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Efectos de la incineración en la salud

1- Introducción
Una incineradora es un horno para quemar todo tipo de basura. En teoría no se deberían quemar los productos reciclables, pero en la práctica, a las empresas les interesa que las basuras contengan productos como papel, plásticos y madera porque facilitan la combustión en dichas instalaciones. Están dotadas de una serie de filtros y mecanismos para buscar las condiciones en que las emisiones perjudiciales para la salud sean mínimas, pero hay que tener en cuenta que el malfuncionamiento de equipos, errores en las operaciones manuales, reducciones en el coste económico y el mantenimiento o limpieza inadecuadas aumentan las emisiones tóxicas ambientales más allá de los niveles teóricos y de los permitidos por las autoridades competentes, a veces en cantidades elevadas (1, 2, 3, 4, 5, 6). Andorra es el caso más claro, con una incineradora que cerró su gobierno por emisiones tóxicas de más de mil veces lo permitido por la legislación.
El objetivo del presente artículo es comentar los resultados de estudios epidemiológicos publicados recientemente en la literatura médica, con el fin de que dichas informaciones sean conocidas por las personas que habitualmente no leen ese tipo de artículos especializados.
2- Principales sustancias producidas por una incineradora
Fundamentalmente, hay tres fracciones: cenizas, escorias y gases emitidos por la chimenea. Las dos primeras son residuos tóxicos con contenidos muy altos en dioxinas y metales pesados que deben llevarse a vertederos tóxicos, que a la larga serán contaminantes (5). Los gases emitidos por la chimenea contienen las siguientes sustancias:
· Materia particulada o micropartículas: el campo más investigado actualmente. Las partículas más finas, “respirables”, en particular aquellas con un tamaño menor 0.1µm, denominadas ultrafinas, no son frenadas por los mecanismos de protección del sistema respiratorio y llegan a los alveolos pulmonares resultando, así, lesivas para la salud humana. Se relacionan con enfermedades del aparato respiratorio como asma e incremento de mortalidad prematura por enfermedades respiratorias y del corazón. Un problema serio de las incineradoras es que la mayoría de las partículas que se forman son ultrafinas y los filtros de las incineradoras son incapaces de retenerlas (5). Está documentado un incremento de la mortalidad por mínimos aumentos de en las micropartículas en el ambiente (6).
· Gases atmosféricos: Son tres los principales gases emitidos por las incineradoras con efectos nocivos sobre la salud humana. . óxidos de nitrógeno: el nítrico (NO), que es el gas liberado mayoritariamente, se oxida rápidamente a nitroso o dióxido (NO2), que es el responsable de su toxicidad. Puede producir diversas patologías, dependiendo de su concentración: edema pulmonar, neumonía, bronquiolitis obliterante y enfisema (6). . Aerosoles ácidos: englobados en las micropartículas, en niños se asocian directamente con efectos adversos sobre el aparato respiratorio (6). . Anhídrido o dióxido carbónico (CO2). Efecto invernadero (6).
· Metales Pesados: Debido a la mejora en las tecnologías, los niveles de metales pesados que se liberan, a excepción del mercurio, han disminuido considerablemente en la última década. No obstante, su toxicidad es muy grande, y como ocurre con las dioxinas, una reducción de los niveles de metales pesados en los gases de chimenea, implica el correspondiente aumento de estos niveles en las cenizas, que en último término contaminarán el medio ambiente donde se depositen (5).
