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Fundamentalistas científicos contra la salud

“Lo que mueve a la Ciencia no es la voluntad de saber sino la voluntad de dominar”.Humberto Galimberti

“Es precisamente esa pretensión de la ciencia de constituirse en metadiscurso verdadero por encima de las ideologías, saberes y opiniones particulares, lo que la constituye como ideología dominante […] su capacidad de persuadirnos de que no estamos siendo persuadidos, es precisamente esa mentira verdadera de la ciencia la que hace de ella la forma más potente de ideología en nuestros días: la ideología científica”. Emmanuel Lizcano

Apreciada Rosa:
Creo sinceramente que has cometido un error. Me lo dice tu trayectoria en Rebelión. Quiero creer que has cometido un error quizá por desconocimiento, quizá por precipitación, quizá porque este no es un terreno en el que te hayas movido lo suficiente según veo en el histórico de los artículos que firmas.
Si se adopta el discurso de un determinado grupo o corriente, se está dando de una forma u otra cobertura a sus planteamientos, incluso si no se defienden de modo explícito. Y eso es lo que ocurría en tu artículo.
Hablo de los autodenominados “escépticos” que yo prefiero denominar –siguiendo a Lizcano- fundamentalistas científicos [2] y cuyas características y pautas de actuación resumo:
  • Proclaman constantemente su supuesto escepticismo mientras su actitud, comportamiento e ideas lo traicionan dejando al descubierto su auténtica naturaleza de cerrado dogmatismo.
  • Conceden a la ciencia el mismo estatus que una religión poseedora de la verdad absoluta fuera de la cual no existe salvación. Para ellos la Ciencia es la única vara de medir, el único camino al conocimiento.
  • Se consideran inmersos en una guerra santa. Su vocabulario, discurso y concepto de la realidad es de corte religioso-paranoide. Por supuesto, ellos están en el bando correcto y en posesión de la verdad frente a un enemigo que es irracional y a quien hay que combatir o convertir al precio que sea.
  • Su discurso está impregnado de intolerancia, fanatismo, etnocentrismo científico y fascismo subyacente.
  • No buscan la verdad sino defender lo establecido. No dudan, niegan.
  • Su estrategia básica es la descalificación, el ataque personal, la ridiculización y la difamación.
  • Su “argumentación” –cuando la hay- es una suma de falacias y prejuicios: apelación a la autoridad, a la mayoría, al consenso, al academicismo y hasta a la generalización más burda.
  • Carecen de capacidad de autocrítica. Todas las cualidades que proclaman como necesarias -dudar, analizar, examinar y racionalizar- jamás las utilizan con sus propias creencias que, curiosamente, coinciden siempre con lo establecido, con los intereses del Poder.
Un campo de actividad particularmente intenso es el de la salud. Los fundamentalistas son una pieza clave de la guerra contra cualquier alternativa al modelo médico dominante y vienen desplegando una gran actividad en ese sentido: artículos en sus webs, participación en medios de comunicación, intervención en redes sociales, intentos de boicot a todo tipo de actos relacionados con las medicinas naturales...
Sin duda, Rebelión haría muy mal poniéndose de espaldas a la ciencia. Pero no es eso lo que digo que me preocupa. Lo que me preocupa es que una autora que ha demostrado en estas páginas ser una persona crítica con el poder, reproduzca de modo directo o indirecto las diatribas de grupos y personas que se amparan en la ciencia para atacar otras formas de conocimiento y en particular otros enfoques de la salud.
Y añado: no solo es que yo crea que hay científicos honestos, es que llevo treinta años apoyándome en ellos para llevar a cabo mi análisis de los mecanismos de poder en los terrenos de la salud, la educación y la ecología.
En cuanto a tu ejemplo: no, no es un invento del periódico citado, ni yo lo acuso de eso. El diario imperial simplemente repite incorrecciones, mentiras y manipulación pisoteando una regla fundamental del periodismo que es contrastar la noticia.
Así expone el caso de Mario, Julián Rodríguez, su padre, en la web de la esperpéntica Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) [3] una asociación supuestamente creada por él y que calca el discurso pseudoescéptico y pretende tipificar como delito la práctica de cualquier terapia natural y prohibir hasta el uso de términos como “medicina, curación, sanación, salud, terapia” sin estar licenciado en medicina:
El hospital Arnau de Vilanova le hizo a Mario una propuesta coherente de sesiones de quimioterapia y trasplante de médula o sea, pero Mario estaba en una situación complicada e hizo caso a quien creía que era un médico naturista. La persona que se presentó a Mario como médico naturista convenció a este de abandonar su tratamiento en el hospital diciéndole que la quimioterapia no era efectiva y que no aguantaría más sesiones. La leucemia de Mario estaba en remisión tras la quimioterapia pero después de un tiempo en el que su único tratamiento fue el de este terapeuta, a Mario le volvió a brotar la leucemia: tuvo que ingresar de nuevo en el Arnau de Vilanova. Fue entonces cuando descubrimos que el terapeuta no era médico. Al no seguir el tratamiento en el momento adecuado la leucemia se complicó enormemente”.
Por su parte, el diario El País [4] titula citando a Julián Rodríguez: “A mi hijo lo ha matado la incultura científica”. Y en entradilla, añade: Se reabre el caso de un joven que murió tras abandonar la quimioterapia por culpa de un curandero, según denuncia su padre”. A destacar que el autor del reportaje es Javier Salas, colaborador habitual de los círculos pseudoescépticos desde el El País y otras tribunas como el diario Público o el propio Escéptico digital.
Desde el titular ya se plantea –de un modo visiblemente sensacionalista- la tesis fundamental de los falsos escépticos: la ciencia como criterio para establecer lo que es correcto y lo que no. La entradilla añade otro elemento clave: los profesionales que no aplican la medicina farmacológica son “curanderos”. Atención porque el periódico no entrecomilla esta palabra y por tanto no se trata de una cita del entrevistado, sino de una afirmación del diario. Pero la entradilla hace algo mucho más grave: acusar al “curandero” de la muerte del joven, sin mencionar por supuesto que el profesional en cuestión, José Ramón Llorente posee una licenciatura por la Universidad de Ecuador y un doctorado por la Universidad de Columbia además de una sólida formación y una larga experiencia como docente y terapeuta desde 1976.
A continuación, y abusando claramente de términos truculentos para referirse a la enfermedad de Mario como “calvario” o “martirio”, el diario mezcla inexactitudes y flagrantes mentiras que además implican al doctor citado en una desagradable situación. Dice el diario:
Su error: abandonar el tratamiento médico de su leucemia para abrazar una pseudoterapia recomendada por un curandero que asegura ser capaz de curar el cáncer con vitaminas.   El calvario de Mario duró seis terribles meses hasta que falleció en julio de 2014. Según el médico que trataba a Mario —el de verdad—, no sólo le convenció para que se negara a un trasplante y a darse la   quimio , sino que le prescribió un tratamiento que interfería en su recuperación con elementos contraproducentes, como hongos y alcohol. En su martirio, a Mario hubo que intervenirle en el intestino por una infección”.
Por mi parte sí que he contrastado la noticia, y –aunque el caso está aún pendiente de juicio- puedo adelantar que en la declaración del Dr. Aurelio López Martínez, el oncólogo de Mario al que El País se refiere como “el médico de verdad” se dejan claras algunas cosas que demuestran la manipulación e incluso las mentiras que se están difundiendo interesadamente sobre el caso: El Dr. López dio el visto bueno al tratamiento recomendado por el “curandero” con la excepción de dos productos que Mario no tomó y así se refleja en su historia clínica. Esto exculpa totalmente al Dr. Llorente ya que de haber habido algo peligroso o sospechoso en esas recomendaciones parece lógico suponer que su oncólogo no lo hubiera aprobado e incluso hubiese tenido la obligación de denunciarlo.
El expediente judicial incluye asimismo un escrito firmado por el Jefe del Servicio de Inspección de Servicios Sanitarios de la Generalitat Valenciana en el que certifica que no hay constancia de que el Dr. José Ramón Llorente incitase al abandono de la propuesta hospitalaria. Lo que sí sabemos, y parece razonable que jugara un importante papel en la decisión de Mario es que tenía un hermano pequeño que padecía leucemia y que murió a pesar de haber seguido el tratamiento a base de quimioterapia que le prescribieron sus médicos.
Conste que no creo que cualquier cosa sea válida y menos aún en el campo de la salud y de su cuidado y prevención, pero teniendo en cuenta el evidente fracaso de una medicina que se autodenomina científica mientras mantiene su alianza con una industria que pisotea los más elementales criterios del método científico controlando toda la cadena –investigación, publicación, autorizaciones de agencias, formación e información de masas- para que sirva a los fines económicos de unos y académicos de otros, teniendo en cuenta la innegable catástrofe sanitaria que esto viene provocando y teniendo presente las enormes posibilidades de numerosas disciplinas y técnicas alternativas honestas, eficaces y seguras, esta lucha contra ellas es una guerra contra nuestra propia salud.

