A continuación adjunto un artículo de Margaret Tyler. Es impresionante con qué sinceridad describe sus propios errores en la aplicación de la Homeopatía y nos explica qué hacer para no cometer los mismos errores que ella.
En la terapéutica homeopática no se trata sólo de encontrar el remedio correcto o el simillimun, también es muy importante la dosis y la repetición de la misma. La Homeopatía está basada en leyes y estas leyes hay que cumplirlas para llegar a un buen fin en el tratamiento homeopático. El Dr. Samuel Hahnemann nos lo deja bien claro en el Órganon.
Los Doctores Kent, Gibson-Miller y otros, pueden, después de largos años de trabajo eficiente y experiencia, decirles cómo hacerlo. Yo siento que igualmente, tras unos años de pobres prescripciones y muchos fracasos, estoy bien calificada para decirles cómo no hacerlo. Solía conseguir rayos brillantes de luz y alegría - cuando acerté la droga - y eso era a menudo suficiente para mantener el entusiasmo de una optimista como yo; pero, en términos generales, fue un fracaso; de todas formas, como podría ser de ayuda para algunos de ustedes, quiero intentar contarles porqué.
La Homeopatía, como ustedes y yo sabemos, surte y surtió efecto. Pero no la había llegado a dominar verdaderamente; mis ideas estaban demasiado crudas, mis métodos demasiado desordenados y desentrenados, y por eso funcionaba para mí sólo irregularmente. El poder estaba ahí. Bastante claro que la luz relámpago testificaba su presencia, pero no podía usarlo con confianza en todo momento o hacerlo actuar tranquilamente y de una forma segura - así como el poder suele actuar para los que entienden las fuerzas que manejan y pueden reconocer sus leyes y limitaciones y las peculiaridades de sus manifestaciones. En resumen y para serles franco, yo no había aprendido mi filosofía. ..., no sabía que había una filosofía que aprender. Y, sin su filosofía uno puede usar medicinas homeopáticas, aún homeopáticamente, pero uno no es homeópata y nunca conseguirá resultados ni uniformes ni satisfactorios. Uno nunca va a reconocer siquiera la importancia de los resultados que obtiene, ni saber como manejarlos.
PARA LLEGAR A DOMINAR LO PRIMERO ES OBEDECER
Recuerden que lo único que el poder exige es la obediencia. La electricidad es un gran poder; ningún ser humano ha dudado de su existencia; el estruendo que siguió al relámpago desde el amanecer de los tiempos ha demostrado suficiente para el escéptico más tenaz. Pero, para utilizar este poder, había que cortejarlo en su forma genuina, obedientemente, guiándolo por los cauces adecuados, conforme con sus idiosincrasias una por una, hasta llegar a un mejor conocimiento y por fin, descubrirlos. Es sólo con una fé ciega al poder maestro, que éste estará dispuesto a actuar para el hombre, obedientemente, como su esclavo. Lo mismo con la homeopatía. No hay métodos aproximados y listos. Un niño puede acariciar el lomo de un gato y obtener chispas; pero para una corriente estable y útil, para accionar un motor o iluminar una ciudad o rodear la tierra se requiere una estricta conformidad con todas las leyes conocidas. Ningún gran poder actúa sin leyes definidas y limitaciones y con eso tenemos que contar o nos equivocaremos. Y en la homeopatía como en la electricidad usted tiene algo o no tiene nada! Ambos son vertiginosamente intangibles - solamente reconocibles por los resultados. Y en ambos no hay reglas a medias. Su método tiene que estar todo ordenado para que fluya la corriente constante de la curación. Una chispa aquí o acá - aunque formidable - no es profesional. Convence a su manera y hasta puede ser una promesa de algo mejor si usted logra mejorar sus métodos de manejo.
PRESCRIBIENDO PARA LA ENFERMEDAD
Supongo que para un homeópata el primer paso fatal frecuente es etiquetar las enfermedades y después etiquetar las drogas que encajan. Poniendo a Rhus y a Bryonia la etiqueta « remedios reumáticos », y elegir únicamente entre ellos, para después echar la culpa a la homeopatía, cuando fallan en curar un caso que requería Sulphur o Tuberculinum.
