtica naturaleza de cerrado dogmatismo.
  • Conceden a la ciencia el mismo estatus que una religión poseedora de la verdad absoluta fuera de la cual no existe salvación. Para ellos la Ciencia es la única vara de medir, el único camino al conocimiento.
  • Se consideran inmersos en una guerra santa. Su vocabulario, discurso y concepto de la realidad es de corte religioso-paranoide. Por supuesto, ellos están en el bando correcto y en posesión de la verdad frente a un enemigo que es irracional y a quien hay que combatir o convertir al precio que sea.
  • Su discurso está impregnado de intolerancia, fanatismo, etnocentrismo científico y fascismo subyacente.
  • No buscan la verdad sino defender lo establecido. No dudan, niegan.
  • Su estrategia básica es la descalificación, el ataque personal, la ridiculización y la difamación.
  • Su “argumentación” –cuando la hay- es una suma de falacias y prejuicios: apelación a la autoridad, a la mayoría, al consenso, al academicismo y hasta a la generalización más burda.
  • Carecen de capacidad de autocrítica. Todas las cualidades que proclaman como necesarias -dudar, analizar, examinar y racionalizar- jamás las utilizan con sus propias creencias que, curiosamente, coinciden siempre con lo establecido, con los intereses del Poder.
Un campo de actividad particularmente intenso es el de la salud. Los fundamentalistas son una pieza clave de la guerra contra cualquier alternativa al modelo médico dominante y vienen desplegando una gran actividad en ese sentido: artículos en sus webs, participación en medios de comunicación, intervención en redes sociales, intentos de boicot a todo tipo de actos relacionados con las medicinas naturales...
Sin duda, Rebelión haría muy mal poniéndose de espaldas a la ciencia. Pero no es eso lo que digo que me preocupa. Lo que me preocupa es que una autora que ha demostrado en estas páginas ser una persona crítica con el poder, reproduzca de modo directo o indirecto las diatribas de grupos y personas que se amparan en la ciencia para atacar otras formas de conocimiento y en particular otros enfoques de la salud.
Y añado: no solo es que yo crea que hay científicos honestos, es que llevo treinta años apoyándome en ellos para llevar a cabo mi análisis de los mecanismos de poder en los terrenos de la salud, la educación y la ecología.
En cuanto a tu ejemplo: no, no es un invento del periódico citado, ni yo lo acuso de eso. El diario imperial simplemente repite incorrecciones, mentiras y manipulación pisoteando una regla fundamental del periodismo que es contrastar la noticia.
Así expone el caso de Mario, Julián Rodríguez, su padre, en la web de la esperpéntica Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) [3] una asociación supuestamente creada por él y que calca el discurso pseudoescéptico y pretende tipificar como delito la práctica de cualquier terapia natural y prohibir hasta el uso de términos como “medicina, curación, sanación, salud, terapia” sin estar licenciado en medicina:
El hospital Arnau de Vilanova le hizo a Mario una propuesta coherente de sesiones de quimioterapia y trasplante de médula o sea, pero Mario estaba en una situación complicada e hizo caso a quien creía que era un médico naturista. La persona que se presentó a Mario como médico naturista convenció a este de abandonar su tratamiento en el hospital diciéndole que la quimioterapia no era efectiva y que no aguantaría más sesiones. La leucemia de Mario estaba en remisión tras la quimioterapia pero después de un tiempo en el que su único tratamiento fue el de este terapeuta, a Mario le volvió a brotar la leucemia: tuvo que ingresar de nuevo en el Arnau de Vilanova. Fue entonces cuando descubrimos que el terapeuta no era médico. Al no seguir el tratamiento en el momento adecuado la leucemia se complicó enormemente”.
Por su parte, el diario El País [4] titula citando a Julián Rodríguez: “A mi hijo lo ha matado la incultura científica”. Y en entradilla, añade: Se reabre el caso de un joven que murió tras abandonar la quimioterapia por culpa de un curandero, según denuncia su padre”. A destacar que el autor del reportaje es Javier Salas, colaborador habitual de los círculos pseudoescépticos desde el El País y otras tribunas como el diario Público o el propio Escéptico digital.
Desde el titular ya se plantea –de un modo visiblemente sensacionalista- la tesis fundamental de los falsos escépticos: la ciencia como criterio para establecer lo que es correcto y lo que no. La entradilla añade otro elemento clave: los profesionales que no aplican la medicina farmacológica son “curanderos”. Atención porque el periódico no entrecomilla esta palabra y por tanto no se trata de una cita del entrevistado, sino de una afirmación del diario. Pero la entradilla hace algo mucho más grave: acusar al “curandero” de la muerte del joven, sin mencionar por supuesto que el profesional en cuestión, José Ramón Llorente posee una licenciatura por la Universidad de Ecuador y un doctorado por la Universidad de Columbia además de una sólida formación y una larga experiencia como docente y terapeuta desde 1976.
A continuación, y abusando claramente de términos truculentos para referirse a la enfermedad de Mario como “calvario” o “martirio”, el diario mezcla inexactitudes y flagrantes mentiras que además implican al doctor citado en una desagradable situación. Dice el diario:
Su error: abandonar el tratamiento médico de su leucemia para abrazar una pseudoterapia recomendada por un curandero que asegura ser capaz de curar el cáncer con vitaminas.   El calvario de Mario duró seis terribles meses hasta que falleció en julio de 2014. Según el médico que trataba a Mario —el de verdad—, no sólo le convenció para que se negara a un trasplante y a darse la   quimio , sino que le prescribió un tratamiento que interfería en su recuperación con elementos contraproducentes, como hongos y alcohol. En su martirio, a Mario hubo que intervenirle en el intestino por una infección”.
Por mi parte sí que he contrastado la noticia, y –aunque el caso está aún pendiente de juicio- puedo adelantar que en la declaración del Dr. Aurelio López Martínez, el oncólogo de Mario al que El País se refiere como “el médico de verdad” se dejan claras algunas cosas que demuestran la manipulación e incluso las mentiras que se están difundiendo interesadamente sobre el caso: El Dr. López dio el visto bueno al tratamiento recomendado por el “curandero” con la excepción de dos productos que Mario no tomó y así se refleja en su historia clínica. Esto exculpa totalmente al Dr. Llorente ya que de haber habido algo peligroso o sospechoso en esas recomendaciones parece lógico suponer que su oncólogo no lo hubiera aprobado e incluso hubiese tenido la obligación de denunciarlo.
El expediente judicial incluye asimismo un escrito firmado por el Jefe del Servicio de Inspección de Servicios Sanitarios de la Generalitat Valenciana en el que certifica que no hay constancia de que el Dr. José Ramón Llorente incitase al abandono de la propuesta hospitalaria. Lo que sí sabemos, y parece razonable que jugara un importante papel en la decisión de Mario es que tenía un hermano pequeño que padecía leucemia y que murió a pesar de haber seguido el tratamiento a base de quimioterapia que le prescribieron sus médicos.
Conste que no creo que cualquier cosa sea válida y menos aún en el campo de la salud y de su cuidado y prevención, pero teniendo en cuenta el evidente fracaso de una medicina que se autodenomina científica mientras mantiene su alianza con una industria que pisotea los más elementales criterios del método científico controlando toda la cadena –investigación, publicación, autorizaciones de agencias, formación e información de masas- para que sirva a los fines económicos de unos y académicos de otros, teniendo en cuenta la innegable catástrofe sanitaria que esto viene provocando y teniendo presente las enormes posibilidades de numerosas disciplinas y técnicas alternativas honestas, eficaces y seguras, esta lucha contra ellas es una guerra contra nuestra propia salud.

