Con total  desconocimiento de lo que ha significado la Homeopatía en la Historia de la  Medicina, ausente de prejuicios y ansioso de información, me he apuntado a una  visita guiada (información. Teléfono 914466076), de una hora y media de  duración, mas o menos, siendo agregado, “solo entre todas las mujeres”, a un  grupo de simpáticas señoras, puntuales en la cita e interesadas en las  explicaciones
Nos recibe Félix Antón Cortés,  patrono y secretario de la Fundación Instituto Homeopático y  Hospital de San José, persona culta y amable  que lo sabe todo de esta institución. Con base en lo que nos cuenta y en lo que  he leído en la página web del Hospital http://www.hospitalhomeopatico.es resumo a continuación la  historia de este centro[1].
Historia
 El Hospital Homeopático es  creación de un grupo de médicos madrileños seguidores del sistema de Samuel  Hahnemann (1755-1843)[2], el fundador de la  Homeopatía. Esta ciencia (pseudo ciencia, según Wikipedia) se basa, según creo  entender, en utilizar los efectos terapéuticos de las sustancias tóxicas  suministrándolas al enfermo en muy pequeñas dosis para estimular sus defensas,  dicho mas técnicamente, “los síntomas de  una enfermedad pueden tratarse empleando, a dosis bajas, drogas que en el  hombre  sano provocan signos parecidos”  (ley de la similitud).
El Hospital Homeopático es  creación de un grupo de médicos madrileños seguidores del sistema de Samuel  Hahnemann (1755-1843)[2], el fundador de la  Homeopatía. Esta ciencia (pseudo ciencia, según Wikipedia) se basa, según creo  entender, en utilizar los efectos terapéuticos de las sustancias tóxicas  suministrándolas al enfermo en muy pequeñas dosis para estimular sus defensas,  dicho mas técnicamente, “los síntomas de  una enfermedad pueden tratarse empleando, a dosis bajas, drogas que en el  hombre  sano provocan signos parecidos”  (ley de la similitud).  La primera noticia de la  Homeopatía en España es de 1821 y las primeras aplicaciones de este método  terapéutico se realizan en Badajoz en 1830 por Prudencio Querol. El primer  periódico homeopático, los "Archivos Homeopáticos",  se publica en  Cádiz en 1835; el segundo "El Monitor Medico-Qurúrgico" se publica en  Madrid en 1837 y el tercero "Archivos de la Medicina Homeopática”, el  que alcanza mayor difusión, lo edita, en 1840, Pedro Rino en Badajoz. Estas  publicaciones y las que les seguirán  como la  “Gaceta Homeopática” sirven  como medio  para crear escuela y aunar contactos entre aquellos primeros médicos del periodo  histórico de la Homeopatía española. El más importante de todos ellos, sin  minusvalorar a los otros,  fue el doctor  José Núñez Pernía (1805-1879)[3], el gran  propagandista de la Homeopatía,  a cuya  iniciativa se debió la creación de la Sociedad Hahnemanniana Matritense,  autorizada por Real Orden de 23 de abril de  1846.