Considerando Sulphur y Graphites como « remedios para la piel » que fracasan completamente en los casos (y no hay pocos) que necesitan Pulsatilla.
Apartando a Sepia como "remedio para padecimientos de mujeres" y despreciando a la persona que se atreve a darlo a los bebes.
Mientras que, si usted va a practicar su homeopatía para todo lo que vale, va a tener que curar casos individuales de dactilitis tuberculosa con Sepia, de todas las medicinas!
De bocio, hasta con masa en el lóbulo derecho - ni siquiera en el izquierdo - con Sepia (he mostrado tales casos recientemente a la British Homoeopatic Society);
Estreñimiento con Rhus o Variolinum (como lo hizo Dr. Burnett);
O (como lo hizo uno de nuestros hombres hace poco) un dolor nocturno de estómago acompañado de desechos con una sola dosis de Syphilinum.
Si Usted ha de hacerlo, y hacerlo frecuentemente, precisamente tiene que dejar la enfermedad a un lado y dedicarse al paciente. No debe decir "eso es un caso de reumatismo y podría intentar Rhus, porque Rhus es una muy buena medicina para el reumatismo", sino "este es un paciente de Sepia y, cualquiera que sea la molestia, es Sepia lo que necesita y ninguna otra medicina." Dios mió! Si hubiera sabido eso desde el principio.
Y, para su propio bien, no esté demasiado dispuesto a decir, "He intentado homeopatía en tal caso, y falló". Recuerde que era usted quien falló; y exactamente el hecho que usted fallara demuestra que, sea lo que fuera, no era homeopatía. El poder estaba allí todo el tiempo, era sólo usted quien fallaba en emplearla. Dígaselo a alguien que sabe, y le mira pensativamente. Usted ha superado meramente sus propias limitaciones.
REPETICIONES DEMASIADO FRECUENTES
Ahora, la segunda traba fatal es el misterioso símbolo "t.d.s." - ter die surmendum (=tres veces al día) (que los que saben reservan para los Placebos). Supongo que eso ha malogrado en sus comienzos a más homeópatas brillantes que uno pueda imaginar. Y a esto sigue la formula atroz, esta absurda bufonada, de aquellos que graciosamente se imaginan que realmente hacen homeopatía de primera categoría "una vez por semana". Cuando empecé mi carrera de fracasos y malas prescripciones, vi a todos dando las medicinas "t. d. s." para enfermedades crónicas, de todos modos, !imagíneselo! Sin haber aprendido nunca a prescribir, esto me sumía en un pozo sin fondo. Mi madre protestaba en vano - ella había aprendido buena homeopatía en los primeros tiempos de mejor trabajo.
"Es totalmente incorrecto", dijo ella, "dar las medicinas de esta forma, y por semanas al mismo tiempo. Eso no es homeopatía en absoluto. Directamente cuando hay mejoría tienes que parar; y solamente repetir más tarde si los síntomas vuelven sin cambios »
Pero «t. d. s." en todas partes era la regla, con la cual conseguía mejorar. Así, sabiendo que las potencias actuaban, daba la 30. y la 200. tres veces al día o de una a tres veces por semana, tal como se me ocurría; sin adivinar que, si uno esta jugando el juego "t. d. s." es bueno usar las drogas en su más alto estado de im-potencia - quizás cerca de la 3 a , donde no se tiene suficiente cantidad para efectos graves, o no suficiente poder penetrante para un daño profundo y duradero. Se puede, de esa manera, conseguir excelentes resultados en algunos casos superficiales.