Notas:
[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=211365
[2] http://www.dsalud.com/index.php?pagina=articulo&c=1576
[3] http://www.apetp.com/index.php/caso-de-mario-rodriguez/
[4] http://elpais.com/elpais/2016/02/24/ciencia/1456341289_969832.html

Autor: Jesús García Blanca
Fuente: rebelion.org
Otro artículo del mismo autor y el mismo tema: El lado oscuro, crematístico y criminal de los gestores de la ciencia

Reevaluación de la efectividad de la homeoprofilaxis contra la leptospirosis en Cuba en 2007 y 2008. A Reevaluation of the Effectiveness of Homoeoprophylaxis Against Leptospirosis in Cuba in 2007 and 2008.

Conclusiones
 El éxito de las intervenciones homeoprofilácticas en 2007 y 2008 se respaldan en el análisis previo: las bases de datos han sido rigurosamente pulidas, el posible impacto de las campañas de vacunación y quimioprofilaxis han sido examinadas, y el posible impacto de otros factores de confusión han sido considerados. Ningún posible factor de confusión parece haber ejercido influencia apreciable alguna en el impacto positivo en las intervenciones homeoprofilácticas en 2007 y 2008, aunque la campaña de vacunación a finales de 2008 en la región intervenida puede haber prevenido algunos casos en un 4% aproximado de la población.

La experiencia cubana con homeoprofilaxis contra la leptospirosis ha sido y se mantiene como muy positiva. Ha dado lugar a la inmunización directa por parte del gobierno  contra la hepatitis A, la gripe porcina, la enfermedad neumocócica y la fiebre de Dengue con homeoprofilaxis. El sistema sanitario cubano en general demuestra cómo la medicina ortodoxa y la complementaria pueden ser integradas con utilidad, y su disposición a usar la vacunación y la homeoprofilaxis como opciones de inmunización basadas en la evidencia es un excelente ejemplo de ello.

Autores: Isaac Golden, PhD y Gustavo Bracho, PhD.

Conclusions
The success of the homeoprophylaxis interventions in 2007 and 2008 is supported by the preceding analysis: The database has been rigorously cleansed, the possible impact of vaccination and chemoprophylaxis campaigns has been examined, and the possible impact of other confounders has been considered. No possible confounding factor appears to have exerted any
appreciable influence on the positive impact of the homeopropylaxis interventions in 2007 and 2008, although the vaccination campaign in late 2008 in the intervened region targeting approximately 4% of the population may have prevented some cases.
The Cuban experience with homeoprophylaxis against leptospirosis has been and remains a very positive one. It has given rise to further government-directed immunization against hepatitis A, swine flu, pneumococcal disease, and dengue fever using homoeoprophylaxis. The Cuban health system in general demonstrates how orthodox and complementary medicine can be usefully integrated, and their willingness to use both vaccination and homoeoprophylaxis as evidence-based immunization options is an excellent example of this.
Authors: Isaac Golden, PhD and Gustavo Bracho, PhD.

Cortesía entre médicos


Si los ignorantes me censuran o  escarnecen, otórgame que el amor de mi  arte, como una coraza, me torne invulnerable, para que pueda perseverar  en la verdad sin atender al prestigio, el renombre y a la edad de mis  detractores.  
Oración de Maimónides. Fragmento.
(incluída en la introducción del Código de Deontología médica de la Organización Médica Colegial (OMC)

“En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad.
La salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones.
Mis colegas serán mis hermanos.
                Versión del juramento hipocrático de la Convención de Ginebra, 1948. Fragmento.

Recordaré que la medicina no sólo es ciencia, sino también arte, y que la calidez humana, la compasión y la comprensión pueden ser más valiosas que el bisturí del cirujano o el medicamento del químico.
Recordaré que no trato una gráfica de fiebre o un crecimiento canceroso, sino a un ser humano enfermo cuya enfermedad puede afectar a su familia y a su estabilidad económica. Si voy a cuidar de manera adecuada a los enfermos, mi responsabilidad incluye estos problemas relacionados.
Versión del Juramento Hipocrático (1964) de Louis Lasagna, Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts, muy utilizada actualmente, sobre todo en países anglosajones. Fragmento.


La Declaración de Ginebra de la Asociación Médica Mundial (AMM) incluye esta promesa: “prometo considerar como hermanos y hermanas a mis colegas”.

Declaraciones de médicos[i] que se han ido produciendo en los últimos tiempos hacen dudar cuando menos que esa declaración de principios éticos se tenga mínimamente en cuenta. Cuando médicos de profesión enarbolan el argumento del insulto y el escarnio público para intentar desprestigiar el ejercicio médico de otros colegas, sin ningún reparo ni vergüenza hacia el mal que pueden infringir, aún sin razón, hacia ellos y, de rebote, hacia sus pacientes, ponen en evidencia por sí mismos su limitada categoría humana y, por ende, profesional.

La sociedad tecnológica digital, bajo una pretendida libertad de expresión indiscriminada, permite que cualquier exabrupto pueda ser dicho, repetido y reproducido hasta la saciedad con total impunidad. Las redes sociales facilitan el mantenimiento de flujos de opinión que, al igual que las tertulias televisivas de amplia audiencia con tertulianos opinando sobre temas totalmente ajenos a su conocimiento y experiencia, fácilmente pueden manipular y tergiversar la información, en la forma y en el fondo, sin respeto alguno hacia la veracidad.