La primera noticia de la  Homeopatía en España es de 1821 y las primeras aplicaciones de este método  terapéutico se realizan en Badajoz en 1830 por Prudencio Querol. El primer  periódico homeopático, los "Archivos Homeopáticos",  se publica en  Cádiz en 1835; el segundo "El Monitor Medico-Qurúrgico" se publica en  Madrid en 1837 y el tercero "Archivos de la Medicina Homeopática”, el  que alcanza mayor difusión, lo edita, en 1840, Pedro Rino en Badajoz. Estas  publicaciones y las que les seguirán  como la  “Gaceta Homeopática” sirven  como medio  para crear escuela y aunar contactos entre aquellos primeros médicos del periodo  histórico de la Homeopatía española. El más importante de todos ellos, sin  minusvalorar a los otros,  fue el doctor  José Núñez Pernía (1805-1879)[3], el gran  propagandista de la Homeopatía,  a cuya  iniciativa se debió la creación de la Sociedad Hahnemanniana Matritense,  autorizada por Real Orden de 23 de abril de  1846.Volviendo al  principio, el  grupo de médicos a que  antes nos hemos referido, estaba disconforme con la práctica de la medicina  convencional que se llevaba a cabo en la época tales como sangrar a los  enfermos, aplicarles remedios cruentos, y por lo demás inútiles, para tratar las  enfermedades (Una descripción de estas prácticas médicas pude hallarse en el  libro de Manuel Usandizaga Soraluce “Historia del Real Colegio de Cirugía de San  Carlos de Madrid 1787-1828”). Su actuación, al crear el primer hospital  homeopático que hubo en España, en 1872, fue la respuesta que dieron al bloqueo  por parte del Gobernador Civil de Madrid a dos Reales Órdenes de 1850 y 1865 que  permitían la creación de una clínica y cátedra homeopática universitaria con  carácter experimental.
Para erigir el hospital se acudió  a una suscripción internacional popular, aunque las dos terceras partes del  coste de las obras fueron sufragadas por el Dr. Núñez Pernía, desde 1864,  marqués de Núñez. La elección del arquitecto no pudo ser más afortunada pues la  dirección de las obras recayó en José Segundo de Lema (1823-1891)[4] que era arquitecto  mayor de Palacio. Las obras, sobre una superficie de 3.835 metros cuadrados,  dieron comienzo el 26 de mayo de 1872 y terminaron el 2 de febrero de 1878. En  1878 el doctor Nuñez Pernía constituyó la Fundación Instituto Homeopático y  Hospital de San José, a la que   incorporó, no sin polémica con los colegas de la Sociedad, el hospital  recién construido en la que entonces se llamaba calle de la Habana (luego Eloy  Gonzalo) El hospital, al que  las gentes conocían como “hospitalillo de la Habana”, tenía capacidad para  acoger 50  enfermos (unos 500 anuales) y  sostenia un acreditado consultorio homeopático con más de 75.000 consultas  anuales, siendo muy popular en Madrid. Su periodo más glorioso se extiende  desde finales del siglo XIX  hasta la guerra civil nota nueva . En 1892 la  Fundación es clasificada por Real Orden como de beneficencia particular. Durante  el periodo citado se atienden en el Consultorio Benéfico-Asistencial entre  15.000/25.000 consultas anuales.
El hospital, al que  las gentes conocían como “hospitalillo de la Habana”, tenía capacidad para  acoger 50  enfermos (unos 500 anuales) y  sostenia un acreditado consultorio homeopático con más de 75.000 consultas  anuales, siendo muy popular en Madrid. Su periodo más glorioso se extiende  desde finales del siglo XIX  hasta la guerra civil nota nueva . En 1892 la  Fundación es clasificada por Real Orden como de beneficencia particular. Durante  el periodo citado se atienden en el Consultorio Benéfico-Asistencial entre  15.000/25.000 consultas anuales.En 1926 están documentadas obras de reconstrucción y modernización del Consultorio homeopático (instalación de la calefacción y arreglos).
 En 1929 se celebra  un Congreso Homeopático Nacional del que dan cuenta periódicos y revistas de la  época.
En 1929 se celebra  un Congreso Homeopático Nacional del que dan cuenta periódicos y revistas de la  época. Durante la contienda  fratricida, el hospital se convierte en banco de sangre y posteriormente, con la  victoria de Franco, en acuartelamiento de una bandera de Falange y de las tropas  moras. La mayoría de los médicos homeópatas se  exiliaron.
La atención  asistencial a los enfermos durante diez años (de 1878 a 1888) estuvo a cargo de  las Siervas de María (cuya fundadora era santa Soledad Torres Acosta) y, desde  esa última fecha, de las Hijas de la Caridad. El consultorio continuó la  asistencia los pacientes hasta 1979.
