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PEQUEÑA SUMMA CONTRA HOMEÓPATAS TOMISTAS

CRÍTICA PÓSTUMA A MODO DE HOMENAJE A LA MEMORIA INTELECTUAL DEL PROFESOR ALFONSO MASI ELIZALDE Objeciones al planteamiento doctrinario del Prof. Masi Elizalde CUESTIÓN 1 Sobre Homeopatía y Tomismo El tema que nos ocupa es la relación existente entre el pensamiento de Hahnemann y la filosofía tomista. Esta cuestión plantea y exige respuesta a tres problemas: 1.- ¿Se puede sostener sin albergar dudas razonables que la filosofía subyacente en los escritos médicos de Hahnemann es tomista? 2.- ¿El sostener que el pensamiento de Hahnemann se basa en el de Tomás de Aquino es condición imperativa para tomar como modelo de referencia exclusivo la teología, la filosofía, la psicología y la lógica tomistas? 3.- ¿Tiene algún interés para el médico homeópata el estudio del pensamiento de Tomás de Aquino? CUESTIÓN 2 Sobre el pecado original en Homeopatía Queremos también tratar aquí el tema del “pecado original” como origen de la enfermedad del hombre, en relación al pensamiento de Hahnemann y al de Tomás de Aquino. Esta cuestión plantea y exige respuesta a dos problemas: 1.- ¿Está suficientemente claro y explícito en los escritos de Hahnemann el criterio de que el origen de la enfermedad humana es el “pecado original”? 2.- ¿El considerar que el origen de la enfermedad humana es el pecado original es una teoría específica y exclusiva de la filosofía tomista? C. 1 ARTÍCULO 1 ¿SE PUEDE SOSTENER SIN ALBERGAR DUDAS RAZONABLES QUE LA FILOSOFÍA SUBYACENTE EN LOS ESCRITOS DE HAHNEMANN ES TOMISTA? Objeciones para poder sostener la filiación tomista de Hahnemann. El Prof. Alfonso Masi Elizalde nos ofrece los argumentos a favor de esta tesis: que la doctrina médica de Hahnemann se basa en lo fundamental en la filosofía tomista, heredera del pensamiento aristotélico. Para él en este planteamiento radicaría la ortodoxia homeopática. Este autor para reforzar su tesis alude en especial a: 1- La similitud entre la definición hahnemanniana de fuerza vital[1] y el concepto tomista de alma vegetativa[2]. 2- La absoluta unidad de todos los planos jerárquicos del hombre[3]. En cuanto al concepto de unidad de todo el ser humano, ¡tampoco Aristóteles y Santo Tomás son ni mucho menos los únicos que sostienen este criterio! No se puede considerar a un pensador como aristotélico o tomista por sostener esta idea tan extendida, también en otras épocas y en otras culturas. Aquí expondremos los argumentos que hacen dudar en gran medida de esta tesis, que reduce y limita el pensamiento de Hahnemann a los criterios de una determinada escuela filosófica: la escolástica. Respuestas a las objeciones del artículo 1: 1ª.- Hahnemann en ningún momento, en ninguno de sus escritos, hace explícita su afiliación filosófica o religiosa, no hace referencia a ningún autor ni escuela determinados. Eso puede hacer pensar legítimamente que, para la exposición y comprensión de la doctrina médica homeopática, Hahnemann no consideraba necesario ni útil el declarar abiertamente sus supuestas influencias a nivel filosófico ni sus compromisos a nivel espiritual, porque unas y otros no eran imprescindibles ni determinantes para validar un corpus médico que tomaba como premisa de rigurosidad científica el fundamentar todas sus afirmaciones en la práctica experimental (observaciones clínicas – patogenesias). Por ello no se queda corto en citas de autores, predecesores suyos, cuando se trata de ofrecer datos experimentales de observaciones clínicas empíricas y toxicológicas. Y lo único que podemos decir de sus escasos comentarios teológicos es que son de claro tinte monoteísta. Tal vez con una intención parecida también podríamos sumergirnos en la especulación filosófica en relación a ciertos datos biográficos que se conocen de la vida de Hahnemann: la religión luterana de su familia, la educación rousseauniana de su padre, sus conocimientos esotéricos iniciados en la biblioteca de Samuel von Brukenthal, gobernador de Transilvania, … Por otro lado, podría ser también muy sugerente investigar en las corrientes filosóficas contemporáneas al Maestro, para encontrar otras tantas posibles influencias. Es difícil imaginar que no estuviera al corriente de lo que se estaba gestando en el pensamiento