Lo peor de todo era que llevaba a otros al mismo error convenciéndoles para intentar las potencias altas. Era siempre un golpe para mi tener que preguntarme por qué habiendo hecho una buena prescripción, el paciente, después de unos días de mejora esplendida (en los que yo creía que estaba curado), tras los primeros tres días recaía y volvía peor que nunca o con nuevas historias de sufrimiento, para las cuales una nueva prescripción iba abajo - con el mismo resultado. Siempre mejor - y después peor, quizás de otra forma; pero nunca, nunca nunca curado.
Señores, pueden seguir de esta manera durante años, curando a sus pacientes hasta que mueran. Ellos les perdonarán las recaídas cada vez por la buena esperanza de los primeros tres días. De hecho, esto se atribuirá a su honor, y el resto va a coste de la enfermedad. Lo puede repetir en variaciones con una secuencia regular de mejora; efecto del medicamento; nueva prescripción - síntomas borrados; síntoma nuevo del medicamento; una medicina nueva para combatirlo - de nuevo mejora, de nuevo daño; y otra vez otro remedio de estos síntomas que, como todos los predecesores, mejora en seguida y continua (insistiendo en esta manera estúpida) estableciendo su propia sucesión de síntomas, para que usted vuelva a prescribir monótonamente - mientras la homeopatía baja más y más en su estima y los más jóvenes se extrañan de que usted haya perdido por esto todo el entusiasmo. Aún en aquellos tiempos de poco conocimiento hubiera podido hacer un trabajo brillante si hubiera aprovechado las palabras de mi madre y suplicado al paciente: "En seguida que usted se encuentre mejor tiene que dejar de tomar la medicina, y nunca volver a tocarla hasta que no se sienta realmente peor."
Me temo haber estropeado el trabajo de varios hombres convenciéndoles a probar las altas y máximas potencias. Sé que me comprometo a mi misma, pero tal vez sea necesario. Porque, señores, cada mal que haya hecho en mi ignorante forcejeo por algo mejor sigue existiendo en algún rincón del L.H.H. (Hospital Homeopático de Londres) y siempre me estoy encontrando con mis pecados en momentos raros y a la vuelta de esquinas imprevistas —" hiñe illce lachrymoe!"(por eso las lágrimas)
He visto Calc.Carb. CM prescrito tres veces diariamente durante un mes por un hombre que estaba, como él lo expresaba, "poniendo las disoluciones altas a prueba". Y mis nefastas sugerencias como dar Tuberculinum semanalmente. mientras alguien daba, digamos Silicea 30 t.d.s. (Silícea, esta droga de profunda actuación con efecto de 40-60 días !), siguen frecuentando el lugar como malos espíritus; ahuyentarlos necesitará más agua bendita del arrepentimiento y de la confesión que puedo conseguir esta tarde.
USO DEL REPERTORIO
Pero no todo era imaginación y experimento atrevido. Intentaba resolver mis casos creyendo que, cuando fallaba, tenía la droga equivocada - que no se deduce de ninguna manera. Intenté resolver casos, con horas y horas de trabajo, generalmente en vano por no haber sido nunca entrenada. Hasta que nuestros primeros estudiantes regresaron de los Estados Unidos de America nadie nunca me había enseñado como reconocer los pocos síntomas de valor inestimable en la ecuación. Nadie nunca me había enseñado como eliminar remedios y minimizar el trabajo empezando con ciertos síntomas generales destacados en el paciente. No tuve la más mínima idea de como trabajar económicamente respecto al esfuerzo.
Comenzaría anotando esta lista tremenda de los remedios que producen estreñimiento - si el paciente se quejaba de esta molestia; y así sucesivamente pasando hasta mecánicamente por todos sus síntomas, importantes y no importantes, y probablemente en el conjunto desorientando, dando a cada remedio su valor y según característica pero nunca considerando (lo que es lo más importante) si la característica coincide entre paciente y remedio; después redondeando con una calculación aritmética. A veces salió el remedio: pero el trabajo era espantoso, monótono y ni siquiera remunerativo en los resultados.
