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El Alcance de la Homeopatía: Expectativas Razonables

Título original: The scope of homeopathy: reasonable expectations

La introducción a la homeopatía que le ofrecemos a los pacientes debe incluir una concientización adecuada de lo que razonablemente se puede esperar del tratamiento homeopático. Siendo una reseña general del alcance de la homeopatía, en lugar de una evaluación de los cambios específicos que se pueden esperar del tratamiento del paciente, sólo puede hacerse cuando la historia clinica es completa. Los doctores que no estén familiarizados con la homeopatía también necesitarán esta información. Es buena idea para los homeópatas que trabajan como consultores, tanto en el sector público como en el privado, proporcionar esta informacion a médicos generales y especialistas de los cuales pueden recibir pacientes, o cuyos pacientes pueden acudir por si mismos o pidan ser remitidos. Sería una apreciación muy general porque las expectativas dependen mucho de factores individuales. Cualesquiera que fuera la patología, las circunstancias de vida del paciente y la habilidad y experiencia del practicante afectarán los resultados. Sucede en cualquier contexto terapeútico, pero quizá más en la homeopatía. Esto es por la sutileza de su método, mayor dependencia en mecanismos auto-regulatorios (contrario a la “manipulación” médica) y la profundidad del conocimiento requerido para el manejo eficaz de cada paciente en forma individual, aún con la misma patología.

Un ejemplo de un bosquejo general del alcance de la homeopatía para doctores que remiten pacientes se muestra en el cuadro adjunto. Esta reseña se fundamenta en la investigación de resultados comparativos.

Escala de tiempo. La discusión en torno a las expectativas debe incluir la escala de tiempo de los cambios. En enfermedades crónicas es impredecible la escala de tiempo, pero los pacientes necesitan saber por cuánto tiempo y con qué frecuencia tardará un tratamiento en lograr resultados.

Hay tres fases principales de tratamiento, pueden describirse como la fase de reacción, la fase de recuperación y la fase de mantenimiento. La fase de reacción involucra la reacción a los cambios de prescripción en cualquier faceta de los síntomas del paciente, su condición general o estado psicológico que puede ser atribuido únicamente a la prescripción. El patrón de cambio puede variar enormemente. Puede o no incluir un mejoramiento del problema clínico principal o demostrar que algo está sucediendo e indicar si la reacción es favorable o no. La fase de recuperación/fase de mantenimiento se alcanza cuando un resultado aceptable se obtiene y permanece estable con o sin repetición del medicamento. Concierne cambios favorables en el problema clínico, que puede progresar lenta o rápidamente. Puede solapar o seguir a la fase de reacción.

Cada una de estas fases puede tener un ritmo y duración diferentes en distintos pacientes y la calidad de los resultados se diferencian en pacientes individuales y en condiciones clínicas diferentes. En un paciente con la enfermedad de neurona motriz, la fase de reacción fue rápida, iniciando una recuperación gradual restringida a sólo algunos de los síntomas (movimiento de la lengua, habilidad para comer y tragar, salivación); la fase de mantenimiento requirió medicación continua y fue terminada por el deterioro general en la condición del paciente y su muerte. En un niño con otitis media la fase de reacción fue inmediata, la fase de recuperación fue cuestión de horas y unas pocas dosis repetidas de Belladonna y la fase de mantenimiento fue permanente sin necesidad de medicación adicional.

La fase de reacción puede durar no más de algunos días en una enfermedad crónica pero puede ser demorada por varias semanas. La fase de recuperación puede llevar años. La fase de mantenimiento puede involucrar una recuperación completa sin necesidad de medicación adicional. Alternativamente, puede haber una recuperación parcial con una recurrencia intermitente de síntomas que requiera de repetir la medicación ocasionalmente o la necesidad de medicación periódica en caso de algunos síntomas persistentes.

Como es de esperarse, a mayor duración de la enfermedad antes de tratamiento, o mientras más arraigada una condición en la historia familiar, es muy probable que dure más la fase de recuperación. El tratamiento prolongado con dosis regulares o altas de medicación convencional previo a la introducción de homeopatía puede también prolongar la fase de recuperación,haciendo más dificil el tratamiento. Por ejemplo, una fase de recuperación promedio de 2 años se puede esperar para un caso severo de asma o dermatitis atópica de largo tiempo.