europeo de principios del siglo XIX, un hombre de la categoría intelectual de Hahnemann, me refiero en especial a sus conocimientos o contactos con filósofos alemanes de su época, como Immanuel Kant[4] (1724-1804) o su discípulo Johann Gottlieb Fichte (1762-1814). Tuvo que conocer también a J.W. Goethe (1749-1832)[5], quien da muestras de elogio de la dieta[6] y de la teoría de la curación de Hahnemann[7] y quien se consideraba discípulo hahnemanniano, nombrando al maestro en su inmortal obra Fausto. Tuvo que conocer también a J.G. Herder (1744-1803), a J.C.F. Schiller (1759-1805), … miembros los tres del Sturm und Drang. De Hahnemann no poseemos referencias definitivas en sus escritos de una conexión intelectual estrecha con ninguno de los grandes poetas o intelectuales alemanes; no encontramos ninguna cita sobre Goethe ni Schiller. Sin olvidar tampoco su probable conocimiento de otros pensadores europeos, como Voltaire, Rousseau[8], Montesquieu y Diderot de Francia, o como Newton, Locke, Smith[9], Hobbes y Hume de Inglaterra, entre otros. Resulta incluso llamativa la discreción o la expresa ausencia de referencias intelectuales tanto de su época como de èpocas anteriores. No creemos que en un autor de la talla intelectual de Hahnemann eso sea puro azar. En cuanto a James Tyler Kent[10], en este último aspecto, podemos decir exactamente lo mismo, se define como monoteísta. Kent, en su XIXª conferencia (recogida y transcrita por sus alumnos) sobre Filosofía homeopática[11], declara su fe en Dios y en la revelación divina como un hecho histórico referido a los orígenes de la humanidad y de la enfermedad del hombre. Tenemos conocimiento de su adscripción religiosa por su pertenencia a la Nueva Iglesia del Señor, al igual que otros homeópatas americanos contemporáneos a él (Garth Wilkinson[12], Constantine Hering, Otis Clapp, Hans Gram, John Ellis, etc.). En relación a su filiación de pensamiento, se ha discutido mucho la influencia de Swedenborg[13], llegando a conclusiones claramente afirmativas tanto respecto a sus creencias religiosas como su repercusión en la reinterpretación de la doctrina homeopática. 2ª.- El hecho de que Hahnemann esté influido ( o incluso parezca parafrasear en algunas ocasiones[14]) por el pensamiento filosófico de uno de los grandes filósofos del Medioevo (Tomás de Aquino), a su vez influido por la filosofía griega (Aristóteles) a través de las traducciones y los comentarios de los pensadores árabes (Averroes), no es motivo suficiente para alinearlo a una de sus supuestas fuentes filosóficas inspiradoras de su doctrina médica, al igual que tampoco sería correcto considerar su pensamiento como aristotélico o referido a los autores árabes (Alfarabi, Algazel, Averroes, Avicebrón, Avicena[15], …) o a sus antecesores griegos (Cicerón, Aristóteles, Pitágoras, Sócrates, Platón, Ptolomeo, Plotino, Séneca, …) por el hecho de que de todos ellos puedan encontrarse trazas significativas en sus escritos. O considerar que su adscripción filosófica estuviera únicamente con los ilustrados[16], por el hecho de utilizar el lema acuñado por Immanuel Kant como introducción a su obra cumbre, el Órganon del Arte de Curar[17]: Aude sapere (“Atreverse a conocer”). Cosa nada extraña teniendo en cuenta que durante el s. XVIII seguía vigente en Europa la filosofía de la Ilustración, cuyos máximos exponentes, Immanuel Kant (1724-1804) y Auguste Comte (1798-1857), se opusieron precisamente al Cristianismo. Tampoco hace falta recordar aquí a su tantas veces aludido precursor alquímico en muchos conocimientos de la preparación de los medicamentos y principalmente en el principio de la similitud, Theophrastus B. Paracelsus (1493-1541), cuya obra el propio Hahnemann niega haber conocido[18], aunque se refiere a él en la introducción del Órganon. Consideramos más correcto analizar sin prejuicios el pensamiento de Hahnemann dentro de su contexto socio-histórico y teniendo en cuenta las variadas influencias que en él pueden confluir a partir de sus conocimientos de otras lenguas (sánscrito, latín, griego, árabe, …), de otras filosofías e, incluso, de otras religiones. Por ejemplo, de la misma forma que Masi Elizalde comenta la proximidad conceptual de la definición hahnemanniana de fuerza vital al concepto tomista de alma vegetativa, también, ampliando horizontes para ser más objetivos, podríamos analizar la similitud del concepto de fuerza vital con otros conceptos energéticos de otros pensadores y otras filosofías: la physis y la dynamis[19] hipocráticas –conceptos básicos de la Medicina Tradicional Griega (Medicina Hipocrática), el chi de los chinos –base doctrinaria fundamental de la Medicina Tradicional China-, el prãna del hinduismo –concepto clave dentro de la Medicina Tradicional Hindú y de la Medicina Tibetana (Medicina Ayurvédica), la quinta essentia alquimista, etc. 3ª.