¿Qué hacer ante tantas salidas de tono? ¿Responder con  la misma moneda rebajándose al mismo nivel que el difamador, con una contradifamación, o cuando menos una defensa a ultranza? Pero se sabe que hace más daño una mala noticia, que el bien que hace una de buena. ¿Intentar demostrar que el difamador está en un error  o, al menos, poner en cuestionamiento que su criterio sea válido? Se hace, pero al difamador “profesional” no le interesan argumentos ni razones, sólo le importa denigrar, y cuanto más mejor.

Actualmente, hay un grupo de difamadores profesionales, autodenominados “escépticos”[ii], que pretenden tener el monopolio de la verdad, sin escrúpulos a la hora de agraviar y ofender a quien no comparte sus opiniones. Son los nuevos fanáticos de la ciencia, que en nombre de ella son capaces de crucificar inocentes. Es un movimiento predominantemente europeo[iii], que funcionan como una secta, al elevar a la categoría de dios a la sacrosanta ciencia.

Como decía un filósofo de la ciencia[iv], …la ciencia, hoy en día, es nuestra religión favorita.” Cuando el lugar que pertenece al ámbito de lo divino, es decir, el de las verdades absolutas, de lo absoluto en general, se sustituye por verdades profanas, se invierte la categoría de las cosas, se confunde el observador con lo observado, lo humano con lo divino. Es una visión reduccionista de la realidad, que conlleva muchos fallos, bien representado por Goya en su grabado El sueño de la razón produce monstruos.

Sin embargo, todavía quedan médicos honrados capaces de valorar los desaguisados de esos desaprensivos,  que así llegan a la conclusión de que “La secta de los escépticos es de otro mundo, del que promueve una medicina autoritaria y biológica que ignora las cuestiones antropológicas, éticas, humanas, espirituales, psicológicas y sociales. Es lamentable su afán destructor y el linchamiento de críticas constructivas a la medicina, pues su hostigamiento impide la mejora de la misma medicina.” [v]

También desde otras perspectivas no dogmáticas se critica a esos seudoescépticos[vi] y se pone en evidencia la manipulación de sus argumentos[vii], así como la debilidad de sus postulados[viii].

Por otro lado, desde la ética médica, se reconoce que “El recurso del paciente a personal de salud tradicional o alternativo presenta un desafío particular a la cooperación por el mejor interés del paciente. Al menos algunas intervenciones tradicionales y alternativas tienen efectos terapéuticos y son escogidas por los pacientes, los médicos deben tratar de cooperar con sus profesionales. La manera de hacerlo variará según el país y el tipo de profesional. En todas estas interacciones el bienestar del paciente debe primar sobre todo.[ix]

Además “La independencia profesional es un derecho y un deber del médico, tal como lo señala el Código de Ética y Deontología Médica vigente en su art. 22”, aspecto refrendado por la Asamblea General del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, en sesión celebrada el día 23 de enero de 1.999, bajo el epígrafe de “La libertad de prescripción del médico”.

Lo grave de la situación es que esa, llamémosle –de la forma más cortés-, descortesía profesional llegue a impregnar la mentalidad de las autoridades competentes, que son las que deberían ejemplificar de la forma más cuidadosa la ética médica y el código deontológico, y les lleve a tomar acciones totalmente fuera de lugar. Me refiero concretamente a la creación del Observatorio de la OMC contra las pseudociencias y las pseudoterapias[x], a modo de cruzada en el mejor estilo inquisitorial, animando a denunciar a los propios colegas médicos, sin demasiados miramientos ni cortapisas, y con un criterio muy liviano. De hecho, algunas críticas ya se han alzado considerando que “La Organización Médica Colegial ha abierto una peligrosa y contradictoria puerta contra la libertad clínica y de prescripción” [xi], es decir, un atentado en toda regla contra una de las normas deontológicas básicas de la profesión médica.[xii]

¿Hemos olvidado el objetivo último de la Medicina: curar al enfermo? Ni el enfermo, ni la sociedad,  piden que se le cure “científicamente”. Se pide un alivio, un mejoramiento, y si es posible, la erradicación de la enfermedad, de la forma más rápida, fácil y suave, provocando el mínimo de efectos secundarios (primum non nocere).

Ante el panorama actual de aumento de las enfermedades crónicas, degenerativas, inmunitarias, cancerosas, sin tratamientos etiológicos efectivos, que condenan a la mayoría de los enfermos a la polimedicación, ¿con qué argumentos teórico-filosóficos de peso se pueden condenar técnicas terapéuticas no convencionales, algunas de ellas centenarias y milenarias, cuya eficacia en muchos casos está suficientemente demostrada, empírica y/o experimentalmente?

Los expertos sanitarios a nivel mundial (OMS) aconsejan el uso y desarrollo de esas técnicas, y aseguran que “La medicina tradicional se viene utilizando desde hace miles de años, y sus practicantes han contribuido enormemente a la salud humana, en particular como proveedores de atención primaria de salud al nivel de la comunidad.”[xiii] Por ello, han elaborado una estrategia[xiv], que resumimos a continuación.

“La estrategia de la OMS sobre medicina tradicional 2014-2023 ayudará a las autoridades sanitarias a encontrar soluciones que propicien una visión más amplia respecto del mejoramiento de la salud y la autonomía de los pacientes. La estrategia tiene dos objetivos principales, a saber: prestar apoyo a los Estados Miembros para que aprovechen la posible contribución de la medicina tradicional y complementaria (MTC) a la salud, el bienestar y la atención de salud centrada en las personas, y promover la utilización segura y eficaz de la MTC mediante la reglamentación de productos, prácticas y profesionales. Esos objetivos se alcanzarán por medio del establecimiento de tres objetivos estratégicos, a saber:

  1. desarrollo de una base de conocimientos y formulación de políticas nacionales;
  2. fortalecimiento de la seguridad, la calidad y la eficacia mediante la reglamentación; y
  3. fomento de la cobertura sanitaria universal por medio de la integración de servicios de MTC y la autoatención de salud en los sistemas nacionales de salud.”[xv]

 Ya no se trata de cortesía entre médicos, sino también de cortesía sobre todo hacia los pacientes. Debemos hacer todo aquello que esté en nuestras manos para favorecer el desarrollo de una medicina que aproveche todos los recursos existentes, diagnósticos y terapéuticos, para mejorar la salud de la población.