No me daba fácilmente por vencida; si había algo particular en la utilización del repertorio, yo estaba decidida a dominarlo, y más, a hacerlo práctico con un mínimo de trabajo; iba tan lejos que concebí un sistema de fichas de truco, cada ficha un síntoma y todas las drogas que produjeron este síntoma se taladraron. Me volví tonta perforando mil de esas fichas. Las tengo todavía, un gran armario lleno. Pero aún eso no podría ayudar porque el sistema estaba mal.
[ NOTA: Tyler mandó una copia de este repertorio de fichas a Kent para comentarlo. El era mordaz. Dijo, en parte:"...Su sistema de fichas es como zapatos acabados que tienen que quedar bien a cualquiera, sin consideración al sufrimiento que causan. La primera y superior idea de la homeopatía es la individual. NUESTRO TRABAJO ES INDIVIDUALIZACIÓN. Sus fichas están estropeando el ideal más alto de Hahnemann y mis enseñanzas como están apuntando a encajar y ajustar los remedios a las masas en vez a cada uno. El sistema de fichas estropea el crecimiento y el progreso que tiene que venir elaborando el caso, cada caso, trabajando como cada principiante. De un principiante un sistema de fichas y eso va a ser su final. No va a crecer. No va a aprender o dominar la materia médica. Yo planeaba una vez un modelo similar, pero vi pronto que tuve que elaborar cada caso usando el repertorio más completo accesible; nada menos que abreviando me salté algo importante y eso significaba una vida cargada contra mi consciencia..Sus fichas van a hacer mediocres a buenos hombres así como va a pervertir el avance, crecimiento, madurez en nuestros alumnos. No hay otro camino que usar el repertorio en cada caso..."--JW]
Si uno sabe como convinar una selección de unos 80 ficheros de "síntomas generales" en una pequeña carpeta es todo lo que se necesita para empezar un caso - muchas veces se resuelve en cinco minutos con un vistazo a la materia médica - si lo hubiera sabido! Pero aprendí una cosa de todo esto y es que ahora puedo enseñarlo eso a cualquiera, es decir, como no hacerlo. Otra forma de asegurar el fracaso es, en algunos casos, empezar la repertorización (eliminando drogas inútiles y aligerando el trabajo) no con síntomas generales sino con alguna lista de remedios que sirven contra los achaques del paciente. Hablo de mi caso de bocio, donde Sepia curó - una dosis de Sepia.
En mis días de “combinaciones infructuosas”, hubiera empezado el trabajo en un caso como éste anotando todos los remedios que se han encontrado útiles contra el bocio; entonces, como había una masa en el lóbulo derecho, hubiera eliminado todos los remedios con la ayuda de otra lista que no afectara el lado derecho del cuerpo o cuello. Y habría fracasado – absoluta e inevitablemente fracasado; porque Sepia no está en ninguna lista de remedios conocidos que afecten las glándulas tiroideas. Y otra vez, aunque Sepia está entre las drogas que afectan un lado del cuerpo, éste suele elegir el lado izquierdo para obrar generalmente; así de nuevo lo hubiera perdido inevitablemente. Ella recibió Sepia, porque parecía y era una paciente típica de Sepia, con síntomas de Sepia, y porque simplemente no pude darle algo diferente – pero claro, mi absurda intención era curarla primero y después afrontar su bocio.
Pero si (y es un largo “si”) usted cura a su paciente, lo curioso es que no quedará nada para curar. Su tarea es curarla; el resto es asunto de ella. Póngala buena y ella no va a tener más utilidad para anormalidades adquiridas. La naturaleza sana arregla rápido lo que los detalles superfluos, porque puede tanto desechar como desarrollar. Irritándola ella brotará “ultimates”, y en vano usted los podará. Colocándola bien empezará a disolverlos y arreglar su casa. Bien, le aseguro que nada continúa existiendo sin causa. Y aprenda la lección de la cola del renacuajo; a mi me ha ensañado mucho. Pensaba siempre que se caía. Tenemos que aprender mucho sobre la absorción.