- A tenor de las referencias y las alusiones concretas de Hahnemann, se puede sostener definitivamente que creía en un solo Dios, Creador de todo el Universo y de todas las criaturas vivientes, es decir, su religión era monoteísta. Por lo tanto, en este punto, estamos totalmente de acuerdo con el Prof. Masi Elizalde, que ha hecho ver lúcidamente que “el elevado fin de la existencia humana” que proclama Hahnemann en el § 9 de su Órganon no es otro que “el gran espíritu al que adoran los habitantes de todos los sistemas solares”, tal como especifica al inicio de su obra Esculapio en la balanza[20]. Aprovechamos también esta ocasión para insistir en la necesidad de una valoración crítica cuidadosa y extremadamente imparcial y objetiva para determinar las posibles influencias cosmo-teológicas en los escritos de Hahnemann, para no llegar a suponer, por ejemplo, que el Maestro se basó en la filosofía de los indios Sioux porque en ellos la referencia a la Divinidad siempre aparece en términos de “Gran Espíritu”. Este ejemplo se nos muestra claramente absurdo debido a la lejanía geográfica, histórica y cultural, pero en otros casos esa lejanía se puede acortar considerablemente, con la posibilidad real de acceso a las literaturas y los textos fundamentales del pensamiento universal a través del conocimiento que Hahnemann poseía de las lenguas madre (sánscrito, latín, griego, árabe, …); y la proximidad se hace ya patente si echamos un vistazo general al pensamiento de su época, al pensamiento de la Europa de finales del s. XVIII y, en concreto, del Reino Alemán y Austro-Húngaro. Sin embargo, a este respecto, nos parece dudosa la crítica de Masi Elizalde a Paschero al considerarlo “panteísta” por el hecho de que Paschero al hablar de Dios lo asocia, siguiendo algunas tradiciones orientales no panteístas, a sus conceptos atributivos por excelencia, es decir, la Unidad, el Todo, el Ser, … Pero, ¡cuidado!, no es lo mismo decir: “Todo lo que existe es Dios” (panteísmo, según la clasificación de Spinoza), a decir: “Dios es la Totalidad, la Unidad, el Ser”. ¿Por qué insiste Masi Elizalde que “la filosofía ortodoxamente homeopática admite un Dios personal”, y que “el verdadero Pecado Original consistió en desconocer a nuestro Padre"? ¿Dónde dice esto Hahnemann, o Kent? Porque, -no por casualidad coinciden con la confesionalidad del autor (recuperada a partir del estudio y exégesis de la doctrina homeopática, según sus propias declaraciones)- los conceptos de “Dios personal” y de “Dios como Padre”, es decir, implicando la Trinidad divina, nos conducen irremediablemente a una única religión monoteísta: la cristiana. Con la que no coincide el maestro Paschero, quien, posiblemente gracias a la práctica de la meditación, adquirió un conocimiento no racionalista de la realidad que le permitía referirse a la Divinidad en términos más propios del conocimiento esotérico o de la experiencia mística. El hecho de limitarse a las referencias filosóficas dentro de la tradición cristiana hace sospechoso a su defensor de un exceso, aunque bienintencionado, de subjetivismo en sus apreciaciones. Sin embargo, eso no tiene porqué desmerecer el valor indudable del “modelo teórico referencial” tomado de la filosofía tomista, pero sí poner en duda su carácter hahnemanniano, y, por tanto, su pretendida condición de “modelo filosófico de la ortodoxia homeopática”, queriendo cerrar así una discusión que, en cambio, dejándola abierta permitiría el descubrimiento y la comparación con otros modelos alternativos. Creemos que la comprensión lógica de los hechos del mundo espiritual es imposible, porque en sí misma la lógica es una vía de conocimiento de los fenómenos del mundo material. Para