Aunque sólo sean generalizaciones, es importante darle a los pacientes cierta perspectiva en cuanto a la escala de tiempo del tratamiento. Necesitan una percepción de la diferencia entre el modo directo de acción de los medicamentos convencionales y el modo indirecto de acción de la homeopatía, donde la escala de tiempo es determinada por las reacciones del cuerpo y no por las propiedades farmacológicas del medicamento. Puede ser apropiado dar una parte o toda esta información en distintos momentos durante una serie de consultas, pero el tema deberá estar en el listado de verificación de “Introducción de la homeopatía” del practicante.


Cuadro. Selección de pacientes para tratamiento homeopático
No hay condición que deba excluirse del repertorio de la homeopatía, pero ciertas condiciones son poco probables de mostrar un grado de mejoramiento que de otra manera pudiera ser esperado. Estas incluyen condiciones neurológicas mayores, cánceres, desórdenes endocrinos donde se requiere terapia de reemplazo y, por supuesto, condiciones donde cambios orgánicos destructivos estan bien establecidos – incluyendo condiciones asociadas con envejecimiento. Una larga historia de medicación convencional continua o repetida puede interferir con el tratamiento homeopático; así como problemas personales, sociales o psicodinámicos de una naturaleza intratable. No obstante, la homeopatía puede desempeñar un rol paliativo en estas condiciones y muchas veces exceder las expectativas. También juega un papel de apoyo a la recuperación de trauma y cirugía.

Por estas razones, el “criterio de exclusión” absoluto para la homeopatía no es apropiado cuando se considera su rol general y provisional. Sin embargo, por cuestiones prácticas frecuentemente se requerirá un enfoque selectivo para el uso de la homeopatía, especialmente si pretendemos una evaluación efectiva.

La siguiente lista muestra un rango de condiciones que se ajusta a los alcances de la homeopatía. Su propensión al tratamiento no significa necesariamente que sean fáciles de tratar! La habilidad y experiencia del clínico y la dinámica de la enfermedad en el paciente en particular, son variables importantes. Los niños frecuentemente responden particularmente bien a la homeopatía.

Es importante recordar que en todos los casos la homeopatía puede ser usada en apoyo al tratamiento convencional. No son mutuamente excluyentes. Por supuesto, se requiere de una colaboración cercana para integrar con eficacia los dos tratamientos.

Desórdenes aptos para la homeopatía
•Migraña y dolor de cabeza crónico/recurrente
•Irritabilidad intestinal; dispepsia; úlcera péptica; algunas colitis ulcerosas tempranas; enfermedad de Crohn
•Enfermedades de la piel
•Hipertensión esencial
•Problemas ginecológicos disfuncionales: Síndrome premenstrual
•Fiebre glandular; síndrome de fiebre posglandular; fatiga crónica; síndrome de fatiga posviral
•Condiciones URT/ENT crónicas o recurrentes; incluyendo pólipos nasales, goma de oído, amigdalitis
•Artritis reumatoide/osteoartritis temprana
•Ansiedad; depresión (no psicosis); algunos trastornos de conducta (incluyendo dificultades de aprendizaje)
•Síndromes crónicos y recurrentes de las vías urinarias; prostatismo; incontinencia por estrés
•Susceptibilidad recurrente a la enfermedad; “nunca sentirse bien” desde la última enfermedad
•Intolerancia o un control pobre con tratamientos convencionales

Seguimiento y cambio
Con la excepción de prescripciones en casos agudos, el seguimiento eficaz de pacientes es imposible en la homeopatía sin una buena historia clinica. La identificación y la evaluación de los cambios en el paciente dependen de la comparación no sólo del estado del problema antes y después del tratamiento, sino además las características concomitantes e incidentales. El progreso de la queja principal muchas veces no es el criterio principal de una buena reacción. Esto puede ser inferido del cambio en otros síntomas, condición general, funciones corporales y, ante todo, el bienestar del paciente.

El cambio para bien, o mal, puede revelarse y necesita ser corroborado por la revisión de varios detalles que el paciente puede no recordar haberlos reportado previamente, o ni siquiera haberlos experimentado. Esto será imposible si no se anotaron. No es raro que los pacientes reporten que nada ha cambiado, mientras una revisión cuidadosa de las notas del caso revelarán que mucho, de hecho, ha cambiado, sin embargo los cambios no incluyen los síntomas que más preocupaban al paciente. Esos síntomas presentados no son necesariamente los de mayor importancia para el practicante. Es muy posible que el paciente experimente un incremento en los síntomas presentados pero un mejoramiento notable en su bienestar, que usualmente resulta en una mejor tolerancia para los síntomas en si. Un paciente con artritis, prostatismo y una área diminuta de psoriasis en un codo regresó después de tratamiento con una erupción escamosa de cabeza a pies. Horrorizado al verlo, me dijo, “a pesar de esto me siento mucho mejor”. Sus otros problemas mejoraron de manera bastante rápida, y toleró la erupción por 6 meses mientras retrocedía gradualmente por su cuerpo, como el agua que escurre de una tina. Esto fue el ejemplo más dramático de agravación terapeútica y la llamada “ley de curación” que jamás he presenciado.