Notas:
[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=211365
[2] http://www.dsalud.com/index.php?pagina=articulo&c=1576
[3] http://www.apetp.com/index.php/caso-de-mario-rodriguez/
[4] http://elpais.com/elpais/2016/02/24/ciencia/1456341289_969832.html

Autor: Jesús García Blanca
Fuente: rebelion.org
Otro artículo del mismo autor y el mismo tema: El lado oscuro, crematístico y criminal de los gestores de la ciencia

2 comentarios:

  1. En este año transcurrido desde la publicación de este escrito del Sr. Blanca, el MEADO (movimiento escéptico auto-denominado y organizado), en su proceso de infiltración en y sumisión de todo ámbito social, también el sanitario, no ha perdido el tiempo, alcanzando un objetivo largamente anhelado. El Observatorio de la OMC. Su pica en Flandes en el mismo núcleo de la profesión.

    La decisión de la OMC de aliarse con este Movimiento es considerada por muchos colegiados insólita, extrema, aunque coherente con su apuesta por eliminar la discrepancia en la praxis médica por vías públicas, ajenas a los ámbitos que recomienda el Código para dirimirlas: el profesional y el colegial. Decisión que antes o después tendrá que reconsiderar, so pena de sacrificar la inviolable independencia de la profesión médica a los intereses y objetivos totalitarios de dicho "movimiento", tras el cual, no es difícil entrever pretensiones y voluntades ajenas al interés sanitario de la población.

    Bajo tal nefasta influencia, el Observatorio corre un serio riesgo de no ser el instrumento conveniente y hasta necesario, ideológicamente neutro, de indudable utilidad sanitaria para la población, que debía ser. Bajo los objetivos, los métodos y hasta la jerga de los susodichos, va camino de convertirse en instrumento de persecución del santo oficio "cientifista", en vara de medir "escéptica" de toda la praxis médica. Como ya he dicho, de no desembarazarse la OMC de esta pérfida influencia, TODO ejercicio médico tendrá que rendir cuentas ante el Movimiento más pronto que tarde (si es que no lo está haciendo ya). Por supuesto, también el convencional. ¡Principalmente el convencional!, que es el objetivo último del MEADO en este proceso de infiltración y dominio por fases.

    Entretanto, manteniendo esta insalubre, antinatural alianza con los más excluyentes, totalmente ajena a los modos y maneras clásicos de convivencia entre colegiados en todo lugar, la OMC mantiene un obstinado, injustificable intento de eliminación del ejercicio médico no convencional. Es decir, no "ético". Es decir, no suficientemente basado en la ciencia. Es decir, en torno al 85% del ejercicio médico convencional. Una genuina, legítima, socialmente útil, solidariamente impecable y sanitariamente eficaz campaña “anti-pseudo-ciencias” llevaría TAMBIÉN la atención pública hacia ese estimado 85% del ejercicio médico-quirúrgico convencional no suficientemente científico. En su lugar, con la campaña actualmente en curso, llevada a cabo desde múltiples focos, diríase orquestada, con particular denuedo en los dos últimos años, con esta campaña los “paladines de la lucha contra las pseudociencias”, individuos e instituciones, pretenden redirigir y mantener la atención pública hacia SOLO el ejercicio médico no convencional. Con no poco éxito, a cada quien lo suyo.

    Autor del comentario: Marino Rodrigo

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  2. Cont. del comentario anterior de Marino Rodrigo.

    En un reciente comunicado, publicado en su web oficial, la OMC hace bueno aquello de que consejos vendo pero para mí no tengo. Y, puesto, que sus declaraciones son públicas, los comentarios al respecto no han de serlo menos. Con todos los respetos de colegiado. Sin ánimo de descalificar ni a los dirigentes ni a nuestra OMC. Al contrario, intentando fortalecer su independencia, invitando a la reflexión, a que reconsidere actitudes y actuaciones frente a buena parte de nuestro colectivo profesional cuando menos cuestionables.

    Adjunto un fragmento de dicho comunicado, el relativo a su crítica a las declaraciones de "expertos no contrastados, en personas ajenas al ámbito sanitario", que afecta a la "imprescindible confianza que los ciudadanos depositan en los profesionales de la salud". Mediante su fratricida, indiscriminada cadena de actuaciones contra el ejercicio médico no convencional en alianza con el MEADO, la OMC está haciendo justamente eso. En particular, pero no solo, en la puesta en marcha del Observatorio, incorporando dos personas del Movimiento con acreditada trayectoria en algo más que alterar la confianza de los usuarios en la práctica médica: en descalificar y ofender públicamente a ambos, colegiados ("estafadores", etc.) y usuarios (los "bobos" de los "engañabobos", etc.). Y, para más inri, para mayor disociación entre lo que la OMC quiere para la sociedad y lo que ha metido dentro de la organización, una de ellas, de esas 2 personas incorporadas al Observatorio, "ajena al ámbito" no ya colegial, médico o profesional, sino meramente "sanitario". Como poco, ya digo, para reflexionar.

    Fragmento de: La OMC, por una información en salud de calidad y contrastada:
    “Estas afirmaciones, al igual que muchas otras que escuchamos a diario en múltiples medios locales o nacionales, de radio, prensa, televisión y redes sociales en boca de diferentes expertos no contrastados, en personas ajenas al ámbito sanitario e inclusive presentadores de gran influencia en población general, no sólo provocan inquietud y sufrimiento a las personas que padecen directamente la enfermedad y a sus familiares, sino que afectan a la credibilidad de nuestro propio sistema sanitario, a nuestros mecanismos de vigilancia sanitaria y especialmente a la imprescindible confianza que los ciudadanos depositan en los profesionales de la salud.”
    http://www.medicosypacientes.com/articulo/la-omc-por-una-informacion-en-salud-de-calidad-y-contrastada

    Autor del comentario: Marino Rodrigo

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