el conocimiento real y directo de los fenómenos espirituales existen otros caminos, por ejemplo, la Mística. Si leemos las concepciones de Dios en místicos de diferentes religiones (San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Ibn Al-Arabi, Rumi, Maimónides, Patanjali, Nâgârjuna, Shankara, Radhakrishnan, Lao-Tsu, Chuang-Tsu, etc.), encontraremos coincidencias muy notables; en todos ellos se repite la idea de Dios como el Ser Supremo por excelencia, la Unidad, el Todo, la Realidad, la Consciencia Suprema; y es, precisamente, por ello que muchos místicos han sido considerados en sus épocas como peligrosos o herejes por sus ideas, que chocaban frontalmente con las concepciones lógicas de las autoridades teológicas respectivas. En este sentido, es importante no confundir Teología con Mística. Parece caer en este error el Prof. Masi Elizalde al considerar las ideas expuestas por el Dr. Paschero como panteístas, al utilizar Paschero términos del lenguaje de los místicos, mientras su crónico discípulo se subleva pretendiendo entenderlo con el lenguaje de la lógica (y la teología), y desde éste hace su crítica feroz a lo que él considera una aberración del pensamiento, cuando la aberración consiste en utilizar la Lógica más allá de sus posibilidades como instrumento intelectual, y querer encerrar a Dios entre cuatro paredes, adjudicándole atributos propiamente humanos (antropomorfismo, relación paterno-filial, el resultado de la Creación totalmente separado y externo a Su Creador, etc.…). Pretensión intelectual común a los teólogos de todas las religiones (¡Tomás de Aquino incluido!), en contradicción con la visión y el conocimiento iluminado de los místicos de esas mismas religiones. En este mismo error parece caer también nuestro apreciado compañero el Dr. Joaquín Peleteiro en su exposición de la concepción del hombre desde diversas filosofías y religiones[21]. En su trabajo alinea en una concepción “dualista” del hombre a filosofías tan dispares como la griega (Platón), la Gnosis pre-bíblica y los Gnósticos del s. IV, San Agustín (s. IV), la Reforma de Lutero, el Hinduismo Vedanta, el Islam, la Teosofía, la Alquimia; considerando al Hinduismo Vedanta y al Islam como “dualistas” por panteístas. A la luz de su análisis “lógico”, la concepción “unitaria” del hombre se convierte en propiedad exclusiva de la Tradición cristiana (Bíblica, Padres Apostólicos, Santo Tomás de Aquino). Curiosamente si revisamos la bibliografía consultada por el autor para realizar este estudio, nos encontramos con varios hechos destacados: 1- Los autores y las fuentes del Cristianismo son teológicos. 2- Los autores y las fuentes del Islam, la Teosofía, la Alquimia y el Hinduismo son místicos y esotéricos. 3- Las referencias helénicas son filosóficas. 4- No se utilizan referencias de místicos cristianos (San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús). 5- No se utilizan referencias filosóficas ni teológicas del Islam y el Hinduismo. En resumen, se mete en el mismo saco Teología, Mística y Filosofía, y a partir de ahí se intenta una comparación imposible entre las concepciones lógicas de la Teología, las ideas esotéricas de la Mística y las elucubraciones metafísicas de la Filosofía, además desde diferentes cosmologías, algunas casi opuestas. Y es entonces que se cae en el error de considerar “panteístas” las experiencias subjetivas de los místicos, cuando el panteísmo es un concepto del campo de la Teología y no tiene nada que comparar con la Mística, porque en aquélla no se experimenta sino que se analiza lógicamente, al igual que en Filosofía se especula objetivamente. Si hubiera hecho una comparación equivalente entre teologías, filosofías y místicas, es más fácil que se hubiera encontrado con coincidencias dentro de ellas. Generalizando, desde la Mística, con la óptica de Joaquín Peleteiro, todas las concepciones serían “dualistas”, tanto las cristianas como las demás, porque todos los místicos en todas las épocas han hablado de su experiencia vivencial de la Unidad esencial de todo lo viviente. Desde la Filosofía la visión del hombre tendería a ser también “dualista”, con algunos intentos de unitarismo (teórico). Desde la Teología (la “Lógica de Dios”) existen ideas para todos los gustos en todas las tradiciones, tanto “dualistas” como “unitarias”. En conclusión, el trabajo de Joaquín Peleteiro deja la cuestión abierta y totalmente irresoluta. Pero no es éste el lugar para seguir con su crítica. Solución al artículo 1. Hay que decir: No se puede sostener sin albergar dudas razonables que la filosofía subyacente en los escritos de Hahnemann sea tomista. O mejor dicho: No se puede sostener con suficientes argumentos que la filosofía subyacente en los escritos de Hahnemann sea tomista. Sólo podemos decir que Hahnemann es monoteísta, como claramente expresa en algunos de sus escritos, pero no que se base en un determinado enfoque religioso o filosófico. El pensamiento de Hahnemann estuvo seguramente influido por Tomás de Aquino al igual que por otros muchos pensadores anteriores y contemporáneos. La filosofía ortodoxamente homeopática no tiene porqué apoyarse exclusivamente en la filosofía tomista, no tiene porqué creer en un Dios personal, ni en el pecado original como origen metafísico de la enfermedad. C. 1 ARTÍCULO 2 ¿EL SOSTENER QUE EL PENSAMIENTO DE HAHNEMANN SE BASA EN EL DE TOMÁS DE AQUINO ES CONDICIÓN IMPERATIVA PARA TOMAR COMO MODELO DE REFERENCIA EXCLUSIVO LA TEOLOGÍA, LA FILOSOFÍA, LA PSICOLOGÍA Y LA LÓGICA TOMISTAS? Incluso si partimos de la convicción o de la deducción de que la Teología de Tomás de Aquino es la base metafísica de referencia en la que se sustenta todo el edificio teórico de Hahnemann, elaborado, eso sí, desde la experimentación (clínica y patogenésica), éste no es motivo suficiente para colocar en el mismo nivel de importancia y de implicación a todos aquellos conocimientos que integra Tomás de Aquino en su Summa Theologicæ[22], conocimientos pertenecientes a diversas ramas del saber humano (Filosofía, Psicología, Ética, Lógica, …), que, antes y después de la escolástica, han logrado un desarrollo considerable, en el proceso histórico del cual Tomás de Aquino es un eslabón más, por muy importante que se considere, como importante es cualquier peldaño de una escalera, pero ni siquiera podría tenerse por imprescindible. Solución al artículo 2. Hay que decir: El sostener que el pensamiento de Hahnemann se basa en el de Tomás de Aquino no obliga a tomar como modelo antropológico de referencia exclusivo el conjunto de conocimientos del Tomismo. C. 1 ARTÍCULO 3 ¿TIENE ALGÚN INTERÉS PARA EL MÉDICO HOMEÓPATA EL ESTUDIO DEL PENSAMIENTO DE TOMÁS DE AQUINO? Sí, siempre y cuando alguna de las disciplinas (Teología, Filosofía, Psicología, Lógica, …) que Tomás de Aquino desarrolló aporten alguna luz, alguna forma de conocer al hombre acorde con los planteamientos antropológicos propios de la Homeopatía. No por ello vamos a considerarlo como el único pensador del que los homeópatas podamos nutrirnos intelectualmente; por lo tanto, la búsqueda de conocimientos, de modelos antropológicos referenciales, puede hacerse extensible a cualquier otro pensador que haya aportado algo consistente a este respecto, y cuyas premisas se alejen de las filosofías materialistas (es decir, en la línea de las corrientes vitalistas, espiritualistas, metafísicas, …). Solución al artículo 3. Hay que decir: Tiene interés para el médico homeópata el estudio del pensamiento de Tomás de Aquino, al igual que el pensamiento de muchos otros pensadores en diversos campos del saber humano, siempre que ayuden en la comprensión del sufrimiento del ser humano en vistas a procurarle alivio. C. 2 ARTÍCULO 1 ¿ESTÁ SUFICIENTEMENTE CLARO Y EXPLÍCITO EN LOS ESCRITOS DE HAHNEMANN EL CRITERIO DE QUE EL ORIGEN DE LA ENFERMEDAD HUMANA ES EL “PECADO ORIGINAL”? Objeciones a favor: Para defender el criterio del pecado original como origen de la enfermedad del hombre el Prof. Masi Elizalde se refiere más concretamente a autores posteriores a Hahnemann (Kent, Allen, Ghatak, …), porque ellos sí sostienen dicho criterio. Pero en Hahnemann sólo se encuentran citas indirectas y muy generales referentes a la trascendencia del ser humano y al origen metafísico de la enfermedad. Solución al artículo 1. Hay que decir: No está suficientemente claro y explícito en Hahnemann el criterio de situar el origen de la enfermedad humana en el pecado original. O mejor dicho: No está en absoluto claro en Hahnemann el criterio de situar el origen de la enfermedad humana en el