[i] Dr. Vicente Baos y otros.
[iv] Paul K. Feyerabend. Diálogo sobre el método. Ed. Cátedra. Madrid, 1989.
[ix] El médico y los colegas. Manual de Ética Médica. Cap. IV. https://miranda2901.wordpress.com/2014/11/23/el-medico-y-los-colegas/
[xiv] Estrategia de la OMS sobre medicina tradicional 2014-2023. http://apps.who.int/medicinedocs/documents/s21201es/s21201es.pdf 

Los pacientes que reciben homeopatía usan menos antibióticos y antiinflamatorios

El estudio EPI3-LASER, realizado en Francia, arroja además que las personas que reciben tratamiento homeopático consumen menos psicotrópicos.

El estudio EPI3-LASER, que se ha desarrollado en las consultas de Atención Primaria de Francia en los últimos 10 años, arroja valoraciones muy positivas sobre los pacientes que fueron tratados con homeopatía.
Del estudio epidemiológico se desprende que las personas que a lo largo de los 10 años recibieron tratamientos de homeopatía consumieron menos antibióticos, antiinflamatorios y psicotrópicos que aquellas que fueron tratadas con la #Medicina convencional. 

Un total de 825 médicos elegidos al azar y 8.559 pacientes participaron en este estudio que determina que la utilización de la homeopatía resulta ventajosa. No todos los médicos que se registraron en el estudio eran homeópatas, ya que 197 utilizaron la medicina convencional, 356 combinaron homeopatía y medicina convencional y 272 usaron únicamente medicamentos homeopáticos.

Los pacientes se estudiaron en tres grupos médicos. Por un lado, se reunió a las personas que presentaban infecciones respiratorias de las vías altas, por otro a los pacientes con dolores musculo-esqueléticos y en tercer lugar a aquellos con trastornos en el sueño, ansiedad y depresión.

Todos los pacientes, con el mismo perfil y el mismo tipo de enfermedad y gravedad, fueron sometidos a estos cuatro criterios de comparación a lo largo de 10 años: evolución clínica, consumo de medicamentos, efectos secundarios y fracaso terapéutico.

Las conclusiones del estudio determinan que las personas tratadas por homeópatas obtuvieron resultados clínicos similares a aquellos pacientes que recibieron medicina convencional. La evolución fue similar en todos los grupos con respecto a la curación, evolución a la cronicidad, aparición de complicaciones o necesidad de hospitalización.

Es decir, en ningún caso los pacientes que utilizaron homeopatía necesitaron más ingresos hospitalarios.

El EPI3-LASER también concluye que los pacientes que recibieron homeopatía tomaron 2 veces menos antibióticos, 2 veces menos antiinflamatorios y 3 veces menos psicótropos. De esta manera, se vieron reducidas las manifestaciones propias de los efectos secundarios de los medicamentos convencionales.

Actualmente en Francia la homeopatía está integrada en el sistema público de salud y un 66% de los franceses asegura que ha utilizado la homeopatía en alguna ocasión. De ellos, el 36% se considera usuario regular de los tratamientos homeopáticos. #Salud #Medicina natural.

Fuente: blastingnews

Inmunóloga de Harvard desmonta la lógica de la vacunación obligatoria





Mi nombre es Tetyana Obukhanych. Soy doctor en inmunología. Estoy escribiendo esta carta con la esperanza de que corregirá varias percepciones erróneas comunes sobre las vacunas con el fin de ayudar a formular una comprensión justa y equilibrada que es apoyada por la teoría de la vacuna aceptada y los nuevos descubrimientos científicos.

¿Los niños no vacunados representan una amenaza mayor para el público que los vacunados?

A menudo se afirma que aquellos que deciden no vacunar a sus hijos por razones de conciencia ponen en peligro al resto del público, y esta es la razón fundamental detrás de la mayoría de la legislación para poner fin a las exenciones de vacunas que están siendo consideradas por los legisladores federales y estatales en todo el país. Usted debe ser consciente de que la naturaleza de la protección proporcionada por muchas vacunas modernas - y que incluye la mayoría de las vacunas recomendadas por el CDC para los niños - no es consistente con tal declaración. He esbozado a continuación las vacunas recomendadas que no pueden prevenir la transmisión de enfermedades ya sea porque no están diseñadas para prevenir la transmisión de la infección (más bien, están destinadas a prevenir los síntomas de la enfermedad), o porque son para enfermedades no transmisibles. Las personas que no han recibido las vacunas mencionadas a continuación no representan una amenaza mayor para el público en general que las que tienen, lo que implica que la discriminación contra los niños no inmunizados en una escuela pública puede no estar justificada.

1- IPV (vacuna inactivada contra el poliovirus) no puede prevenir la transmisión del poliovirus (véase el apéndice para el estudio científico, Item # 1). El poliovirus salvaje ha sido inexistente en los Estados Unidos durante al menos dos décadas. Incluso si el poliovirus salvaje fuera reimportado por viajes, la vacunación contra la polio con IPV no puede afectar la seguridad de los espacios públicos. Tenga en cuenta que la erradicación del poliovirus salvaje se atribuye al uso de una vacuna diferente, la VPO o la vacuna oral contra el poliovirus. A pesar de ser capaz de prevenir la transmisión del poliovirus salvaje, el uso de OPV se eliminó hace tiempo en los EE.UU. y se reemplazó con IPV debido a preocupaciones de seguridad.


2- El tétanos no es una enfermedad contagiosa, sino que se adquiere de heridas por punción profunda contaminadas con esporas de C. tetani. La vacunación contra el tétanos (mediante la vacuna combinada DTaP) no puede alterar la seguridad de los espacios públicos; Está destinado a proporcionar protección personal únicamente.


3- Aunque está destinada a prevenir los efectos causantes de la enfermedad de la toxina diftérica, la vacuna de toxoide diftérico (también contenida en la vacuna DTaP) no está diseñada para prevenir la colonización y transmisión de C. diphtheriae. La vacunación contra la difteria no puede alterar la seguridad de los espacios públicos; También se destina únicamente a la protección personal.


4- La vacuna pertussis acelular (aP) (el elemento final de la vacuna DTaP combinada), ahora en uso en los EE.UU., reemplazó a la vacuna de pertussis de células enteras a finales de los años noventa, que fue seguido por un resurgimiento sin precedentes de la tos ferina. Un experimento con la infección deliberada de pertussis en primates reveló que la vacuna aP no es capaz de prevenir la colonización y transmisión de B. pertussis (ver apéndice para el estudio científico, Item # 2). La FDA ha emitido una advertencia sobre este hallazgo crucial.