A partir de 1970 se  irá orientando a una labor de residencia que, con una actividad reducida, durará  hasta 2007.   
En 1977 el Hospital  se incluye en el catálogo de edificios  y  conjuntos de Madrid como “elemento de carácter  singular”.
En 1996 se celebra  el 150 aniversario de la  Sociedad  Hahnemanniana Matritense, con una exposición sobe su historia, iniciándose una  etapa de recuperación de la documentación (memoria histórica) con la  colaboración de las familias de los médicos.  
En 1997 el Instituto  Homeopático y Hospital de San José fue declarado Bien de Interés Cultural con la  categoría de monumento.
En 1999 se pone en  marcha el plan director para la reforma del centenario hospital que culmina en  2008. La restauración, financiada por la Comunidad de Madrid con la colaboración  de la Fundación Caja Madrid, estuvo a cargo de los arquitectos Ignacio de las  Casas y Emilia Checa. La inversión ha sido de unos tres millones de  euros.
La mayor parte de  las instalaciones está ocupada actualmente por la Universidad de Alcalá, en  virtud del convenio de colaboración suscrito entre la Fundación y la citada  Universidad.  La Fundación realiza  exclusivamente actividades de formación médica en Homeopatía, Acupuntura y  Medicina y  mantiene un consultorio  médico especializado en Homeopatía, Acupuntura, Fisioterapia y Medicinas no  convencionales. También se celebra allí un Master en Medicinas emergentes, en  colaboración con el Colegio Oficial de Farmacéuticos y otras  entidades.
El 10 de enero de  2010 reabre el hospital y está pendiente el plan director para la rehabilitación  del segundo edificio de marques de los  Salados.
Visita
 Las explicaciones,  sobrias pero suficientes, de nuestro amable anfitrión tienen lugar en espacio  que ocupó la anterior capilla del hospital que conserva su entarimado y  vidrieras originales. El retablo neogótico de la cabecera parece que ha sido  donado a la Universidad de Alcalá. La única modificación es la adición al muro  de un largo friso que corre en rededor de toda la estancia y en que  se han pintado los nombres de todas aquellas  personas que a lo largo de la historia de la Homeopatía española, anterior aún a  la del propio  hospital, destacaron por  su práctica profesional o por facilitar su ayuda. Entre estos “homeópatas  históricos” o benefactores de la institución, anoto los nombres de Vicente  Querol, José Núñez Pernía, José Segundo de Lema Hipólito Rodríguez Pinilla,  primer catedrático de Hidrología Médica de la Universidad Central, Francisco de  Castro y Pascual, primer catedrático de Microbiología, Gastón de Iriarte,  Risueño de Amador, Francisco de Beniatúa, Pedro de Arostegui, visitador médico  del Hospital y autor de la primera tesis doctoral sobre homeopatía en 1850,  Anastasio García López, que pronunció la lección inaugural de las actividades  académicas del Instituto en 1878, autor, además de numerosos estudios, de una  interesante novela “homeopática”, escrita con pseudónimo “La magia del siglo XIX", Tomás Pellicer  Frutos, el mejor discípulo y continuador de la obra de Núñez Pernía, Pedro Rino  Hurtado, Manuel Sánchez, Joaquín Núñez Grimaldos, marqués de los Salados, sin  que falte la mención a la reina Isabel II y a la infanta Isabel la Chata,  presidenta de honor de la Junta Protectora del Instituto. Todos estos nombres  ilustres, evidencian que los médicos homeópatas no fueron unos profesionales  frustrados de la Medicina, sino unos médicos brillantes que cultivaron una  especialidad que, contrariamente a lo que algunos suponen no estuvo nunca  prohibida en España, ni siquiera en la época del dictador  Franco.