pecado original. C. 2 ARTÍCULO 2 Suponiendo afirmativa la respuesta a la Cuestión 2, artículo 1, ¿EL CONSIDERAR QUE EL ORIGEN DE LA ENFERMEDAD HUMANA ES EL PECADO ORIGINAL, ES UNA TEORÍA ESPECÍFICA Y EXCLUSIVA DE LA FILOSOFÍA TOMISTA? Parece evidente que no. El concepto de “pecado original” proviene de la Tradición bíblica, por tanto muchos autores de la Tradición Judeo-Cristiana anteriores y posteriores a Santo Tomás de Aquino se refieren a él. Pero, además, si atendemos al significado metafísico o teológico de “pecado original”, es decir, “el apartamiento de Dios y de su Orden” (tal como escribe Masi Elizalde[23]). Esta idea no la vemos tampoco tan alejada de la de Paschero, cuando al situar el origen de la enfermedad en la separación de la Unidad, en la separación del Todo, en la Dualidad[24], coincide con ideas filosóficas de otras tradiciones, especialmente orientales. De donde concluimos que existen diversas filosofías que concuerdan, en sus planteamientos fundamentales, con la doctrina hahnemanniana, y de todas ellas, posiblemente, podrían sacarse enseñanzas útiles para la mejor y más completa comprensión del ser humano. De hecho, el propio Masi Elizalde da por válida, en su metodología de estudio de la Materia Médica, cualquier información que provenga de la Tradición Universal (Simbología, Mitología, Cosmologías, Etimología, …), aunque cuando se refiere a conocimientos de tipo filosófico, psicológico o teológico se remite unívocamente al Tomismo. ¿Por qué, al igual que utiliza los símbolos y los mitos de distintas tradiciones religiosas, no recomienda, al menos, las referencias lógicas, filosóficas, psicológicas y teológicas de todas esas tradiciones? ¿Por qué limitarse a un solo pensador en la historia de la humanidad? –Estas preguntas han sido objeto de crítica en los artículos 1, 2 y 3 de la Cuestión 1-. Nos parece detectar aquí un aspecto contradictorio del planteamiento del Prof. Masi Elizalde, que sólo puede ser justificable por un exceso de subjetivismo o parcialidad en el momento de analizar los textos del Maestro Hahnemann. Si no, ¿cómo se entiende que el mismo Masi Elizalde admita el significado simbólico de un objeto, otorgado tradicionalmente por el Cristianismo, la Kábala, la Astrología, el Hinduismo, el Islam, las tradiciones de los indios nortamericanos, etc., y, en cambio, no tenga ni siquiera en consideración el conocimiento lógico o analógico, psicológico, filosófico y teológico de esas mismas culturas diversas? ¿Por qué tiene que limitarse y reducirse obstinadamente a los textos de Santo Tomás de Aquino, cuando sus libros, por muy santo que se le haya canonizado, no tienen como fuente la Revelación divina; por lo tanto, ni siquiera desde un punto de vista estrictamente teológico los podemos tener por la Verdad, ni valorar sus conocimientos como infalibles, sino únicamente como una aproximación humana más, como tantas otras, por mucho que a su obra se le dé una importancia y relevancia superiores. Solución al artículo 2. Hay que decir: La teoría de que el pecado original sea el origen de la enfermedad humana no pertenece exclusivamente a la filosofía tomista, y menos aún si al concepto de “pecado original” le damos el significado de ‘separación de la Unidad’. A este respecto, existen diversas filosofías compatibles con los fundamentos teóricos de la homeopatía hahnemanniana. CONCLUSIONES El Prof. Masi Elizalde persistiendo en su convicción de adjudicar al pensamiento hahnemanniano la filiación tomista se convierte en estandarte de una nueva tendencia o escuela dentro de la homeopatía clásica u ortodoxa (unicista): -el tomismo de Masi Elizalde. Se añade pues a la demasiado larga lista de corrientes distintivas a partir del pensamiento hahnemanniano: el microbiologismo de Margaret Tyler, la escuela diatésica francesa de Roland Zissu y Dénis Démarque, la teoría minero-asimilativa de Roberts, el enfoque celuloérgico de Proceso S. Ortega, el constitucionalismo y psicoanalismo de Tomás P. Paschero, en fin el espiritualismo de Allen, Kent y Ghatak. Nuestro interés no está, sin embargo, en afiliaciones a ninguna escuela homeopática y a partir de ella seguir sus criterios dogmáticos, sino precisamente nos decantamos por aprovechar lo no dogmático de cada escuela para una mayor clarificación