  Además, la reunión de la Junta de Consejeros Científicos del CDC de 2013 reveló datos alarmantes adicionales de que las variantes de pertussis (cepas PRN-negativas) que circulan actualmente en los Estados Unidos adquirieron una ventaja selectiva para infectar a aquellos que están al día para sus refuerzos de DTaP (Véase el apéndice para el documento CDC, Item # 3), lo que significa que las personas que están al día son más propensas a estar infectadas, y por lo tanto contagiosa, que las personas que no están vacunadas.

5- Entre los numerosos tipos de H. influenzae, la vacuna Hib sólo cubre el tipo B. A pesar de su única intención de reducir el transporte de Hib sintomático y asintomático (sin enfermedad), la introducción de la vacuna Hib ha desplazado inadvertidamente la dominancia de la cepa hacia otros tipos de H. influenzae (tipos a a f). Estos tipos han causado enfermedad invasiva de alta severidad e incidencia creciente en adultos en la era de la vacunación de Hib de niños (véase el apéndice para el estudio científico, Item # 4). La población general es más vulnerable a la enfermedad invasora ahora que antes del inicio de la campaña de vacunación contra Hib. Discriminar a los niños que no están vacunados por Hib no tiene ningún sentido científico en la era de la enfermedad de H. influenzae de tipo b.
 

6- La hepatitis B es un virus transmitido por la sangre. No se extiende en un entorno comunitario, especialmente entre los niños que tienen pocas probabilidades de participar en comportamientos de alto riesgo, como el intercambio de agujas o el sexo. La vacunación de los niños contra la hepatitis B no puede alterar la seguridad de los espacios públicos. Además, la admisión en la escuela no está prohibida para los niños portadores crónicos de hepatitis B. Prohibir la admisión a la escuela para aquellos que simplemente no han sido vacunados - y ni siquiera tienen hepatitis B - constituiría una discriminación irracional e ilógica.



En resumen, una persona que no está vacunada con vacunas IPV, DTaP, HepB y Hib debido a razones de conciencia No representa ningún peligro adicional para el público que una persona que es. No se justifica ninguna discriminación.

¿Con qué frecuencia ocurren eventos adversos graves de las vacunas?

A menudo se afirma que la vacunación rara vez conduce a eventos adversos graves. Desafortunadamente, esta afirmación no es apoyada por la ciencia. Un estudio reciente realizado en Ontario, Canadá, estableció que la vacunación en realidad lleva a una visita a la sala de emergencias de 1 en 168 niños después de su cita de vacunación de 12 meses y de 1 en 730 niños después de su cita de 18 meses de vacunación.

Cuando el riesgo de un evento adverso que requiera una visita a urgencias después de la vacunación del bebé sea manifiestamente tan alto, la vacunación debe seguir siendo una opción para los padres, quienes, comprensiblemente, no estarán dispuestos a asumir este riesgo inmediato para proteger A sus hijos de enfermedades que generalmente se consideran leves o que sus hijos nunca pueden estar expuestos.

Puede la discriminación contra las familias que se oponen a las vacunas por razones de conciencia prevenir los brotes futuros de enfermedades víricas transmisibles, como el sarampión?

Los científicos investigadores del sarampión han sido conscientes durante mucho tiempo de la "paradoja del sarampión". Cito el artículo de Polonia & Jacobson (1994) "Incumplimiento de la Meta de Eliminación del Sarampión: Aparente Paradoja de las Infecciones de Sarampión en las Personas Inmunizadas". Intern Med 154: 1815 - 1820:

"La paradoja aparente es que a medida que las tasas de inmunización del sarampión aumentan a niveles altos en una población, el sarampión se convierte en una enfermedad de las personas inmunizadas". [2]

Otras investigaciones determinaron que detrás de la "paradoja del sarampión" hay una fracción de la población llamada respuesta de vacuna baja. Los que responden mal son los que responden mal a la primera dosis de la vacuna contra el sarampión. Estos individuos entonces montan una respuesta inmune débil a la RE-vacunación subsecuente y vuelven rápidamente a la piscina de "susceptibles" dentro de 2-5 años, a pesar de ser vacunados totalmente. [3]

La re-vacunación no puede corregir la baja respuesta: parece ser un rasgo inmuno-genético. [4] La proporción de “bajos-respondedores” entre los niños fue del 4,7% en los EE. UU. [5]

La estimación de los brotes de sarampión en Quebec, Canadá y China demuestra que los brotes de sarampión siguen ocurriendo, incluso cuando el cumplimiento de la vacunación está en el rango más alto (5). 95-97% o incluso 99%, ver apéndice para estudios científicos, ítems # 6 & 7). Esto se debe a que incluso en los “respondedores altos” a la vacuna, los anticuerpos inducidos por la vacuna disminuyen con el tiempo. La inmunidad de la vacuna no es igual a la inmunidad a lo largo de la vida adquirida después de la exposición natural.

Se ha documentado que las personas vacunadas que desarrollan sarampión intenso son contagiosas. De hecho, dos focos mayores de sarampión en 2011 (en Quebec, Canadá y Nueva York, NY) fueron reimportados por individuos previamente vacunados. [6] - [7]

En conjunto, estos datos ponen de manifiesto que la eliminación de las exenciones de las vacunas, que actualmente sólo solo se trata de un pequeño porcentaje de familias de todos modos, no resolverán el problema del resurgimiento de la enfermedad ni impedirán la reimportación y los brotes de enfermedades previamente eliminadas.

¿Es la discriminación contra los objetores de conciencia de las vacunas la única solución práctica?

La mayoría de los casos de sarampión en brotes recientes en Estados Unidos (incluyendo el reciente brote de Disneylandia) son adultos y bebés muy jóvenes, mientras que en la era previa a la vacunación, ocurrían mayoritariamente entre las edades de 1 y 15 años.

La exposición natural al sarampión era seguida de inmunidad para toda la vida de re-infección, mientras que la inmunidad de la vacuna disminuye con el tiempo, dejando a los adultos desprotegidos por sus vacunas infantiles. El sarampión es más peligroso para los bebés y para los adultos que para los niños en edad escolar.

A pesar de las altas posibilidades de exposición en la era previa a la vacunación, el sarampión prácticamente nunca sucedia en bebés de menos de un año debido al robusto mecanismo de transferencia de inmunidad materna.