· Dioxinas, furanos y policlorobifenilos: No existen en la naturaleza, salvo por incendios forestales o erupciones volcánicas. Se forman en procesos de combustión por debajo de 800º. Se destruyen por encima de esa temperatura, pero al enfriarse se vuelven a sintetizar. Las dioxinas son productos no deseados de una amplia gama de procesos industriales. En términos de emisión de dioxinas al medio, las incineradoras de residuos sólidos son los peores culpables. En palabras de la Organización Mundial de la Salud: las dioxinas son “delincuentes de repetición” para el medio ambiente. Tienen la dudosa distinción de pertenecer al “club de la docena sucia” – grupo especial de peligrosos productos químicos conocidos como contaminantes orgánicos persistentes. En el medio, las dioxinas tienden a acumularse en la cadena alimentaria. Cuanto más arriba se va en la cadena alimentaria, mayor es la concentración de dioxinas. Nosotros que somos consumidores finales somos los que más expuestos estamos a dichos productos. Una vez que las dioxinas han entrado en nuestro organismo se unen a las grasas de forma permanente, de forma que su vida media en el cuerpo es, como promedio, de siete años (Vida media: tiempo en el que la concentración en sangre se reduce a la mitad) de ahí sus efectos dañinos prolongados en la salud humana. Los fetos son los más sensibles a la exposición a dioxinas. “Los recién nacidos pueden ser también más vulnerables a ciertos efectos” (10). “Otras dioxinas y furanos se ha demostrado que son también potentes promotores de tumores” (11). “En las personas, tras consumo accidental de alimentos contaminados con policlorobifenilos, se han observado lesiones a nivel de la piel, en el hígado, bronquitis crónica, inmunosupresión, efectos hormonales, neuropatías y efectos en niños nacidos de madres expuestas, como prematuridad, efectos endocrinológicos y neuroconductuales (retraso de maduración y peor desarrollo cognitivo en la infancia) y defectos de audición” (11). Recientes trabajos confirman estos datos (12). Los ciudadanos del estado español ingieren un promedio de estos compuestos superior a la ingesta diaria tolerable recomendada por la OMS (6, 10, 11, 13).
· Hidrocarburos policíclicos aromáticos: los benzopirenos, productos de la combustión del papel, son los principales responsables del cáncer de pulmón debido al tabaco. También producen alteraciones hematológicas (anemia aplásica) y dermatológicas. Con ellos se han observado los efectos mutagénicos antes citados (6).
· Productos desconocidos. Numerosos. Se estima que pueden ser tan tóxicos como los conocidos (EPA).
3- Principales riesgos de salud documentados en población que vive alrededor de incineradoras y/o trabajadores de las mismas
1. Tumores malignos: . Todos los cánceres combinados, estómago, colorrectal, hepático y pulmonar (14, 15, 16, 17). Las dos primeras referencias son estudios británicos, en los que, después de encontrar esos datos con mayor frecuencia según cercanía a incineradoras, atribuyen la causa final de ese aumento de tumores a un nivel socioeconómico bajo, conclusión que causa extrañeza. . Sarcomas de tejidos blandos y linfomas (16, 18, 19, 20). .. Cáncer de mama para mujeres con determinada dotación genética (22).
2. Malformaciones congénitas: . Labio leporino y paladar hendido (26). . Anomalías congénitas letales, en particular espina bífida, defectos cardíacos, mortinato y anencefalia (16, 27).
3. Alteraciones hormonales en niños: . Hormonas sexuales (28, 29); . Hormonas tiroideas (30).
4. Aumento de mortalidad general: (31) Estudio japonés que encuentra aumento de mortalidad alrededor de las incineradoras, pero descarta que sea debida a éstas tras ajustar por nivel socioeconómico.
5. Trastornos pulmonares: (32) (trabajadores).
Cáncer y leucemias infantiles (16, 21). Transmisión de riesgo por alimentación (23,24, 25).
4- Conclusión
Queda establecido la relación existente entre emisiones gaseosas y residuos tóxicos y sus efectos perjudiciales para la salud humana. Con los conocimientos actuales debería buscarse otro método de gestión de residuos más respetuoso con el medio ambiente.
5- BIBLIOGRAFÍA
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Autor: Dr. José María Tallón Avilés. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Centro de Salud de Beraun. Errenteria. Gipuzkoa.

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