de los conceptos doctrinarios, y desde esa comprensión teórica avanzar en el desarrollo y el perfeccionamiento de la terapéutica, sobre todo aprovechando el diseño de estrategias terapéuticas más eficaces en determinados casos clínicos. Para ello, quisiéramos que esta pequeña aportación sirviera como apertura de un debate, que esperamos fructífero para el futuro de la Homeopatía. Esperamos las respuestas aclaratorias a todas las preguntas suscitadas en torno a las dos cuestiones fundamentales tratadas: la relación de la Homeopatía con el Tomismo y el Pecado Original. Agradecimientos Agradecemos al Prof. Masi Elizalde su gran esfuerzo intelectual en la elaboración de su “exégesis doctrinaria” para una reelaboración de la doctrina, técnica y materia médica homeopáticas más coherente y acorde con sus principios fundamentales y su práctica clínica y experimental (patogenesias). También queremos agradecer a nuestro colega y amigo Joaquín Peleteiro por su intento honesto de ampliar las referencias filosóficas y teológicas, adheridas hasta ahora a una corriente generalizante del pensamiento, poco definida en Homeopatía con el nombre de “vitalismo”, y demasiado confesional en el planteamiento del Prof. Masi Elizalde con el adjetivo de “tomismo”. Mi agradecimiento a los colegas que respondieron a mi solicitud de crítica y comentarios a este artículo antes de salir a la luz: Inmaculada González-Carvajal, Marcos Mantero, Juan Manuel Marín, Gonzalo Fernández, Enrique González. NOTAS: [1] Hahnemann,Samuel.- Organon de la Medicina, §15. [2] Masi Elizalde,Alfonso.- Concepto de enfermedad y curación, I-Introducción. ACTAS del Instituto Internacional de Altos Estudios Homeopáticos “James Tyler Kent”, Año I, Noviembre 1984, nº 1, pág. I-3. Buenos Aires. [3] Masi Elizalde,Alfonso.- Concepto de enfermedad y curación, I-Introducción. ACTAS del Instituto Internacional de Altos Estudios Homeopáticos “James Tyler Kent”, Año I, Noviembre 1984, nº 1, pág. I-3. Buenos Aires. [4] Parece ser que Kant resultaba demasiado abstracto, obscurantista e ininteligible para Hahnemann. (Haehl,Richard.- Samuel Hahnemann. His life and work. Vol. I, chapter XX., Vol. II, chapter XX) [5] Haehl,Richard.- Samuel Hahnemann. His life and work. Vol. I, chapter I. [6] Haehl,Richard.- Samuel Hahnemann. His life and work. Vol. I, chapter VII, XXI. [7] Haehl,Richard.- Samuel Hahnemann. His life and work. Vol. I, chapter XI. [8] Hahnemann nombra a Rousseau en Esculapio en la balanza, pág 200 (v. nota 19), para contradecirlo en una opinión sobre un asunto relativamente anecdótico. Por otro lado parece que Hahnemann fue educado por su padre según los principios de Rousseau. Además escribió un opúsculo, Manual para madres. J.J.Rousseau sobre la educación de los hijos, donde reprodujo los principios fundamentales de Rousseau. (Haehl,Richard.- Samuel Hahnemann. His life and work. Vol. I, chapter II, VII.) [9] Parece que era contrario a las teorías económicas de Adam Smith. (Haehl,Richard.- Samuel Hahnemann. His life and work. Vol. II, chapter XII.) [10] Por citar otro importante autor homeopático consolidador del enfoque espiritualista de la Homeopatía, y al que Masi Elizalde hace expresas referencias. [11] Kent,James Tyler.- Filosofía de la Homeopatía. Ed. Albatros. Buenos Aires. [12] Uno de los primeros traductores de Swedenborg al inglés. [13] Treuherz,Francis.- The Origins of Kent’s Homœopathy. Journal of the American Institute of Homeopathy, vol. 77, nº 4, December 1984, pp. 130-149. Campbell,A.- The Two Faces of Homœopathy. London, 1984. Nicholls,P.- Homœopathy and the Medical Profession. London, 1988. Van Galen, Emil.- Kent’s hidden links: the influence of Emmanuel Swedenborg in the homœopathic philosophy of James Tyler Kent. Homœopathic Links, 3 (1994), pp. 27-38. Antón Pacheco,José Antonio.- Filosofía y homeopatía: la influencia de Swedenborg. Revista Española de Homeopatía, nº 3 (1996), pp. 19-21. [14] Hahnemann,Samuel.