PRESCRIPCION PRECIPITADA
Otra manera de no hacerlo es precipitarse con su prescripción. Si usted se molesta mucho por un caso (cuando sabe como), se molestará muy poco después. Y por el contrario, si usted se toma muy pocas molestias al principio, esto le dará molestias sin fin, una y otra vez.
Ha ensuciado las aguas claras con una prescripción equivocada, y como va a ver algo en la profundidad? Ya no tiene una verdadera imagen de la enfermedad por delante. Una prescripción equivocada lleva a varias, tal vez a una confusión del caso sin esperanza. "Maldiciones y gallinas (y prescripciones malas) siempre regresan." Cuando no esté seguro dé un placebo y espere. Hahnemann dice, " Empezar con una semana de placebo, de todas maneras" !
PRESCRIBIR DURANTE LA MEJORIA
Y cuando lo elaboré y realmente encontré el remedio todavía había algunas formas de como no hacerlo. Una de las más catastróficas y desgarradoras es repetir mientras que la mejoría continúa. Tengo dos casos grabados en mi memoria aunque casi no los entendí al principio; y todavía sigo haciendo la misma cosa una y otra vez, porque es la lección más difícil en el mundo para aprender, retenerse y no hacer nada. Uno toma cualquier pequeña reaparición de síntomas como excusa para repetir, y a menudo echa a perder el caso -temporalmente, de todas maneras.
Un ejemplo evidente que en aquellos días aún no entendí, era una típica diarrea crónica de Aloe (había buscado en vano por las notas así hablo solamente de vivido recuerdo). Recibió Aloe CM (una o dos dosis en el intervalo de una semana). Volvió a venir mucho mejor, prácticamente curado, que me abrazaba a mi misma y abrazaba la homeopatía como algo tan maravilloso. Había encontrado su remedio justo y quería dárselo un rato más no fuera que recayera! Por supuesto, volvió peor. Entonces se lo di con más frecuencia (era el remedio correcto porque la primera dosis había sido un milagro). Lo exageré -la homeopatía era menos maravillosa (mi homeopatía, eso es lo que se hubiera tenido que escribir entre comillas); y dentro de poco el no volvió a venir. Este caso me aflige desde entonces. Llegué en estos días a la conclusión de que la primera prescripción era relativamente un asunto fácil; pero no entendí que debía hacer con los pacientes cuando volvían mejor! Es obvio, "no hacer nada" estaba tan lejos de mi.
Ahí es donde entra la filosofía. Ahí es donde, en la homeopatía, por falta de conocimiento nos perdemos. Ahí es donde los jóvenes que habían sido entrenados ganaban. Ellos nunca sabrían tanto sobre "como no hacerlo"; pero a ellos se les había enseñado cuando no hacerlo! Para esto hay una regla, y sólo una que resuelve el asunto: Mientras dure la mejoría, déjela actuar y solamente repita o reconsidere el caso cuando esté seguro de que ella ha terminado.
Pues, Wright lo ha demostrado recientemente bajo el microscopio para Tuberculinun ; aunque Hahnemann estableció esta ley ya hace más de cien años. Y nosotros que nos llamamos sus seguidores nos burlamos « del eterno Hahnemann » y ni siquiera nos tomamos la molestia de llegar a dominar sus enseñanzas. Nunca repetir mientras la mejoría dura. Será desde minutos hasta horas (Hahnemann lo dice así) en ocasiones agudos, y desde días hasta semanas, depende de la droga y el caso, en enfermedades crónicas. Pero, si no quiere que su trabajo siempre se vuelva contra usted, si no quiere ser uno de aquellos que han "intentado la homeopatía y fracasado", deje las mejoras severamente a solas y guarde su entusiasmo para la medicina científica.