Los pacientes también pueden olvidar el progreso de los síntomas porque han mejorado. Resulta sorprendente porque síntomas bastante molestos pueden ser olvidados de esta manera. Sólo si el estado original del paciente es descrito y registrado de forma completa y correcta, podrá definirse la naturaleza y el significado de los cambios que ocurran.

La escala de tiempo del cambio varía enormemente y es impredecible. Puede ser rápida, especialmente en condiciones agudas, pero puede ser muy lenta, gradual o demorada. No es apropiado llegar a conclusiones sobre la reacción a una prescripción en el transcurso de unas cuantas semanas cuando se trata una enfermedad crónica, un mes es común como patrón de seguimiento. Esto requiere de paciencia del enfermo y de los doctores, acostumbrados a una reacción de corto plazo a medicamentos convencionales.

Los episodios agudos responderán a la prescripción correcta rápidamente. La velocidad de reacción se puede esperar que sea en proporción a la agudeza de la condición. En otras palabras, la reacción deberá ser tan rápida como el manejo seguro que la condición requiere. Esto implica cuidado y frecuencia de seguimiento equivalentes. Si la condición no se resuelve de forma progresiva y completa, un nuevo cuadro clínico puede emerger que requiera de una nueva prescripción. Si la reacción no es lo suficientemente buena o lo suficientemente rápida, la prescripción tendrá que ser reevaluada, considerando otras opciones de manejo. No hay razón contra la combinacion de la homeopatia con otros métodos de tratamiento en situaciones agudas. Muchos practicantes generales adoptan un enfoque de cinturón y refuerzos. Ya que se puede esperar que la reacción a la prescripción homeopática correcta sea rápida, un médico general puede dar una prescripción convencional, quizás antibióticos, después de un intervalo específico si no hay suficiente mejoría. El seguimiento cercano de episodios agudos es importante, tanto en consideración del manejo cuidadoso del problema como para aprender más de la reacción a la prescripción homeopática.

Resultados
Se han realizado un número de observaciones sobre los resultados del tratamiento– y encontramos que con frecuencia excede las expectativas, que involucra aspectos de la salud y bienestar del paciente distintos al problema presentado, que la escala de tiempo y el orden de los eventos varia grandemente. Todo requiere ser discutido en algun punto. Los pacientes a menudo subestiman las posibilidades terapeúticas. Sucede con frecuencia que después de mostrar un alivio significativo pero limitado en las primeras etapas del tratamiento quedan satisfechos con lo alcanzado y no buscan mayor mejoría. Se sorprenden, y usualmente se deleitan, cuando el practicante tiene la intención de continuar con el tratamiento con la expectativa de lograr más. Pero esta situación necesita ser manejada cuidadosamente para evitar que los practicantes impongan su optimismo terapéutico al paciente ni despierten esperanzas irrealizables. Sin embargo, no es inusual que las expectativas de los pacientes queden por debajo de las metas reales y legítimas de los practicantes.

Asimismo la posibilidad de cambiar otros aspectos de su salud puede sorprender a los pacientes, y el hecho que la estrategia de tratamiento englobe sus múltiples problemas de salud requiere una explicación cuidadosa. Hay dificultades para el paciente involucrado en esto, particularmente si uno de sus problemas es controlado por medicación convencional y el otro no lo es. Un tópico frecuente es que su eczema es pobremente controlado, mientras que su asma es insignificante siempre y cuando toleren el uso regular de sus inhaladores. La homeopatía considera inseparable el tratamiento eficaz de ambos. De hecho la recuperación del asma tiene prioridad sobre la eczema, siendo una condición más arraigada por involucrar más órganos vitales y una mayor amenaza a la salud. Los tratamientos integrales de problemas múltiples de este tipo requieren una explicación cuidadosa, y de una negociación sensata para asegurar que el plan sea consistente con los deseos del paciente y su tolerancia al cambio. También requiere de una administración hábil e interconsulta con los otros doctores y terapeutas del paciente. Esto es especialmente cierto cuando concierne ajustes o reducción de medicación convencional.