Las explicaciones,  sobrias pero suficientes, de nuestro amable anfitrión tienen lugar en espacio  que ocupó la anterior capilla del hospital que conserva su entarimado y  vidrieras originales. El retablo neogótico de la cabecera parece que ha sido  donado a la Universidad de Alcalá. La única modificación es la adición al muro  de un largo friso que corre en rededor de toda la estancia y en que  se han pintado los nombres de todas aquellas  personas que a lo largo de la historia de la Homeopatía española, anterior aún a  la del propio  hospital, destacaron por  su práctica profesional o por facilitar su ayuda. Entre estos “homeópatas  históricos” o benefactores de la institución, anoto los nombres de Vicente  Querol, José Núñez Pernía, José Segundo de Lema Hipólito Rodríguez Pinilla,  primer catedrático de Hidrología Médica de la Universidad Central, Francisco de  Castro y Pascual, primer catedrático de Microbiología, Gastón de Iriarte,  Risueño de Amador, Francisco de Beniatúa, Pedro de Arostegui, visitador médico  del Hospital y autor de la primera tesis doctoral sobre homeopatía en 1850,  Anastasio García López, que pronunció la lección inaugural de las actividades  académicas del Instituto en 1878, autor, además de numerosos estudios, de una  interesante novela “homeopática”, escrita con pseudónimo “La magia del siglo XIX", Tomás Pellicer  Frutos, el mejor discípulo y continuador de la obra de Núñez Pernía, Pedro Rino  Hurtado, Manuel Sánchez, Joaquín Núñez Grimaldos, marqués de los Salados, sin  que falte la mención a la reina Isabel II y a la infanta Isabel la Chata,  presidenta de honor de la Junta Protectora del Instituto. Todos estos nombres  ilustres, evidencian que los médicos homeópatas no fueron unos profesionales  frustrados de la Medicina, sino unos médicos brillantes que cultivaron una  especialidad que, contrariamente a lo que algunos suponen no estuvo nunca  prohibida en España, ni siquiera en la época del dictador  Franco.A la derecha de la  capilla, donde  estuvo en su tiempo la  sacristía, se halla instalada la Farmacia Homeopática, que, al decir de los  entendidos, es única en su género, con curiosos preparados y un sin fin de  pequeños botecitos destinados a la práctica de la  homeopatía.
Salimos a una de las  galerías de madera bañadas por el sol de la mañana que penetra a través de las  cristaleras (los homeópatas consideraban que la luz era una fuerza maravillosa  de salud y curación). En su tiempo estas galerías debían estar al servicio de  los pacientes convalecientes. En el piso bajo hemos visitado antes, era el punto  de reunión, una sala situada en un extremo, donde estuvo ubicada una de las  enfermerías. Cada una de ellas tenía doce ventanales entre los cuales se  situaban las camas de los enfermos. Por bajo corría un zócalo de azulejos  blancos y azules, que todavía se conservan en parte en los espacios  adyacentes.Salimos al jardín. Mientras las simpáticas señoras del grupo se hacen unas fotografías, aprovecho para curiosear. Ante mi tengo un edificio en forma de U cuyos cimientos, estructuras y cubiertas han sido completamente saneados, luciendo una amplia gama de colores que realzan su sencilla funcionalidad: “verdes los fraileros y ventanas, marrones los canecillos, guinda las tapas de las cornisas y rosa los muros”[5].
Delante, sobre alto  pedestal, la estatua de San José y el Niño a la que recuerdo pintada de  blanco y que ahora presenta su color  original. Detrás de ella se encuentra, bajo una lápida, el enterramiento del  fundador, el doctor Nuñez Pernía cuyo cuerpo parce que fue embalsamado.  Curioso personaje este de quien he leído  semblanzas biográficas en extremo laudatorias a su persona, pero que sospecho  debió tener también sus sombras, como reflejan sus discrepancias con otros  miembros de la Sociedad  Hahnemanniana  Matritense o lo cotizado de sus honorarios médicos en la atención de las clases  aristocráticas (vamos que debió hacerse de oro, aparte de ennoblecerse). En una  esquina del jardín, pegado a la verja, ha sido restaurado el cuadro de  los últimos médicos que pasaron consulta en  el hospital.