- Escritos Menores, Tomo I, Esculapio en la balanza, pág. 197 . Ed. Academia de Homeopatía de Asturias. Mieres (Asturias). Una de las citas clásicas en las que Hahnemann parafrasea a Tomás de Aquino (traducción del autor del artículo a partir de la traducción inglesa): “¡Oh hombre! ¡Qué sublime es tu linaje! ¡Qué grande y como-divino tu destino! ¡Qué noble el objeto de tu vida! ¿No estás tú destinado a acercarte subiendo por una escalera de impresiones sagradas, de actos que ennoblecen, de todos los conocimientos sagaces, hacia el Gran Espíritu que adoran todos los habitantes del Universo? ¿Puede ese Espíritu Divino que te dio tu alma y te dio alas para tales altas empresas, haber designado que debieras ser oprimido desamparada e irremediablemente por esos trastornos corporales triviales que llamamos enfermedades? ¡Ah, no! El Autor de toda la bondad, cuando permitió que las enfermedades dañaran a sus hijos debió haber dictado los medios por los cuales esos tormentos pudieran ser disminuidos o removidos. Vamos a trazar las impresiones de esto, la más noble de todas las artes que ha sido consagrada para el uso de los mortales.” [15] De quien hace referencia por su condición de médico, como autor del famoso Canon de la Medicina. (Haehl,Richard.- Samuel Hahnemann. His life and work. Vol. II, chapter XII.) [16] Ilustrado: perteneciente a la Ilustración, movimiento filosófico y literario del s. XVIII que se caracterizaba por la confianza en la razón para resolver todos los problemas de la vida humana. [17] Hahnemann,Samuel.- Organon de la Medicina. [18] Haehl,Richard.- Samuel Hahnemann. His life and work. Vol. I, chapter XI,XXI y XXVII. [19] Precisamente Hahnemann utiliza la palabra dynamis como sinónimo de fuerza vital, ya en la 5ª edición de su Organon del Arte de Curar, y todavía más en la 6ª (por ejemplo, § 15). [20] Hahnemann,Samuel.- Escritos Menores, Tomo I, pág. 197. Ed. Academia de Homeopatía de Asturias. Mieres (Asturias). [21] Peleteiro,Joaquín.- Puntos coincidentes respecto a la concepción del hombre, entre la Homeopatía y otros principios filosófico-religiosos. Actas de las 1as. Jornadas de Medicina Homeopática Unicista. Mallorca, Octubre, 1987. [22] Santo Tomás de Aquino.- Suma de Teología. Biblioteca de Autores Cristianos. La Editorial Católica. Madrid, 1988. [23] Masi Elizalde,Alfonso.- Concepto de enfermedad y curación, I-Introducción. ACTAS del Instituto Internacional de Altos Estudios Homeopáticos “James Tyler Kent”, Año I, Noviembre 1984, nº 1, pág. I-3. Buenos Aires. [24] Paschero,Tomás Pablo.- Homeopatía. 2ª ed. Ed. El Ateneo. Buenos Aires, 1983. En la “Clase Inaugural del Curso de Homeopatía del año 1983” (pág. 483) encontramos un ejemplo del pensamiento de Paschero al respecto: “La experiencia clínica revela que ningún enfermo se cura si no tiene la voluntad de curación, el deseo de curarse, de encontrarse a sí mismo, de estar en paz consigo mismo, de cumplir con la necesidad de ir creciendo, desarrollando sus facultades, sus capacidades de energía, inteligencia y afectividad o amor que implican su conciencia de ser, y esta voluntad de ser condiciona el cuerpo y el alma en un solo sentido, una sola dirección: la realización personal en la unión con el Todo, con la mente universal.”
Publicado en la Revista Española de Homeopatía. 2006; 18: 41-48.

1 comentario:

  1. “¿Tiene algún interés para el médico homeópata el estudio del pensamiento de Tomás de Aquino?”, pregunta el autor de esta Summa de grata relectura, y es realmente la pregunta clave. Todavía recordamos (la demencia senil trabaja a medio-largo plazo, aún hay margen) el enorme predicamento que tuvieron las ideas de este señor, que en paz descanse, entre tantos colegas. Casi sentía uno un cierto complejo (no me pregunten ahora de qué exactamente) por estudiar “solo” materia médica, solo métodos de repertorización, solo reportes de casos tratados, solo técnicas de prescripción de la homeopatía llamada clásica. En lugar de, como otros colegas, estudiar a Santo Tomás de Aquino y su filosofía y misticismo en los cursillos del difunto Masi. Por lo demás, con el debido respeto hacia las actividades y aficiones de todos mis colegas. Ahora el foco de la atención de muchos ha virado; ahora tienen, al parecer, que estudiar la tabla periódica de los elementos, la mitología, los lenguajes proto (¿o preter?)-humanos de las sensaciones vitales, entre otras. Ahora la pregunta clave vuelve a ser la misma.
    El tiempo le dijo al tiempo
    Cosas que el tiempo ignoraba
    Y con el tiempo las aprendía
    Y con el tiempo las olvidaba

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