Estos puntos enfatizan los logros potenciales de la homeopatía y la necesidad de un tratamiento apropiado de sus implicaciones. Pero es igual de importante declarar que la homeopatía no es una panacea. Hay discusión entre los homeópatas de qué tanto idealmente se puede esperar si se practica con la máxima habilidad, pero en términos generales se acepta que ciertos desórdenes se resuelven mejor que otros, y a ciertos pacientes les va mejor que a otros. Hasta cierto punto, como se establece en comentarios anteriores, estas variaciones pueden predecirse, pero continuamos encontrando que algunos pacientes o condiciones mejoran más de lo que hubiéramos predicho, mientras que otros no mejoran aunque no exista razón aparente para ello.

Pacientes sin respuesta ¿perseverar o no?
Hay un número de posibles razones para los pacientes que no responden al tratamiento. Una es la posibilidad de ser insuficientemente audaces o atentos; que hemos perdido la pista, las indicaciones claves que llevarían a la prescripción efectiva. Es muy difícil saber si esto sucede. Si creemos con firmeza que la homeopatía es capaz de ayudar al paciente debemos buscar una segunda opinión. Pero uno no desea enviar al paciente a otra serie de consultas si, de hecho, el resultado no será mejor. Sin embargo, perseverando podemos encontrar la clave evasiva que apunte hacia una prescripción nueva y efectiva. Recientemente dos pacientes regresaron conmigo 10 años después de haberme presentado sus problemas originales, con aspectos importantes de sus condiciones no resueltas pero motivados a causa de síntomas adicionales. En ambos casos se encontró una nueva prescripción que transformó el cuadro clínico, que condujo a una casi completa resolución a distintos niveles – características psicológicas, síntomas físicos y bienestar.

Las pautas para estas prescripciones ya eran disponibles hace 10 años si hubiera sido más completo mi conocimiento de la materia médica. Este tipo de experiencia hace más difícil juzgar cuándo rendirse. Pero es importante hacerlo y hacerlo con sensatez y tacto cuando no hay perspectivas de mejorar el caso, para que el paciente no sea sometido a consultas continuas e infructíferas y pueda buscar otra ayuda.

Es importante aclarar que los casos que a fin de cuentas logran éxito en el tratamiento después de un largo período de desánimo y decreciente optimismo terapéutico de ambos lados, fortalece la inferencia que el efecto terapéutico no es “simplemente” un placebo. Los efectos no-específicos de la consulta, el enfoque homeopático y el efecto potencial de placebo de las tabletas, han tenido bastante oportunidad para operar y han sido minados por la falta continua de alguna reacción. El posible efecto terapéutico del factor placebo no puede ser descartado, pero se hace más difícil e irracional atribuirle el resultado en vez de a la nueva prescripción.

Calidad de vida
Finalmente es esencial considerar la cuestión del mejoramiento en calidad de vida. Muchas veces es necesario advertirle a los pacientes con desórdenes severos y bien establecidos, particularmente el cáncer y enfermedades neurológicas, que no esperen demasiado. La curación de la enfermedad es poco probable, pero puede ser posible aminorar su avance, aliviar los síntomas y mejorar el bienestar del paciente. Todo esto bien vale la pena. Lo mismo es aplicable a desórdenes congénitos y hereditarios.

El proceso de curación
Resulta evidente que al describir la reacción al tratamiento homeopático estamos ante un proceso bastante diferente a la percepción convencional de curación.. Observamos lo que realmente sucede a los pacientes, sea el agente activo la medicina o el entusiasmo del practicante, o cualquier otra combinación de factores no específicos. Salvo que millones de personas en el mundo hayan sufrido un engaño colectivo por doscientos años, el fenómeno descrito de manera consistente por pacientes y practicantes deberá referirse a la curación de nuestras mentes y cuerpos.