Pasamos a ver el segundo de los  edificios de arquitectura neomudéjar, el llamado palacete del Marqués de los  Salados, obra de Emilio Rodriguez Ayuso (1845-1891), el autor de la Escuelas  Aguirre, construido para residencia del marqués, Joaquin Nuñez Pernía, entre los  años 1878 y 1880. La similitud de apellidos con el fundador del Instituto merece  una explicación que diría el alcalde de Villar del Río. El solar donde se  edificó este palacete fue adquirido por Pedro Nuñez Pernía,  hermano del marques de Núñez (José Núñez  Pernía), dos años después de que este falleciera en 1879.    Este Pedro Nuñez Pernía era obispo de Coria  y ex senador del Reino por la diócesis de Toledo. A su muerte legó este solar a  otro hermano suyo Joaquin Núñez Pernía, marqués de los Salados, que fue quien  encargó al arquitecto citado la construcción de la vivienda familiar. Todavía la  dinastía de los Nuñez Pernía continua   con los hijos del anterior, José Nuñez Granés, segundo marques de los  Salados, Carlos Nuñez Granés, medico y abogado y Pedro Nuñez Granes “notabilísimo ingeniero y urbanista madrileño  con muy importantes responsabilidades en el Ayuntamiento de Madrid en el primer  tercio del siglo XX”[6]. El Palacete fue  adquirido por la Fundación a su propietario el 17 de noviembre de  1892
El edificio, tal  como hoy se encuentra, un tanto dejado, a la espera de la “mano de nieve” que lo  rehabilite, es todavía una obra interesante, muy poco conocida de los  madrileños, con un notable diseño exterior en ladrillo fino con incrustaciones  de cantería berroqueña en los zócalos, madera en los aleros y una importante  labor de forja en balcones y en el mirador principal (del mismo arquitecto puede  ser la verja exterior del recinto). 
En el interior, la  pieza más sobresaliente es su patio central cubierto con un lucernario de  estructura metálica y cristal que proporciona una buena iluminación natural a  las habitaciones.
En este edificio se  ha acoplado el Museo Homeopático, instalado en tres salas, y en cuyas  colecciones se refleja la historia de la Homeopatía, del hospital y la huella de  las personas que allí trabajaron (cuadros, libros, objetos, documentos). Habría  que recorrerlo despacio para apreciar sus detalles, pero no puedo por menos de  referirme a la “joya”  pictórica del  Museo,  instalada en la galería del  segundo piso del espacio central, que es un cuadro, muy oscuro, con muy poca  visibilidad, pendiente de restauración del “fa presto” Lucas Jordán y que  representa "La muerte de San José". 
Este Museo por lo  que entiendo, se ha venido haciendo, en parte con aportaciones de los  descendientes de los médicos homeópatas (uno de ellos es el escritor y académico  José Luis Sampedro, emparentado con los Pellicer por su primer matrmonio con  Isabel Pellicer Iturrioz, bisnieta del Dr. Tomás Pellicer) que han cedido o  donado cuadros, libros y recuerdos de sus  ascendientes.
No me queda mas que  decir, amiga/o , que has aguantado hasta aquí la lectura de esta larga entrada,  que, si tienes algún tiempo libre, gires una visita a este Hospital tan  entrañablemente unido durante mas de un siglo a la vida del barrio. Allí serás  afablemente acogido (la visita es gratuita), amenamente ilustrado y podrás  captar otros matices que, posiblemente, se me hayan escapado o pasado  desapercibidos. 
NOTAS 
[1] Es interesante también la consulta a la página de  la Fundación Instituto Homeopático y Hospital San José HI http://www.homeoint.org/site/sanjose/index.htm  
[2] Samuel Hahnemann publicó en 1796 su trabajo “Ensayo sobre un nuevo principio para  descubrir el poder curativo de las drogas”.