La vulnerabilidad de los bebés muy jóvenes al sarampión en la actualidad es el resultado directo de la prolongada campaña de vacunación masiva del pasado, durante la cual sus madres, vacunadas en su infancia, no pudieron experimentar el sarampión naturalmente en una edad escolar segura y establecer inmunidad permanente que también se transferiría a sus bebés y los protegería contra el sarampión durante el primer año de vida.

Afortunadamente, existe un respaldo terapéutico para imitar la inmunidad materna ahora erosionada. Los lactantes, así como otros nmunocomprometidos, son candidatos a recibir inmunoglobulina, una medida potencialmente salvadora que suministra anticuerpos dirigidos contra el virus para prevenir o mejorar la enfermedad tras la exposición (véase el apéndice, punto 8).

En resumen: 1) debido a las propiedades de las vacunas modernas, las personas no vacunadas no presentan mayor riesgo de transmisión de polio, difteria, tos ferina y numerosas cepas de H. influenzae no tipo b que las personas vacunadas; los no vacunados de Hepatitis B, virtualmente no suponen ningún peligro de transmisión en un entorno escolar, y el tétanos no es transmisible en absoluto; 2) hay un riesgo significativamente elevado de visitas a la sala de emergencias después de las vacunaciones en la niñez que atestiguan que la vacunación no está exenta de riesgo; 3) los brotes de sarampión no pueden ser completamente prevenidos incluso si tuviéramos un cumplimiento casi perfecto de la vacunación; Y 4) se dispone de un método eficaz para prevenir el sarampión y otras enfermedades virales en los recién nacidos no vacunados y la inmunoglobulina, para aquellos que pueden estar expuestos a estas enfermedades.

En conjunto, estos cuatro hechos ponen de manifiesto que la discriminación en una escuela pública contra los niños que no son vacunados por razones de conciencia es completamente injustificada ya que el estatus de la vacuna de los objetores de conciencia no plantea ningún riesgo indebido para la salud pública.

Autora: Tetyana Obukhanych, doctor en inmunología. Harvard.
Artículo original: http://vaxxter.com/harvard-immunologist-demolishes-mandatory-vaccination-logic/

Carta de un colegiado a la cúpula médica institucional sobre las prácticas médicas no convencionales, especialmente la Homeopatía

Carta abierta, dentro del ámbito médico profesional y colegial,
a los Dres. Rodríguez Sendín, Romero Agüit, Garrote Díaz y Fernández Torrente, miembros de la Comisión Permanente del
Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España



Distinguidos colegas:


Medios de comunicación les atribuyen las siguientes declaraciones:

-       La homeopatía es un proceso ilusorio, engañoso y sin ningún tipo de evidencia científica.
-       No se puede seguir engañando a la gente con procedimientos ilusorios que no tienen ningún tipo de justificación y que pertenecen al mundo de las creencias.
-       Otra cosa es que cada uno maneje lo que considere que no hace daño a su paciente, aunque sea del ámbito de la magia o de la fantasía.
-       Esos médicos homeópatas están convencidos de que esa pseudo-terapia funciona; la intención de la OMC en esta Asamblea es ver qué medidas se pueden adoptar para limitarla.
-       Muchas veces (los “mensajes homeopáticos”) retrasan la curación de los pacientes o entorpecen su calidad de vida, además de sacarles el dinero, que a veces es lo único que tienen.

Art. 37.2 y 37.3 del Código de Deontología Médica (CDM):

Los médicos deben tratarse entre sí con la debida deferencia, respeto, lealtad, sea cual fuera la relación jerárquica que exista entre ellos. Tienen la obligación de defender al colega que es objeto de ataques o denuncias injustas.

Los médicos se abstendrán de criticar despectivamente las actuaciones de sus colegas. Hacerlo en presencia de sus pacientes, de sus familiares o de terceros es una circunstancia agravante.

Art. 38.3:

Las discrepancias entre los médicos no han de propiciar su desprestigio público. (…) Se evitarán las polémicas públicas; las divergencias se resolverán en el ámbito profesional o colegial.

   La Asamblea General (AG) y la Comisión Permanente (CP) son los órganos colegiados de gobierno del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), que, junto a los Colegios Provinciales Oficiales de Médicos, constituyen la Organización Médica Colegial (OMC). El 15 de diciembre de 2009, la AG refrendó por unanimidad la homeopatía como acto médico. Tras la última AG, el 3 de diciembre de 2016, el CGCOM ha manifestado su “honda preocupación por las terapias pseudocientíficas, sectas sanitarias e intrusismo”. Aunque en su comunicado no se especifican modalidades, en sus declaraciones públicas dejan Uds. meridianamente claro que incluyen a la homeopatía en dicha categoría.

   En solo siete años, el CGCOM ha pasado de considerar el ejercicio médico de la homeopatía, informe técnico mediante, acto médico a transformarlo primero en acto sanitario pero no estrictamente médico, y, finalmente, a estudiar medidas para limitarlo, informe técnico pendiente. En el mismo período, sus discrepancias han desbordado el ámbito profesional o colegial que propone el Código, para dirigirlas al público general. Los factores determinantes de este radical, quizás precipitado, en todo caso sorprendente viraje merecen un análisis pausado. Entretanto, tiempos de incertidumbre para el ejercicio médico no ortodoxo.

   Cabe suponer que esta valoración en curso es solo la punta de lanza de un proceso que se intuye más amplio; que las acciones que se proponen, debaten y eventualmente ejecuten contra el ejercicio médico homeopático serían aplicables a toda la práctica médica no convencional (PMNC).

   Dejando de lado formas y foros, siento decirlo, cuestionables de referirse en tales términos a un colectivo de colegas, no me cabe duda de que sus motivaciones e intenciones son buenas, acordes a su papel institucional ante la sociedad. Que su referente es el mejor servicio médico a la población, y no el seguidismo, que algunos quieren ver en sus actuaciones, respecto a las hostilidades desatadas por múltiples agentes enfrentados a (y especialmente activos contra) la homeopatía.