Vale la pena resumir cuatro características del proceso. La primera es la autonomía. Varios métodos terapéuticos en la práctica convencional promueven la autonomía en el proceso de curación. Estos usualmente tienen la palabra “terapia” en su título – psicoterapia, fisioterapia, terapia ocupacional, terapia de arte, por ejemplo. Éstas tratan de movilizar o reforzar los poderes recuperativos y auto-curativos de la mente o el cuerpo, o estimulan las funciones más fuertes para compensar las más débiles. La quimioterapia y radioterapia por lo contrario, y por necesidad, actúan para controlar el comportamiento de las células corporales, y la mayoría de la medicación y cirugía convencionales actúa para manipular o controlar la función. La reacción ante la medicación homeopática se acerca más al primer grupo de terapias, pero las supera en cuanto a la autonomía que conlleva. La acción de esas terapias es en general dirigida, en el sentido que procede por pasos programados hacia un objetivo predeterminado y delimitado. Son pasos hasta cierto punto manejados por el terapeuta, aunque no sea un enfoque dirigido.

La reacción a la homeopatía no puede manejarse de esta forma. Hay principios que gobiernan la estrategia de prescripción cuya intención es facilitar el proceso curativo en diferentes circunstancias clínicas, pero la manera que el cuerpo o la mente expresa su proceso curativo es usualmente impredecible y no puede ser manipulado. El sistema hace lo propio y a su manera.

Como se ha señalado, este proceso tiene su propio ritmo de cambio. En condiciones agudas la reacción a una prescripción correcta siempre es rápida, pero en casos crónicos el cambio puede ser rápido o gradual, inmediato, retrasado, progresivo a través de un periodo largo o breve. Los cambios ocurren en una secuencia que tiene su propia lógica y no necesariamente conforme a nuestros deseos o prioridades. Síntomas incidentales o aspectos generales pueden perfectamente cambiar antes de que haya alguna mejoría en el problema presentado y algunas cosas pueden empeorar temporalmente antes de que mejoren o mientras otras estan mejorando.

La segunda característica del proceso de curación que se ve en la homeopatía es su naturaleza multifacética, que se manifiesta de manera más completa en enfermedades crónicas. Hay tratamientos homeopáticos tal como el uso de prescripciones “locales”, “orgánicas” o “patológicas”, que fijan su objetivo en lesiones o desórdenes específicos o localizados, pero las prescripciones basadas en el cuadro clínico entero, tendrán sus efectos en muchas facetas de ese cuadro. Un paciente reciente con migraña se recuperó no sólo de sus dolores de cabeza, sino también de su intestino irritable y sus pesadillas de mucho tiempo. Pero hasta las prescripciones más locales pueden tener efectos de largo alcance, como en el caso del hombre con dolor de espalda que dejó de fumar.

La tercera característica es conocida en el mundo de la medicina como “cambio de síndrome”. En este fenómeno un síndrome, usualmente una enfermedad aguda recién presentada, desplaza a una condición pre-existente, o cuando menos sus manifestaciones inmediatas. Si la condición previa era crónica, usualmente volverá a emerger cuando la enfermedad intercurrente que la desplaza se apacigua. El fenómeno se aprecia de manera diferente durante el tratamiento homeopático cuando una condición más seria y arraigada disminuye mientras una condición menos seria predomina. Por ejemplo, el asma aminora mientras el eczema aumenta, el desorden cardiovascular mejora en tanto el desorden musculoesquelético incrementa, se resuelve la depresión mientras los síntomas físicos incrementan. Son pasos en el progreso hacia mayor salud del sistema en su totalidad. La curación usualmente sigue avanzando, y el nuevo síndrome aminora en su momento. Otro ejemplo es la reaparición transitoria de síntomas de desórdenes inactivos previos o, aunque rara vez observados, hasta síntomas de desórdenes que han sido prevalecientes en la historia familiar pero no se habían presentado hasta el momento en el paciente.

La cuarta característica concierne lo que podría llamarse la “dimensión personal” del proceso de curación, a diferencia de la mejoría clínica. Este último usualmente resulta en un mayor bienestar personal, función social, etc., pero lo que llama la atención de esta reacción homeopática es que frecuentemente precede a la mejoría clínica. El paciente que más vívidamente me convenció de esto fue un hombre entrado en sus cincuenta con asma de muchos años, que requería de tandas de esteroides cada tantas semanas. Los beneficios más aparentes que reportó del tratamiento inicial fue el mejoramiento en las relaciones con su esposa debido a los cambios en su temperamento y la recuperación de su placer en tocar el violín. Fue un tiempo después que pudo prescindir de los esteroides, pero en muchos aspectos ya estaba bien. Otro paciente con esclerosis múltiple previamente le había gustado el pan y el té. Cuando se desarrolló su enfermedad ella desarrolló una marcada aversión a estos. El primer cambio que siguió al tratamiento homeopático fue recuperar su predilección por estos alimentos. No los conocemos como síntomas de esclerosis múltiple, pero tal vez se descubran de prestar atención detallada al estudio de estos pacientes. Si así fuera, ganaríamos nuevo conocimiento sobre la naturaleza de la enfermedad. Es un ejemplo de otro nivel en el espectro de cambio que se extiende desde el francamente clínico hasta el nivel personal íntimo descrito en el ejemplo anterior.