La otra lección marcada era un caso de insuficiencia cardiaca en una mujer de 29 años, con incapacidad mitral, etc., de la cual recibí el permiso de tratamiento después de la admisión en el Hospital Homeopático de Londres. De éste si tengo la documentación del médico de cabecera. Ella necesitaba Arsenicum y le daba una dosis de Ars.CM dos días seguidos (porque le habían dado una dosis de Spig. en la noche intermedia y eso hubiera podido interrumpirlo). El efecto era mágico. Tres días después (solamente cuatro días después de la admisión): El corazón se había contraído y ahora estaba solamente una pulgada en vez de dos, a la derecha del margen del esternón.
El hígado también se había contraído y medía en la linea mamilar 6 % en vez de 8 3 /4 pulgadas. Su pulso llegaba a 100/144 en vez de 62/160. Dormía tranquila por la noche en vez de sufrir ataques de disnea y vómitos frecuentes cuando dormitaba que habían sido una característica de este caso.
Ella se sentía mucho mejor. Todos estaban asombrados de esta mejoría y en mi alegría y mi deseo de apresurar la cuestión aún más le daba una semana más tarde otra dosis de Ars.CM. Y eso terminó el caso - en todos los sentidos! Ella empezaba a empeorar. Se daba Lyc. pero no conseguía alivio. Volvió toda su inquietud angustiosa; no podía permanecer en ninguna parte. Exigió ir a casa donde murió muy poco después.
Usted que sabe reconoce que era aún arriesgado dar una CM en un caso así, pero era una locura repetirla mientras que la paciente estaba tan bien. Ve que no es suficiente encontrar el remedio ; no es suficiente aún hacer una prescripción exitosa. Usted necesita toda la filosofía si quiere llevar su trabajo cada vez, si quiere aprovechar casi todo lo que se puede sacar de la homeopatía. Yo era como un electricista que teniendo los cables apropiados y una lámpara con la resistencia justa para brillar al máximo, redobla imprudentemente la corriente, funde el filamento y obtiene oscuridad. Cuanto más potente es la fuerza, más cuidadosamente hay que tratarla para evitar desastres.
ALTAS POTENCIAS EN CASOS AVANZADOS
Otra manera de no hacerlo, un caso que enfatizó el riesgo inquietante de dar una alta potencia del remedio indicado en una enfermedad avanzada, era un caso de tumor maligno en el pecho. La mujer había mejorado con dosis singulares de Scrof. Nod., habían desaparecido los dolores y la hinchazón del brazo y las incomodidades de la enfermedad, aunque progresaba continuamente. Era una mujer vieja y robusta con aspecto sano, y una apariencia masculina.
La revisaba y daba Lach. 200 y después una dosis de Lach. CM. A eso siguió en seguida un colapso alarmante, hemorragia, rápidas proliferaciones verdosas y un olor intolerable ( a propósito, todo eso fue aliviado por una dosis de Ornithogallum unas semanas antes de que muriera). Esta agravación de Lach. CM me satifacía, más que otra cosa demostró que había acertado la droga. A una segunda dosis después siguió dentro de media hora un colapso y de nuevo una agravación horrible de todos los síntomas. Pero todavía esperaba cariñosamente que la reacción podría llevarla a lo largo hacia la aclaración del caso. Eso nunca pasó. Y ahora he aprendido mi lección.
En una enfermedad avanzada, maligna o tuberculosa, con fuerte alteración del tejido o vitalidad disminuida, enseña la filosofía que lo más horrible que puede dar a su paciente es el remedio indicado en alta potencia. Déle todo menos esto! Algunos de ustedes se ponen nerviosos de impaciencia no creyendo esto o jurando que si lo creyeran abandonarían la homeopatía. Pero otros en la discusión luego van más que a confirmarlo por su propia experiencia. Ustedes van a encontrar que son estos los hombres que saben su trabajo y saben tratar su fuerza y reciben resultados, los que no solamente son los más aficionados y entusiastas si no desarrollan a veces un terror positivo de sus drogas - en las potencias ; porque ellos saben que pueden ser tan potentes en lo malo como en lo bueno ; que cuando la extensión de la enfermedad es grande o la reacción pobre, la droga más perjudicial que usted puede dar al paciente es el simillimum a menos que lo haga muy cautelosamente y de baja potencia.