   Legítimos o espurios como puedan ser, los intereses comerciales del mercadeo sanitario, las opiniones de los “azotes de las pseudo-ciencias” (entre los que medios incluyen a colegiados), las soflamas integristas de los guardianes del llamado pensamiento crítico/único, como asimismo las razonables, razonadas y constructivas críticas que el asunto merece,  poco o nada tiene que ver todo ello con los derechos y deberes de la praxis médica. A la hora de valorar ésta, convendrán conmigo en que son referentes adecuados, entre otros, el CDM, la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS) y la Estrategia 2014-2023 sobre medicina tradicional, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), además de legislación, normativa y recomendaciones europeas al respecto, que Uds. deben conocer. Entiendo que ni son ni deben serlo las presiones, que a veces frisan el acoso, de los furibundos detractores de la PMNC, mediante recurrentes campañas de demonización canalizadas a través de medios reconocidamente contrarios. Y quiero pensar que tales presiones e intereses tampoco son referentes adecuados para Uds.

   En lo referente al Código, creo que se hace un flaco favor al ejercicio médico en los términos en que se redactó el Art. 26.2, el mismo que citan Uds. con frecuencia. A todo el ejercicio médico, también al llamado convencional, al condicionar la ética a la evidencia y vincular empirismo con charlatanismo. El ejercicio médico de base empírica no es charlatanismo. La llamada medicina basada en la pomposa evidencia, por masiva que ésta sea, no la convierte automática, necesariamente en ética.

   El argumento principal en sus declaraciones en contra del ejercicio médico homeopático, que, previsiblemente, harán Uds. extensible a toda la PMNC, es que no tiene evidencia científica. Ciertamente, carece de pruebas (el término correcto en castellano, no “evidencia”) suficientes, sea lo que sea lo que este término signifique, y que probablemente sea distinto según a qué se aplique. Pero cuando alguien declara que la homeopatía no tiene “ningún tipo de  evidencia”, bueno, la impresión es que no lo ha revisado.

   Por otra parte, se ha dicho que en torno al 80-90% de la práctica médica convencional carece de evidencia. Con el mismo criterio, tendríamos que reconocer ante la población (con no menor contundencia que cuando hablamos de PMNC, para ser justos) que en torno al 85% de nuestro ejercicio médico convencional carece de evidencia científica. Y, aplicando la misma vara de medir y empleando sus propios términos, declarar públicamente:

-       que en ese mismo porcentaje, el ejercicio médico empírico convencional sería asimilable a procesos ilusorios y engañosos;
-       que también en la medicina convencional recurrimos al ámbito de la magia o de la fantasía;
-       y que, no solamente aplicamos pseudo-terapias (en el sentido aceptado de carentes de suficiente base científica) sino que, además, creemos que funcionan.

   Si, como ha declarado públicamente uno de Uds., realmente no existiera más medicina que la (suficientemente) científica, asumiendo un significado tan restrictivo del término, la mayor parte de nuestro ejercicio convencional no podría considerarse acto médico. Si asumimos que toda su ética depende en tal grado de la evidencia, nos situamos nosotros mismos en una posición difícil. ¿Tendríamos que valorar también limitarlo, informe técnico mediante?

   Quizás estemos de acuerdo en que la cientificidad no es un valor absoluto, estático, una propiedad que se reconoce o niega a algo a perpetuidad, sino una actitud, una forma de hacer y de comunicar, entre otras, que han de actualizarse continuamente. Proceso, más que status.

   En ese proceso de cientificación está la medicina convencional en grado notable, y es motivo de orgullo profesional para un servidor tanto como lo es para Uds. Y en ese mismo proceso debe estar, evidentemente, la PMNC. En la medida en que el propósito de ésta sea progresar en esa vía, con las limitaciones derivadas de los escasos recursos disponibles, con las dificultades de implementar metodologías estandarizadas no siempre las más adecuadas al objeto de estudio, con el escaso reconocimiento científico y social que hoy día se concede a quienes se dedican a ello, en esa medida su ejercicio no falta a la ética. No es todavía suficiente medicina científica, cierto, pero tampoco “ilusión y engaño.

   Medicina empírica con voluntad de cientificación, no “charlatanismo”, es, por tanto, la mayor parte de la PMNC y en torno al 85% de la medicina llamada convencional. Medicina basada en la experiencia médica, no magia y fantasía”. Ética médica en el ejercicio no ortodoxo, no una forma de  “sacar el dinero.

   Y, por supuesto, frente común con Uds. ante la pura y dura sobre-explotación comercial de la PMNC, como ante cualquier aspecto de la asistencia en que pretenda imponerse el puro beneficio comercial sobre la salud. Pero, si me permiten la sugerencia, no se dejen Uds. impresionar por los referidos agentes hostiles y su cruzada anti-PMNC; no confundan Uds. el negocio que pueda ser, por ejemplo, la venta de productos “homeopáticos” a discreción con el noble, honesto, metódico y bicentenario ejercicio médico homeopático. Se ha dicho que los homeópatas fueron de los primeros médicos (si no los primeros) que registraron sistemáticamente las historias clínicas de cada uno de sus pacientes, desde principios del siglo XIX. Debían hacerlo, para asegurar la correcta prescripción y el minucioso seguimiento del paciente al que obliga el correcto tratamiento médico homeopático. Estamos hablando de ejercicio profesional, no de “mensajes homeopáticos”.

   Integración con las debidas garantías asistenciales y éticas es la opción elegida, por ejemplo, en el Consorcio Académico para la Medicina y Salud Integrativas: en torno a 70 universidades y hospitales de referencia de EE. UU. Esta vía es la contraria a la limitación, la censura y la eliminación de la PMNC, secuencia de actuaciones de fácil progresión una vez que se empieza. La que asoma en el horizonte cuando se fomenta su demonización pública. Cabe suponer que lo tienen Uds. en cuenta en el actual proceso de valoración abierto, cuando hablan de limitar.

   A esta vía de integración vengo aportando mi modesto esfuerzo en los últimos años, del que esta carta es expresión, la cual (de acuerdo con el Código) escribo con la intención de que quede circunscrita al ámbito profesional y colegial. Con todo y las dificultades que a menudo conlleva tender puentes entre orillas enfrentadas y distantes, merece la pena. He publicado mis reflexiones al respecto. No es difícil encontrarlas con una sencilla búsqueda, y estaré encantado de facilitárselas a su demanda. No obstante, cabe pensar que al menos parte de ellas no solo las conocen, sino que las reconocen como propias, a tenor de las declaraciones atribuidas al Dr. Fernández Torrente en la página institucional de la OMC, calcadas del texto de un artículo de mi autoría publicado en 2007 (véase Anexo adjunto). Si estamos de acuerdo en el diagnóstico, abórdese conjuntamente la mejor estrategia terapéutica. Por supuesto, la iniciativa depende en su mayor parte de la voluntad de la PMNC, en cumplimiento de su responsabilidad ante la sociedad. Y a la OMC corresponde ejercer la adecuada tutela, que entiendo debe hacerse en ámbitos profesionales y colegiales, de acuerdo también al CDM.