Finalmente está el punto en que el proceso de curación que observamos excede nuestras expectativas. Si la reacción al tratamiento comprende la acción autónoma de los recursos de curación propios del cuerpo, este proceso curativo será presuntamente limitado por la disponibilidad real de estos recursos y las posibilidades reales de recuperación o renovación. La anormalidad anatómica o genética, la destrucción de tejido, la deficiencia de nutrientes esenciales o componentes metabólicos, por ejemplo, no permitirá el cambio, aunque pueda lograrse un grado sorprendente de adaptación o compensación. Excepto en circunstancias extremas, las posibilidades de recuperación frecuentemente exceden nuestras expectativas o lo que la historia natural pronostica. Una de las lecciones que aprendemos de la homeopatía es que, dado el estímulo correcto, la capacidad del cuerpo y de la mente para curar es mayor que lo que comúnmente suponemos. Como aún estoy parcialmente condicionado por mi entrenamiento y expectativas convencionales, en repetidas ocasiones quedo asombrado de esto.

El cuadro siguiente puntualiza cuándo introducir la homeopatía.

Cuadro Introduciendo la homeopatía
•Los pacientes y otros practicantes necesitan alguna idea del alcance y aplicación de la homeopatía.
•El tratamiento homeopático concierne perspectivas y expectativas que difieren del convencional.
•Requiere explicar los diferentes parámetros y escalas de tiempo del cambio y de los resultados.
•Las características particulares del proceso de curación necesitan ser enfatizados: su autonomía, su naturaleza multifacética, la transición de un patrón de sintomatología o nivel de síndrome a otro, y los cambios en el bienestar personal.

Trabajo difícil
En ocasiones es necesario señalar al paciente que la homeopatía es trabajo difícil. Es ciertamente difícil para el practicante, que puede pasar literalmente horas en la tarea de analizar un caso y seleccionar una prescripción. Practicantes generales que han adoptado la homeopatía la encuentran con frecuencia más intelectual y emocionalmente agotadora, pero menos frustrante. Una causa de tensión es la incertidumbre y el sentido de riesgo que puede resultar del manejo de un proceso terapéutico que obedece a los principios de autonomía descritos anteriormente y no está bajo el control del doctor. Es un trabajo difícil para los pacientes, en parte porque estan mucho más activamente involucrados en la transacción terapéutica y en parte porque tienen que ajustarse al mismo fenómeno de autonomía en el proceso de curación. Es posible que tengan que tolerar “agravaciones” terapéuticas y el cambio de síndrome antes descrito y tendrán posiblemente que investigar su historial familiar, que puede ser de gran importancia para la estrategia de tratamiento. Además tal vez tengan que recordar y despertar experiencias dolorosas de su vida temprana o eventos significativos de su vida que pudieron haber jugado un papel en la etiología de su problema actual. Todo ello puede ser importante para seleccionar la prescripción, así como para resolver los problemas psicológicos o interpersonales que pudieran persistir desde entonces.

El practicante deberá tener en mente lo que se le ofrece y lo que se pide al paciente. Ambos deberán ser consistentes con los deseos, expectativas y habilidad de enfrentar la situación del paciente. Sería incorrecto insinuar que la homeopatía siempre exige esto de los pacientes, pero a veces lo hace y algunos pacientes encuentran esto más agotador que otros. Por supuesto esta consideración no es propia sólo de la homeopatía, los practicantes de cualquier disciplina médica deberán ser sensibles al impacto y exigencias de un tratamiento así como de la enfermedad del paciente.

Referencias
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Long C. Finlay A 1993 Percepción de sub-prescribir terapia tópica. British Journal of General Practice 439372): 305
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Autor: Dr. Jeremy Swayne
Traducción: Dr. Germán Guajardo Bernal, publicado en su web Homeopatía Académica.
Subcapítulo extractado del libro Homeopathic Method: Implications for Clinical Practice and Medical Science 1998. Índice del libro.

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