INTERFERENCIA
Otra forma brillante de no hacerlo (ustedes pueden ver que las he intentado todas) es tener sus casos en una consulta común y trabajar con alguien que sabe poco y se preocupa menos por la filosofía de la prescripción. Es tarde y hay un montón de pacientes para terminar en poco tiempo. El otro ve un caso en que usted ha invertido mucha labor y reflexión, escucha una historia de sufrimientos - quizás una agravación de la medicina (pero su pobre prescriptor no cree en agravaciones porque tiene pocas y nunca se da cuenta cuando la tiene!); o vuelven síntomas anteriores; o una diarrea o un sarpullido o un sudor excesivo que parecen críticos pero significan un salto importante hacia la curación de una enfermedad seria si no se hace nada; o hasta síntomas peores y el paciente mejor (si se le pregunta), que señalan pararse. Pero, en sólo al abrir la boca se le da una nueva droga y el caso se va por las ramas - tal vez irrecuperable. Así es como no se hace, con creces! Es que así tira su misma vida, su energía y sus éxitos de mucho tiempo y sin compensación. Usted y su paciente sufrieron ambos por la victoria que le han robado y sufrieron en vano ! Todos nosotros tenemos muchísimas posibilidades, de estropear el trabajo de otros, a menos que caminemos con precaución, Pero basta ya de como no hacerlo ! Había mucho de esto en el pasado pero el pasado está fuera de nuestra alcance. Cosas antiguas están pasando rápidamente! Nos incumbe el presente y el futuro, vida o muerte es tema nuestro! Entrenemos a los más jóvenes con mucha diligencia y esta gran cosa estará segura en sus manos. Se puede confiar que aquellos que saben manejar la fuerza no la traicionarán. Y a usted que aprendió su homeopatía con un maestro; que sabe su filosofía de memoria; que está entrenado en elaborar sus casos, en respetar y temer sus drogas potenciadas y en usarlas solamente con cuidado; que había aprendido a reconocer, entender y tratar con resultados - a usted quisiera decirle : Tenga paciencia, sea amable y cortés, tolerante y disciplinado. No tiene idea de cuanto lucharon y luchan los que no habían tenido sus ventajas, partiéndose el corazón y sin los resultados que les mantuvieran a flote y recompensaran sus esfuerzos. Ellos pueden mirar atrás, muchos de ellos, en los tiempos en los que su entusiasmo era tan grande como el suyo, cuando conocieron sus remedios estudiándolos cuidadosamente igual que usted pero con muchísima más dificultad que usted, que había sido enseñado y a quien se los presentaron ya en una forma atractiva .
Y, sobre todo, sed buenos administradores del regalo que se os concedió y estad preparados para compartirlo. Cada uno de nosotros, trabajando por si mismo y para si mismo, tiene solamente una obra de vida limitada, una cantidad de horas y energía limitada, y un día llegará el "susurro de la oscuridad" que dice "ha llegado su final", que dice "se cumplió su utilidad" - y entonces, silencio. Pero pensad en cuanto más podemos multiplicar nuestra obra, nuestra influencia, la esfera de nuestra energía y utilidad ayudando e inspirando a otros. Qué enorme montón de trabajo va al final a nuestra cuenta. Piensen en el trabajo que está haciendo el Dr. Kent hoy en día, a través de sus alumnos, a través los hombres que ha encendido e inspirado, que ha enseñado; y los hombres, que ellos a su vez, han enseñado y enseñan. Créanlo, no existe grandeza en el mundo sino en servir.
Él que quiera ser grande entre ustedes, que sirva; enseñe; ayude; consolide; anime e inspire. Lo que libremente han recibido, denlo libremente . Ofrezcan lo mejor de si mismos.
Autora: Dra. Margaret Tyler
Artículo publicado originalmente en "The Homoeopathician" en febrero de 1912, reimprimido en el "Homeopathic Recorder" en octubre de 1929.
Fuente: Homeopatía, una realidad
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