   No procede extenderme aquí sobre las oportunidades de normalización e integración que brindan las referidas LOPS y Estrategia, pero permítanme una breve referencia.

   La LOPS supuso, sigue suponiendo un poderoso estímulo y un marco adecuado para el desarrollo profesional también del colectivo de la PMNC, de cara a la mejora de su ejercicio profesional, a la optimización asistencial dentro de su campo de actuación. Un tren que en su día recomendé no debía perder la PMNC, actuando principalmente desde su ámbito asociativo, y al que, en mi opinión, no se subió con la debida presteza y decisión.

   Por otra parte, cabe esperar del colectivo médico convencional una actitud colaborativa hacia tales razonables fines de normalización del ejercicio médico no convencional. Como ejemplo, la LOPS solo reconoce la formación continua que esté acreditada. A tal fin, las actividades formativas en PMNC deben cumplir los requisitos que les permita aspirar a su acreditación y las correspondientes comisiones de acreditación no deben denegar la acreditación de una actividad formativa cuando las cumplen, por el solo hecho de tratarse de una PMNC. Ha pasado.

   Respecto a la referida Estrategia de la OMS, se trata de una propuesta a escala mundial para la adecuada integración de terapias convencionales, tradicionales y complementarias en los debidos términos de eficacia, seguridad y equidad. Otro marco integrador que nos propone avanzar, junto a los pacientes y desde el principio de su autonomía, hacia una interacción adecuada entre médicos con distintas aportaciones a la vieja ciencia y arte de curar.

   El bien del paciente, y el propio CDM a su servicio, invitan a nuestro colectivo médico a elegir las condiciones y reglas de juego más adecuadas en este asunto. En lo que es el día a día profesional y en las decisiones institucionales a medio y largo plazo: purgas en clave persecutoria, dinámicas de censura y entornos hostiles, en los que unos ganan porque otros pierden, o pautas colaborativas en entornos amistosos, cooperación para la mejor asistencia, en el que todos, pacientes, profesionales, proveedores, gestores y administradores ganamos.

   Concluyendo, si

-       en el colectivo de la PMNC predomina la voluntad de normalización de los aspectos asistenciales, formativos y de cientificación de su ejercicio profesional;
-       se reconocen abiertamente las carencias, limitaciones, dificultades y, en general, complejidades de su práctica médica, y se disponen a actualizarlas y mejorarlas;
-       a tales fines aspira a obtener la comprensión y ayuda del resto de la profesión, OMC incluida,

entonces no parece quedar mucha justificación racional, deontológica o ética para actuaciones públicas desde la OMC que pueden percibirse como hostiles por sus profesionales y pacientes.

   Reciban, Dres. Rodríguez Sendín, Romero Agüit, Garrote Díaz y Fernández Torrente, mi reconocimiento como colegiado por su labor personal e institucional en bien de la sociedad y de la profesión.


   Atte.,

   Marino Rodrigo Bañuelos
   Especialista en Medicina interna
   Colegiado Nº 313104259


En Pamplona, a 15 de diciembre de 2016



ANEXO

-       Declaraciones atribuidas al Dr. Fernández Torrente en Médicos y pacientes.com (OMC), en crónica del 38 Congreso Nacional de SEMERGEN, publicadas el 29/10/2016:

En un análisis crítico de las TTNC, el Dr. Fernández Torrente aludió a la ausencia de un campo asistencial delimitado, a la “notable fragmentación” de técnicas y procedimientos; a la “incertidumbre como condicionante de sus actuaciones asistenciales ante la escasez de evidencias científicas que la avalen”; a la “carencia de controles de calidad internos y externos”, objetivos y contrastables en lo referente a los aspectos asistenciales, docentes y formativos; a la formación fluctuante, “escasamente estructurada y generalmente no acreditada” y a la interacción con la comunidad científica “puramente anecdótica”.

-       Fragmento de mi artículo Aspectos éticos y legales de la práctica médica no convencional, Revista Homeopática, Nº 59, 2007:

Un análisis en profundidad de la situación actual de la PMNC (práctica médica no convencional) en nuestro país desborda el propósito de este escrito pero sería necesario  para el abordaje de sus implicaciones éticas y legales. Sin entrar en profundidades, podemos apuntar que, considerada en su conjunto o en cada una de sus modalidades, la PMNC presenta las siguientes características:
-          Ausencia de un campo asistencial delimitado, en el sentido ordinario de este concepto aplicado a especialidades médicas y áreas de capacitación específicas.
-          Fragmentación notable de técnicas y procedimientos, y, dentro de cada técnica, de métodos de aplicación de la misma, que condiciona una notable heterogeneidad de la práctica profesional.
-          La incertidumbre como condicionante de sus actuaciones asistenciales, ante la escasez de evidencias científicas que la avalen.
-          Carencia de controles de calidad internos y externos, objetivos y contrastables, en lo referente a los aspectos asistenciales, docentes y formativos.
-          Formación continuada fluctuante, escasamente estructurada y generalmente no acreditada. Ausencia de recertificación periódica.
-          Interacción con la comunidad científica anecdótica en cuanto a comunicaciones, publicaciones y trabajos de investigación conjuntos, condicionada por una serie de factores: falta de interés, escasa formación en revisión crítica de la literatura médica y en metodología de investigación, acceso limitado a recursos estadísticos, carencia de tradición e infraestructura investigadoras y de apoyo académico, entre otros.

La similitud de textos apunta a algo más que a una simple coincidencia, sugiere la copia de un original sin citar el nombre de su autor (fusilar, en la jerga). El Dr. Fernández Torrente sabrá, y quizás tenga a bien ofrecerme la explicación que formalmente le pido aquí. A los efectos de esta carta, lo importante es que coincidimos en la determinación de algunas de las complejidades del ejercicio médico no convencional, las cuales fueron reconocidas públicamente en su propio ámbito 9 años antes que nuestro colega de la CP. La concordancia en el análisis de los problemas no es mal punto de partida para avanzar conjuntamente hacia su solución.


Autor: Marino Rodrigo Bañuelos. Especialista en Medicina interna. Navarra. Colegiado Nº 313104259.