[3] José Núñez Pernía nació en Benavente (Zamora) en  1805. Recibió una esmerada educación, siguiendo estudios eclesiásticos en el  seminario de Sahagún y de leyes en la Universidad de Valladolid. En 1826 es  nombrado arcediano de Rivas del Sil y ordenado de primera tonsura.  En 1830 era secretario del cabildo de Astorga  donde ejercía también de abogado. Parece que tuvo veleidades carlistas por lo  que emigró a Francia. Allí encauzo su vocación por la medicina y conoció la obra  de Samuel Hahnemann “Materia médica”  llegando a dominarla. En Burdeos, donde trató gratuitamente a numerosos enfermos  españoles con la nueva práctica terapéutica, fue acusado de intrusismo, siendo  condenado por un tribunal, que reconoció la realidad de las curaciones, a pagar  dos francos de multa, por carecer de titulo profesional, pero confiriéndole el  título honorífico de doctor en Medicina con derecho a ejercer en toda Francia.  Regresó a España en 1844, graduándose en la Facultad de Medicina de Madrid y  obteniendo el título de Doctor en Medicina en la Universidad de Barcelona. El 1  de noviembre de 1845 constituyó, con otros médicos, la Sociedad Hahnemanniana  Matritense, de la que salió elegido   presidente. Impulsó la publicación desde 1846, del "Boletín de la  Sociedad Hahnemannian"a, sustituido cinco años mas tarde por la revista  “Anales de la Medicina Homeopática” y a su vez, remplazada esta, en  1860, por “El criterio médico”. En las tres publicó artículos  doctrinales, presentó casos clínicos de su propia práctica, discursos y  resúmenes de las discusiones habidas en la Sociedad. En 1864 publicó su  experiencia patogénica mas conocida   “Estudio médico del veneno de la tarántula hispánica”. Obtuvo  grandes éxitos y honores en Exposiciones y Congresos Homeopáticos extranjeros  (Filadelfia, París, Burdeos) y fue distinguido en Francia, donde  fue autorizado en 1847 para ejercer la  medicina, con el diploma de la Legión de Honor. Fue médico particular de la  reina Isabel II y del infante don Sebastián y condecorado con las órdenes de  Carlos III y de la Beneficencia. En 1865 recibió el título de marqués de Núñez.  Fue además senador del Reino. En su testamento legó tres millones de reales en  títulos para que sus rentas se destinasen a sostener el hospital y el instituto  homeopático. Siguiendo su voluntad su cuerpo fue enterrado en hospital el 10 de  noviembre de 1879. 
[4] José Segundo de Lema, discípulo de Viollet le Duc,  puede inscribirse en el estilo ecléctico que une elementos racionalistas con un  fondo tradicional gótico-mudéjar. En Madrid hay varias obras suyas: la Real  Fábrica de Tapices, el palacio Zabalburu, el Real Colegio e Iglesia de Loreto y  la decoración interior de varias estancias en el Palacio Real.  En el monasterio de El Escorial fue autor del  panteón de Infantes.
[Nota  nueva] "Desde la fundación del Instituto -escribe el  cronista de Madrid Pedro de Répide en los años veinte del pasado siglo-  hasta la fecha no ha decaido  el número de concurrentes a su asistencia por  la curación por el procedimiento de la homeopatía. Que desde luego tiene la  ventaja de no molestar al enfermo y de ser sencillo, limpio y, por lo menos,  inofensivo" (Pedro de Répide "Las calles de Madrid" Afrodisio  Aguado, 4ª edición, 1981, pág. 229) 
[5] Rafael Fraguas. “El paciente curado de  Chamberí” El País 8 de julio de 2008.
[6] Véase “Palacete del marques de los  Salados” en la página web del hospital.
Autor: Manuel Martínez Bargueño.
Fuente: Manuelblas.Madrid



No hay comentarios:
Publicar un comentario